UNA MIRADA AL MUNDO
CONTEMPORANEO. Por Angel Gustavo Cabrera.
“Comenzaba a caer la ideología de que el cambio social
tendría que ser capitalismo de Estado, un acontecimiento extraordinario, tal
vez el más importante del último cuarto del siglo XX” Carlos
Raúl Hernández. LATINOAMERICA Y EL ASEDIO REVOLUCIONARIO.
“…no había que tener un doctorado en Economía Política para
sospechar que China estaba dejando atrás el comunismo a paso agigantado, y que
se seguía aferrado a la retórica marxista solo para justificar su monopolio
absoluto del poder”. Andrés Oppenheimer.
CUENTOS CHINOS.
“Obviamente, el hecho
de ser amigo de Cuba no significa que yo o el Partido de los Trabajadores
estemos de acuerdo con todo lo que hacen. En uno de nos viajes tuve la oportunidad
de decirle públicamente a Fidel que, para nosotros, Cuba no es un modelo, como
tampoco son un modelo los Estados Unidos, ni Francia”. Entrevista a Lula Da Silva, referida por Andrés Oppenheimer.
“Lo que realmente me asombra no es que todo se esté derrumbando,
sino la gran cantidad de cosas que todavía siguen de pie”. Paul Auster. Tomado del
poemario CONTRAPASTORAL de Harry
Almela.
“Nuestra civilización industrial contemporánea no está en
absoluto preparada para sobrevivir en un planeta superpoblado y con recursos
limitados, y que se engaña pensando que el progreso y los inventos ingeniosos
nos proporcionaran el calzador que nos ayude a adaptarnos a nuestro nicho
imaginario”. James Lovelock. Tomado del
libro LA TIERRA SE AGOTA. 2011
Hay una fábula que aprendí en mis primeros cursos
universitario que habla de una mamá canguro que decidió criar a su hijo en la
bolsa, no le permitió salir jamás para salvaguardarlo ante los peligros del mundo exterior. Cuando
mamá canguro murió, el canguro, ya viejo
y atrofiado decidió salir y dar unos pasos, después otros y así hasta que se
perdió en el horizonte frente a un sol esplendoroso, y solo se le escuchó
exclamar: ¡Qué grande es el mundo!
Sucede que a los seres humanos nos cuesta comprender al mundo más allá de los
que tenemos frente a nuestras narices. Nacemos y crecemos en una localidad, la
cultura nos educa, nuestros padres, la sociedad nos crea normas y patrones de
conducta. Quedamos atrapados en un paradigma de vida que nos acompaña durante
toda la vida dado por el llamado continuo histórico que se expresa a través de
la idiosincrasia, las posturas ideológicas y el desenvolvimiento personal. Sin
embargo, hay quienes rompen esas sentencias de la aldea, al menos algunos fragmentos, y
deciden ser más diversos y libres, aunque siempre conservaran la impronta de la aldea. Hoy día Internet es un gran aliado cibernético que nos comunica en instante con el mundo.
Es una verdad de Perogrullo que el mundo no es el mismo que
teníamos hace medio siglo. Que los cambios y las transformaciones hoy en día
ocurren a una mayor velocidad y los grandes relatos que han marcado buena parte
de la historia de la humanidad buscan acomodo en la posmodernidad. La aldea se
ha vuelto global, como refiere un pensador muy citado Mac Lujan. El desarrollo
industrial y tecnológico capitalista que
estudio Marx se sigue renovando, ahora
ya no solo en Europa, sino en todo el planeta. El avance es inusitado, con sus
grandes desigualdades sociales, políticas y culturales, no hay quien lo pueda
detener. Desde el siglo pasado se viene tejiendo en el mundo tres posiciones
bien diferenciadas. El mundo
comunista-socialista liderado por China y Rusia con un capitalismo de
Estado que está abierto al mercado y la
libertad empresarial, atrayendo
capitales e inversiones extranjeras, conservando la hegemonía militarista sobre
la población y el control del poder político no democrático. El mundo occidental liderado por Estados Unidos y Europa, con gran influencia en el continente asiático,
africano, árabe y
latinoamericano, aunque con profundas diferencias en los modelos de crecimientos económicos,
políticos y culturales. Aquí vamos a encontrar una variopinta gama de sistemas
políticos democráticos que buscan auto renovarse a través de la sociedad civil.
