CANCION DEL SOLDADO JUSTO. A LA
MEMORIA DEL TENIENTE RONALD LEANDRO
OJEDA MORENO.
A los montes me voy, me voy completo / y espero
regresar de igual manera / Si me cortan las piernas y las manos / asiré el
caminar con los anhelos. / Si me arrancan los ojos y la lengua / nueva guitarra
agitará banderas / Si me quitan la tierra donde piso, / yo vengo desde un río
de asperezas / que ante me llevó y ahora me lleva. / Si me tapan los oídos con
que oigo / a mis hermanos pálidos y hambrientos, / hablaré seriamente con el
aire / para que se abra paso hasta los sesos. / Y si una bala loca se enamora /
de mis sienes violentas, / yo seguiré pensando con los huesos. / Me voy a
despeñar sobre los crueles / que han hecho de la patria un agujero / y si no
asiste el pecho a la camisa / y me matan de muerte sin lucero, / esperadme, os
lo pido caminando, que yo regresaré como los pueblos / cantando y más cantando
y más cantando. Poeta
Víctor Valera Mora. Canción del Soldado Justo. 1961. En homenaje a la valerosa
vida del soldado Ronald Ojeda. Este poema fue musicalizado y cantado por el
cantautor Guillermo Márquez Corao, mejor
conocido como El Zyggy Márquez (1948-
“Siento un profundo respeto por Ojeda y por todos los oficiales que
han sido leales y se han mantenido incólumes su juramento, esos que con
gallardía en todos los terrenos han enfrentado al régimen. Al régimen les digo:
sus acciones lejos de amedrentar nos revitalizan y obligan a enfocarnos,
detallamos y analizamos cada una de sus acciones. Que les quede bien claro,
nuestro compromiso por la libertad, es un compromiso libre de miedos.” HONOR Y MEMORIA TTE RONALD OJEDA MORENO. 7 de
marzo de 2024. Iván Simonovis”.
Estamos viviendo el peor momento en la historia venezolana,
solo comparada con la época del dictador Juan Vicente Gómez donde los presos
políticos confinados en las mazmorras carcelarias sufrían largas condenas hasta
por ser sospechosos de algún tipo de protesta contra el régimen. Abogados,
escritores, periodistas, economistas y militares purgaban penas en condiciones
infrahumanas, subalimentados y con grillos en los tobillos que les
imposibilitaba moverse. Muchos de ellos salían de allí enfermos y moribundos al
cementerio. Escribe el célebre escritor José
Rafael Pocaterra páginas dignas en su libro de memorias vividas, conocido
por el título MEMORIAS DE UN VENEZOLANO
DE LA DECADENCIA, que guarda relación con la coyuntura actual y como debe
sentirse un preso político víctima de tanto atropello e injusticia:
“Es el primero de nosotros que sale <<en
libertad>>… Es la primera víctima del vasto asesinato colectivo de
1919. Ha muerto serenamente, informa
Lara, sin una queja, sin una vana protesta, con una serenidad varonil… Abrirá
la senda hacía la libertad suprema que quizás todos nos aguarda. No es temor lo que esta primera víctima
despierta en nosotros, es odio y desprecio. A esta hora, ese miserable, ese jayán cobarde
que se despereza en su hamaca de Maracay (se está refiriendo a Juan Vicente Gómez), estos otros canallas pávidos que
creen aniquilarnos de pavura con el aspecto de sus crueldades de
eunucos hipócritas y bajo cortinas, no pueden medir la tremenda reacción que en
el alma de todos los que aquí estamos significa este muerto. (…) Aquí en las entrañas del monstruo nuestras
almas se templan como hojas desnudas y la cólera transfigurada brota a través
de una protesta, ¡la más brava y soberbia que se haya conocido en estos
veinticinco años de mansedumbre inaudita!” Pág. 83. José Rafael Pocaterra. Memorias de un Venezolano de la
decadencia.
Ese sentir es él que ha debido tener Ronald Ojeda y todos
aquellos militares patriotas en la templanza y rebeldía sobre la patria
mancillada. Recordando siempre su
juramento que hizo al ingresar a la FANB, con apenas 17 años, ante Dios, La
Patria y La Bandera, de defender la patria, sus instituciones hasta perder la
vida si fuera necesario. Y esa convicción que la llevaba en su alma la
mantuvo hasta el final.
