SOPLO DE ARENA. Poemas de Ingrid
Chicote
Di la verdad. / Di, al menos tu verdad. / Y después / deja
que cualquier cosa ocurra: / que te rompan la página querida, / que te tumben a
pedradas la puerta, / que la gente se amontone delante de tu cuerpo / como si
fueras / un prodigio o un muerto. HEBERTO PADILLA. Fuera del juego. 1969.
Nunca habrá palabras / para definir / tanta malditura /
enmascarada / nos cambiaron las consignas / por clamores / quisieron nuestras
cabezas / agazapadas contra la pared / siempre estaremos / cabeza erguida / de
pie / vista al frente / al pelotón / y dé
usted la orden / si se atreve / los corazones / seguirán latiendo / y
aunque diga / portami via / che mi sento di morir / Bella ciao he de
vivir. INGRID CHICOTE. Poemario Soplo
de Arena. Julio. 2020.
SOPLO DE ARENA es el poemario más reciente de la
escritora villacurana Ingrid Chicote. Precedido de breve introito donde sueña
con San Agustín, el Santo de la verdad, de la filosofía de la libertad y el
amor en Dios. El enigma que deja su sueño es que al final unos guardias
vestidos de pretores quieren atrapar a San Agustín y observa en sus ojos maledicencia
y desconcierto. Esa revelación fue un impulso para escribir este poemario, escribe.
Hoy desando los pasos /
busco un lugar / para sentarme a olvidar
/ lo que ya no viene a la memoria. Este verso iniciático viene a ser como cuando se desteje un
mantel de cuatro puntas y en ese proceso se observa el tránsito por el
territorio elegido, las identidades naturales y ese olor a las chicharras, al
vaivén de los árboles, la brisa benigna y el ancho campo para los animales silvestres que se retozan y
forman grescas. Como se preguntaba el poeta Harry Almela, quien no tiene
un patio en su corazón. Ingrid lo recrea de manera festiva, exalta el
esplendor de la naturaleza, la recuperación del paisaje como ámbito al que
acomodar sus vivencias. << Cualquier ruido de la puerta / era una
alarma: / el ladrido de los perros / o el aleteo de las gallinas / todo por un
rabipelado o un erizo / la montaña se venía abajo con todo y río / era invierno
/ y las nubes bajaban a beber agua del manantial / en verano subíamos al pozo /
si nos agarraba la noche / podía bajar la bola de fuego / y teníamos que correr
por los caminitos >>.
Conforme vamos avanzando en la lectura ordena su propio
tiempo, el pasado como una fortuna en su desmemoria y los atisbos espirituales que se van posesionado de su palabra y sus
poderosas imágenes integradoras de la
cueva y los fantasmas, << Esta cueva me enferma / no sé cómo salir /
me volveré un enorme gigante / con traje de abadía / y caminaré por encima de
la gente / no para pisarla / para irme lejos / sin mirarlos tampoco / han sido
suficiente las lapidaciones / al frente de este lugar / me he escondido en esta
cueva / he escrito por la libre / no tengo amarras / quiero irme lejos /
convertirme en nube de arena / allende el mar >>.
El yo persiste, es como un acicate en la integración poética
y de vida. Es el triunfo de una especial lógica, imposible ya de medir con la
realidad. <<Trenzo mis cabellos / para almacenar /
pequeñas llaves / que abren la piedad / concentro luz en cada hebra / tránsito
por la oscuridad / las manos tantean / el largo cabello / que ahora me acompaña
/ detengo / embestidas / lustros / el corazón que me queda / enciendo la llama
/ no olvido /olvido / la compasión / está en la puerta >> Es un credo que conserva en todo el hilo del poema, no se
desdice ni se contradice.
La lírica poética va
in crescendo y es como que si la poetisa volviera en si para soltar las amarras
de sus angustias y sus penas. Es allí
donde el desenfado hace su aparición desgajando tristezas, quejas y reclamos.
