Artículo 5.- La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo,
quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta constitución y en la
ley, indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejerce el Poder
Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están
sometidos. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela
Artículo 347.- El pueblo venezolano es el depositario del poder
constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar a una
Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear
nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución. CRBV
Artículo 350.- El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición
republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá
cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores,
principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos. CRBV
“En los próximos años cuando
tenga hijos y de la escuela le manden a
estudiar la última dictadura que hubo en Venezuela, yo le diré: Hijo bota
ese libro y vente para acá para
explicarte cómo fue que el pueblo lo hizo, yo soy uno de los protagonista de
esos acontecimientos históricos” Miguel Pizarro. 29 años. Unos de los
diputados más jóvenes de la Asamblea Nacional.
“Lo que está en juego es la
ruptura con los principios fundacionales de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela” Jesús María
Casal. Abogado Constitucionalista.
“Madre no llores, voy a la calle
porque hay que luchar por nuestra libertad y nuestro futuro. Estoy cansado de padecer todo lo que
estamos sufriendo. Cesar Pereira. Estudiante asesinado por la Guardia Nacional.
“Nicolás Maduro es un agente al
servicio del gobierno de Cuba, quien desde hace muchos años ha obtenido
formación y adiestramiento por parte del Partido Comunista cubano y del
G2”. Rafael Guerra Ramos, ex guerrillero y ex diputado.
Reinicio este blog porque ya me
es imposible callar. Lo que está aconteciendo en mi patria ya es inaudito.
Nunca lo había vivido en seis décadas de existencia. Es desolador y me embarga
un profundo dolor por tanta sangre de venezolanos, en su
mayoría jóvenes, que han muerto en las calles, asesinados por la Guardia Nacional,
La Policía Nacional Bolivariana y colectivos paramilitares del gobierno. Son,
hasta la fecha, setenta muertos en apenas dos meses, unos 1.000 heridos y otros 3.106 arrestados, según la
ONG Foro Penal Venezolano. Desde que el
Presidente Maduro avaló la ruptura del orden constitucional por la
decisión tomada por el Tribunal Supremo
de Justicia y el 1ero de Mayo llamó a
una Asamblea Nacional Constituyente
desconociendo y violando la Constitución
Nacional. De esta manera se está jugando la última carta que le queda. Sabe
Maduro y sus acólitos que cualquier consulta
popular significa desalojar el poder, bien sea referendo revocatorio,
elecciones de gobernadores, municipales, o elecciones generales. Sabe que hay
millones y millones de venezolanos que lo adversan, que lo rechazan por ser
este unos de los gobiernos más corruptos, represivos y antipopulares que hemos
tenido en los últimos cien años de vida republicana. Sabe que en nada se parece
a Chávez que consultó al pueblo en
infinidades de veces y que no le tuvo miedo a medirse en elecciones y someter su
proyecto de reforma constitucional a un referendo consultivo donde el pueblo le
negó el apoyo. Sabe que su futuro es incierto y que puede pagar muchos años de cárcel por la aplicación de planes militares y
represivos donde han perdido la vida venezolanos útiles a nuestra patria. Pero Maduro no está
solo, es Diosdado, Jaua, Aristóbulo,
Jorge Rodríguez, Cilia Flores, Tarek Alsaimi, Padrino López como Ministro de la Defensa y
los demás ministros. Es también los
miembros de la sala constitucional del TSJ, la Presidenta del CNE
Tibisay Lucena, el defensor del pueblo
Tarek William Sab. Todos, son responsables directos e indirectos de esta
masacre continuada que ha enlutado a centenares de hogares venezolanos desde que llegó al Poder en 2014. Son también
responsables los gobernadores del Chavismo por apoyar irrestrictamente al gobierno y se prestan
para actos de maldad y atroz represión contra manifestantes indefensos. Por eso Nicolás Maduro convoca a una
Asamblea Constituyente y se abroga el derecho de consultar al pueblo y
preguntarle si está de acuerdo o no con reformar la Constitución, como está
establecido.