Ronald Ojeda Moreno, había crecido en la Venezuela
convulsa de principios de siglo XXI, de familia modesta y le gustaba la carrera
militar, aún con disgusto en la familia por su elección profesional. Soñaba con
ser un militar de alto rango, servirle a la patria. Le gustaba leer, ser
disciplinado y de principios morales arraigados por su entorno familiar. Llegar
al grado de Teniente primero con treinta años de edad fue un gran orgullo, dado
a su dedicación y ahínco. Las cosas empezaron a cambiar, resulta que el
currículo académico dio un giro de 180 grados y ya no interesaba la formación
profesional militar sino el sistema de obediencia política. En un libro que no
ha sido publicado deja constancia de estos cambios significativos: “No éramos formados militarmente, éramos
politizados e ideologizados, con una doctrina que poco a poco se nos fue
imponiendo. Se hablaba de populares “ejemplares” que eran plasmados como
salvadores y redentores de la revolución: El
Che Guevara, Fidel Castro, Zamora, Simón Bolívar, Allende, Perón, Sandino,
Noriega (más en la actualidad; Hugo Chávez) (…) El producto final de cuatro
años de formación militante: es un ser totalmente sumiso, sin las capacidades
idóneas para los futuros cargos, la
meritocracia queda totalmente excluida en el desempeño de las funciones, solo
basta adular al sistema y al líder, para ganar algún cargo, puesto de
preferencia o futuros ascensos. El militar no es fiel a la Constitución,
principios, códigos o legados. Sólo obedecerá al poder del partido. Desconoce
la existencia de la Patria, Nación o Estado; para el militar solo existe el partido, porque el partido así lo desea”. En eso querían ver transformado a cada
soldado, a cada militar y aún más si había alcanzado algún rango o ascenso.
Ronald Ojeda era un soldado de excepción, culto, crítico y detallista. No se
quedaba con nada.
El problema radicaba, desde
que entró a la Academia Militar y al Ejército, en la contradicción entre lo que veía y detallaba en
contraste con sus principios, el amor a la patria y su
familia. Pensaba que sería de su vida de militar y persona a futuro. Sería un ser común, sin decoro ni moral,
adocenado, sumiso, cobarde y callando todo lo que veía. Su rebeldía innata y el sentido de justicia no se lo permitían.
En enero de 2017 es
enviado a un punto de control en La Victoria,
Estado Apure,
como custodio de una planta de bombeo de Pdvsa. En apenas tres meses el
Teniente Ronald Ojeda no salía de su asombro de cuanto observaba y veía. Se
sentía incómodo, no tenía con quién conversar sobre todas las irregularidades
con el comportamientos de sus superiores de la ZODI oriental-llanera y las
reuniones que hacían con guerrilleros de la FARC y ELN. Nunca se prestó para
sobornos ni acuerdos con los grupos guerrilleros de la frontera. Así que empezó a hacer labores de inteligencia
sobre tanta irregularidades que observaba. Resulta que el 25 de marzo de 2017 es engañado con un
traslado a Caracas para cumplir nuevas funciones y se le entregó un dinero en efectivo en
reconocimiento a su buen desempeño. En el mismo avión es acusado de estar
involucrado en planes conspirativos, recibió patadas en la cabeza, amenazas con
lanzarlo desde el avión. También le rociaron con gas pimienta y lo afixiaron
con una cuerda amarrada a su cuello. “¿Que sabes? dinos y se acaba esto si nos
colaboras, nosotros podemos ayudarte”, decían. “No sé nada”, respondía Ojeda.
Lo último que hicieron antes de llegar fue ponerme electricidad con una
maquinita conectada a los extremos de mis orejas, en los dedos meñiques de la
mano y en los tobillos. El avión, finalmente aterrizó en la ciudad de Caracas y
Ronald estaba seguro que ese era solo el principio de algo más
escabroso.
El Teniente Ronald
Ojeda cuenta en sus
notas lo que estaba pasando en el Estado Apure: “Estaba en una zona de vital importancia para grupos insurgentes,
radicales, liderados por la FARC y el ELN, ligados al narcotráfico, extorsión y
contrabando. (…) En la 92 Brigada CARIBE ubicada en la población de
Guasdualito, Estado Apure, el jefe de la
Unidad era el General de Brigada Ovidio Delgado Ramírez. Este personaje
cumplía funciones de organización y coordinación de los Grupos Armados de la
guerrilla que se acantona en la zona, junto al Segundo Comandante de la Brigada, Marco Tulio Álvarez Yeyes (alias Machetico). Incluso
comprobó mediante audios y videos los acuerdos entre militares con grupos
irregulares en el contrabando de gasolina. Absolutamente toda actividad
corrupta dentro de la institución militar obedece a una línea de mando, puede
decirse que de una forma armónica: la sociedad civil, Fuerzas Armadas, la FARC y el ELN; trabajan de la mano;
con auspicio de la elite política revolucionaria”
Al verse descubiertos por estos negocios sucios que le traían
beneficios en dinero fresco y se lo repartían entre la cúpula, los dos
oficiales mencionados entregaron a Ojeda y a otros compañeros, con el argumento
que participaban en una intentona golpista, utilizando a un “testigo estrella”, que no era otro que
un agente del DGCIM. Se trata del
Teniente del Ejército Nacional Bolivariano Wolfang Molero García, quién es
calificado en la FANB como indisciplinado e inmoral. Señala Ojeda: “Era uno de los más sádicos; amante del
sufrimiento y castigo que le podía general a los subalternos”.
