EL DILEMA DE “LOS APELLIDOS” EN VENEZUELA
“El estudio más completo que sobre la organización social se
realizó en el siglo XIX, fue llevado a cabo por Rafael María Baralt quien,
1850, escribió un texto donde se dedica a describir la población venezolana de
la Colonia, y hasta los años previos a
la Independencia dice que: <<era tan heterogénea como sus leyes.
Hallábase dividida en clases distintas, no por meros accidentes, sino por
el alto valladar de las leyes y de las
costumbres. Había españoles, criollos, gente de color libres, esclavos e
indios. Citado por Roberto Briceño León en su libro LA MODERNIDAD MESTIZA. Pag.
155. 2018
“Aristócratas también
se les llamaban. Aristocracia quiere
decir allí, a menudo, limpieza de sangre, y puede adquirir mayor si se acompaña
de buena fortuna o si, por los abuelos o por sí mismo, se ha servido del Estado
o se ha socorrido al Monarca con dinero en los apuros de la Corona. (…) En
Caracas hay pocos condes y pocos marqueses, pero muchos mantuanos o patricios
sin título. Tomado de MOCEDADES DE
BOLIVAR de Rufino Blanco Fombona. Pag 38. Caracas. 1969.
“El triunfo de la Revolución
Liberal Restauradora (1899) y el ascenso de Cipriano Castro a la primera
magistratura nacional va a desencadenar una serie de transformaciones que son el resultado de la ejecución de diversas
acciones que fortalecen el poder central y quebranta el dominio de los
caudillos históricos”. Tomado de EL
OCASO DE UNA ESTIRPE de Inés Quintero. Alfadil/Trópicos. Pag. 31. 1989.
“Los gobierno de Betancourt, Leoni, Caldera y Carlos Andrés
Pérez en su primer gobierno han perpetrado esa costumbre de garantizar los
mejores puestos del Gabinete a los empresarios y grupos económicos dominantes,
más las fichas políticas que servirán
para darle contextura y cobertura para enmascarar y hacer aceptable la
realidad” Pedro Duno. LOS DOCE APOSTOLES. 1979.
Pag. 08.
Recientemente la periodista Sebastiana Barraez destacó el poder de “Los Apellidos” detrás del trono presidencial y su importancia en
la toma de decisiones en el poder judicial y la Defensa Pública. Esto me dio
pie a este ensayo histórico sobre los orígenes del tema, su transcendencia en
la historia de este país y la coyuntura actual.
El origen de “los apellidos”
viene de la época colonial. A este término con visos peyorativos se aludía
para referirse a los sectores aristocráticos, ricos de cuna, oligarcas, blancos criollos y de alta alcurnia, también identificados
como “godos”. Como se sabe nuestra sociedad colonial descansaba en estamentos, jerarquías, etc. dadas por el color de la
piel y la riqueza. En ese sentido los llamados “grandes cacaos” y apellidos estaba representado en los
Blancos criollos, hijos de la Corona Española, mientras que las grandes
mayorías estaban rezagadas al trabajo y la producción, formadas por una amplia
capa de mestizaje, más los esclavos e
indios. Rufino Blanco Fombona señala
que de “esos apellidos notables e ilustrados que aparecieron en las capitales
de América como promotores o simpatizantes de la independencia, también se encontraban en Caracas, por citar algunos, los
Muñoz Tébar, los Uztáriz, los Montillas, los Toro, los Bolívar, los Palacios,
los Blancos, los Bellos, los Salias, los Rivas, etc.”
Con el establecimiento de La República en 1830 la base
económica, social y política de la Venezuela Independiente sufre una importante
variación. Ya no es el color de la piel, ni mucho menos la metrópoli española
quien definirá el poder de Los Apellidos. Esta continuará en los antiguos
terratenientes y dueños de haciendas que nunca abandonaron sus propiedades, los
caudillos, militares que se van apropiar de grandes extensiones de tierras y
una incipiente burguesía comercial. Además de algunos artesanos y hombres
públicos destacados. Los estratos pobres del campesinado, el peonaje, la
servidumbre, negros e indios, quedan como sustento de los viejos y nuevos
apellidos. Sin embargo, no fue sino en 1854 cuando se dio la abolición de la esclavitud y la discriminación racial
continuó en el comportamiento societario.