El tercero El mundo Teocrático del Medio
Oriente, con claras diferencias entre ellos Irak, Palestina, Israel, Siria.
Y la presencia de grupos fundamentalistas, como Al Qaeda, que buscan
enfrentarse al mundo occidental representado en Los Estados Unidos, y cuya primera manifestación
contundente fue en 2001 con el ataque terrorista de las Torres Gemelas de Nueva
York que dejo casi tres mil civiles muertos.

El siglo XXI nos muestra otro rostro del
mundo, consecuencia de su propia
evolución y desarrollo.
Es un mundo multipolar, interconectado por los grandes
avances tecnológicos y cibernéticos. Interdependiente en los sistemas de
producción, usos de energías e intercambios comerciales capitalistas. Las
grandes desigualdades sociales siguen latentes, solo que por el crecimiento
económico se han podido amainar en lo
que va del siglo. Los problemas de la Contaminación ambiental y el uso de los
recursos naturales no renovables, ya está causando serios estragos y desgracias
humanas. Los bloques de poder mundial están alineados en áreas de influencias,
amparando dictaduras, regímenes no democráticos, políticos corruptos,
guerrillas y narcotráfico. Y las organizaciones mundiales como La ONU solo se
quedan en declaraciones de buena voluntad. Tal parece que el orden capitalista mundial se
volvió pragmático, cada parcela cuida sus intereses, y la ficción del Titanic es una gran realidad. Es decir
mantener la orquesta con música, el
entretenimiento, el espectáculo ante la tragedia que
se avecina. Problemas de la sobrepoblación, el uso de los recursos no
renovables, la desertificación de tierras agrícolas por su uso intensivo, y
agréguese dos de los problemas más
graves en el orden ambiental, uno es el
calentamiento global producto de la
creciente abundancia de gases de efecto invernadero y segundo la reducción de
la capa de ozono. Ambos problemas tienen
un mismo origen, el modelo tecnocrático-industrial.
De tal manera que las elites intelectuales y dirigentes del
mundo no deberían celebrar tanto los alcances y conquistas de la modernidad,
sino ver el futuro que presagia. Superar el pensamiento fragmentario, el culto
a la tecnología y la adoración a la maquinaria cibernética. Tomar en cuenta al
filósofo francés Edgar Morín cuando escribe que “todos los avances del conocimiento nos acercan a algo desconocido que
desafía nuestros conceptos, nuestra lógica, nuestra inteligencia”. Yo
agregaría la forma en que nos hemos educado en ver y tratar al mundo que
expolia, consume, se apropia, mata, etc.
hace difícil el cambio a una relación simbiótica horizontal, de
encuentro ecológico. Nada fácil por la cultura y los modelos civilizatorios
actuales de orden tecnocráticos. James
Lovelock, padre de la conocida teoría de Gaia, señala que los seres humanos
odian cualquier cambio manifiesto en su manera cotidiana de vida y su visión de
futuro. Cita a Bertrand Russell: “El hombre medio prefiere enfrentarse a la
muerte o la tortura antes que pensar”.
El gran poeta Harry
Almela deja un poema póstumo que sirve de epitafio para el hombre y la
naturaleza: al final despiertas/
colgado de la ventana/ por donde entra/ el graznar/ del arrendajo/ inquieto/ encaramado en la nube/
del árbol/ quieres continuar/ por el pasillo de tu casa/ como si nada ha
sucedido/ y al encender/ tu primer café/ de la mañana/ a lomo de bestia brava/
continúas el canto/ de Aquiles/ tratando de mentirle/ a las sirenas.