CONVERSACIONES CON MI SOBRINO
ANDRÉS. Por Angel Gustavo
Cabrera
“Solo lo difícil es lo estimulante”. José
Lezama Lima.
“La mentira se instaló en nuestros pueblos casi
constitucionalmente. El daño ha sido incalculable y alcanza zonas muy profundas
de nuestro ser. Nos movemos en la mentira con naturalidad… De ahí que la lucha
contra la mentira oficial y constitucional sea el primer paso de toda tentativa
seria de reforma” Octavio Paz.
“En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus
acontecimientos han sido rápidos, y sus devastaciones tales, que casi le han
reducido a una absoluta indigencia y a una soledad espantosa; no obstante que
era uno de los más bellos países de cuantos hacían el orgullo de la América.” Simón Bolívar. Carta de Jamaica. 1815. Cualquier semejanza con la realidad es pura
coincidencia
“La impotencia mental somete. La impotencia física esclaviza.
El hombre ignorante no sabe gobernarse: ni el miserable puede defenderse: muda
el uno de estado y el otro de señor: pero ninguno muda de condición. La felicidad de ambos consiste en creer que
están mejor”. Simón Rodríguez.
“Si el campo de las ideas está revolucionando, la realidad no
pude permanecer tal cual” G.W.F. Hegel
“Hablamos como caballeros o como lo que somos” Mario Moreno “Cantinflas”
“Un rumor, desde aquellos jóvenes muertos, viene ahora hacía
ti… Sin duda es extraño no habitar más la tierra, no poder asignar significado
de futuro humano a las rosas y a otras cosas prometedoras, no ser más lo que
uno era, sostenido por manos infinitamente temerosas” Rainer María Rilke. /En
homenaje a los jóvenes asesinados por el gobierno en el 2014-2017.
“Y si no puedes hacer tu vida como quieres, / al menos
intenta esto/ tanto como puedas: no la envilezcas/ en demasiados contactos con
la gente, / en demasiados trajines y conversaciones./ No la envilezca a menudo
por todas partes y exponiéndola/ a la diaria locura/ de las compañías y las
relaciones/ hasta que se vuelve fastidiosa como una extraña.” Constantino Cavafy
Recientemente visitó mi biblioteca mi sobrino Andrés. Tenía casi un año sin verlo,
nos abrazamos efusivamente y nos dispusimos a conversar un buen rato. Después
de la introducción de asuntos personales de rigor, abrimos
el diálogo sobre la coyuntura
política venezolana, su realidad y posibles desenlaces, mi tránsito por la
izquierda radical. Sabe él de mi distanciamiento con esto que llaman “proceso
revolucionario bolivariano” desde que Chávez llegó al poder, de mi absoluta
ruptura con los dogmas e ideologías marxistoides que tuvieron su auge en el
siglo XX muy a pesar de una disciplinada militancia de casi 30 años que tuve con el PRV-RUPTURA, partido de izquierda radical, y que por
desgracia casi toda su vieja militancia está todavía con el chavismo-madurismo
ejerciendo puestos altos de gobierno y otros se encuentran paralizados frente a
la dicotomía gobierno-oposición. Sabe él,
que no me he quedado con los brazos
cruzados y que he estudiado a fondo la realidad venezolana a la luz del
pensamiento complejo del filósofo Edgar Morín. Sabe él que ando por caminos
posmodernos superando los viejos conceptos clásicos políticos, ideológicos y
filosóficos de la modernidad, que ya no sirven para entender y transformar las
realidades. Sabe él que estoy identificado con una salida democrática no
importándome quien la conduzca. Por su parte Andrés es un joven de escasos 27 años, graduado en la UCV de
Estudios Políticos y aunque no tiene
militancia partidista ha hecho vida política en la izquierda pro-chavista y agrupaciones
de tendencia marxista como Bravo Sur. Le gusta hacer grafitis, hacer trabajos comunales e indígenas. Radicado en Caracas en
