ENTREVISTA IMAGINARIA A MARIA CALCAÑO
Todo comenzó, cuando Mariozzi Carmona, una extraordinaria
mujer aragüeña dedicada a las letras y al teatro, me
habló de María Calcaño y la lectura de su poética. Asombrada, por yo manifestarle que no la conocía, me dispuse a
leer algunos de sus poemas más conocidos en páginas literarias y rasgos
biográficos. De verdad que quedé sorprendido y maravillado de su letra poética,
tan bien lograda, el componente erótico intimista, la lírica trasgresora que
recorre los poemas leídos, y aún más los pasajes de su vida. De tal
manera que no lo pensé dos veces, estaba de vacaciones, hice mis maletas y tomé
rumbo a la capital del Estado Zulia, Maracaibo.
Allí con un calor insoportable frente a la Catedral de la Virgen de la Chiquinquirá, me dispuse a preguntar sobre la existencia de esta escritora venezolana MARIA JOSE FRANCISCA DEL CARMEN CALCAÑO ORTEGA, y no obtuve respuesta alguna, hasta que un señor mayor de edad, fotógrafo de la plaza, me dijo: -¿Usted se refiere a María Calcaño, la mujer que causó revuelo y hasta rechazo por unos poemas que llamaban al sexo y contra las buenas costumbres? Yo, no me interesaba discutir con él sobre el contenido poético de sus versos y sus libros, le dije: “Si, ella misma es. Estoy interesado en conocerla personalmente, porque sé que aún vive y recién había llegado del Ecuador con sus hijos, deseo hacerle una entrevista, soy escritor y periodista.” Cuando escucho mi carta de presentación cambio de actitud y se dispuso a darme mayores detalles. Al final me dijo, - “No vaya a decir que yo le di la dirección, aquí han venido otros, atraídos por esos escritos carnales que hizo y yo les digo que no la conozco, porque en el fondo esa es una buena mujer que no se merece el maltrato que ha recibido, imagínese que tuvo que irse del país por un bendito libro de poemas.” Habiendo leído lo suficiente le dije: “No se preocupe maestro, a la poesía hay que honrarla y no pasará mucho tiempo que se le reconozcan su aporte, no solo en la lírica poética sino en su atrevimiento de publicarla, no importa que causara un polvorín” A lo que me respondió tajantemente: “Estoy seguro que no lo hizo con esa intención”. Con las ansias de llegar a mi destino me despedí con un abrazo.
Llegar resulto fácil a la Hacienda Marijuana, el problema
estaba que llamaba y llamaba sin atención, parece que estaba solitaria la
hacienda por el abandono en que se encontraba. Ya casi iba a desistir cuando
apareció una señora de casi cincuenta años vestida de blanco y con una voz muy amable me pregunto a quien
buscaba, que su marido se había muerto hace algunos años y desde ese entonces
la hacienda se encontraba como solitaria. Yo me le identifique y le manifesté
que deseaba conocer en persona a la poetisa MARIA CALCAÑO y ver si podía concederme una entrevista. “-Pase, me dijo, poca gente
viene a visitarme, estuve fuera muchos años y no he podido ni he querido publicar más desde
aquel revuelo que causó ALAS FATALES,
pero venga, para conversar, largo y tendido, eso a mí me hace bien,
mientras se toma un cafecito, que es lo único que le puedo ofrecer”
Así que instalado en el recibidor, me agrado mucho su extensa
biblioteca y el lugar con mucha penumbra. Ya el miedo a no tener palabras de
entrada se me había disipado porque la poetisa fue demasiado cordial en el
recibimiento.
¿Qué significó para usted la infancia, tengo entendido que
marcó su vida para llegar a ser una poeta reconocida?
En ese momento entro un aire fresco por las ventanas, como celebrando
la pregunta, ella lo notó
-“Ese vientecillo es adecuado. Mi infancia, (y se nota muy agradada), puede decirse que tuvo sus momentos felices, yo amaba la vida
campestre, los caballos, el trabajo de la tierra y el ordeño. Celebraba los
aguaceros, corriendo descalza bajo el torrencial o me tendía en el suelo para
mirar el cielo y también para sentir el palpitar de la tierra. Fue mi padre
quien me enseño el amor por la lectura y la poesía. Junto a él leíamos a Rubén
Darío y a Santos Chocano, entre otros. Más adelante me leí obras completas de
Alejandro Dumas, Anatole France, Víctor Hugo, Vargas Vila, Antonio Machado,
Luis Cernuda, Rafael Alberti, García Lorca y muchos otros. Todos esos recuerdos y travesuras están en esta hacienda
latentes.”
