martes, 2 de julio de 2024

EL DILEMA DE "LOS APELLIDOS" EN VENEZUELA

 

   


                                      EL DILEMA DE  “LOS APELLIDOS”  EN  VENEZUELA

 

“El estudio más completo que sobre la organización social se realizó en el siglo XIX, fue llevado a cabo por Rafael María Baralt quien, 1850, escribió un texto donde se dedica a describir la población venezolana de la Colonia, y hasta  los años previos a la Independencia dice que: <<era tan heterogénea como sus leyes. Hallábase dividida en clases distintas, no por meros accidentes, sino por el  alto valladar de las leyes y de las costumbres. Había españoles, criollos, gente de color libres, esclavos e indios.  Citado por Roberto Briceño León en su libro LA MODERNIDAD MESTIZA. Pag. 155. 2018

Aristócratas también se les llamaban.  Aristocracia quiere decir allí, a menudo, limpieza de sangre, y puede adquirir mayor si se acompaña de buena fortuna o si, por los abuelos o por sí mismo, se ha servido del Estado o se ha socorrido al Monarca con dinero en los apuros de la Corona. (…) En Caracas hay pocos condes y pocos marqueses, pero muchos mantuanos o patricios sin título. Tomado de MOCEDADES DE BOLIVAR de Rufino Blanco Fombona. Pag 38. Caracas. 1969.



El triunfo de la Revolución Liberal Restauradora (1899) y el ascenso de Cipriano Castro a la primera magistratura nacional va a desencadenar una serie de transformaciones que  son el resultado de la ejecución de diversas acciones que fortalecen el poder central y quebranta el dominio de los caudillos históricos”. Tomado de EL OCASO DE UNA ESTIRPE de Inés Quintero. Alfadil/Trópicos. Pag. 31. 1989.

“Los gobierno  de Betancourt, Leoni, Caldera y Carlos Andrés Pérez en su primer gobierno han perpetrado esa costumbre de garantizar los mejores puestos del Gabinete a los empresarios y grupos económicos dominantes, más las fichas políticas  que servirán para darle contextura y cobertura para enmascarar y hacer aceptable la realidad” Pedro Duno. LOS DOCE APOSTOLES. 1979. Pag. 08.

 


Recientemente la periodista Sebastiana Barraez destacó el poder de “Los Apellidos” detrás del trono presidencial y su importancia en la toma de decisiones en el poder judicial y la Defensa Pública. Esto me dio pie a este ensayo histórico sobre los orígenes del tema, su transcendencia en la historia de este país y la coyuntura actual.

El origen de “los apellidos” viene de la época colonial. A este término con visos peyorativos se aludía para referirse a los sectores aristocráticos, ricos de  cuna, oligarcas,  blancos criollos y de alta alcurnia, también identificados como “godos”. Como se sabe nuestra sociedad colonial descansaba en estamentos,  jerarquías, etc. dadas por el color de la piel y la riqueza. En ese sentido los llamados “grandes cacaos” y apellidos estaba representado  en  los Blancos criollos, hijos de la Corona Española, mientras que las grandes mayorías estaban rezagadas al trabajo y la producción, formadas por una amplia capa de mestizaje,  más los esclavos e indios. Rufino Blanco Fombona señala que de “esos apellidos notables e  ilustrados que aparecieron en las capitales de América como promotores o simpatizantes de la independencia, también  se encontraban en Caracas, por citar algunos,  los Muñoz Tébar, los Uztáriz, los Montillas, los Toro, los Bolívar, los Palacios, los Blancos, los Bellos, los Salias, los Rivas, etc.”



Con el establecimiento de La República en 1830 la base económica, social y política de la Venezuela Independiente sufre una importante variación. Ya no es el color de la piel, ni mucho menos la metrópoli española quien definirá el poder de Los Apellidos. Esta continuará en los antiguos terratenientes y dueños de haciendas que nunca abandonaron sus propiedades, los caudillos, militares que se van apropiar de grandes extensiones de tierras y una incipiente burguesía comercial. Además de algunos artesanos y hombres públicos destacados. Los estratos pobres del campesinado, el peonaje, la servidumbre, negros e indios, quedan como sustento de los viejos y nuevos apellidos. Sin embargo, no fue sino en 1854 cuando se dio la abolición  de la esclavitud y la discriminación racial continuó en el comportamiento societario.

