“¿Por dónde saltará
la liebre?” Tomado del refranero popular
“Los Estado Unidos
nacieron a partir de las trece colonias venidas del Reino de la Gran Bretaña
para establecerse en América del Norte de una manera organizada y “democrática”
(entre los blancos), a diferencias de las colonias ibéricas de América del Sur,
cuyo desorden estuvo siempre aparejado a la intriga, y a una rapiña muy
precariamente controlada por los reyes
católicos.” Alfredo Mendoza. Tomado del
libro Cuestionamiento Indiano al paradigma de La Bastille”
“América para los
Americanos.” Doctrina del presidente James Monroe.
“La globalización es
el estadio actual de la mundialización. Empieza en el año 1989, tras el
hundimiento de las llamadas <<economías socialistas>>. Es fruto de
la conjunción entre un bucle retroactivo del auge desenfrenado del capitalismo
(que, bajo la égida del neoliberalismo, invade los cinco continentes) y el auge
de una red de telecomunicaciones instantáneas (Fax, celular, Internet). Esta
conjunción hace posible la unificación tecno económica del planeta” Edgar Morín. Tomado del libro La Vía.
“Debemos emprender,
ya y resueltamente, todas las vías
reformadoras para preparar el advenimiento de la Vía, que impedirá que la
humanidad sea esclavizada o destruida por la hipertrofia de los poderes que
ella misma halla engendrado y no sea ya capaz de controlar.” Edgar Morín.
“Con el triunfo de
Trump, los logros democráticos de los EEUU del pasado han tocado fondo. Colocar
a un autoritario afin al Ku Ku Klan como Presidente de la nación refleja la
prevalencia de antivalores en una sociedad que se presume democrática” José Rafael Lopéz Padrino.
Cuando era muy pequeño me leía
las historietas o suplementos de Superman, Tarzan, Periquita, La pequeña Lulu,
y había uno muy especial titulada El Pato Donald, donde aparecía un personaje
llamado Rico Mc Pato, de característica huraña, egoísta, avaro, poseedor de una riqueza incalculable, ilustrada con montañas de dinero, oro y no
podía faltar el emblema que identifica el dólar. El pato Donald era el pariente
pobre, el cual recibía ayuda filantrópica de Rico Mc Pato. Pues bien, en pleno
siglo XXI tenemos como presidente de los Estados Unidos a un Rico Mc Pato. Un
magnate súper millonario con empresas por todo el mundo, un ególatra, del cual
su nombre Trump aparece destacado en
productos comerciales y bienes inmobiliarios de altísimo lujo y sin carrera
política acreditada. Un magno representante del poder imperial capitalista, nada que ver con aquellos
empresarios con capacidades altruistas y magnánimas del siglo XXI que llegaron
a ser los primeros en hablar de socialismo y de una sociedad distinta a la condición explotadora del
capitalismo.
Donald Trump es un empresario
pragmático que ha hecho su fortuna a expensas de las leyes capitalista
que funciona en su país, de la explotación de sus trabajadores y de las desigualdades en el mercado
capitalista donde el más lúcido domina al más lerdo o el más poderoso al más
débil. Trum, como dice un refrán, no
tiene un pelo de tonto, sabe lo que quiere y hacia dónde se dirige. Será el
representante directo de ese poder imperial en pleno siglo XXI, del cual ha dicho en sus discursos que
reivindicará el “sueño americano” Make América Greant Again, que
significa hacer de Estados Unidos grande de nuevo. Su discurso es muy
categórico: Políticas proteccionistas para la economía norteamericana
controlando las importaciones y la fuga de divisas; Responsabiliza a los
inmigrantes, en especial a los latinos calificándolos de criminales, violadores, ladrones y
traficantes de drogas, por lo cual señala que serán expulsados del país;
Desconocer y rescindir los acuerdos con
Cuba. Triunfo el conservadurismo racista
y discriminatorio. La pregunta que todos se hacen, una vez instalado en la Casa
Blanca, ¿Le temblará el pulso para tomar las medidas que se derivan de su
discurso político? O ¿Serán puras bravuconerías propias de una campaña
electoral y al final gobernará con
sensatez, respeto y dialogo con la diversidad norteamericana. No lo podemos