una barriada popular, muy a pesar de
tener una familia de recursos económicos estables. No parece tenerle amor al
dinero ni a las propiedades. Noté en él un aire romántico de identificación con
los pobres y sus luchas. Le suena muy bien todos esos conceptos de la izquierda
clásica que encarnó el Che Guevara como expropiación de los ricos, lucha de clases, control del estado,
liquidación del mercado capitalista, antiimperialismo, proletariado, combinado
con el legado histórico indígena e independentista hasta Ezequiel Zamora con
aquella famosa frase “Tierra y hombre libres, horror a la
oligarquía”
Cuando le exhorté a que me explicara su pensamiento político,
orígenes y futuro, en resumidas cuentas me dijo que el rentismo petrolero le ha
hecho mucho daño al país. Que la oligarquía había hecho sus riquezas a costa
del petróleo, verbigracia Mendoza, los Zuloaga, Vollmer, que el Pacto de Punto
Fijo fue un pacto de la burguesía con el Imperialismo Norteamericano. A medida que hablaba yo me veía en él, en
aquellos años azarosos de la década de los setenta y ochenta, reuniones
interminables para organizar las tareas revolucionarias, reparto de propaganda
en la ciudad y en las fábricas, pega de afiches, la persecución policial, la
venta del periódico Ruptura, del culto a los dirigentes del Buró Político y
especialmente al comandante guerrillero
Douglas Bravo, de las líneas políticas que bajaban de manera vertical del Comité Central a toda la militancia, de
las consignas ideológicas y políticas antiimperialistas, del abstencionismo
eterno. Se nos decía que un revolucionario valía por diez, que éramos la
verdadera vanguardia de la revolución,
que los demás partidos de izquierda habían claudicado pasándose al campo
reformista o se habían quedado en el pasado. Que estábamos destinados a ir
acumulando fuerzas de masas para tomar el cielo por asalto. En pocas palabras
amábamos la revolución y teníamos que pensar en ella las veinticuatro horas al
día. Más importante que estudiar, hacer vida familiar y normal. Siempre se
hablaba de un pensamiento político propio pero fuimos pro-cubanos, pro-rusos,
pro chinos, pro-albaneses, pro-Kampuchea, pro-Vietnamitas. Parafraseando al
poeta Valera Mora éramos la posibilidad del porvenir. Teníamos que ser incondicionales y
desprendidos. Como muy bien lo cita el
amigo y ex guerrillero Eleazar Gallegos
Delima en un libro autobiográfico “Colcha
de Retazos” de su trashumancia política y de vida: “En los años 60, con veinte a
cuestas, el mundo podía verse en blanco y negro. Nuestro ideal de sociedad era
necesariamente esquemático aunque partiese de las expectativas humanas de
siempre, relativas a la equidad, la libertad y la justicia. Los “buenos” eran
todos aquellos que nos acompañaban. “Los malos”, los demás. Ingenuamente
soñábamos que cambiar el orden de las cosas y lograr “el hombre diferente” era
simple cuestión de tomar el poder. Decretaríamos los cambios y, por supuesto,
todo lo bueno que existe en los humanos hacía su aparición y ¡zuás!, como por
arte de magia: otro mundo. Jurábamos que representábamos la causa de los
explotados y que estos nos apoyarían sin reservas aplaudiendo entusiastas
nuestras propuestas. Los excusábamos cuando actuaban contra nosotros y un grupo
de obreros nos caía a cabillazos, o unos campesinos le cortaban la cabeza a un
compañero, la explicación era sencilla, “eran víctimas de engaño de la
propaganda burguesa y por eso, hacían tale desaguisados. Pero, al lograr el
poder, nosotros lo quitaríamos la venda de los ojos y, entonces, se
arrepentirían y actuarían diferente”.
