viernes, 22 de enero de 2021

ENTREVISTA IMAGINARIA A LA POETISA MARIA CALCAÑO

 

ENTREVISTA  IMAGINARIA A MARIA CALCAÑO



Todo comenzó, cuando Mariozzi Carmona, una extraordinaria mujer aragüeña dedicada a las letras y al teatro,   me habló de María Calcaño y la lectura de su poética. Asombrada,  por yo  manifestarle que no la conocía, me dispuse a leer algunos de sus poemas más conocidos en páginas literarias y rasgos biográficos. De verdad que quedé sorprendido y maravillado de su letra poética, tan bien lograda, el componente erótico intimista, la lírica trasgresora que recorre los poemas leídos,   y aún más los pasajes de su vida. De tal manera que no lo pensé dos veces, estaba de vacaciones, hice mis maletas y tomé rumbo a la capital del Estado Zulia, Maracaibo.


Allí con un calor insoportable frente a la Catedral de la Virgen de la Chiquinquirá, me dispuse a preguntar sobre la existencia de esta escritora venezolana MARIA JOSE FRANCISCA DEL CARMEN CALCAÑO ORTEGA, y no obtuve respuesta alguna, hasta que un señor mayor de edad, fotógrafo de la plaza, me dijo: -¿Usted se refiere a María Calcaño, la mujer que causó revuelo y hasta rechazo por unos poemas que llamaban al sexo y contra las buenas costumbres? Yo,  no me interesaba discutir con él sobre el contenido poético de sus versos y sus libros, le dije: “Si, ella misma es. Estoy interesado en conocerla personalmente, porque sé que aún vive y recién había llegado del Ecuador con sus hijos, deseo hacerle una entrevista, soy escritor y periodista.” Cuando escucho mi carta de presentación cambio de actitud y se dispuso a darme mayores detalles. Al final me dijo, - “No vaya a decir que yo le di la dirección, aquí han venido otros, atraídos por esos escritos carnales que hizo y yo les digo que no la conozco, porque en el fondo esa es una buena mujer que no se merece el maltrato que ha recibido, imagínese que tuvo que irse del país por un bendito libro de poemas.” Habiendo  leído lo suficiente le dije: “No se preocupe maestro, a la poesía hay que honrarla y no pasará mucho tiempo que se le reconozcan su aporte, no solo en la lírica poética sino en su atrevimiento de publicarla,  no importa que causara un polvorín” A lo que  me respondió tajantemente: “Estoy seguro que no lo hizo con esa intención”. Con las ansias de llegar a mi destino me despedí con un abrazo. 

 


Llegar resulto fácil a la Hacienda Marijuana, el problema estaba que llamaba y llamaba sin atención, parece que estaba solitaria la hacienda por el abandono en que se encontraba. Ya casi iba a desistir cuando apareció una señora de casi cincuenta años vestida de blanco  y con una voz muy amable me pregunto a quien buscaba, que su marido se había muerto hace algunos años y desde ese entonces la hacienda se encontraba como solitaria. Yo me le identifique y le manifesté que deseaba conocer en persona a la poetisa MARIA CALCAÑO y ver si podía concederme  una entrevista. “-Pase, me dijo, poca gente viene a visitarme, estuve fuera muchos años y  no he podido ni he querido publicar más desde aquel revuelo que causó ALAS FATALES,  pero venga, para conversar,  largo y tendido, eso a mí me hace bien, mientras se toma un cafecito, que es lo único que le puedo ofrecer”



Así que instalado en el recibidor, me agrado mucho su extensa biblioteca y el lugar con mucha penumbra. Ya el miedo a no tener palabras de entrada se me había disipado porque la poetisa fue demasiado cordial en el recibimiento.


¿Qué significó para usted la infancia, tengo entendido que marcó su vida para llegar a ser una poeta reconocida?

