VENEZUELA: DOS DILEMAS DE UN PROBLEMA: LA CUBANIZACION Angel Gustavo Cabrera
“Nadie está preparado para la
democracia así como tampoco para la dictadura, yo creo que cada pueblo cuando
empieza a vivir una de esas dos experiencias extremas, empieza a comprender lo
que perdieron o lo que no tenían. El
peor error que ha cometido el pueblo cubano en su historia fue entregarle a un
hombre el poder de la nación. En la medida en que Fidel Castro fue
desmontado las instituciones cívicas y legales, en la medida que fue poniendo
en su mano la gestión del parlamento y de otros órganos de poder.” Yoani Sánchez. Periodista y Filóloga 2011
“Lo peor de los seres humanos, obviando
la cobardía, es la conformidad. Al írseles prohibiendo y suprimiendo todo, en
vez de protestar y airarse contra las fuerzas que lo oprimen, se dedican a
enumerar lo que les queda y a tratar de conservarlo. Al poco tiempo olvidan
aquello que le arrebataron. Se sienten contentos con la miseria que les
permiten”. Reinaldo Arenas.
Escritor. 1974
No es
adrede que coloque estos dos epígrafes de personajes cubanos, uno fallecido en
el exilio, 1990 en New York, y la otra,
una mujer valiente y luchadora incansable por la democracia y la defensa de los
derechos en Cuba. Se explican por sí solo, comparado con lo que sucede en Venezuela en este siglo
XXI. Ellos lo vivieron y lo viven bajo un sistema totalitario instalado hace
más de 60 años y nosotros, los venezolanos, lo estamos sufriendo en un proceso
que lleva ya 20 años. Hay en Cuba una extinción real de los valores
republicanos establecidos en la Constitución de 1940 y que Fidel Castro cuando
tomo el poder político en 1958 obvio completamente por un proyecto personalista
y unipersonal, siguiendo las premisas del estalinismo soviético y del Partido
Comunista. El pueblo se dejó envolver por el carisma y el discurso populista de
Fidel Castro y lentamente los ciudadanos perdieron esa condición y se
convirtieron en súbditos del jefe máximo que se eternizo en el poder hasta su
muerte, dejando a su hermano Raúl y este
bajo la unanimidad de la Asamblea Nacional se lo entrega a Díaz Canel, obediente
y sumiso a los designios de Raúl Castro.
En
Venezuela estamos en alerta roja. Si bien nos rige todavía la Constitución
democrática de 1999, el régimen de Nicolás Maduro la viene mutilando a sus intereses de instaurar un poder
totalitario definitivo a partir del llamado Poder Constituyente fraudulento
instalado en julio de 2017. La Fiscal Luisa Ortega así lo hizo
saber el 1 de Agosto de 2017 en
declaraciones dadas a El Nacional: “es
una estructura de gobierno reforzada que acabará con el derecho al sufragio.
Luego de la instalación de la Constituyente no habrá separación de poderes
públicos, lo cual es la única garantía del control de la administración pública,
se está en un proceso de desmantelar el
Estado de Derecho, atentando contra la forma republicana establecida en la
Constitución, solamente por un capricho”. Allí se equivocaba la Fiscal, no
era un capricho, Maduro era y es un hombre de Cuba y por lo tanto estaba
recibiendo los lineamientos del régimen cubano. Uno de los pocos que denuncio
esto fue el historiador Oscar Bataglini
al señalar enfáticamente: “Vamos a una situación política como la que
existe en Cuba, donde no hay partidos, donde no hay elecciones libre,
donde todo lo decide la cúpula del
partido, la burocracia que dirigen todos los asuntos del país. Esto es lo que
el fondo se persigue, empujar todavía con más fuerza la situación venezolana
hacia una cubanización. Maduro es un hombre de Cuba, él está decidido a llevar
esta orientación hasta las últimas consecuencias”. Semanario La Razón, 7 de mayo de 2017. El escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza lo dice de
manera lapidaria: “Cuba es el poder detrás del trono. Los Castros han manejado todas las cuerdas del régimen venezolano
desde cuando Chávez asumió el poder. Le suministraron la mejor de sus armas:
Vigilantes y represivos servicios de inteligencia copiados de la stasis alemana”.
14 de mayo de 2017. El Nacional. Lo
vivido desde ese momento hasta nuestros días así lo confirma.