¿Y no producías textos escritos?
“Claro, a eso voy. En mis cuadernos, siempre en las últimas páginas escribía versos extraños de la cual yo misma me asombraba. Yo no le decía a nadie nada porque algunos tenían un ingrediente erótico y entonces que iban a decir. Un día una maestra me reviso los cuadernos y se puso a leer y yo temblaba de miedo en el pupitre, decía más o menos así: “me bajo el vestido/ como si estuviera desnuda o lo llevara levantado/ por una sed desconocida/ Esta en mi misma/ me hace doblar las rodillas”…. Por eso me expulsaron del Colegio. Otro día fue por la lectura en clase del poema LO FATAL de Rubén Darío, sobre todo por su ultimo verso que dice: “Y sufrir por la vida y por la sombra y/ por/ lo que no conocemos y apenas/ sospechamos,/ y la carne que tienta con sus frescos/ racimos,/ y la tumba que aguarda con sus/ fúnebres ramos, / ¡Y no saber adónde vamos, / ni de dónde venimos!....(se exalta al recordar de memoria esa estrofa). Eran escuelas que le rendían culto a las llamadas buenas costumbres, imagínate que separaban a los varones de las hembras y había que rezar antes de comenzar las clases. Tú no podías expresar lo que sentías, lo que te quemaba por dentro. De allí que mi madre percibía el rechazo que tenía por la escuela y me dijo cuando ya alcanzaba los catorce años: Hija, tu padre murió y hay un pretendiente que quiere casarse contigo, aunque te lleva varios años, es de buena familia, tiene una hacienda y tú eres muy tremenda, y antes que me vayas a salir con una barriga, yo prefiero que te case con él en matrimonio. Yo no quería, no era que no me gustara, claro sentía un gustico por aquel hombre mayor que yo pero no para casarme. Así que me case y me llevó a vivir a la Hacienda MariJuana. Imagínate yo, prácticamente una niña y ocupada de ama de casa en una hacienda, pues lo primero que le dije fue: “Pero Ud. no me va a prohibir que leas mis libros, escriba mis poemas y me relacione con amigos poetas. Yo sentí que me amaba y me consentía, de tal forma que yo también lo aprendí a amar…. Y así le parí seis hijos y ejercí mi labor de madre y ama de casa, compartida con mis libros y mis versos que escribía, según mi estado de ánimo”.
¿Y de allí salió ALAS
MORTALES, cuéntame cómo fue eso, esa es tu obra cumbre, quien le sugirió
ese título impactante, porque alas mortales?
Tú lo has dicho, mi obra cumbre, pero fue la que me condeno al ostracismo, a sufrir demasiado en lo personal, aunque nunca me retracté de su publicación en el año 1935. Yo, a los veintinueve años, sin necesidad de estudios formales, me sentía segura de mi producción poética y conocía algunos poetas y escritores venezolanos, incluso ya me habían publicado algunos poemas en la Revista Nacional de Cultura. De tal manera que con la ayuda de Héctor Cuenca, escritor y poeta, presidente del Zulia, consiguió el apoyo editorial del poeta Pablo Neruda y el libro fue editado en Chile. Cuando ALAS FATALES llegó a Venezuela, el impacto fue negativo, llovieron las críticas hasta la injuria que el libro era dañino para la moral y las buenas costumbres de la sociedad venezolana, que provocaba el deseo lujurioso de los hombres, que exaltaba el cuerpo, la sexualidad, el derecho al placer y al goce sexual. Nunca pudieron entender que mi estilo poético era original, irreverente y que buscaba en el fondo un empoderamiento femenino, que estaba vedado por la farsa moral y la hipocresía religiosa. El escritor José Rafael Pocaterra escribió una corta nota señalando que dice: “su poemario cayó como un polvorín en medio de curas y filisteos” Y Andrés Eloy Blanco en esta carta que todavía conservo escribió: “Se abre el libro y se enciende como yesquero. Se cierra, se apaga, pero queda uno chamuscado. Todos los poemas me gustan, Todos. Es Ud. terriblemente poeta, es una gran poeta admirable y tierno corazón del diablo. Y que hace arder las manos.” Hoy día creo que faltó más apoyo de la intelectualidad venezolana, sin olvidar que era una desconocida por ser de la provincia y los fuertes prejuicios del dogma cristiano. Eso motivo que pasara debajo de la mesa las innovaciones estilísticas de mi poesía.