 Esa base estructural económica y política es la que se encargará de darle cuerpo al Estado Venezolano, su ente administrativo, la organización de su burocracia y el manejo de las rentas. Es en este siglo XIX donde se van a dar grandes debates políticos sobre el manejo de la cosa pública, la corrupción, la organización del país y el ensanchamiento de la base social con los sectores o clase media. Sin embargo es con Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez que se va a debilitar el caudillismo de las regiones y estados hasta su desaparición definitiva. La historiadora Inés Quintero lo describe muy bien en el capítulo IV El ocaso de la estirpe: “Después de  la derrota de <<La Libertadora>> y ante el éxito obtenido, en parte como consecuencia de la política centralizadora adelantada durante los primeros años del régimen, se profundizan los cambios en el aparato militar, se afina los términos de reparto de poder y se afianza legalmente el nuevo orden con una Constitución a la medida de las circunstancias” allanándole el camino a Juan Vicente  Gómez.  Pag.91.  Como se sabe “La Libertadora” fue el un movimiento insurreccional liderado por el conocidísimo hombre de negocios Manuel Antonio Matos, figura estelar del Liberalismo Amarillo desde la época de Guzmán Blanco, por negarse al afán centralizador de Castro y el pago de los  estipendios para mantener la burocracia estatal. Acompañan a Matos otros apellidos de poder económico como son los señores Egaña, Carlos Echeverría, Hernández Valarino y Eduardo Motauban, también reputados y conocidos hombres de la banca. Además  de caudillos locales en todo el país.



Con el ascenso de Gómez se afianza la estructura monopólica del poder político a través de una férrea dictadura, se apoya económicamente en la renta del café, cacao, cueros, sarrapia y otros productos del campo, hasta que aparece en escena el petróleo que se va a obtener la supremacía en la generación de las rentas del Estado. El petróleo va a servir de caldero en donde comenzaría a evaporarse lentamente la  sociedad agraria venezolana. El historiador Kleber Ramírez en su libro VENEZUELA LA IV REPUBLICA señala que al respeto del tema de “los apellidos”, Juan Vicente Gómez “buscó primero soporte en la alta sociedad oportunista y cobarde, esa que siempre se orienta por la necesidad de mantener sus privilegios. Su hijo José Vicente y muchos otros parientes, casaron con damas de esa mantuana sociedad, y sus hijas y otras damas de “la familia” casaron con “señores de Caracas”. Aparte del respaldo de la jerarquía eclesiástica y de sectores de la intelectualidad venezolana, el sustento social más amplio le vino de los  dueños de haciendas, que siempre pusieron a la orden su peonada”. Pag. 46. Caracas 1991.



 Con la llegada del siglo XX  surgen cambios en la estructura social y económica que tiene como columna vertebrar la presencia del petróleo y la visión rentista del Estado Venezolano. Se amplía  la base del poder económico  y pasamos a un desarrollo capitalista dependiente, cuya primera acción va a ser el proceso de industrialización a partir de la “sustitución de las importaciones” y las grandes inversiones en las industrias básicas. Emerge una clase media que va escalando posiciones y estatus producto de nuestro avance educativo, costeado por el Estado Venezolano. El poder adquisitivo de la moneda, sostenido por la renta petrolera, permite un auge social y mejores condiciones de vida de los sectores populares y asalariados, aunque no desaparecen “los apellidos” y su contubernio con el poder político. El filósofo e historiador Pedro Duno escribió en el año 1979 un libro titulado LOS DOCE APOSTOLES, que en poco tiempo se convirtió en un referente importante, porque denunciaba con nombre y apellido a quienes se refería. Veamos este párrafo: “Tú pones el dinero, pones el país, pones  el trabajo y la materia prima y nosotros ponemos la experiencia, la sabiduría, la organización y la dirección. Las ganancias la repartimos, pero la repartimos nosotros, está es la realidad a la que alude Gustavo Cisneros, Pedro Tinoco y Gumersindo RodríguezPag. 58.  Esta alianza entre el Estado, el capital privado y los capitales trasnacionales fue lo que se conoció como LA GRAN VENEZUELA, a partir de La  Nacionalización Petrolera del año 1983, que si bien aportó grandes beneficios al Estado Venezolano y a todos los sectores de la sociedad, sin embargo se elevó el consumismo, la corrupción política, el lujo, el peculado y el derroche en los diferentes estratos de la sociedad. Agrega Pedro Duno: El lujo abre y estimula el apetito, incapacitado para hacerlo por las vías  normales, el  hombre acude al delito económico, se toca apresuradamente las fiestas del cómplice, se abandona todo escrúpulo” Pag. 61.