El Segundo dilema del proceso de cubanización proviene de un estudio que
apareció recién en la revista del Centro
Gumilla, cuyo director es el conocido Padre Jesuita Luis Ugalde, un artículo de opinión bajo la firma de Rafael
Uzcátegui, investigador y defensor de los Derechos Humanos, donde alerta sobre la aparición de un daño antropológico del venezolano, como saldo de veinte años de
régimen cubano- chavista. Señala que el presidente Hugo Chávez instauró la
discriminación como política de Estado, focalizándolo hacia sus adversarios, de
allí expresiones que terminaron popularizadas como “escuálidos”, “manitos blancas”,
“guarimberos”, “oligarcas” y “lacayos del Imperio”, por cierto esta última muy
utilizada en Cuba. Por su parte Nicolás
Maduro "socializó” el daño antropológico a toda la población,
incluyendo a sus propios seguidores, veamos ejemplo: Una masiva población de chavistas que sí bien rechazan a Maduro por
su política hambreadora, sin embargo son pasivas en la protesta y no se
movilizan para expresar su descontento; la quinta oleada migratoria de funcionarios y
militantes del chavismo que prefieren la diáspora a enfrentar al gobierno; Un
tercer elemento es el uso de políticas sociales como instrumento de paternalismo
de Estado, tales como la creación de bonos, cédulas de control social como el
carnet de la patria, censos urbanísticos y de zonas populares, etc.
Francisco
Javier Muller citando el libro de Luis
Aguilar León “Cuba y su futuro” agrupa 6 tipos de daños
antropológicos específicos: 1.- El
servilismo; 2.- El miedo a la
represión; 3.- El miedo al cambio; 4.- la falta de voluntad política y de
responsabilidad cívica; 5.- La
desesperanza, el desarraigo y el exilio dentro de país; 6.- La crisis ética.
Como
entender el daño antropológico en el caso venezolano y que viene avanzando más
rápidamente a partir de 2014 hasta nuestros días. El daño antropológico significa nuevos tipos de comportamientos y
conductas humanas que contrastan con el venezolano que conocíamos hasta 1999.
El venezolano venia madurando un proceso de conciencia y comportamiento
civilista. La democracia como valor político y ciudadano se expresaba en el
respeto a la diversidad de opiniones, se votaba cada cinco años y el pueblo
elegía libremente a sus representados. Que recuerde nunca hubo que hacer
interminables colas para comprar, comida. Nadie se acostaba sin comer, no
faltaba la leche a los niños, el sueldo alcanzaba para vivir y para comprar
bienes materiales, etc. El pueblo podía reclamar sus derechos en manifestaciones de calle y
hasta el parlamento se dio el lujo de cuestionar a un presidente y por decisión
del máximo tribunal expulsarlo de Miraflores. El mismo Hugo Chávez que produjo
un golpe de Estado en 1992, fue defendido en los debates parlamentarios y
finalmente indultado por Rafael Caldera con todos sus derechos políticos. No
había presos políticos. Era un pueblo alegre con esperanzas, siempre fijando sus metas en el porvenir. Así
fuimos creciendo, formando familias, las urbanizaciones, los barrios, los
centros de estudios escolares y universitarios. Un ex ministro de Chávez, Chacón Escamillo, llego a decir que “éramos el pueblo más feliz del planeta según índices estadísticos”. Claro
la renta petrolera podía ocultar y amainar los conflictos políticos y sociales.
La penetración cubana estaba comenzando y Chávez hábilmente la introdujo a
través de los programas sociales. Además Hugo Chavéz, de manera inteligente
supo combinar dos elementos claves en su política discursiva, una fue la
creación de una cabeza de playa con la intromisión cubana a través de las
llamadas “misión barrio adentro” Y segundo aprovechar los restos de paternalismo,
servidumbre, adulancia y autoritarismo del viejo Estado gomecista, que todavía subsistían
en la llamada Cuarta República, esta vez para potenciar un modelo unipersonal, antidemocrático
y antirrepublicano, como el existe en Cuba. No pudo completar su obra, pero deja
a un hombre de Cuba, como lo es Nicolás Maduro.
Veinte
años después, año 2020, podríamos preguntarnos ¿Cuál es el resultado? ¿Se puede
hablar de daño antropológico tangible? El saldo, a mi juicio, es preocupante. Nicolás Maduro y su equipo, bajo la estrecha y decisiva asesoría cubana
ha construido un Estado antidemocrático, servil, autoritario y represivo hacia adentro y hacia
afuera. Secuestró las instituciones democráticas,
excepto la Asamblea Nacional que la mantiene cercada y le obstaculiza permanente
su desempeño, bien por vía judicial como represiva. Segundo, la dictadura ha
dado pasos firmes en acabar con la profesionalización de la Fuerzas Armadas con
actos criminales y vigilancia cubana para transformarla en una especie de
Guardia Pretoriana al servicio del régimen. A esto se agrega el último
planteamiento del Ministro de la Defensa Padrino López de incluir a los
milicianos en la estructura orgánica de las Fuerzas Armadas.
