CRONICA: ORLANDO ABREU. UN CASO DE
XENOFOBIA.
XENOFOBIA: “Se denomina el rechazo, el odio o la hostilidad hacia los extranjeros.
Las actitudes de intolerancia y aversión xenófobas hacia quienes vienen de
otros países o de culturas diferentes, pueden provocar reacciones diversas
entre los xenófobos, que van desde la
indiferencia, la falta de empatía y el rechazo manifiesto hasta el desprecio, las amenazas y las agresiones
físicas y el asesinato”. Tomado de significados. Com.
“Yo desde los 11 años
fui esclavo del te local (droga).
Tuve en la cárcel muchas veces y cometí
toda clase de robo hasta llegar matar a una persona. Pertenecí a la banda de
“Los Pulpos” y “Los Malditos del Triunfo”.
Todo lo que he hecho lo pagué. Ahora soy pastor evangélico y predico en
las comunidades. Solo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, Cristo me
salvó”. Declaraciones a la prensa de
Oscar Narro. Octubre, 2020. Peruano ex
presidiario, pastor evangélico.
2017 fue un año crucial
para Venezuela. La
hiperinflación, las colas y la escasez de alimentos y del dinero en
efectivo, la violencia y muerte en las manifestaciones
callejeras, en fin la muerte de la democracia hicieron que el éxodo de
venezolanos al extranjero se elevara. Su destino Colombia, Perú, Panamá,
República Dominicana, Ecuador, Uruguay y Argentina, entre otros. De aquel
hermoso pueblito llamado Santa Cruz de Aragua partió ORLANDO ABREU hacia tierras lejanas. Un muchacho noble, de familia
modesta, que recién salía de la adolescencia, que solo conocía el pueblo de Santa Cruz de Aragua. Le habían dicho que en Perú era un sitio ideal para establecerse para trabajar y ayudar a
su familia. La decisión de emigrar no resultó fácil porque Orlando era muy
popular en Santa Cruz por su espíritu jovial, jocoso, alegre y conversador. Sus padres hasta el
final le rogaron que no se fuera, pero pudo más la terquedad del joven
impetuoso y su promesa de ayudar económicamente a sus padres, que atendían un
negocio de comida, pero las perdidas eran cada día mayores. Su hermana María José quería irse
también, porque era muy pegado a su hermano, pero a la final ni tenían el
dinero y los padres se lo impidieron. Orlando
le dijo a su hermana que esperase a establecerse para mandarle dinero y se
fuera a donde el estuviera. El día que se fue, nadie lo podía creer en el pueblo. Se fue de madrugada y solo sus
padres y hermana lo sabían, porque dizque no lo iban a dejar ir. Pero él decía:
“Yo
por ayudar a mis padres ver por mi futuro hago lo que sea, menos robar”. Orlando,
con apenas 22 años, se consideraba con muchas fortalezas para seguir adelante,
sus planes eran establecerse en Perú y regresar a los cinco años y seguir
estudiando.
Después de un intenso y agotador viaje en autobús Orlando
llegó a la ciudad de Trujillo, provincia del Perú, donde se estableció, con la
ayuda de varios venezolanos. Trujillo es la segunda ciudad receptora de
población colombiana y venezolana. Allí tuvo varios trabajos menores en tiendas y repartidor hasta que con sus
ahorros se compró mercancía de bisuterías y fantasía y vendía de manera
ambulante por la ciudad y los mercados. Había caído muy bien en el lugar, tanto
es así que por su actitud servicial era muy querido y solidarios con él. A los
dos años cumplió lo prometido, se trajo
a su hermana María José, quien no se
hallaba sin su hermano tan lejos. La pandemia del Covid19 les afecto muchísimo
y sus ahorros escaseaban, tanto así que habían pensado en regresar a su país. Orlando
era de muy buen carácter y caía en gracia a donde llegaba, aunque no soportaba
las injusticias y las actitudes xenófobas de algunos peruanos. María José lo
dice: “Aquí vinimos fue a trabajar y a
luchar por nuestro futuro, los venezolanos somos alegres y emprendedores, debe
ser eso los que les causa egoísmo y hasta odio hacia nosotros. Una vez mi
hermano me dijo que había un problema con una peruana de nombre Manuela López que
cada vez que lo veía en el mercado lo echaba y le decía que se fuera para su
país, incluso llegó a llamarlo <<basura>>. Esto indigno a
mi hermano y le dijo que ese mercado no era de ella y que tenía libertad para
trabajar allí y recorrer sus instalaciones cuantas veces el quisiera. De tal
manera que el odio de esa señora fue creciendo contra mi hermano día a día”.
