LOS PARTIDOS POLITICOS
EN LA VENEZUELA ACTUAL. Ángel Gustavo Cabrera
“En Venezuela debe añadirse una prolongada tradición de
autoritarismo. Nosotros tenemos en nuestra historia 440 años de despotismo y
falta de libertades, y apenas 60 años de democracia. El desbalance es
elocuente”. Entrevista al historiador
Manuel Caballero. EL NACIONAL 23 de
agosto de 2004.
“Las llamadas revoluciones no incluyen en su agenda el
diálogo. Eso es algo que corresponde a las democracias empeñadas en disminuir
conflictos y procurar acuerdos vía el entendimiento. El diálogo convocado por
Maduro y el PSUV se producen en el contexto de una gran debilidad en la
institución presidencial, con la finalidad de desmovilizar las protestas y
crear la imagen de ese “Maduro Pacificador”, que sirve para encubrir su
condición de agente confrontador. Entrevista
al historiador Agustín Blanco Muñoz. EL NACIONAL 06 de Julio de 2014.
“… No es lo mismo pasar de 40 años de sistema de gobierno
partidista a través de elecciones, a una dictadura (…) En Venezuela hay una
resistencia grande a una dictadura tipo cubano, aunque intentos los hay”. Reflexiones políticas del Padre Arturo
Sosa. 24 de octubre de 2014.
Vamos para veinte años de gobierno chavista y recobra vigencia el análisis de la vida de los partidos políticos desde los
inicios del siglo pasado hasta nuestros días.
Sobre todo por dos premisas importantes. La primera es que la vida de los partidos políticos pertenece a
la democracia, antagónica al modelo autoritario actual. Y en segundo lugar el
regreso a etapas pre-modernas que debían
estar superadas. El siglo XXI nos adviene con grandes cambios en la política,
la concepción del poder y la sociedad civil en un marco democrático que no
sabemos cómo es, pero en el caso venezolano estamos en proceso regresivo sin
poder detenerlo, con el agravante que el modelo chavista es una verdadera traba
para las transformaciones.
En Venezuela los
partidos políticos modernos echaron sus raíces a todo lo largo del siglo XX.
Surgen con la era petrolera. Una pléyade de dirigentes políticos jóvenes
combate la dictadura de Juan Vicente Gómez, hermanados con ideales
democráticos, aunque de ideologías
diferentes encarnadas en proyectos políticos. Son las incipientes semillas de lo que será
posteriormente Acción Democrática, Partido Social Cristiano Copey, Unión
Republicana Democrática, Partido Comunista de Venezuela y otros que
desaparecieron. Todos estos partidos con estructuras organizativas modernas, de
direcciones políticas verticales, es
decir con una Dirección Nacional o también llamado Comité Ejecutivo Nacional y
Direcciones Regionales y Distritales. Así llegamos al afianzamiento de la era democrática entre 1958 y 1999, donde
superado los escollos del proceso armado de la década de los sesenta, se
incorporan nuevos partidos políticos a la lucha democrática, algunos de corta
vida como Nueva Generación Democrática, Movimiento de Integridad Nacional,
Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Liga Socialista. Y otros que todavía
subsisten como el MAS, MEP, PODEMOS, Patria Para Todos. Lo que me interesa
destacar en este breve bosquejo es el espíritu democrático que los unía a
todos. Por ejemplo Todos condenaron el Golpe de Estado de 1992 contra el
Gobierno de CAP, independiente del credo político. El ambiente democrático se
palpaba en la Cámara de Diputados y Senadores, en las declaraciones de los
Partidos Políticos, en la capa de intelectuales críticos. El respaldo a la
democracia era unánime, a pesar de las críticas a su gobierno. Uno de los escritores
más reconocido, José Ignacio Cabrujas, estuvo en el Palacio de Miraflores, invitado
en conjunto con un grupo de intelectuales y posteriormente escribió en su columna El
país según Cabrujas, del Diario de
Caracas de fecha 16/02/1992 lo siguiente: “Pienso que esta tarde, el presidente Pérez
tuvo la buena suerte de un privilegio. Ojalá haya sentido, más que sentido, más
que entendido, que Venezuela es hoy en día, después de 34 años de democracia,
un país dividido, un país y un duplicado… Hay un afán en Miraflores, lo entendí
a la salida, de reparar troneras abiertas por los proyectiles del 4 de febrero
(…) Ojalá esa premura se extienda al resto del país. Que tenga Usted suerte,
señor Presidente.” Como se puede observar, recomiendo la lectura
completa, se da por descontado que estábamos en democracia y que una invitación
al Palacio Presidencial no era para rendirle culto a su personalidad.
