lunes, 31 de octubre de 2016

ENCARNACION Y MUERTE DE PEDRO PARAMO EN TIEMPOS VENEZOLANOS. Por Angel Gustavo Cabrera

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 Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo… – No vayas  a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio…El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.
-¿Conoce usted a Pedro Páramo? –le pregunte. Me atreví a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza        -¿Quién es?  -volví a preguntar.  Un rencor vivo   -me contesto él.
-Me cruzaré de brazos y Comala se morirá de hambre, dijo Pedro Paramo a la entrada de la Media Luna
Se apoyó  en los brazos de Damiana Cisneros e hizo intento de caminar. Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro;  pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras.    Citas de la novela “Pedro Páramo”, escrita por Juan Rulfo.
El mal ético está en la barbarie de las relaciones humanas en el corazón mismo de las civilizaciones. Mientras sigamos siendo así, seremos bárbaros y volveremos a caer en la barbarie” Edgar Morín.

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La encarnación y reencarnación  existe. Que lo diga el escritor mexicano Juan Rulfo desde la eternidad, creador de la obra literaria novelística “Pedro Páramo” la cual  perdura en el tiempo no solo por los aires de misterio que la rodea sino por la vida misma que posee la novela  mientras exista  humanidad. Arrancada del corazón rural de pueblos fantasmas que giran como tolvaneras en los mitos y espiritualidad, dolor y muerte, risas y llantos, esperanzas y desesperanzas. Al finalizar de leer la novela queda un sabor amargo por la aridez del paisaje,  el transito humano como recuas de caminos, la templanza ante la adversidad y el absolutismo bestial de un hombre desalmado, la soledad y el desamparo, la pobreza y riqueza.   Quien lea la novela “Pedro Páramo” jamás podrá dormir tranquilo y pensar que es solo una novela bien escrita con reconocimientos a granel. Juan Rulfo la concibió en el año 1955, tenía apenas 37 años, su  sensibilidad y capacidad escritora innata le hizo remontarse a su infancia y juventud de tantas cosas vistas y vividas como para reflejarlas en una novela. Con esto no quiero decir que es una novela autobiográfica, pero el corazón literario de este escritor mexicano se puebla de regionalismo coloquial, de sus desventuras, de sus ausencias,  que tiene un marcado acento de dónde venimos: Dice Pedro Paramo en la novela: “- HAY PUEBLOS que saben a desdicha. Se les conoce con  sorber un poco de su aire viejo y entumido, pobre y flaco, como todo lo viejo. Éste es uno de esos pueblos, Susana.”

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Veamos lo que nos dice Jorge Ruffinelli en un prólogo de  la antología personal de Juan Rulfo: “El mundo de Rulfo parecía marcado para ser rural o provinciano, a imagen y semejanza del que lo rodeo en su infancia y temprana juventud, y el que podía rememorar nostálgicamente una vez que se “desterritorializó” en la ciudad.”  La personificación del caciquismo, pueblos victimas del paternalismo y la figura patriarcal conflictiva como aquella cuando Pedro Páramo se cruza de brazos para que Comala muera. Rulfo había sido parcial testigo de la Rebelión Cristera o cristiana  cuando tenía menos de diez años de edad. Por eso la recuerda y la vincula con su propia vida, como la recuerda y la vincula con su propio arte”. Pero la pregunta que me hago es  ¿Será que la modernidad arraso con todo eso y hoy solo queda en recuerdos,  plasmados en esta novela y demás cuentos literarios?  ¿Será  que ya es historia pasada tanta violencia, injusticias, maldad, saña, hambre, violaciones, engaños y trampas del poder dominante? No creo que  solo sea historia nostálgica, porque la conducta de los hombres sigue siendo la misma, solo que con nuevos ropajes. Lo interesante de releerla en estos tiempos, siglo XXI, son sus hallazgos de como quedamos atrapados, muchas veces, en lo viejo y arcaico, prisionero de otras épocas, haciendo sufrir a un pueblo, a una comarca, a una población y hasta un país entero. Edgar Morín sostiene, y con razón, que este material literario y muchos otros,  pertenecen  al reservorio histórico de la humanidad que tiene vida, espiritualidad y se convierte en un mito recurrente de la existencia y el accionar de los hombres: “Las novelas o películas negras, como las tragedias antiguas o isabelinas, nos hacen descender a nuestros  bajos fondos, nuestras <<cavernas interiores>> donde reina la violencia y la barbarie, o bien proporcionan un vuelo imaginario a nuestros deseos de aventura. ..Como decía Franz Liszt, <<las artes son el medio más seguro de sustraerse del mundo; son también el medio más seguro de unirse a él>>. No cabe duda que nos repetimos en historias sociales y políticas, aunque no de manera cíclica e inmutable porque ni los hombres ni los pensamientos son los mismos.

