lunes, 19 de marzo de 2018

Conversaciones con mi sobrino Andrés

CONVERSACIONES CON  MI SOBRINO  ANDRÉS.    Por Angel Gustavo Cabrera

“Solo lo difícil es lo estimulante”.  José Lezama Lima.

“La mentira se instaló en nuestros pueblos casi constitucionalmente. El daño ha sido incalculable y alcanza zonas muy profundas de nuestro ser. Nos movemos en la mentira con naturalidad… De ahí que la lucha contra la mentira oficial y constitucional sea el primer paso de toda tentativa seria de reforma” Octavio Paz.

“En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus acontecimientos han sido rápidos, y sus devastaciones tales, que casi le han reducido a una absoluta indigencia y a una soledad espantosa; no obstante que era uno de los más bellos países de cuantos hacían el orgullo de la América.” Simón Bolívar. Carta de Jamaica. 1815. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia   
 

“La impotencia mental somete. La impotencia física esclaviza. El hombre ignorante no sabe gobernarse: ni el miserable puede defenderse: muda el uno de estado y el otro de señor: pero ninguno muda de condición. La felicidad de ambos consiste en creer que están mejor”. Simón Rodríguez.

“Si el campo de las ideas está revolucionando, la realidad no pude permanecer tal cual” G.W.F. Hegel

“Hablamos como caballeros o como lo que somos” Mario Moreno “Cantinflas

“Un rumor, desde aquellos jóvenes muertos, viene ahora hacía ti… Sin duda es extraño no habitar más la tierra, no poder asignar significado de futuro humano a las rosas y a otras cosas prometedoras, no ser más lo que uno era, sostenido por manos infinitamente temerosas” Rainer María Rilke. /En homenaje a los jóvenes asesinados por el gobierno en el 2014-2017.

“Y si no puedes hacer tu vida como quieres, / al menos intenta esto/ tanto como puedas: no la envilezcas/ en demasiados contactos con la gente, / en demasiados trajines y conversaciones./ No la envilezca a menudo por todas partes y exponiéndola/ a la diaria locura/ de las compañías y las relaciones/ hasta que se vuelve fastidiosa como una extraña.” Constantino Cavafy

Recientemente visitó mi biblioteca mi sobrino Andrés. Tenía casi un año sin verlo, nos abrazamos efusivamente y nos dispusimos a conversar un buen rato. Después de la introducción de asuntos personales de rigor,  abrimos  el diálogo  sobre la coyuntura política venezolana, su realidad y posibles desenlaces, mi tránsito por la izquierda radical. Sabe él de mi distanciamiento con esto que llaman “proceso revolucionario bolivariano” desde que Chávez llegó al poder, de mi absoluta ruptura con los dogmas e ideologías marxistoides que tuvieron su auge en el siglo XX muy a pesar de una disciplinada militancia de casi 30 años que tuve  con el PRV-RUPTURA,  partido de izquierda radical, y que por desgracia casi toda su vieja militancia está todavía con el chavismo-madurismo ejerciendo puestos altos de gobierno y otros se encuentran paralizados frente a la dicotomía  gobierno-oposición. Sabe él,  que no me he quedado con los brazos cruzados y que he estudiado a fondo la realidad venezolana a la luz del pensamiento complejo del filósofo Edgar Morín. Sabe él que ando por caminos posmodernos superando los viejos conceptos clásicos políticos, ideológicos y filosóficos de la modernidad, que ya no sirven para entender y transformar las realidades. Sabe él que estoy identificado con una salida democrática no importándome quien la conduzca. Por su parte Andrés es un joven de escasos 27 años, graduado en la UCV de Estudios Políticos  y aunque no tiene militancia partidista ha hecho vida política en la izquierda pro-chavista y agrupaciones de tendencia marxista como Bravo Sur. Le gusta hacer grafitis, hacer trabajos  comunales e indígenas. Radicado en Caracas en una barriada  popular, muy a pesar de tener una familia de recursos económicos estables. No parece tenerle amor al dinero ni a las propiedades. Noté en él un aire romántico de identificación con los pobres y sus luchas. Le suena muy bien todos esos conceptos de la izquierda clásica que encarnó el Che Guevara como expropiación de los  ricos, lucha de clases, control del estado, liquidación del mercado capitalista, antiimperialismo, proletariado, combinado con el legado histórico indígena e independentista hasta Ezequiel Zamora con aquella famosa frase “Tierra y hombre libres, horror a la oligarquía” 