Esa base estructural
económica y política es la que se encargará de darle cuerpo al Estado Venezolano,
su ente administrativo, la organización de su burocracia y el manejo de las
rentas. Es en este siglo XIX donde se van a dar grandes debates políticos sobre
el manejo de la cosa pública, la corrupción, la organización del país y el
ensanchamiento de la base social con los sectores o clase media. Sin embargo es
con Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez
que se va a debilitar el caudillismo de las regiones y estados hasta su
desaparición definitiva. La historiadora
Inés Quintero lo describe muy bien en el capítulo IV El ocaso de la
estirpe: “Después de la derrota de <<La Libertadora>> y ante el éxito obtenido, en parte
como consecuencia de la política centralizadora adelantada durante los primeros
años del régimen, se profundizan los cambios en el aparato militar, se afina
los términos de reparto de poder y se afianza legalmente el nuevo orden con una
Constitución a la medida de las circunstancias” allanándole el camino a
Juan Vicente Gómez. Pag.91. Como se sabe “La Libertadora” fue el un movimiento insurreccional liderado por el
conocidísimo hombre de negocios Manuel
Antonio Matos, figura estelar del Liberalismo Amarillo desde la época de
Guzmán Blanco, por negarse al afán centralizador de Castro y el pago de
los estipendios para mantener la burocracia
estatal. Acompañan a Matos otros
apellidos de poder económico como son los señores Egaña, Carlos Echeverría,
Hernández Valarino y Eduardo Motauban, también reputados y conocidos
hombres de la banca. Además de caudillos
locales en todo el país.
Con el ascenso de Gómez se afianza la estructura monopólica
del poder político a través de una férrea dictadura, se apoya económicamente en
la renta del café, cacao, cueros, sarrapia y otros productos del campo, hasta
que aparece en escena el petróleo que se va a obtener la supremacía en la
generación de las rentas del Estado. El
petróleo va a servir de caldero en donde comenzaría a evaporarse lentamente
la sociedad agraria venezolana. El
historiador Kleber Ramírez en su
libro VENEZUELA LA IV REPUBLICA
señala que al respeto del tema de “los
apellidos”, Juan Vicente Gómez “buscó primero soporte en la alta sociedad
oportunista y cobarde, esa que siempre se orienta por la necesidad de mantener
sus privilegios. Su hijo José Vicente y muchos otros
parientes, casaron con damas de esa mantuana sociedad, y sus hijas y otras
damas de “la familia” casaron con “señores de Caracas”. Aparte del respaldo
de la jerarquía eclesiástica y de sectores de la intelectualidad venezolana, el
sustento social más amplio le vino de los
dueños de haciendas, que siempre pusieron a la orden su peonada”. Pag.
46. Caracas 1991.
Con la llegada del
siglo XX surgen cambios en la estructura
social y económica que tiene como columna vertebrar la presencia del petróleo y
la visión rentista del Estado Venezolano. Se
amplía la base del poder económico y pasamos a un desarrollo capitalista
dependiente, cuya primera acción va a ser el proceso de industrialización a
partir de la “sustitución de las
importaciones” y las grandes inversiones en las industrias básicas. Emerge una clase media que va escalando
posiciones y estatus producto de nuestro avance educativo, costeado por el
Estado Venezolano. El poder adquisitivo de la moneda, sostenido por la renta
petrolera, permite un auge social y mejores condiciones de vida de los sectores
populares y asalariados, aunque no
desaparecen “los apellidos” y su contubernio con el poder político. El
filósofo e historiador Pedro Duno escribió
en el año 1979 un libro titulado LOS
DOCE APOSTOLES, que en poco tiempo se convirtió en un referente importante,
porque denunciaba con nombre y apellido a quienes se refería. Veamos este
párrafo: “Tú pones el dinero, pones el
país, pones el trabajo y la materia
prima y nosotros ponemos la experiencia, la sabiduría, la organización y la
dirección. Las ganancias la repartimos,
pero la repartimos nosotros, está es la realidad a la que alude Gustavo Cisneros, Pedro Tinoco y Gumersindo
Rodríguez” Pag. 58. Esta alianza entre el Estado, el capital
privado y los capitales trasnacionales fue lo que se conoció como LA GRAN VENEZUELA, a partir de La Nacionalización Petrolera del año 1983, que
si bien aportó grandes beneficios al Estado Venezolano y a todos los sectores
de la sociedad, sin embargo se elevó el consumismo, la corrupción política, el
lujo, el peculado y el derroche en los diferentes estratos de la sociedad. Agrega Pedro Duno: “El lujo abre y estimula el apetito,
incapacitado para hacerlo por las vías
normales, el hombre acude al
delito económico, se toca apresuradamente las fiestas del cómplice, se abandona
todo escrúpulo” Pag. 61.