Coincido con muchos historiadores y analistas políticos que
en esos cuarenta años de vida democrática, los mismos partidos políticos contribuyeron a los cambios y clamores que
venían desde la población y en todo caso alertaron muchas veces la perdida de
la democracia, a consecuencia de sus desviaciones clientelares partidistas,
intereses pecuniarios y subalternos a
partir de lo que ofrecía la renta petrolera. La corrupción minó sus bases y los
signos de advertencia jamás fueron escuchados con seriedad. Los valores
democráticos se invirtieron y un militar golpista se convirtió de pronto en un
adalid de la “democracia” con la
anuencia de las elites políticas, económicas y sociales. Esas mismas forjadoras
de la era democrática venezolana. EL
CABALLO DE TROYA pudo entrar triunfante a Miraflores con el fervor popular
y soló Carlos Andrés Pérez vaticinó la
dictadura que se iba a filtrar: “Con la elección de Chávez se pierde la
democracia en Venezuela”. Pero
nadie le hizo caso porque ¿Quién le hace caso a un presidente defenestrado del
poder con el veredicto de la Corte
Suprema de Justicia? Aunque solo faltasen siete meses para entregar el mando. La gran
tragedia vendría posteriormente. Ya los
partidos políticos habían perdido el rumbo democrático. Muchos fueron
los reclamos y alertas para tomar decisiones trascendentales. Como lo planteado
por el “Grupo de Notables”,
encabezado por el escritor Arturo Uslar Pietri. En un documento de Marzo de
1990 se señalaba que “es cierto que una democracia no puede
existir sin sus organizaciones políticas, pero cuando éstas han sido
desnaturalizadas por la corrupción y la incapacidad absoluta, la acción para
reformular y reconstruir la democracia y librar así al país de la ruina, tiene
que proceder del pueblo, como ya se puede prever…” Las cartas estaban
echadas y mejor escenario como ese para los agentes del golpismo imposible, los
cinco años de Caldera incubaron la llegada triunfante de Chávez, en lo que
sería, sin darnos cuenta, la culminación de la etapa democrática.
Hoy las reglas de juego han cambiado muchísimo. Los partidos
políticos y su clase dirigente se mueven en un marco antidemocrático construido
por el régimen. Y hay quienes señalan que no les queda de otra, que deben pasar
por senderos angostos, trochas e intentar no pisar las minas para llegar a la
meta. El desenvolvimiento democrático, de otrora, aunque disminuido, ya no es posible. Las protestas sociales, las
declaraciones en las redes y los pocos medios informativos no oficiales, las
acciones parlamentarias, la súper vigilancia a los dirigentes de la oposición,
etc. Son el caldo de sustancia para
acusaciones, ilegalizar partidos políticos y prohibirles participar en
elecciones, allanamientos parlamentarios,
exposiciones al odio público, persecuciones, encarcelamiento, torturas y asesinatos, como el sonado caso
del concejal Fernando Albán y del
Capitán de La Marina Rafael Acosta
Arévalo. Estamos frente a un Estado Supra parapolicial con nexos
internacionales. El quehacer democrático
de una nación está suspendido y la Constitución Nacional Bolivariana de 1999 es
letra muerta. Los resquicios democráticos cada vez son más agudos por lo que me
atrevo a asegurar que del pasado democrático chucuto o como sea “no
queda nada, como se titula una canción de nuestro querido Yordano. El
Tribunal Supremo de Justicia es el que obedece la voluntad del Presidente
usurpador y el parapeto llamado Asamblea Nacional Constituyente lo
refrenda. Además no tienen fracturas de
apoyo político en los partidos del llamado Polo Patriótico (MEP, PCV, PODEMOS,
UPV, TUPAMAROS, etc.) con su guía del PSUV. Aquí es difícil que se escinda del gobierno por las prebendas que reciben y se expone a ser atacado por el régimen militar-cívico.
El régimen ha avanzado de manera inteligente en el marco de
la polarización política, allá los escuálidos, aquí los chavistas/maduristas. Se
está jugando a cuadro cerrado, no hay lugar a posiciones intermedias. El
régimen está claro que es vital
preservar el poder a costa de lo que sea. Por eso retarda, juega al
falso diálogo, utiliza estrategia cubana. Se mete subrepticiamente en los
terrenos de la oposición para sacar información, ofrecer prebendas y dividirla
usando aquella vieja máxima de Maquiavelo de “Divide y vencerás”. Y ofrece unas
parlamentarias adelantadas sin poner en discusión la joya de la corona. Todo
calculado a su medida.
¿Cómo se mueven los partidos políticos democráticos en esta
coyuntura? A partir del 23 de Enero de 2019 han logrado revitalizar la
resistencia democrática con el apoyo popular e internacional que no reconoce al
gobierno de Nicolás Maduro. Además con el logro de unificar a la oposición en
un liderazgo presidencial único, en la persona de Juan Guaido, quien hasta ahora mantiene la dirección estratégica,
con más aciertos que errores. Además para esta coyuntura conformaron un cuadro
cerrado llamado G4 conformado por los Partidos Políticos Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción
Democrática y Nuevo Tiempo. Entiendo que hay más sectores y partidos que
reclaman su participación, pero en esta etapa no se puede ampliar el
abanico porque sería difícil un consenso
democrático en la toma de decisiones. El dialogo, el TIAR, las sanciones, la
calle. Todas ellas deben empujar hacia las elecciones presidenciales. Nada de
medias tinta, porque eso es lo que anda buscando el régimen para dividir y
quedarse con el poder hasta más allá de 2025. Repito no hay término medio O DEMOCRACIA O TOTALITARISMO; O LIBERTAD O
TIRANIA SOCIALISTA.