Cuando le exhorté a que me explicara su pensamiento político, orígenes y futuro, en resumidas cuentas me dijo que el rentismo petrolero le ha hecho mucho daño al país. Que la oligarquía había hecho sus riquezas a costa del petróleo, verbigracia Mendoza, los Zuloaga, Vollmer, que el Pacto de Punto Fijo fue un pacto de la burguesía con el Imperialismo Norteamericano.  A medida que hablaba yo me veía en él, en aquellos años azarosos de la década de los setenta y ochenta, reuniones interminables para organizar las tareas revolucionarias, reparto de propaganda en la ciudad y en las fábricas, pega de afiches, la persecución policial, la venta del periódico Ruptura, del culto a los dirigentes del Buró Político y especialmente  al comandante guerrillero Douglas Bravo, de las líneas políticas que bajaban de manera vertical  del Comité Central a toda la militancia, de las consignas ideológicas y políticas antiimperialistas, del abstencionismo eterno. Se nos decía que un revolucionario valía por diez, que éramos la verdadera vanguardia  de la revolución, que los demás partidos de izquierda habían claudicado pasándose al campo reformista o se habían quedado en el pasado. Que estábamos destinados a ir acumulando fuerzas de masas para tomar el cielo por asalto. En pocas palabras amábamos la revolución y teníamos que pensar en ella las veinticuatro horas al día. Más importante que estudiar, hacer vida familiar y normal. Siempre se hablaba de un pensamiento político propio pero fuimos pro-cubanos, pro-rusos, pro chinos, pro-albaneses, pro-Kampuchea, pro-Vietnamitas. Parafraseando al poeta Valera Mora éramos la posibilidad del porvenir. Teníamos que ser incondicionales y desprendidos. Como muy  bien lo cita el amigo y ex guerrillero Eleazar Gallegos Delima en un libro autobiográfico “Colcha de Retazos” de su trashumancia política y de vida: “En los años 60, con veinte a cuestas, el mundo podía verse en blanco y negro. Nuestro ideal de sociedad era necesariamente esquemático aunque partiese de las expectativas humanas de siempre, relativas a la equidad, la libertad y la justicia. Los “buenos” eran todos aquellos que nos acompañaban. “Los malos”, los demás. Ingenuamente soñábamos que cambiar el orden de las cosas y lograr “el hombre diferente” era simple cuestión de tomar el poder. Decretaríamos los cambios y, por supuesto, todo lo bueno que existe en los humanos hacía su aparición y ¡zuás!, como por arte de magia: otro mundo. Jurábamos que representábamos la causa de los explotados y que estos nos apoyarían sin reservas aplaudiendo entusiastas nuestras propuestas. Los excusábamos cuando actuaban contra nosotros y un grupo de obreros nos caía a cabillazos, o unos campesinos le cortaban la cabeza a un compañero, la explicación era sencilla, “eran víctimas de engaño de la propaganda burguesa y por eso, hacían tale desaguisados. Pero, al lograr el poder, nosotros lo quitaríamos la venda de los ojos y, entonces, se arrepentirían y actuarían diferente”.