¿Y de dónde salió el título del poemario, es suyo o fue
sugerido?
ALAS MORTALES es una hermosa metáfora
que invento mi amante Héctor Araujo
Ortega. Alas Mortales es un vuelo libre que se encuentra con la muerte por
sus aires desafiantes. Recuerdo uno de
esos poemas emblemáticos GRITO INDOMABLE,
(allí se eleva su tenue voz y yo en silencio escucho) Como va a verme buena/ si
me truena/ la vida en las venas. / ¡Si toda canción/ se me enreda como una
llamarada!, / y vengo sin Dios/ y sin miedo…/ ¡Si tengo sangre insubordinada! /
y no puedo mostrarme / dócil como una criada, / mientras tenga / un recuerdo de
horizonte, un retazo de cielo / y una cresta de monte! / Ni tú, ni el cielo /
ni nada / podrá con mi grito indomable.”
Su voz trémula me cautivo en un silencio, que ella sin decir
nada fue a buscar otra taza de café, como para no interrumpir ese momento
sagrado de la poesía.
¿Qué vino después de ALAS
MORTALES?
Importante saberlo para
que las nuevas generaciones sepan de los sufrimientos de un poeta. Lo que vino
fue un largo mutismo en la Hacienda
Marijuana. La Maracaibo de ese entonces no quiso ni pudo entender el camino
precursor de la expresión poética femenina. Así que inicie una ruta de
renunciaciones en un viaje de huida y libertad con mis seis hijos al ristre, Blanca, Lila, Martha del Consuelo, Juan
José, José Andrés, María Francisca y Rómulo. Recorrí, sola y con mis hijos,
pueblos y ciudades, Tariba, Pamplona, Bogotá, Bucaramanga, Quito. No era fácil,
escribía en mi diario: ¡Triste!, ¿por quién me sacrifico? Afuera esos
pasos, ¿Cuánto duraran? ¿Hacia dónde es que vamos? ¡Ah! Mi desencanto
esta noche. En Ecuador nos
establecimos, gracias a la ayuda ofrecida por el escritor Héctor Cuenca desde la Embajada de Venezuela. Allí me mantuve
activa en giras y publicaciones menores. Allí compartí con mi amigo el poeta Andrés Eloy Blanco y Antonio Arraiz,
entre otro. Nunca deje de escribir.
¿Qué le hizo regresar a su país?
Estuve fuera siete
años, pero nunca deje de pensar en mi país, las raíces lo atan a uno, además
estaba naciendo la democracia, ya había muerto mi marido, mis hijos habían
crecido y siempre he sostenido que lo importante es vivir, no importando sus
consecuencias. Sabía que aquella producción poética me identificaba, que los
prejuicios morales de una sociedad no salen en un abrir y cerrar de ojos porque
se meten en la piel de una sociedad y tampoco era mi intención retractarme, ese
era mi genio poético y sabía que la posteridad me trataría mejor. Así que ya
estaba haciendo las diligencias para publicar nuevamente dos libros, el primero
titulado CANCIONES QUE OYERON MIS
ULTIMAS MUÑECAS y el segundo ENTRE
LA LUNA Y LOS HOMBRES.