saber a ciencia cierta, porque Donald
Trump no es un estadista, ni un humanista, ni un personaje que se le conozca
trayectoria política con una posición sólida. En la actualidad hay un sinnúmero de situaciones problemáticas
y altamente conflictivas que encarar y Los Estados Unidos se encuentran ante la
emergencia de nuevas potencias y economías capitalistas con alto crecimiento,
como lo es el caso de China, La India, países asiáticos y la recuperación de
Rusia. Los graves problemas mundiales de crecimiento poblacional, las oleadas
de inmigrantes, el hambre, la contaminación ambiental en su estado de alarma,
los conflictos bélicos en el Oriente Medio, el
terrorismo talibán organizado del cual los mismos Estado Unidos han
sufrido las consecuencias con el recuerdo de Las Torres Gemelas. Igualmente los
graves problemas internos manifestados en alto número de desempleados, el
consumo de droga, los excesivos costo de
la salud y los aumentos de la canasta básica, etc. No parece fácil el panorama
para una potencia mundial. Moisés Naim
afirma que “Las tareas colectivas como mantener la paz, impedir el terrorismo,
responder a crisis económica que se mueven de país en país, combatir epidemias,
detener el cambio climático, luchar contra el blanqueo de dinero y los
criminales trasnacionales son bienes públicos globales. Son metas que en caso
de lograrse benefician a toda la humanidad.” Lo que sí está claro es que gobernará en el
mismo esquema de dominación mundial que han empleados otros gobernantes,
potenciando el mundo empresarial y los negocios que favorezcan la economía
capitalista y sus mercados.
Trump capitalizó el descontento
de amplios sectores de la clase trabajadora, el apoyo de sectores sociales
blancos colonizadores e ignorantes, quienes angustiados por el nuevo panorama
multirracial vieron el regreso de la Gran Potencia. El republicano obtuvo sus
mayores sumas de votos entre los votantes blancos de baja educación y
residenciados en zonas rurales o suburbanas. Además habría que agregar la poca
participación electoral de las comunidades negras, lo cual incidió en el
triunfo.
En el caso de América Latina que se espera que el nuevo presidente haga en
sus relaciones internacionales, tendrá que sopesar las reacciones de los
líderes y presidentes del mundo y en especial del Continente Americano a la
hora de tomar decisiones, porque hoy el planeta está interconectado y cualquier
conflicto regional se calibra en esquemas globales. Por otra parte es claro que
los pueblos de América Latina se están alejando de tendencias políticas afectas
a Cuba y gobiernos autoritarios. El acuerdo de paz en Colombia, los gobiernos
democráticos de Brasil, Chile, Argentina, México, Perú, etc. buscan en consensos y acuerdos económicos que
coadyuven a fortalecer las economías regionales. De tal manera que, a la hora
de la verdad, esto es más importante que los malos manejos de situaciones que
pudieran convertirse en conflictos
mayores. El caso particular de México y el muro que ofreció en la campaña para
controlar y deportar inmigrantes, olvidando que esos inmigrantes son en su
mayoría trabajadores que potencian la economía norteamericana. Además los
Estados Unidos deberían tener un espíritu de benevolencia con los mexicanos porque todo el
territorio de La Florida fue expropiado por los otrora gobierno yanqui. Al igual que la rapiña histórica contra pueblos
latinoamericanos. Esa historia no debe olvidarse jamás, refrendada en aquella
sentencia de Simón Bolívar, cuando
dijo: “Los Estados Unidos del Norte
parecen destinados por la providencia a plagar de miseria y hambre a los
pueblos de América en nombre de la libertad.”
No se equivocó, pese a que en este siglo XXI, con la caída del Berlín y el cese
de la guerra fría las relaciones internacionales se dan en un clima de mayor
respeto y autonomía entre los Estados Unidos y las naciones latinoamericanas.
Hay que estar pendiente en los próximos meses porque puede salirle el
loco que lleva por dentro.