Le recordaba a mi sobrino Andrés la sentencia  lapidaria expresada por el comandante Francisco Prada en los inicios de los noventa que “si hubiésemos tomado el poder lo que haríamos es un monstruo de socialismo”. Dicha sentencia  la expresaba por los problemas de burocratismo, corrupción interna, autoritarismo partidista, militarismo, dogmatismo.  No se equivocó el comandante Prada si comparamos lo que ha venido pasando en la era Chavéz-Maduro, parece  una expresión premonitoria sobre la dictadura militarista en que vivimos. Le hablé que había reflexionado sobre la evolución de la democracia en Venezuela desde la Generación del 28 y los errores de concepción ideológica al calificar la democracia venezolana  de “democracia burguesa” solo por el hecho de haber sido excluido del Pacto de Punto Fijo. Le hable de un artículo periodístico escrito por mí en el año 2005 titulado “PORQUE NUNCA FUIMOS DEMOCRATICOS” donde escribía: “Sostengo que tenemos un doble origen que niega el pensamiento democrático para responder al título de este artículo. Por un lado nuestra partida de nacimiento: Venimos de un pensamiento marxista doctrinario que niega la democracia occidental y la división de los poderes, que tuvo y tiene su centro en el eje Pekín, Moscú y La Habana. Por otro lado nuestra sociedad nunca ha sido verdaderamente democrática aunque la Constitución de 1961 así lo exprese. Venimos de un Estado Gomecista que ha transferido a la sociedad el valor del hombre providencial con poderes absolutos. Kleber Ramírez, en su libro VENEZUELA LA IV REPUBLICA señalaba que en la etapa adeca el Estado Gomecista se fortaleció, lo que va a mostrar una nueva vestidura, el ropaje betancourista. Los gobiernos del Pacto de Punto Fijo terminaron por envilecer y empobrecer los valores democráticos por conductas muy totalitarias.” Sin embargo hoy reconozco que en esos cuarenta años se fue ganando un terreno democrático que llegó hasta el enjuiciamiento de un presidente y un parlamento donde se fraguaron muchos líderes democráticos de los diferentes partidos políticos, que en los cargos públicos que ejercí jamás se me pidió carnet político ni adherencia al partido de gobierno.  Le explicaba a mi sobrino Andrés que mucho antes que  Chávez diera el golpe ya había en la sociedad venezolana un amplio movimiento plural por recuperar la democracia a través  de reformas institucionales y estructurales en un marco constitucional  y que la revolución tenía que partir de nuestros propios legados, de los hombres y mujeres que pensaron este país sin poner separaciones ideológicas. Le recordaba a Arturo Uslar Pietri, a Pérez Alfonzo, a Domingo Alberto Rangel, Alberto Adriani, Carlos Rangel, Salvador de la Plaza, Miguel Acosta Saignes,  Gustavo Machado, Miguel Otero Silva, Ludovico Silva, etc. Le señalaba que el punto de partida estaba en un gobierno amplio, democrático, con el concurso de los mejores y que los referentes estaban en Medina Angarita, como uno de los presidentes más demócratas que conoce la historia venezolana. Además le mencionaba que el fallido golpe militar de 1992 tenía un proyecto democrático que Chávez desconoció al llegar a Miraflores cuando ganó las elecciones en comicios electorales y lo cambio por otro que apuntalaba a lo que tenemos hoy: culto a la personalidad, reelección indefinida, promoción de división clasista, control estatal, expropiaciones, dogmas y sectarismo político. Y el maridaje Fidel-Chávez no se hizo esperar, afinado como estrategia política de largo alcance con apoyo comunista internacional.   
Hay un pensamiento certero de Edgar Morín que dice: “Creemos ver la realidad, vemos lo que el paradigma nos pide ver, y ocultamos lo que el paradigma nos impone ver.” Me explico: El joven Andrés esta adherido a todo un pensamiento americano liberador y socialista de origen marxista  y en su conciencia ese paradigma filosófico e ideológico está atado a estos veinte años de “revolución”, de lucha “anticapitalista” y “antiimperialista”, la división clásica izquierda-derecha es un paradigma que se convierte en estructura mental cosificada. Sostengo que cuando las estructuras mentales están secuestradas ideológicamente es imposible ver la realidad y las emanaciones ideológicas que vienen del poder son las que dirigen ese pensamiento para ocultar las aberraciones y perversiones de ese mismo poder y justificar conductas. Incluso hasta a nivel de la vida cotidiana y familiar no se percibe antagonismo porque el cerebro tiene capacidades para autoengaños y explicar los móviles desde el paradigma. Es como una ceguera frente a la realidad. Eso lo viví yo por muchos años en el partido de izquierda donde milité y ahora mismo se ve en el comportamiento del poder político. Agrega Morín que “el marxismo es una filosofía que intenta superar la filosofía para convertirse en ciencia. Pero, desde el momento en que pretende ser la única y verdadera ciencia, deja de ser teoría para convertirse en doctrina y se impone como doctrina ortodoxa en el ecosistema político que se vale de él” por eso es que en esas sociedades llamadas socialistas y/o comunistas no hay debate, son dueños de la verdad, del derecho a guiar al pueblo e incluso secuestran su pensamiento dictando la manera de pensar aunque no lo digan, pero el hecho de que hallan lideres eterno y camarillas que se reparten el poder  una y otra vez así lo confirma. En el caso venezolano Chávez fallecido  es el líder eterno  que dirige desde la ultratumba (algo parecido a Hamlet de Shakespeare)   y sus gobernantes son movidos de un lugar a otro a capricho del presidente.

   Por eso creo   que lo mejor es no estar adscrito a ninguna corriente ideológica o por lo menos estar persuadido de sus desviaciones y perversiones porque en definitiva no hay pensamiento ideológico puro y los seres humanos estamos llenos de imperfecciones. El tiempo de lo sagrado en el ser humano se acabó con el fracaso de los grandes relatos marxistas, cristianos, positivistas. Ya no hay tiempo para las utopías y pensamientos uniformes. El siglo XXI debería  buscar  amalgamar lo positivo de todo el legado histórico existente en las artes, las ciencias, las ideas,  en un gran constructo  que tenga como norte la reconstrucción de la vida en el planeta. No obstante este nuevo siglo tiene en la democracia liberal un paradigma importantísimo para el debate de las ideas en un mundo que tiene muchos conflictos de toda índole y que uno de ellos es el modelo civilizatorio tecnocrático-cibernético donde el homo sapiens puede llegar a desaparecer y con ello la vida humana en el planeta. Bien lo dice Edgar Morín en su libro LA VIA: “Hoy siento, como entonces, que hay una primavera que desea nacer. Pero también percibo que se anuncia una nueva edad de hielo que quiere aniquilarla antes de que nazca”.

Si mi sobrino Andrés reflexionara sobre estos asuntos yo lo celebraría. No tendría que pasar por lo que yo pase y darse cuenta ya viejo cuando el reloj y el tiempo van marcando la despedida. Decía Rubén Darío: “Juventud,  divino tesoro, te vas para no volver”  Si yo volviera a vivir esa juventud de los veinte años fuera más libre de pensamiento, más crítico y autocritico, más autónomo y sobre todo alejado de toda ortodoxia, más abierto  a construir pensamientos que seguir lo establecido, amara más el arte y la formación intelectual atesorando praxis,  y sobre todo más cauto frente  a las verdades que me ofrezcan hacia un supuesto paraíso. Amar la diversidad en el pensamiento. Quizás se pueda comenzar con una pregunta: ¿Cuáles son las ideas del presente siglo que van dejando atrás a modernidad y sus paradigmas o los grandes relatos como dicen los filósofo? Espero volverlo a ver.

Venezuela. Marzo de 2018