Le recordaba a mi sobrino Andrés la sentencia lapidaria expresada por el comandante
Francisco Prada en los inicios de los noventa que “si hubiésemos tomado el poder lo
que haríamos es un monstruo de socialismo”. Dicha sentencia la expresaba por los problemas de
burocratismo, corrupción interna, autoritarismo partidista, militarismo,
dogmatismo. No se equivocó el comandante
Prada si comparamos lo que ha venido pasando en la era Chavéz-Maduro, parece una expresión premonitoria sobre la dictadura
militarista en que vivimos. Le hablé que había reflexionado sobre la evolución
de la democracia en Venezuela desde la Generación del 28 y los errores de
concepción ideológica al calificar la democracia venezolana de “democracia burguesa” solo por el hecho de
haber sido excluido del Pacto de Punto Fijo. Le hable de un artículo
periodístico escrito por mí en el año 2005 titulado “PORQUE NUNCA FUIMOS DEMOCRATICOS” donde escribía: “Sostengo
que tenemos un doble origen que niega el pensamiento democrático para responder
al título de este artículo. Por un lado nuestra partida de nacimiento: Venimos
de un pensamiento marxista doctrinario que niega la democracia occidental y la
división de los poderes, que tuvo y tiene su centro en el eje Pekín, Moscú y La
Habana. Por otro lado nuestra sociedad nunca ha sido verdaderamente democrática
aunque la Constitución de 1961 así lo exprese. Venimos de un Estado Gomecista
que ha transferido a la sociedad el valor del hombre providencial con poderes
absolutos. Kleber Ramírez, en su libro VENEZUELA LA IV REPUBLICA señalaba que
en la etapa adeca el Estado Gomecista se fortaleció, lo que va a mostrar una
nueva vestidura, el ropaje betancourista. Los gobiernos del Pacto de Punto Fijo
terminaron por envilecer y empobrecer los valores democráticos por conductas
muy totalitarias.” Sin embargo hoy reconozco que en esos cuarenta años
se fue ganando un terreno democrático que llegó hasta el enjuiciamiento de un
presidente y un parlamento donde se fraguaron muchos líderes democráticos de
los diferentes partidos políticos, que en los cargos públicos que ejercí jamás
se me pidió carnet político ni adherencia al partido de gobierno. Le explicaba a mi sobrino Andrés que mucho
antes que Chávez diera el golpe ya había
en la sociedad venezolana un amplio movimiento plural por recuperar la
democracia a través de reformas
institucionales y estructurales en un marco constitucional y que la revolución tenía que partir de
nuestros propios legados, de los hombres y mujeres que pensaron este país sin
poner separaciones ideológicas. Le recordaba a Arturo Uslar Pietri, a Pérez
Alfonzo, a Domingo Alberto Rangel, Alberto Adriani, Carlos Rangel, Salvador de
la Plaza, Miguel Acosta Saignes, Gustavo
Machado, Miguel Otero Silva, Ludovico Silva, etc. Le señalaba que el punto de
partida estaba en un gobierno amplio, democrático, con el concurso de los
mejores y que los referentes estaban en Medina Angarita, como uno de los
presidentes más demócratas que conoce la historia venezolana. Además le
mencionaba que el fallido golpe militar de 1992 tenía un proyecto democrático
que Chávez desconoció al llegar a Miraflores cuando ganó las elecciones en
comicios electorales y lo cambio por otro que apuntalaba a lo que tenemos hoy:
culto a la personalidad, reelección indefinida, promoción de división clasista,
control estatal, expropiaciones, dogmas y sectarismo político. Y el maridaje
Fidel-Chávez no se hizo esperar, afinado como estrategia política de largo
alcance con apoyo comunista internacional.