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Pero deseo regresar al título de este artículo una vez aclarado ¿Quién es Pedro Páramo? La pregunta es muy clara ¿Puede este personaje de Juan Rulfo reencarnar en la figura de un presidente y sus más allegados en este siglo XXI? Claro que sí. Venezuela es el mejor ejemplo. El presidente actual y su equipo más inmediato es la prueba de ello. Cuando tomó el poder por vía electoral hace casi tres años, concibió al país como una gran hacienda hereda por su padre Hugo Chávez, quien casi moribundo echo el resto para ganar su última elección y después sentenciar, antes de irse a Cuba, que si moría eligieran a Nicolás Maduro como su presidente. El pueblo obedeció la orden y lo eligió para que gobernara seis años más, aunque no ganó por franca mayoría. Esto le hizo ver que tenía enemigos en la ciudadanía  y que debía mantenerlos a raya no dándoles ni de beber, con aquella expresión de “al enemigo ni el agua”. Termino de ahogar la economía, culpo al Imperialismo Norteamericano, a la oligarquía criolla y los políticos de la derecha de provocar una guerra económica para tumbarlo del poder. Y mientras tanto  el pueblo haciendo enormes colas para comprar alimentos de primera necesidad con la suerte de conseguir uno que otro. Igual sucedía en la salud, gente desesperada sin poder comprar el medicamente prescrito bien porque no se conseguía o era muy costoso. Y Nicolás Maduro no hizo nada para frenar la enorme bola que se le venía encima e hizo caso omiso de la crisis social y humanitaria, de bajar las armas y buscar el dialogo. La gente empezó a morirse por falta de medicamentos y alimentos y la crisis se acentuó, la inflación económica se disparó. Claro está, no para el gobierno y su élite  que seguía con el poder incólume. Hasta que llegaron las elecciones parlamentarias y Nicolás Maduro pensó que le iban a dar el respaldo mayoritario, pero el pueblo voto en contra porque comprendió la locura de su socialismo y el despeñadero por donde nos conducía. Entonces se sentó en la silla presidencial y expresó palabras más, palabras menos <<ahora que se jodan>>.  Y siguió la crisis, peor que antes, siguió encarcelando gente inocentes culpándolas de golpistas y magnicidas, y siguió la gente muriéndose de mengua y de hambre. Todos eran sus enemigos menos su equipo incondicional  de diputados,  gobernadores, alcaldes y la cúpula con Diosdado, Tarek, Aristóbulo, Jorge, Padrino y su esposa Cilia. Le importaba un bledo lo que estaba pasando, su estrategia era seguir engañando y creando políticas hambreadoras y demagógicas. Ordenó al CONSEJO NACIONAL ELECTORAL detener elecciones de referendo y gobernadores hasta que mejoraran los tiempos a su favor y dejar el Vice-Presidente.

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Todo este cuento venezolano  no es fabulado  ni pertenece a la ficción, es real y autentica. El pueblo está pasando hambre, la gente se está muriendo por falta de medicamento  y el país se hunde por la terquedad de un presidente en abandonar el poder. LOS DIENTES ESTAN DEMAS es una obra de teatro que vi hace como  20 años referente a una hambruna de un poblado rural en tiempos de la dictadura de Juan Vicente Gómez, la cual parece repetirse con él añadido que ahora estamos hablando de todo un país.   Y finalmente el lector y yo nos podemos preguntar: ¿Qué similitud existe entre ese pueblo fantasma creado por la pluma de Juan Rulfo y Venezuela 2016?; ¿Hay algunas semejanzas entre ese personaje siniestro y déspota y quien gobierna a Venezuela?; ¿Saldremos de esto algún día o estamos condenados a perecer? Las respuestas pertenecen a las verdades y especulación de cada quien. Total, la vida es una mezcla de ficción con realidad hasta que nos llega la muerte, que no sabemos a ciencia cierta hasta donde nos va llevar, si a Comala o la reencarnación en un sujeto histórico.