En ese momento entro un aire fresco por las ventanas, como celebrando la pregunta, ella lo notó

-“Ese vientecillo es adecuado. Mi infancia, (y se nota muy agradada), puede decirse que tuvo sus momentos felices, yo amaba la vida campestre, los caballos, el trabajo de la tierra y el ordeño. Celebraba los aguaceros, corriendo descalza bajo el torrencial o me tendía en el suelo para mirar el cielo y también para sentir el palpitar de la tierra. Fue mi padre quien me enseño el amor por la lectura y la poesía. Junto a él leíamos a Rubén Darío y a Santos Chocano, entre otros. Más adelante me leí obras completas de Alejandro Dumas, Anatole France, Víctor Hugo, Vargas Vila, Antonio Machado, Luis Cernuda, Rafael Alberti, García Lorca y muchos otros. Todos esos  recuerdos y travesuras están en esta hacienda latentes.”

¿Y no producías textos escritos?



“Claro, a eso voy. En mis cuadernos, siempre en las últimas páginas escribía versos extraños de la cual yo misma me asombraba. Yo no le decía a nadie nada porque algunos tenían un ingrediente erótico y entonces que iban a decir. Un día una maestra me reviso los cuadernos y se puso a leer y yo temblaba de miedo en el pupitre, decía más o menos así: “me bajo el vestido/ como si estuviera desnuda o lo llevara levantado/ por una sed desconocida/ Esta en mi misma/ me hace doblar las rodillas”…. Por eso me expulsaron del Colegio. Otro día fue por la lectura en clase  del poema LO FATAL de Rubén Darío, sobre todo por su ultimo verso que dice: “Y sufrir por la vida y por la sombra y/ por/ lo que no conocemos y apenas/ sospechamos,/ y la carne que tienta con sus frescos/ racimos,/ y la tumba que aguarda con sus/ fúnebres ramos, / ¡Y no saber adónde vamos, / ni de dónde venimos!....(se exalta al recordar de memoria esa estrofa). Eran escuelas que le rendían culto a las llamadas  buenas costumbres, imagínate que separaban a los varones de las hembras y había que rezar antes de comenzar las clases. Tú no podías expresar lo que sentías, lo que te quemaba por dentro. De allí que mi madre percibía  el rechazo que tenía por la escuela y me dijo cuando ya alcanzaba los catorce años: Hija, tu padre murió y hay un pretendiente que quiere casarse contigo, aunque te lleva varios años, es de buena familia, tiene una hacienda y tú eres muy tremenda, y antes que me vayas a salir con una barriga, yo prefiero que te case con él en matrimonio. Yo no quería, no era que no me gustara, claro  sentía un gustico por aquel hombre mayor que yo pero no para casarme. Así que me case y me llevó a vivir a la Hacienda MariJuana. Imagínate yo, prácticamente una niña y ocupada de ama de casa en una hacienda, pues lo primero que le dije fue: “Pero Ud. no me va a prohibir que leas mis libros, escriba mis poemas y me relacione con amigos poetas. Yo sentí que me amaba y me consentía, de tal forma que yo también lo aprendí a amar…. Y así le parí  seis hijos y ejercí mi labor de madre y ama de casa, compartida con mis libros y mis versos que escribía, según mi estado de ánimo”.



¿Y de allí salió ALAS MORTALES, cuéntame cómo fue eso, esa es tu obra cumbre, quien le sugirió ese título impactante, porque alas mortales?


Tú lo has dicho, mi obra cumbre, pero fue la que me condeno al ostracismo, a sufrir demasiado en lo personal, aunque nunca me retracté de su publicación en el año 1935. Yo,  a los veintinueve años, sin necesidad de estudios formales, me sentía segura de mi producción poética y conocía algunos poetas y escritores venezolanos, incluso ya me habían publicado algunos poemas en la Revista Nacional de Cultura. De tal manera que con la ayuda de Héctor Cuenca, escritor y poeta, presidente del Zulia, consiguió el apoyo editorial del poeta  Pablo Neruda y el libro fue editado en Chile. Cuando ALAS FATALES llegó  a  Venezuela, el impacto fue negativo, llovieron las críticas hasta la injuria  que el libro era dañino para la moral y las buenas costumbres de la sociedad venezolana, que provocaba el deseo lujurioso de los hombres, que exaltaba el cuerpo, la sexualidad, el derecho al placer y al goce sexual. Nunca pudieron entender que mi estilo poético era original, irreverente  y que buscaba en el fondo un empoderamiento femenino, que estaba vedado por la farsa moral y la hipocresía religiosa. El escritor José Rafael Pocaterra escribió una corta nota señalando que dice: “su poemario cayó como un polvorín en medio de  curas y filisteos” Y Andrés Eloy Blanco en esta  carta que todavía conservo escribió: “Se abre el libro y se enciende como yesquero. Se cierra, se apaga, pero queda uno chamuscado. Todos los poemas me gustan, Todos. Es Ud. terriblemente poeta, es una gran poeta admirable y tierno corazón del diablo. Y que hace arder las manos.” Hoy día creo que faltó más apoyo de la intelectualidad venezolana, sin olvidar que era una desconocida por ser de la provincia y los fuertes prejuicios del dogma cristiano. Eso motivo que pasara debajo de la mesa las innovaciones estilísticas de mi poesía.   