¿Quiénes son esos 12 apóstoles o grandes apellidos de ese momento? Para el escritor Pedro Duno son: Pedro R. Tinoco, Gumersindo Rodríguez, Diego Arria, Enrique Delfino, Gustavo Cisneros, Siro Febres Cordero, Edgar Asis Espejo, Arturo Pérez Briceño, La familia Vollmer, Luis Hugo Amador, Armando Tamayo Suarez y Carmelo Lauria.  Estos apellidos más el capital trasnacional buscaban desarrollar proyectos hacia la actividad industrial y financiera, siderúrgica, petroquímica, petróleo, aluminio, maquinarías agrícolas, industria naval y aeronáutica. Se buscaba superar los grupos tradicionales de la burguesía y el desarrollo de una burguesía del Estado  Capitalista,  sustraída del debate de los partidos políticos, del debate parlamentario, de la división de los poderes y de la opinión pública. Esto es la creación de un Sistema Nacional de Empresas del Estado, según su mentor Pedro Tinoco.”  Pag. 84.  



Así llegamos a la última década del siglo XX con muchas promesas y escasos resultados. El segundo período de Carlos Andrés Pérez no pudo llegar a feliz términos, con una revulsión social conocida como El Caracaso (1989),  dos intentos de golpes de Estado (1992)  y una crisis social y política insostenible. Las elites políticas, sociales  y económicas nunca llegaron a ponerse de acuerdo en un modelo de transformación sistémico en el marco de una democracia liberal, a pesar de los  intento de la Comisión para la Reforma  del Estado (COPRE), muy a pesar de tener representación de las fuerzas vivas, fracasó estrepitosamente en las  grandes propuestas y  el siguiente gobierno de Caldera, fue la  agonía del Pacto de Punto Fijo (1959), y aún más,  la muerte de la democracia venezolana. Se preservaba a duras penas la burguesía tradicional frente a los serios problemas económicos y  el populismo de Estado se había convertido en una pesada carga para el Estado, agregando la nutrida corrupción administrativa. Parecía que el país no le dolía a nadie ante su inminente  derrumbe.

¿Qué hizo  con el comandante HCF entre   reforma y revolución?, prefiero la segunda, de manera lenta y sostenida, una vez que superó los escollos de  la Constituyente y  el “vacío de poder” por su renuncia ante el Alto mando Militar en el año 2002. Para el tema que estamos tratando podemos concluir que su objetivo era y sigue siendo con el heredero, el control absoluto del poder. Una visión totalitarista de Estado sin democracia real e institucional. Chávez inauguró este proceso estigmatizando “los apellidos”, sometiéndolos al escarnio público con aquella  famosa frase de “ser rico es malo”. Así que se dió a la tarea de expropiar haciendas productivas, comprar fincas en plena producción, ahogó empresas y parques industriales de las grandes ciudades con impuestos y regulaciones de precios. Se salvaron algunas empresas e industrias porque sus dueños decidieron callar y someterse a los patrones impuestos a riegos de perecer. Empresarios como Lorenzo Mendoza de La  Polar y Remavenca, Gustavo Cisneros y Venevisión, Camero y Televen, etc. Otras empresas terminaron intervenidas por la persecución del Estado como Radio Caracas Televisión del Grupo dirigido por Marcel Graniel. El periódico El  Nacional de Miguel Otero Silva (hijo) no aceptó las presiones de venta y aunque fue intervenida robando sus instalaciones, pudo emigrar y seguir trabajando desde las redes digitales fuera del país. No paso igual con los empresarios dueños de Globovisión, El Universal y Ultimas Noticias que terminaron vendidas a nuevos dueños, con una nueva línea editorial a favor del chavismo-madurismo. Lo curioso de esta vorágine estatista fue que todo lo que tocó el Estado Chavista terminó en ruina, quiebra y desolación, el ejemplo más palpable lo tenemos en lo que hoy es las empresas básicas del Estado y nuestra industria petrolera denominada PDVSA. La corrupción se las ha tragado y el surgimiento de los nuevos apellidos. Y con ellos un sinnúmero de enchufados, surgidos de una clase media arruinada, que sabe que para mantenerse chupando de la teta del Estado deben bajar la cerviz, absoluta sumisión y cero opiniones disidentes. Es  el costo que se debe pagar en el reparto de las migajas de la torta. Aplicando el viejo refrán que dice: En boca cerrada no entran moscas