En un audio que
presenta la periodista Patricia Poleo, el Teniente señala que “se
me llamó la atención por un trabajo de inteligencia que le estaba haciendo al General Marco Tulio Álvarez, el cual
dicha investigación fue tomado por el grupo del DGCIM que me secuestro y me
amenazaron por eso, que porque yo estaba haciendo ese trabajo de inteligencia
en contra de los oficiales. Bueno resulta que al tiempo el mencionado Coronel Marco Tulio Álvarez
fue detenido en la región del Estado Anzoátegui por contrabando de combustible.
Y esto es solo un pequeño ejemplo del submundo militar que la ciudadanía
desconoce y que es una realidad dentro de las Fuerzas Armadas”.
Otro aspecto importante que denuncia este valiente soldado de
la patria es la sede de la DGCIM,
calificada como “el Gulag Castro-Chavista,
en alusión a los campos de exterminio usado por los nazis contra los judíos en
la II Guerra Mundial. En Boleíta, fue interrogado por el Coronel Franco Quintero, Jefe de Investigaciones del DGCIM. Escribe
en su diario de notas, que algún día será publicado lo siguiente: La represión,
controlada por el Coronel Franco Quintero, Jefe de Investigaciones, quién
seguía instrucciones del General
Hernández Dala y la élite Castro-Chavista. Uno de los que siempre estuvo al
tanto del caso que se ejecutaba contra la promoción 2012 fue Diosdado Cabello”, revela. En el
escrito precisa que “existe una “casa de torturas” en San Bernandino, en Caracas, que opera
con colectivos y la DGCIM. Sin
embargo, la jueza que llevó su caso
desestimó esa denuncia, así como el robo de sus celulares y computador portátil
y contra el General Ovidio”.
A partir de ese primer secuestro del 26 de marzo de 2017 es
vejado, sometido a crueles torturas, sin reclamo a nada. En su cuaderno dejo
plasmado que le lanzaban la comida al suelo sin platos y solo le daban arepa y
lentejas. Cuando terminaba de comer los sacaban para más sesiones de torturas e
interrogatorios, encabezados por mandos
medios de la DGCIM. El Teniente precisó que en plena oscuridad escuchaba
como torturaban también a otros acusados en celdas vecinas. “Las descargas eléctricas se convierten en una
práctica rutinaria al momento de hacerte hablar. Comienzan con leves sesiones,
que aumentan progresivamente dependiendo el grado de información que le
suministres. La asfixia mecánica y golpes con barras metálicas envueltas en
esponjas son para demostrarte que la ley
allí no existe. Los cuartos oscuros y las celdas aisladas tienen como fin
dominar tu mente, llevarte al conflicto interno para asumir la autoculpa, el auto señalarte como victimario; decirle al
sistema que aceptas lo impuesto como flagelo por el pecado cometido”.
También detalla cómo era colgado de una pared durante horas, o que le sumergían
la cabeza en un balde con agua “para que hablara y dijera algún testimonio
que ellos querían que repitiera” Así fue durante trece días.
Toda esta violación de sus derechos humanos y el sistema de
torturas in crescendo le convencieron que al leve descuido de sus custodios en
alguna salida al tribunal debía escaparse con sus compañeros de prisión. “Teníamos
un mes planificando ese escape hasta que se logró el 30 de Noviembre de 2017, aprovechando la salida de los tribunales a
la cárcel. Puse en marcha un vehículo militar y me fugue con un compañero
herido de bala, que posteriormente se recuperó. Después me entere que dos
habían sido recapturados y otro lamentablemente murió.”
Expone el General
Cristopher Figuera que “el Teniente Ojeda era un militar de altas convicciones y disciplina, no
transigía con la corrupción y después que se fuga se quedó un tiempo en Venezuela y desarrolló una
acción temeraria en sacar unas armas de un cuartel militar en diciembre de 2019.”
Al paso de los meses por caminos y trochas, resguardando mi
identidad pasa por varios países latinoamericanos hasta establecerme en Chile
con su esposa y su pequeño hijo. El
Gobierno de Gabriel Boric le otorgó el asilo político en enero de 2023. En Chile se dedicaba a empleos y emprendimientos
para el sustento de la familia, además de seguir denunciando a la dictadura de
Nicolás Maduro. Su vida no era normal. Debía estar mudándose de un lugar a otro
porque sabía que lo seguían y en algún
momento lo podían secuestrar con los agentes del DGCIM. Así que por esos
pálpitos del destino, le entregó a su
hermano Javier Ojeda sus
manuscritos, porque consideraban de gran valía para la denuncia pública y para
un futuro libro de testimonios de la represión y corrupción de la dictadura chavista-madurista.