Hacia afuera el daño antropológico es
mayor, porque está dirigido hacia la
población. Siguiendo los parámetros de la investigación de Rafael Uzcategui, pudiésemos
palpar un proceso de incubación de daño antropológico, en base a las siguientes
premisas: 1.- La pérdida del valor de la esperanza individual y familiar por el síndrome de la desesperanza adquirida,
dejando en manos del Súper Estado el porvenir de la sociedad. O, en su defecto, la esperanza en las remesas del exterior y el
estar enchufado, es decir recibir dinero del Estado para emprender negocios con
la condición de no meterse en política y acompañar obligatoriamente las políticas
del gobierno. 2.- La abulia social instalada en la psiquis humana,
esto es un estado de total indiferencia frente al acontecer diario. Una visión pragmática
y utilitaria de la vida, donde el aprecio por la calidad de la vida y la
existencia no valen nada. Los Derechos Humanos, que tan profusamente aparecen
en nuestro articulado de la Constitución Nacional, quedaron como promesas y son letra muerta. El derecho
a la vida a la vida es inexistente, no
solo como víctima de la delincuencia
organizada solamente, sino que es inexistente quien te la proteja. Los llamados
Colectivos organizados por el Estado y el Grupo Paramilitar FAES (uniformados
de negro y muchos de ellos protegidos sus rostros) pueden andar libremente por
las calles para atemorizar e incluso participar como fuerzas de choques en las movilizaciones populares. 3.-
La visión paternalista de Estado,
aunque no es nuevo, se eleva como un patrón
oficial ideológica de considerar a la
población como un adolescente cívico hipertrofiado,
es decir que no crece, no madura y no alcanza la autonomía. Es el caso del
padre controlador que castra a sus hijos y le somete eternamente a sus
designios, impidiéndoles tomar sus propias decisiones. De esta manera el Estado
bloquea una gran parcela de su libertad.
Si este adolescente cívico decide rebelarse sabe que le espera el
hostigamiento, la represión, la cárcel, el exilio y hasta la muerte. 4.- Por último uno de los graves daños
a la psiquis humana es el desaliento
intelectual. En Venezuela en los cuarenta años de democracia se fue
fraguando una poderosa clase intelectual independiente del Estado, que llegó a adquirir
méritos propios en las artes plásticas, la literatura, la música, el teatro,
los medios de comunicación tales como la radio y la televisión con posiciones, muchas veces beligerantes,
lucidas, ante el Estado. Hoy día el
paisaje de la intelectualidad es una pintura surrealista mediocre, entregada
a defender al poder totalitario, con reconocimientos que el Estado les otorga
solo si están de su lado. De tal manera que el propio Estado sirve de censor y
por tanto promociona el servilismo, la adulancia y el desaliento intelectual comprando y
controlando medios de comunicación, amenazando y cerrando emisoras de radio,
monopolizando el papel periódico, llevando a la bancarrota empresas editoriales
autónomas privadas. Son los tentáculos del monstruo desarrollando el panóptico
Vigilar y Castigar de Michel Foucault.
De tal manera que esto conduce al surgimiento de un intelectual mediocre,
adocenado, controlado, y por ende a una educación mediocre, a una sociedad
mediocre que adolece de pensamiento crítico. 5.- La diáspora como daño antropológico.
Son más de cinco millones de venezolanos que están diseminados en países de Latinoamérica,
Los Estados Unidos y parte de Europa. Muchos de ellos en condiciones de
mendicidad, explotación empresarial, maltratos e insultos por la condición de “venezolanos”,
además del sufrimiento que llevan consigo por dejar familias y propiedades en
Venezuela. Era lo que el dramaturgo José Ignacio Cabrujas dibujaba como País
Campamento, solo que ahora la carpa es internacional 6.- Un Estado que amenaza, que tortura, que desaparece, que prohíbe la protesta, que chantajea, que
manipula, que mantiene actualmente 400 presos políticos, utilizados como rehenes de
la dictadura. El objetivo es revelador, impedir la protesta social y el miedo como daño antropológico ante
el poderoso Estado tiránico.
Un gran
amigo de la causa democrática, Arnoldo
Sulbarán, me menciona en conversación telefónica que “esos daños antropológicos, lo serán si se
instala definitivamente en Venezuela la dictadura totalitaria, de lo cual hay
una enorme resistencia y que esos daños serán reversible en corto tiempo porque
el factor humano tiene mecanismo para recuperarse frente a la adversidad”. Estoy
de acuerdo, solo si en corto tiempo o a
mediano plazo se produce un cambio hacia la democracia y el nuevo
gobierno democrático ataca las secuelas que deja la tiranía. Mientras eso no
suceda cabe la denuncia, la alerta, las investigaciones, la resistencia activa
como la que se hace desde la acción, las movilizaciones, el frente
internacional, las redes sociales, desde
cualquier punto del planeta. La penetración cubana-rusa es nueva y como quiera
hay que estar alerta de sus avances.