¿Quiénes son esos 12
apóstoles o grandes apellidos de ese momento? Para el escritor Pedro Duno son: Pedro R. Tinoco,
Gumersindo Rodríguez, Diego Arria, Enrique Delfino, Gustavo Cisneros, Siro
Febres Cordero, Edgar Asis Espejo, Arturo Pérez Briceño, La familia Vollmer,
Luis Hugo Amador, Armando Tamayo Suarez y Carmelo Lauria. Estos apellidos más el capital trasnacional
buscaban desarrollar proyectos hacia la actividad industrial y financiera,
siderúrgica, petroquímica, petróleo, aluminio, maquinarías agrícolas, industria
naval y aeronáutica. Se buscaba superar
los grupos tradicionales de la burguesía y el desarrollo de una burguesía
del Estado Capitalista, sustraída del debate de los partidos
políticos, del debate parlamentario, de la división de los poderes y de la
opinión pública. Esto es la creación de un Sistema Nacional de Empresas del
Estado, según su mentor Pedro Tinoco.”
Pag. 84.
Así llegamos a la última década del siglo XX con muchas
promesas y escasos resultados. El segundo período de Carlos Andrés Pérez no
pudo llegar a feliz términos, con una revulsión social conocida como El
Caracaso (1989), dos intentos de golpes
de Estado (1992) y una crisis social y
política insostenible. Las elites políticas, sociales y económicas nunca llegaron a ponerse de
acuerdo en un modelo de transformación sistémico en el marco de una democracia
liberal, a pesar de los intento de la Comisión para la Reforma del Estado (COPRE), muy a pesar de tener representación de las fuerzas vivas,
fracasó estrepitosamente en las grandes
propuestas y el siguiente gobierno de
Caldera, fue la agonía del Pacto de Punto Fijo (1959), y
aún más, la muerte de la democracia
venezolana. Se preservaba a duras penas la burguesía tradicional frente a los
serios problemas económicos y el
populismo de Estado se había convertido en una pesada carga para el Estado,
agregando la nutrida corrupción administrativa. Parecía que el país no le dolía
a nadie ante su inminente derrumbe.
¿Qué hizo con el comandante HCF entre reforma y revolución?, prefiero la
segunda, de manera lenta y sostenida, una vez que superó los escollos de la Constituyente y el “vacío de poder” por su renuncia ante el
Alto mando Militar en el año 2002. Para el tema que estamos tratando podemos
concluir que su objetivo era y sigue siendo con el heredero, el control
absoluto del poder. Una visión totalitarista de Estado sin democracia real e
institucional. Chávez inauguró este
proceso estigmatizando “los apellidos”, sometiéndolos al escarnio público
con aquella famosa frase de “ser rico es malo”. Así que se dió a la
tarea de expropiar haciendas
productivas, comprar fincas en plena producción, ahogó empresas y parques
industriales de las grandes ciudades con impuestos y regulaciones de precios.