Me siento feliz amigo y
en verdad le agradezco esta conversación, que Ud. se lleve en sus registros
¿Quién fue MARIA JOSE CALCAÑO. Me
deja su dirección y su teléfono para enviarle un ejemplar de este segundo libro
que está por salir, sino se atraviesa la parca por enfermedades y esta endemoniada peste de pobreza y
miseria. Imagínese que tuve que empeñar unas joyas que tenía por allí,
precisamente para el libro, del cual mi antiguo amante, hoy mi esposo, se está ocupando. Te voy a regalar estas tres
últimas estrofas de CANCIONES QUE OYERON
MIS ULTIMAS MUÑECAS para que sientas mi reiteración de lo que he sido y
seré más allá de la muerte: Pensando que
voy/ junto contigo/ no conozco el cansancio/ ni la pesadumbre. / .La ternura
que pones/ para pintar tus pasos/ tus pasos sobre mi corazón, / que es como un
aleteo de palomas, / como una lluvia fina/ sobre la hierba niña…/ Quedaron
atrás las ciudades, / los hombres, / las palabras, Al aire suave, / sobre la
tierra del trigo/ yo te sigo así, / inocente./ Confundirán los vientos/
nuestras ultimas huellas/ Y entonces la tierra/ una nueva flor/ dará/ Yo sé que
es un pecado/ pero no tiene remedio…/ Mi corazón se ha vuelto loco./ Mi vida es
un florecimiento! / Verde retoño, campo encendido/ Fiesta de aromas/ y colores!
/ y huyo bajo los cielos turbados/ porque no se me rompa el gozo./ La alegría
en mi desnudez! Y esta última porque
estoy emocionada: Si vamos a la ciudad / no vayas a tomarme del brazo. / No
quiero parecerme/ a esas mujeres/ que llevan hombres aburridos/ Sin doctores,/
ni iglesias,/ ni papeles,/ nosotros nos casamos/ por amor. / ¡Vamos! / ¡Como en
el campo! / Cogidos de la mano/ retozando…/ ¡Como si fuera domingo! / Como un
par de campesinos/ Como somos/ ¡Vamos! / Que se rían de nosotros/ pero que se
rían/ con envidia…
No sabe Usted como me apasiona escucharla mi amable poeta.
Veo que no ha renunciado al verso sencillo y a su ardor quemante en sus
entrañas. Puedo hacerle una última pregunta
Sí, claro, lo escucho, ya es mediodía, hay otras cosas de que
ocuparme y Héctor está por llegar
El escritor venezolano Cosimo
Mandrillo, uno de los que han estudiado su poética y ha prologado sus obras
completas la menciona a Ud. como una maravillosa casquivana. ¿Se siente
complacida con ese adjetivo?
A ver casquivana…casquivana… (Sonríe, como sintiéndose
complacida) Si, me agrada el adjetivo, solo si le quitas la ponderación
negativa que lleva implícita en la sociedad producto de la cultura machista y
religiosa. Te pongo un ejemplo al hombre se le puede llamar casquivano y se
siente orgulloso, pero una mujer casquivana la identifican como una mujer de la
vida alegre, que le gusta el sexo y hasta prostituta. Entonces mi lucha es por
la superación de esos prejuicios estúpidos y la igualdad de género. Yo lo hice
desde la lírica y no me arrepiento so pena los amargos sinsabores, pero esa es
la vida. Más aún llévate este poema y difúndelo acerca de una mujer casquivana:
Se titula PUDOR: Del brazo de la vida/ Voy entre los hombres/ Mi mano
minúscula/ pero amplia y recia/ que es de viento libre/ mi guante./ Cualquier
vagabundo/ hombre callejero/ me mira toda/ me aprende fácil/ ¡Y donde me
empaña/ de mirada insolente/ Aun tengo borra de antigüedad/ frente a los ojos/
que en mi bucean/ a la mujer del brazo de la vida/ voy entre los hombres/
mientras cien miradas/ sexuales y torpes/ me rompen la canción.
MARIA JOSE me pidió que ya estaba bueno de preguntas, se notaba cansada, había
recorrido su vida en una tarde calurosa y floreada en los apamates. Nos dimos un cálido abrazo y un beso
en la mejilla. Le agradecí su tiempo y su amable compartir. La emoción no cabía
en mi pecho al saber que había conocido a esta hermosa mujer, tierna y llena de
poesía.
Nota: Consulta
biográfica en general de Internet: Wikipedia, Cosimo Mandrillo, Marlene Navas, Yohana Díaz
Torres, esteloca. Blogspot.com, Lilian Boscán de Lombardi.