El Teniente Ronald
Ojeda fue noticia el 26 de Noviembre de 2022 cuando se presentó frente al Palacio Presidencial
Chileno con un cartel y una bolsa negra en la cabeza con las iniciales del DGCIM en señal de protesta. Entonces reclamaba la liberación de los presos
políticos en Caracas y repudiaba
las negociaciones que entonces se realizaban en México entre el chavismo y la
oposición.
Por su parte la
dictadura de Nicolás Maduro y sus secuaces le tenían el ojo puesto. No solo
lo degradaron y lo expulsaron de las Fuerzas Armadas en su ausencia, sino que
lo consideraron “traidor a la patria”.
Cuando en realidad los que viene traicionando está patria son los que detentan
el poder desde hace 25 años, entregándosela a los cubanos y a los rusos por sus
servicios prestados al amparo geopolítico mundial en el eje Venezuela-Nicaragua-Brasil
y Bolivia. Además de sus influencias y penetración en países vecinos como Colombia
y Chile. El Fiscal Tarew
William Saab lo acusa de
pertenecer a un grupo de conspiradores que estaban promoviendo el magnicidio
del presidente venezolano bajo la
Operación Brazalete Blanco para
ser ejecutada a principios de 2024. Todo un montaje, luego de la delación del ex Capitán Angelo Heredia Gervacio, detenido
en Colombia el 14 de diciembre de 2023. Para
el General Cristopher Figuera “Angelo Heredia era a un infiltrado de la
dictadura, jugó el papel de Caballo de Troya e incluso pactó su
entrega en Colombia. Su tarea buscar información de los militares que están
fuera y contactos influyentes. A mí me buscaron aquí en los Estados Unidos para
conversar con él y yo me negué señalándoles que era un informante del régimen”
El inspector Iván
Simonovis señaló que
está convencido que esta operación fue orquestada desde Caracas con la
presencia de oficiales militares o policiales
venezolanos que se hicieron pasar por funcionarios migratorios locales,
en fin agentes chavistas del DGCIM. Pero la declaración del General Cristopher
Figuera es más contundente y creíble
aún. Veamos su declaración para un programa colombiano llamado Dosier que
dirige el periodista Francisco Do Santos:
“En este operativo,
según mi investigación, hubo asistencia de personeros del gobierno chileno, el
Subsecretario de Seguridad Chilena Señor
Manuel Monsalve estuvo en Caracas en enero
de 2023 firmando un Convenio de Cooperación, teniendo conocimiento que a
nivel ejecutivo muchos están buscado por la Justicia Internacional por actos
delictivos y él firmó ese convenio con esa parranda de delincuentes. Deben
haberle puesto unas tareas al Señor Monsalve sobre pesquisas de inteligencia.
Y le digo que detrás de todo esto está la Inteligencia Cubana. Recuerdo
que Maduro en la Asamblea Nacional y después en un programa de televisión uso
una frase que pertenece a una serie cubana que habla como se infiltran los
agentes de inteligencia en gobiernos extranjeros, “en silencio ha tenido que ser” y uno tiene que decodificar que
quiere decir y no es más que loas a la inteligencia cubana. Ellos venían
elaborando esta operación desde hace mucho tiempo y adelantaron algunas cosas,
y seguramente el Sr. Monsalve colaboró
con esta operación, él pertenece al Partido Socialista y este está asociado al
Foro de Sao Paulo y el carro donde llevaron al Teniente Ojeda pertenece a
la esposa del Presidente de Izquierda Ciudadana, que también está adscrita al
Foro de Sao Paulo. Monsalve es el
principal sospechoso de colaborar con los asesinos que mandan en mi país”. Lo demás para completar este
rompecabezas entre autores materiales e intelectuales se irá sabiendo
lentamente, de lo que ya el periodista Hernán Lugo Galicia lo califica como un
crimen por encargo.
Finalmente el Teniente Ronald Leandro Ojeda Moreno es sacado
a la fuerza de su residencia en Chile el pasado 21 de febrero y a los pocos
días asesinado por sus captores bajo una operación comando con cuatro
hombres armados, disfrazados con uniformes de la policía chilena y con acento
venezolano en su lenguaje. Hasta los momentos solo tienen detenido a un
adolescente de 17 años que supuestamente pasaba por allí. Cuanto sufrimiento a
este soldado de la patria, torturado por
una pesadilla que asola a toda VENEZUELA.
¿Que tendrá que pasar para librarnos de esta tiranía del siglo XXI?