Se salvaron algunas empresas e industrias porque sus dueños decidieron callar y
someterse a los patrones impuestos a riegos de perecer. Empresarios como Lorenzo Mendoza de La Polar y Remavenca, Gustavo Cisneros y
Venevisión, Camero y Televen, etc. Otras empresas terminaron intervenidas
por la persecución del Estado como Radio Caracas Televisión del Grupo dirigido
por Marcel Graniel. El periódico
El Nacional de Miguel Otero Silva (hijo) no aceptó las presiones de venta y aunque
fue intervenida robando sus instalaciones, pudo emigrar y seguir trabajando
desde las redes digitales fuera del país. No paso igual con los empresarios
dueños de Globovisión, El Universal y Ultimas Noticias que terminaron vendidas
a nuevos dueños, con una nueva línea editorial a favor del chavismo-madurismo. Lo
curioso de esta vorágine estatista fue que todo lo que tocó el Estado Chavista
terminó en ruina, quiebra y desolación, el ejemplo más palpable lo tenemos en
lo que hoy es las empresas básicas del Estado y nuestra industria petrolera
denominada PDVSA. La corrupción se las ha tragado y el
surgimiento de los nuevos apellidos. Y con ellos un sinnúmero de enchufados, surgidos de una clase media arruinada, que
sabe que para mantenerse chupando de la teta del Estado deben bajar la cerviz,
absoluta sumisión y cero opiniones disidentes. Es el costo que se debe pagar en el reparto de
las migajas de la torta. Aplicando el viejo refrán que dice: En boca cerrada no entran moscas”
Carlos Blanco, autor del libro “Revolución y Desilusión” señala que “en Venezuela ha surgido una nueva clase
empresarial, entre los nuevos empresarios producidos por el régimen, cuyo símbolo
más importante puede ser Alex Saab,
al servició completo del régimen, que no
tiene ninguna limitación de naturaleza moral, cívica, ética, ni legal para su
acción. Es parte de “la nueva elite”
y allí se anotan algunos empresarios que vienen de la antigua camada de finales del siglo XX, también se han puesto
allí, acomodados con el proceso buscando sus beneficios. Y hay otro
empresariado, que forzosamente tiene que pagar el costo del silencio para
cuidar su patrimonio, tiene que “pasar agachado” para que la segadora estatal
que está cortando cabeza no le alcance…”
Ahora bien, veamos el caso de “Los Apellidos”, en la denuncia que nos presenta la periodista Sebastiana
Barraez . Se trata de un trabajo de investigación publicado el pasado 16 de junio a través de su programa
audiovisual SEBASTIANA SIN SECRETOS
bajo el titulo “El poder de los
apellidos”. He aquí esta nueva versión
de “Los Apellidos”, donde su hilo conductor proviene de Miraflores, pero
su entramado de red de redes es más extenso de lo que parece, no para el bien
común, sino para la maldad, el encubrimiento de la corrupción, el enriquecimiento
ilícito, la persecución política, etc. a
partir de estrategias que se inventan desde el poder. Sebastiana Barraes lo especifica desde el Poder Judicial, que es una
de sus fuentes periodísticas. Veamos el resumen:
Nicolás Maduro Moros /
Cilia Adela Flores de Maduro (el poder tras el poder) Tiene una
poderosa red donde está su ex marido, sobrinos, hijos y otros familiares.
-Irvin Molina Flores (sobrino) / Walter Gaviria. Se encargan de armar expedientes, violentar los
derechos humanos, como instrumentos políticos.
María Adelaida Maduro
Moros / hermana. Fue
esposa del entonces Defensor Público General Ciro Araujo. Directora de Defensa
Pública, desde enero de 2016. Jefe de
Recursos Humanos de la Defensa
Pública. Es hermana de Roger Flores.
Estos llamados “defensores” son los que
niegan a los presos políticos a nombrar sus defensores privados, cumpliendo
órdenes de Miraflores.
Ciro Ramón Araujo. Fue el esposo de la hermana de Maduro. En Octubre de
2011 fue nombrado Defensor Público
encargado. Cuñado de Nicolás Maduro. Nunca proceso nada. Estuvo hasta 2015.
Walter Ramón Gavidia
Rodríguez (1er esposo de Cilia Flores) En el 2013 fue
Presidente de la Fundación Negra Hipólita y Fundación José Félix Ribas. Formó
parte del MBR200. Diputado al parlamento latinoamericano entre el año 2000 y
2011. En los últimos años ha estado de bajo perfil.
Edgar Gavidea Rodríguez (hermano). Desde 2014 fue nombrado
Magistrado del TSJ. Gracias a que fue cuñado de Cilia Flores y tío de sus hijos.
Presidente de la Sala de Casación Social y 1er Vicepresidente del Concejo Metropolitano de Caracas por el MBR.
Actualmente en Coordinador Nacional de la Jurisdicción de Protección de Niñas,
Niños y Adolescentes.
Walter Jacob Gavidia
Flores (hijo de
Cilia Flores) En 2007 denuncio hechos de corrupción del Alcalde Juan Barreto
sin llegar a nada. Fue Juez de 1era Instancia del área metropolitana de Caracas
en funciones de juicios penales (2014).
Efraín Antonio Campos
Flores y su primo Franklin Francisco Flores de Freitas (caso del Narco sobrinos)
Jennifer Karina Fuentes
Gómez de Gavidia.