Carlos Blanco, autor del libro “Revolución y Desilusión” señala que “en Venezuela ha surgido una nueva clase empresarial, entre los nuevos empresarios producidos por el régimen, cuyo símbolo más importante puede ser Alex Saab, al servició completo  del régimen, que no tiene ninguna limitación de naturaleza moral, cívica, ética, ni legal para su acción. Es parte de “la nueva elite” y allí se anotan algunos empresarios que vienen de la antigua camada de  finales del siglo XX, también se han puesto allí, acomodados con el proceso buscando sus beneficios. Y hay otro empresariado, que forzosamente tiene que pagar el costo del silencio para cuidar su patrimonio, tiene que “pasar agachado” para que la segadora estatal que está cortando cabeza no le alcance…”  

Ahora bien, veamos el caso de “Los Apellidos”, en la denuncia que nos presenta la periodista  Sebastiana Barraez . Se trata de un trabajo de investigación publicado  el pasado 16 de junio a través de su programa audiovisual SEBASTIANA SIN SECRETOS bajo el titulo “El poder de los apellidos”. He aquí esta nueva versión  de “Los Apellidos”,  donde  su hilo conductor proviene de Miraflores, pero su entramado de red de redes es más extenso de lo que parece, no para el bien común, sino para la maldad, el encubrimiento de la corrupción, el enriquecimiento ilícito, la  persecución política, etc. a partir de estrategias que se inventan desde el poder. Sebastiana Barraes lo especifica desde el Poder Judicial, que es una de sus fuentes periodísticas. Veamos el resumen:



Nicolás Maduro Moros / Cilia Adela Flores de  Maduro (el poder tras el poder) Tiene una poderosa red donde está su ex marido, sobrinos, hijos y otros familiares.

-Irvin Molina Flores (sobrino) / Walter Gaviria. Se encargan de armar expedientes, violentar los derechos humanos, como instrumentos políticos.

María Adelaida Maduro Moros / hermana. Fue esposa del entonces Defensor Público General Ciro Araujo. Directora de Defensa Pública, desde enero de 2016. Jefe de  Recursos Humanos de  la Defensa Pública. Es hermana de Roger Flores. Estos  llamados “defensores” son los que niegan a los presos políticos a nombrar sus defensores privados, cumpliendo órdenes de Miraflores.

Ciro Ramón Araujo. Fue el  esposo de la hermana de Maduro. En Octubre de 2011 fue nombrado  Defensor Público encargado. Cuñado de Nicolás Maduro. Nunca proceso nada. Estuvo hasta 2015.

Walter Ramón Gavidia Rodríguez  (1er esposo de Cilia Flores) En el 2013 fue Presidente de la Fundación Negra Hipólita y Fundación José Félix Ribas. Formó parte del MBR200. Diputado al parlamento latinoamericano entre el año 2000 y 2011. En los últimos años ha estado de bajo perfil.

Edgar Gavidea Rodríguez (hermano). Desde 2014 fue nombrado Magistrado del TSJ. Gracias a que fue cuñado de Cilia Flores y tío de sus hijos. Presidente de la Sala de Casación Social y 1er Vicepresidente del Concejo  Metropolitano de Caracas por el MBR. Actualmente en Coordinador Nacional de la Jurisdicción de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes.

Walter Jacob Gavidia Flores (hijo de Cilia Flores) En 2007 denuncio hechos de corrupción del Alcalde Juan Barreto sin llegar a nada. Fue Juez de 1era Instancia del área metropolitana de Caracas en funciones de juicios penales (2014).