Hay un pensamiento certero de Edgar Morín que dice: “Creemos ver la realidad, vemos lo que el
paradigma nos pide ver, y ocultamos lo que el paradigma nos impone ver.” Me
explico: El joven Andrés esta adherido a todo un pensamiento americano
liberador y socialista de origen marxista
y en su conciencia ese paradigma filosófico e ideológico está atado a
estos veinte años de “revolución”, de lucha “anticapitalista” y
“antiimperialista”, la división clásica izquierda-derecha es un paradigma que
se convierte en estructura mental cosificada. Sostengo que cuando las
estructuras mentales están secuestradas ideológicamente es imposible ver la
realidad y las emanaciones ideológicas que vienen del poder son las que dirigen
ese pensamiento para ocultar las aberraciones y perversiones de ese mismo poder
y justificar conductas. Incluso hasta a nivel de la vida cotidiana y familiar
no se percibe antagonismo porque el cerebro tiene capacidades para autoengaños
y explicar los móviles desde el paradigma. Es como una ceguera frente a la
realidad. Eso lo viví yo por muchos años en el partido de izquierda donde
milité y ahora mismo se ve en el comportamiento del poder político. Agrega
Morín que “el marxismo es una filosofía que intenta superar la filosofía para
convertirse en ciencia. Pero, desde el momento en que pretende ser la única y
verdadera ciencia, deja de ser teoría para convertirse en doctrina y se impone
como doctrina ortodoxa en el ecosistema político que se vale de él” por
eso es que en esas sociedades llamadas socialistas y/o comunistas no hay
debate, son dueños de la verdad, del derecho a guiar al pueblo e incluso
secuestran su pensamiento dictando la manera de pensar aunque no lo digan, pero
el hecho de que hallan lideres eterno y camarillas que se reparten el
poder una y otra vez así lo confirma. En
el caso venezolano Chávez fallecido es el líder eterno que dirige desde la ultratumba (algo parecido
a Hamlet de Shakespeare) y sus gobernantes son movidos de un lugar a otro
a capricho del presidente.
Por eso creo
que lo mejor es no estar adscrito
a ninguna corriente ideológica o por lo menos estar persuadido de sus
desviaciones y perversiones porque en definitiva no hay pensamiento ideológico
puro y los seres humanos estamos llenos de imperfecciones. El tiempo de lo
sagrado en el ser humano se acabó con el fracaso de los grandes relatos
marxistas, cristianos, positivistas. Ya no hay tiempo para las utopías y
pensamientos uniformes. El siglo XXI debería buscar amalgamar lo positivo de todo el legado
histórico existente en las artes, las ciencias, las ideas, en un gran constructo que tenga como norte la reconstrucción de la
vida en el planeta. No obstante este nuevo siglo tiene en la democracia liberal
un paradigma importantísimo para el debate de las ideas en un mundo que tiene
muchos conflictos de toda índole y que uno de ellos es el modelo civilizatorio
tecnocrático-cibernético donde el homo sapiens puede llegar a desaparecer y con
ello la vida humana en el planeta. Bien lo dice Edgar Morín en su libro LA VIA: “Hoy siento, como entonces, que
hay una primavera que desea nacer. Pero también percibo que se anuncia una
nueva edad de hielo que quiere aniquilarla antes de que nazca”.
Si mi sobrino Andrés reflexionara sobre estos asuntos yo lo
celebraría. No tendría que pasar por lo que yo pase y darse cuenta ya viejo
cuando el reloj y el tiempo van marcando la despedida. Decía Rubén Darío: “Juventud,
divino tesoro, te vas para no volver” Si yo volviera a vivir esa juventud de los
veinte años fuera más libre de pensamiento, más crítico y autocritico, más
autónomo y sobre todo alejado de toda ortodoxia, más abierto a construir pensamientos que seguir lo
establecido, amara más el arte y la formación intelectual atesorando praxis, y sobre todo más cauto frente a las verdades que me ofrezcan hacia un
supuesto paraíso. Amar la diversidad en el pensamiento. Quizás se pueda
comenzar con una pregunta: ¿Cuáles son las ideas del presente siglo que van
dejando atrás a modernidad y sus paradigmas o los grandes relatos como dicen
los filósofo? Espero volverlo a ver.
Venezuela. Marzo de
2018