Esposa de Walter Jacobo Gavidia Flores. Sobrina de la Magistrada, Presidente de la Sala de
Casación Penal del TSJ. Es abogada, asistente de la Sala que preside su tía. Jefe de los jueces
de Venezuela.
Elsa Janeth Gómez
Moreno. Magistrada
del TSJ. Presidente de la Sala de Casación Penal del TSJ y Coordinadora Nacional del Sistema de
Responsabilidad Penal del Adolescente. Gracias a la revolución ha ascendido
rápidamente. Miembro de la Corte de Apelación de Caracas. Favoreció al General
del Ejercito Víctor Cruz Weffer imputado por
enriquecimiento ilícito y ocultamiento de datos en la declaración jurada
de bienes. Además esta magistrada es tía de los nietos de la madre de Cilia
Flores.
Carlos Ramírez, quien se desempeñaba como asistente del TSJ.
Fue detenido al ser grabado portando 14
mil dólares de una extorsión para liberar a un detenido. Este joven estaría
relacionado con la magistrada.
Carlos Erik Malpica
Flores. Sobrino de
Cilia Flores. Esposo de la Magistrada
Michell Adriana Velázquez Grillet. Hijo de Eloisa Flores, hermana de de Cilia
Flores. Fue Vicepresidente de Finanzas de PDVSA, hasta el 2016. Además de
administrador durante el desempeño de
Cilia Flores como Presidente de la AN. Además de Director de Administración de
la Cancillería. Director General de Servicios de la AN cuando Nicolás Maduro era Presidente de la
misma. Tesorero Nacional y Director de BANDES. Su familia registró numerosas
empresas en Panamá.
Hermana de Carlos Erik
/ Iriani. Tía
paterna de Evelin Milagros Malpica y el padre Carlos Evelio. Con altos cargos
Evelin preside 11 compañías y dirige 16.
Michell Adriana
Velásquez Grillet.
Esposa del sobrino preferido de Cilia Flores. Magistrada nombrada a dedo, ocupando
el cargo vacante de Calixto Ortega. Ni siquiera encabezaba la lista de los
magistrados suplentes.
Después de esta exhaustiva lista, la periodista Sebastiana
concluye: “Cuando observamos la historia
de este entramado familiar la pregunta que nos hacemos como venezolanos es
alguien puede apostar que la justicia no solo está separada de los otros
poderes, sino que la conclusión es que
aquí hay intereses estrictamente manejados desde el punto de vista familiar, es
decir halan unos hilos y se inventan operaciones como el caso del Brazalete
Blanco, pero además la cantidad de personas detenidas, procesadas, enjuiciadas,
muchísimo de ellos totalmente inocentes. Pero hay más, el nombramiento de los
magistrados express, a cargo de Diosdado Cabello y la pequeña cuota que tienen
los hermanos Rodríguez Gómez en el Poder
Judicial”
Al final toda nuestra institucionalidad esta permeada por estos asaltantes del poder
con un bárbaro nepotismo estatal entre familiares, compadres y amigos del
régimen. No hay Poder Legislativo que
legisle, solamente produce instrumentos punitivos contra sectores de la sociedad; El Poder Judicial no imparte justicia, es un instrumento para la
represión, para encarcelar por mandato superiores; El poder ciudadano no hace otra que perseguir, igual la Fiscalía, la Contraloría; El Poder Electoral convertido en un bufete de Miraflores para administrar procesos
que cree tener controlados; etc. Frente
a esta muestra, pero hay más, es que Carlos Blanco, asesor principal de María Corina Machado considera que en Venezuela no
está planteado la Reforma del Estado, como se planteó en el período
democrático, sino la construcción del
Estado y sus institucionalidad democrática.
¿Se resolverá a futuro
el dilema de “Los Apellidos” en Venezuela? Este es otro debate, porque no estoy en contra de
quienes trabajan con dignidad, moral, y esfuerzo para labrar un nombre y un
apellido en la sociedad y contribuir a
su sano desarrollo para él, su familia y el país. Ese es mi norte y mi guía.
Siempre estaré en contra de aquellos que hace su riqueza a partir del
robo del erario público, como estos nuevos apellidos nefastos: Los
Chávez, Los Cabello, Los Rodríguez, Los
Aisami, Los Flores, Los Saab, Los Padrino, etc. que han destruido este amado
país, sembrándolo de miseria, dolor y angustia.