 



¿Y de dónde salió el título del poemario, es suyo o fue sugerido?

ALAS MORTALES es una hermosa metáfora que invento mi amante Héctor Araujo Ortega. Alas Mortales es un vuelo libre que se encuentra con la muerte por sus aires  desafiantes. Recuerdo uno de esos poemas emblemáticos GRITO INDOMABLE, (allí se eleva su tenue voz y yo en silencio escucho) Como va a verme buena/ si me truena/ la vida en las venas. / ¡Si toda canción/ se me enreda como una llamarada!, / y vengo sin Dios/ y sin miedo…/ ¡Si tengo sangre insubordinada! / y no puedo mostrarme / dócil como una criada, / mientras tenga / un recuerdo de horizonte, un retazo de cielo / y una cresta de monte! / Ni tú, ni el cielo / ni nada / podrá con mi grito indomable.”

Su voz trémula me cautivo en un silencio, que ella sin decir nada fue a buscar otra taza de café, como para no interrumpir ese momento sagrado de la poesía.

¿Qué vino después de ALAS MORTALES?

Importante saberlo para que las nuevas generaciones sepan de los sufrimientos de un poeta. Lo que vino fue un  largo mutismo en la Hacienda Marijuana. La Maracaibo de ese entonces no quiso ni pudo entender el camino precursor de la expresión poética femenina. Así que inicie una ruta de renunciaciones en un viaje de huida y libertad con mis seis hijos al ristre, Blanca, Lila, Martha del Consuelo, Juan José, José Andrés, María Francisca y Rómulo. Recorrí, sola y con mis hijos, pueblos y ciudades, Tariba, Pamplona, Bogotá, Bucaramanga, Quito. No era fácil, escribía en mi diario: ¡Triste!, ¿por quién me sacrifico? Afuera esos pasos,  ¿Cuánto duraran?  ¿Hacia dónde es que vamos? ¡Ah! Mi desencanto esta noche. En Ecuador nos establecimos, gracias a la ayuda ofrecida por el escritor Héctor Cuenca desde la Embajada de Venezuela. Allí me mantuve activa en giras y publicaciones menores. Allí compartí con mi amigo el poeta Andrés Eloy Blanco y Antonio Arraiz, entre otro. Nunca deje de escribir.



¿Qué le hizo regresar a su país? 

Estuve fuera siete años, pero nunca deje de pensar en mi país, las raíces lo atan a uno, además estaba naciendo la democracia, ya había muerto mi marido, mis hijos habían crecido y siempre he sostenido que lo importante es vivir, no importando sus consecuencias. Sabía que aquella producción poética me identificaba, que los prejuicios morales de una sociedad no salen en un abrir y cerrar de ojos porque se meten en la piel de una sociedad y tampoco era mi intención retractarme, ese era mi genio poético y sabía que la posteridad me trataría mejor. Así que ya estaba haciendo las diligencias para publicar nuevamente dos libros, el primero titulado CANCIONES QUE OYERON MIS ULTIMAS MUÑECAS y el segundo ENTRE LA LUNA Y LOS HOMBRES.