Efraín Antonio Campos Flores y su primo Franklin Francisco Flores de Freitas (caso del Narco sobrinos)

Jennifer Karina Fuentes Gómez de Gavidia. Esposa de Walter Jacobo Gavidia Flores. Sobrina de  la Magistrada, Presidente de la Sala de Casación Penal del TSJ. Es abogada, asistente de la  Sala que preside su tía. Jefe de los jueces de Venezuela.

Elsa Janeth Gómez Moreno. Magistrada del TSJ. Presidente de la Sala de Casación Penal del TSJ y  Coordinadora Nacional del Sistema de Responsabilidad Penal del Adolescente. Gracias a la revolución ha ascendido rápidamente. Miembro de la Corte de Apelación de Caracas. Favoreció al General del Ejercito Víctor Cruz Weffer imputado por  enriquecimiento ilícito y ocultamiento de datos en la declaración jurada de bienes. Además esta magistrada es tía de los nietos de la madre de Cilia Flores.

Carlos Ramírez, quien se desempeñaba como asistente del TSJ. Fue detenido al ser grabado  portando 14 mil dólares de una extorsión para liberar a un detenido. Este joven estaría relacionado con la magistrada.

Carlos Erik Malpica Flores. Sobrino de Cilia  Flores. Esposo de la Magistrada Michell Adriana Velázquez Grillet. Hijo de Eloisa Flores, hermana de de Cilia Flores. Fue Vicepresidente de Finanzas de PDVSA, hasta el 2016. Además de administrador durante  el desempeño de Cilia Flores como Presidente de la AN. Además de Director de Administración de la Cancillería. Director General de Servicios de la AN  cuando Nicolás Maduro era Presidente de la misma. Tesorero Nacional y Director de BANDES. Su familia registró numerosas empresas en Panamá.

Hermana de Carlos Erik / Iriani. Tía paterna de Evelin Milagros Malpica y el padre Carlos Evelio. Con altos cargos Evelin preside 11 compañías y dirige 16.

Michell Adriana Velásquez Grillet. Esposa del sobrino preferido de Cilia Flores. Magistrada nombrada a dedo, ocupando el cargo vacante de Calixto Ortega. Ni siquiera encabezaba la lista de los magistrados suplentes.



Después de esta exhaustiva lista, la periodista Sebastiana concluye: “Cuando observamos la historia de este entramado familiar la pregunta que nos hacemos como venezolanos es alguien puede apostar que la justicia no solo está separada de los otros poderes, sino que la  conclusión es que aquí hay intereses estrictamente manejados desde el punto de vista familiar, es decir halan unos hilos y se inventan operaciones como el caso del Brazalete Blanco, pero además la cantidad de personas detenidas, procesadas, enjuiciadas, muchísimo de ellos totalmente inocentes. Pero hay más, el nombramiento de los magistrados express, a cargo de Diosdado Cabello y la pequeña cuota que tienen los hermanos Rodríguez Gómez en el  Poder Judicial



Al final toda nuestra institucionalidad  esta permeada por estos asaltantes del poder con un bárbaro nepotismo estatal entre familiares, compadres y amigos del régimen. No hay Poder Legislativo que legisle, solamente produce instrumentos punitivos contra sectores  de la sociedad; El Poder Judicial no imparte justicia, es un instrumento para la represión, para encarcelar por mandato superiores; El poder ciudadano no hace otra que perseguir, igual la Fiscalía, la Contraloría; El Poder Electoral convertido en un bufete  de Miraflores para administrar procesos que cree tener controlados; etc.  Frente a esta muestra, pero hay más, es que Carlos  Blanco, asesor principal de María Corina Machado considera que en Venezuela no está planteado la Reforma del Estado, como se planteó en el período democrático,  sino la construcción del Estado y sus institucionalidad democrática.



¿Se resolverá a futuro el dilema de “Los Apellidos” en Venezuela? Este es otro debate, porque no estoy en contra de quienes trabajan con dignidad, moral, y esfuerzo para labrar un nombre y un apellido  en la sociedad y contribuir a su sano desarrollo para él, su familia y el país. Ese es mi norte y mi guía. Siempre  estaré en contra de  aquellos que hace su riqueza a partir del robo del erario público, como estos nuevos apellidos nefastos:  Los Chávez, Los  Cabello, Los Rodríguez, Los Aisami, Los Flores, Los Saab, Los Padrino, etc. que han destruido este amado país, sembrándolo de miseria, dolor y angustia.