Ingrid acusa de manera vehemente <<He conocido a los muertos / escriben / con buriles y se atraviesan / en
las claves de sol / para no pasar desapercibidos / vienen de lejos /
controlando los mares agitados / volcado todas sus palabras / en la furia de
los huracanes / que vienen a tocar / tangencialmente / la cafetera de la cocina
/ descubro las paredes / las desvisto / las lleno de mi / con todas las
acciones posibles / de nunca volver atrás / A veces un muerto me visita / él no
sabe que está muerto / cree que sus grandes huesos / articulan consideraciones
/ no le debo / eres un muerto / con barbas y canas / con grandes ojos agitados
/ de muerto / pidiendo oxigeno/ eres el muerto de miedo / por historias/ por el
hombre de arena / que viene a buscarte / y tienes miedo de dormir solo / en tu ataúd / no creas
que me importa / yo no convivo / en el mismo cementerio>>
El canto desenfadado llega al clímax de todo un acontecer violentado, lo que hay es
dolor y tristeza pero también un hondo y valiente reclamo impetuoso << A quien cobraremos / el destierro / ver
crecer a los nuestros / en las fotos / tener la vaga esperanza / del
reencuentro / no poder estar cerca / para bajar una fiebre / no saber que
decirle a los hijos / cuando más nos necesitan / y nosotros / envejeciendo /
con todos los dolores / de la distancia / a quien cobraremos / el miedo frente
a la puerta / la vida empeñada / a una tragedia / que nunca / pensamos vivir /
a quien cobraremos / nuestras heridas / estos dolores metafísicos / la lejanía
/ los mares de por medio / como en los primeros años / de la humanidad / como
cobrar los discursos de los insolentes / de aquellos que sienten / que tiene la
verdad en la mano / una daga afilada / para partir la patria a pedazos / y
repartirla / con nuestros corazones rotos / por todas partes del planeta/ quien
me pagará esta quemada / que llevo en el pecho / este dolor informe / que a
veces no me deja respirar / esta nostalgia / este exilio sin haber sido
culpable / Cuánto cuesta un gramo de llanto / un encierro / el silenciamiento
de la esperanza / quien me debe / nos debe a todos / los días de libre tránsito
/ de hablar alto / de expresarnos sin miedo a la muerte / quien me debe nos
debe / a todos / la sonrisa que nos ha quitado / los abrazos / la familia / los
domingos de encuentros / nos debe mucho / ojalá / cuando cobremos / la piedad
sea con ellos. >> Este
largo poema habla de los vivos, de los que sufren el calvario del exilio y los
que quedan en tierras venezolanas. Es una diáspora que se inició por allá por
2014 y que no se ha paralizado hasta esta fecha llegando a más de seis millones
de venezolanos trashumantes en algún
punto del planeta. Esto sin contar el dolor en la propia tierra venezolana con
el hilo de sangre mortal del asfalto, de las prisiones, de los hospitales, de
los fusilados a quema ropa.
Y es que en Venezuela la poética nunca ha ignorado los hechos sociales y políticos que han marcado historia. El poeta larense Pio Tamaño y su identificación con la libertad contra el régimen dictatorial de Juan Vicente Gómez. Rafael Cadenas, Eugenio Montejo, Adriano González León, etc. en tiempos de Pérez Giménez. Caupolicán Ovalles, José Barroeta, Luis Camilo Guevara, Ely Galindo y Víctor Valera Mora en tiempos de la violencia desatada por Rómulo Betancourt. Por cierto que la obra del Chino Valera Mora es una de las más celebradas por su alto contenido contestatario, de desenfado y de compromiso social y político. Este gran poeta hizo de la poética un estilo de vida, de tal manera que verso y vida iban tomadas de la mano. Hoy los tiranos han tomado su nombre para identificar el premio nacional de poesía anual, pero sabemos que tanto su obra como su andar en la vida son contraria a premios y mucho más si es antagónica a su credo ideológico. Los verdaderos poetas nacieron para ser libres y no estar apegados a razones de Estado ni a chantajes de grupos dominantes en desmedro de las mayorías.
Cierro esta disquisición al último poemario, SOPLO DE ARENA, de la escritora Ingrid Chicote con el penúltimo poema con una mirada de triunfo sobre sus captores, iracunda y soberbia bajo un estilo literario conversacional, hablado << De dos en dos voy escribiendo / para decirme presente / dentro de las multitudes / no pueden callarme / porque no suelo decir mentiras / no podrán derrotar / el verbo / la palabra creadora / ni mucho menos esta mirada / siento de cerca / cuando me pasa por un lado / el espanto / que acecha con todo y centinela / pero yo guardo bajo mi manga / una linterna vaporosa / para interrumpir los efluvios / de toda maldad inclemente / vade retro / digo y aunque no rezo el trisagio / espanto a los fantasmas / que vienen a calcinar / mis libros / no puedo cantar lo bello / porque para mí / esto es un tiempo de tortura / no puedo celebrar alzando / una copa irreal / cuando todo el vino / se encuentra encarcelado / la risa llena de llanto / y la misma indignación / que cuando los yerbajos / mueren de sed / no es un tiempo para la alegría / claro que no / pero si me toca / la comparto entre los pocos amigos / que aún me quedan / hoy no ha habido comida / pero no importa / hay mucho guarapo de ramas / con el que se puede mitigar / la terrible sed de justicia / si es que la justicia tiene sed / si es que quiere venir a imponerse / Temis ha sido enterrada / bajo el tridente de Poseidón / en nueva tragedia / donde Zeus y Hades / reinan juntos / en sus juegos de poder >>