Me siento feliz amigo y en verdad le agradezco esta conversación, que Ud. se lleve en sus registros ¿Quién fue MARIA JOSE CALCAÑO. Me deja su dirección y su teléfono para enviarle un ejemplar de este segundo libro que está por salir, sino se atraviesa la parca por enfermedades  y esta endemoniada peste de pobreza y miseria. Imagínese que tuve que empeñar unas joyas que tenía por allí, precisamente para el libro, del cual mi antiguo amante, hoy mi esposo,  se está ocupando. Te voy a regalar estas tres últimas estrofas de CANCIONES QUE OYERON MIS ULTIMAS MUÑECAS para que sientas mi reiteración de lo que he sido y seré  más allá de la muerte: Pensando que voy/ junto contigo/ no conozco el cansancio/ ni la pesadumbre. / .La ternura que pones/ para pintar tus pasos/ tus pasos sobre mi corazón, / que es como un aleteo de palomas, / como una lluvia fina/ sobre la hierba niña…/ Quedaron atrás las ciudades, / los hombres, / las palabras, Al aire suave, / sobre la tierra del trigo/ yo te sigo así, / inocente./ Confundirán los vientos/ nuestras ultimas huellas/ Y entonces la tierra/ una nueva flor/ dará/ Yo sé que es un pecado/ pero no tiene remedio…/ Mi corazón se ha vuelto loco./ Mi vida es un florecimiento! / Verde retoño, campo encendido/ Fiesta de aromas/ y colores! / y huyo bajo los cielos turbados/ porque no se me rompa el gozo./ La alegría en mi desnudez!  Y esta última porque estoy emocionada: Si vamos a la ciudad / no vayas a tomarme del brazo. / No quiero parecerme/ a esas mujeres/ que llevan hombres aburridos/ Sin doctores,/ ni iglesias,/ ni papeles,/ nosotros nos casamos/ por amor. / ¡Vamos! / ¡Como en el campo! / Cogidos de la mano/ retozando…/ ¡Como si fuera domingo! / Como un par de campesinos/ Como somos/ ¡Vamos! / Que se rían de nosotros/ pero que se rían/ con envidia…

No sabe Usted como me apasiona escucharla mi amable poeta. Veo que no ha renunciado al verso sencillo y a su ardor quemante en sus entrañas. Puedo hacerle una última pregunta

Sí, claro, lo escucho, ya es mediodía, hay otras cosas de que ocuparme y Héctor está por llegar

El escritor venezolano Cosimo Mandrillo, uno de los que han estudiado su poética y ha prologado sus obras completas la menciona a Ud. como una maravillosa casquivana. ¿Se siente complacida con ese adjetivo?

A ver casquivana…casquivana… (Sonríe, como sintiéndose complacida) Si, me agrada el adjetivo, solo si le quitas la ponderación negativa que lleva implícita en la sociedad producto de la cultura machista y religiosa. Te pongo un ejemplo al hombre se le puede llamar casquivano y se siente orgulloso, pero una mujer casquivana la identifican como una mujer de la vida alegre, que le gusta el sexo y hasta prostituta. Entonces mi lucha es por la superación de esos prejuicios estúpidos y la igualdad de género. Yo lo hice desde la lírica y no me arrepiento so pena los amargos sinsabores, pero esa es la vida. Más aún llévate este poema y difúndelo acerca de una mujer casquivana: Se titula PUDOR: Del brazo de la vida/ Voy entre los hombres/ Mi mano minúscula/ pero amplia y recia/ que es de viento libre/ mi guante./ Cualquier vagabundo/ hombre callejero/ me mira toda/ me aprende fácil/ ¡Y donde me empaña/ de mirada insolente/ Aun tengo borra de antigüedad/ frente a los ojos/ que en mi bucean/ a la mujer del brazo de la vida/ voy entre los hombres/ mientras cien miradas/ sexuales y torpes/ me rompen la canción.  



MARIA JOSE me pidió que ya estaba  bueno de preguntas, se notaba cansada, había recorrido su vida en una tarde calurosa y floreada en los  apamates. Nos dimos un cálido abrazo y un beso en la mejilla. Le agradecí su tiempo y su amable compartir. La emoción no cabía en mi pecho al saber que había conocido a esta hermosa mujer, tierna y llena de poesía. 

 

Nota: Consulta biográfica en general de Internet: Wikipedia, Cosimo Mandrillo, Marlene Navas, Yohana Díaz Torres, esteloca. Blogspot.com, Lilian Boscán de Lombardi.