El presidente Maduro, Diosdado
Cabello, Elías Jaua, Aristóbulo Isturiz y el
diputado Pedro Carreño se les ha ido la
lengua y han hablado con suficiente claridad: La Constituyente es para acabar con
la división clásica de los poderes del Estado, eliminar la Asamblea Nacional,
abrirle juicio a los diputados opositores, acabar con lo que queda de los
medios de comunicación privados y pasar de la etapa republicana a una etapa
comunal, siguiendo los parámetros del modelo cubano. Es
decir un Estado totalmente centralizado,
antidemocrático, absolutista, altamente represivo y controlador mediante leyes
previstas. Es superar la Constitución de 1999 por otra que les garantice el
poder político de manera indefinida, como
dice Elías Jaua, hasta el 2030. El Estado, tal como está concebido, no le
sirve a la revolución. No conciben que
la fiscal Luisa Ortega, que dirige el
Ministerio Público, exprese su punto de
vista abogando por el respeto a la Constitución y a las leyes de la Republica,
además que solicite la separación de los magistrados de la Sala
Constitucional del TSJ y abrirles un
juicio de mérito por violar la Constitución. No conciben que los periódicos independientes
revelen gráficas de la represión de la GNB y la PNB y que informen la verdad de lo que acontece,
aunque la Constitución garantice la libertad de información veraz. Saben que
tiene que cambiar el modelo electoral democrático popular, directo, universal y
secreto, por otro sectorial, asambleario y escogido (método de
la cooptación muy útil en Cuba, que no conoce el sistema democrático).
Por todo esto, me atrevo a asegurar que hay un estado
de conciencia generalizado en la población venezolana, la cual ha comprendido
que es más lo que se pierde a lo que se gana. De aprobarse una nueva constitución,
los ciudadanos, quedaremos como súbditos del gobierno sin derecho a opinar ni
a disentir, simples borregos pendientes del pedazo de pan que nos den, se acabarían las aspiraciones como seres humanos a mejorar
nuestras condiciones de vida en democracia y en libertad. Con las nuevas leyes
de la Constituyente se entierra definitivamente el legado democrático
republicano, que incluso el Presidente Hugo Chávez Frías respeto, y pasamos a
ser simples ciudadanos sin voz y sin voto. La asesoría cubana le ha manifestado a Nicolás Maduro que debe resistir cueste lo que cueste, porque después que el pueblo se canse de luchar, proclamará la paz sobre un campo
de batalla ensangrentado. Solo así podrá
gobernar indefinidamente. Sin embargo el pueblo está en la calle y no parece
querer regresar a sus hogares con las manos vacías.
El costo de sangre martiriza a
nuestro pueblo joven y ya es imposible
retroceder. En las calles se ha encontrado miles de latas vacías de bombas
lacrimógenas importadas, del cual hay jóvenes asesinados por el impacto letal
de la bomba a corta distancia, caso del estudiante Juan Pernalete y Armando
Cañizales. El uso indiscriminado de perdigones para dispersar las
manifestaciones. Las denuncias hechas por los diputados democráticos de uso de
metras en las armas de la Guardia Nacional, ocasionado la muerte, como es el
caso de los estudiantes Miguel Castillo y Cesar Pereira. A esto se agrega el
uso de bandas paramilitares vestido de
civil y pagadas por el gobierno para cometer actos violentos y atroces, y
después culpar a la oposición democrática de propiciar la violencia en las
calles.
A dos meses de protesta
continuada en las principales ciudades del país, de los pueblos, ya cansados de
tanta hambre, inseguridad, carencia de medicinas y demagogia del gobierno,
parece que estamos más cerca del final. Hemos pagado un costo demasiado elevado
con nuestros jóvenes asesinados, heridos y presos por juicios ante tribunales
militares en vez de civiles. Las luchas en todo el país no cesará y hoy la
democracia se disputa en la calle. El chavismo ya no tiene pueblo sino
violencia y terrorismo de Estado, el señalado por Chávez para continuar su
obra, terminó siendo un dictador, un tirano contra el pueblo.
Ya entramos en el mes de junio de
2017 y las próximas semanas son definitorias en este conflicto. Con la
Constituyente no habrá paz, ni siquiera en los cementerios. Maduro y su régimen
fascista tiene sus horas contadas. Me duele que el olor de la calle este
marcado por la sangre, la pólvora y los
gases lacrimógenos, me entristece los mártires de hoy, jóvenes que no podrán
disfrutar del regreso de la democracia hoy ausente. Pero no hay otra manera de
escribir la historia en nuestra atribulada nación. Esa ha sido la historia en
nuestra vida republicana y ojala que pronto podamos cerrar esta brecha que no
se ha cerrado nunca.