OSCAR ENRIQUE NARRO
CORREA, peruano, de
50 años, de extracción popular, con profundos traumas por abandono de sus
padres, con un alto prontuario delictivo
que incluía robo, estafas, líder de bandas y hasta un crimen por lo que estuvo
en la cárcel once años, supuestamente se había regenerado al salir de la
cárcel, convirtiéndose en Pastor Evangélico,
declaraba que: “muchas cosas había hecho
por la ignorancia, pero todo lo que he hecho ya lo pagué, ahora soy un hombre
sano entregado a Cristo”. Amigo de
Manuela, fue quien le habló de los intercambios de palabras que había tenido
con el joven venezolano ORLANDO ABREU días
antes, fermento de odio visceral. De tal manera que la xenofobia se le fue a la
cabeza y con el añadido de alcohol y droga se buscó una pistola que tenía
guardada para cometer atracos y se fue en la tarde a esperar que llegara al
lugar donde Orlando guardaba su mercancía. Ya eran casi las siete de la noche
del 24 de Enero del 2021, cuando CARACORTADA, como también es conocido,
lo intercepta sin permitirle salir del depósito y lo acusa:
¡Conmigo no te metas!
¡Respeta a la gente que está hablando!
¿Qué paso viejo? ¿Qué
pasó? Yo no me he metido con nadie, yo no me he metido con ustedes
¡La concha de tu madre! ¡La
concha de tu madre! (Intenta dispararle en dos ocasiones pero el arma se le
traba). El joven venezolano se agacha para protegerse detrás del mostrador,
pero CARACORTADA se le acerca impaciente, intenta golpearlo y se aleja
nuevamente.
Escúchame viejo, yo no
me he metido con ustedes (reculando un poco)
¡No te metas con la
gente que no debes! ¡No te metas con la gente! ¡Yo te quiero matar! Grita el
asesino.
Segundos después, el pistolero logra destrabar el arma y
dispara dos balazos al cuerpo. Orlando cae aparatosamente y empieza a llorar
desconsoladamente pidiendo ayuda. El delincuente se escapa y al joven se le va la vida lentamente y con ellos los
sueños truncados de volver a su casa y
abrazar a sus padres. El llanto amargo y desolador que se escucha en el
video es de un niño inocente, truncado
sus sueños de regresar a su país y abrazar a sus amados padres.
Después vendría el viacrucis para su hermana MARIA JOSE ABREU. La conmoción de la
fatal perdida, el trago amargo de informarle a sus padres en Venezuela y ver a
su hermano en la morgue. En su auxilio
acudió una legión de venezolanos y amigos peruanos que se habían ganado los
hermanos Abreu y unieron esfuerzos, hicieron colectas “para hacerle un velorio digno a
mi hermano y la cremación” dice María José. Cuanto pesar por una muerte
injusta ante un criminal de baja calaña, que se escondía detrás del evangelio
sus frustraciones, su xenofobia, su odio contra sus semejantes. Oscar Narro,
alias caracortada, escapó del lugar y se
escondió con una mujer en su casa de un barrio cercano al mercado. Producto del escándalo y el video que se
hizo viral a nivel mundial, donde se evidencia el vil asesinato a sangre
fría y Orlando solo defendiéndose con palabras, es que finalmente la policía peruana
se vio obligada a dar con su paradero, después que habían transcurrido tres
semanas del hecho. Muchos fueron los artistas venezolanos y extranjeros que se
pronunciaron contra la xenofobia en el Perú y que se hiciera justicia. Su
abogado señaló posteriormente a la prensa que el sujeto “pedía perdón y que él no tenía nada en contra de Orlando Abreu, que actuó bajo los efectos del alcohol y
las drogas”. Una manera de manipular y reducir su pena carcelaria, ya
que se estaba pidiendo cadena perpetua para este asesino
reincidente.
No bastaba el calvario que MARIA JOSE llevaba por
dentro desde el momento que se enteró de la muerte de su hermano. Ahora
vinieron las amenazas y mensajes que también a ella le pasaría lo mismo, que no
denunciara a caracortada, lo que supone una red de mafias desde los bajos fondos.
Así que María José se vio obligada a salir del país de manera secreta hacia el
país vecino para resguardase. “Mi única ancla en ese país era mi hermano. Perú
me arrebato a mi hermano en la persona de ese criminal para lo cual pido la
pena máxima, no me gustaría volver a ese país. Siempre recuerdo que me
decía: Gorda, a pesar de todo, siempre tienes que seguir adelante,
siempre. Le doy las gracias a las redes sociales, a los artistas que se
manifestaron por las redes, porque eso ayudó mucho a agilizar la captura del
asesino, de la policía que estuviera más pendiente. Gracias, porque la gente se
entere de la verdad y que mi hermano era un CHICO HONESTO Y TRABAJADOR”.
Por estos días un
crespón oscuro cubre el pueblo de
Santa Cruz de Aragua. Un llanto sordo convertido en letanía en aquella humilde
familia que solo recibirá una cajita de madera,
de lo que algún día fue su sueño, su amor y alegría en aquel primer
hijo. ¿Cuándo se podrá cerrar este
círculo fatal para los venezolanos?
Angel Gustavo Cabrera 28/02/2021