“Nosotros los poetas del pueblo,/cantamos por mil años y
más…” Víctor Valera Mora 1961
El Papel literario de El
Nacional de fecha 15 de mayo de 1984, se lo dedica al poeta Víctor Valera
Mora, apenas dos semanas habían pasado de su fallecimiento repentino. De sus
amigos poetas, escritores y artistas plásticos, resalto el texto del poeta Ramón Palomares por conciso y actual:
“Este tiempo despiadadamente corrosivo, su sociedad corrupta,
su ambiente hostil y sin salida han sellado la desaparición. Su vida de hombre
soñador, la pureza de un espíritu esencialmente bondadoso y su creatividad
incisiva y severa nos ha quedado ahora en unos cuantos libros de poesía: “La canción
del soldado justo”, “Amanecí de bala”, “Con un pie en el estribo”, “70 poemas
stalinistas”, que tuvimos la suerte de mirar tan cerca. Hermosos y profundos
poemas que lo instauran plenamente en nuestra letra y en nuestra historia, pero
sobre todo en nuestro corazón. Adiós al Chino. Adiós al ser alegre y guerrero,
al amigo total, al Hombre”.
La distancia entre ese año y el actual es significativa, 33 años. Muchas cosas han ocurrido, tanto que
quienes gobiernan en la actualidad son los que en aquellos años pugnaban por el
poder político, se puede decir que amigos y amantes de la poeta iracunda del
poeta. Veamos como el Chino Valera Mora pintaba gráficamente ese contexto de su
época.
COMIENZO: Esto
nos obliga a hablar/ el más terrible de los lenguajes./ Hacer de la poesía un
fusil airado, implacable/ hasta la hermosura./ No hay otra alternativa,/ la
caída de un combatiente popular/ es más dolorosa que el derrumbamiento/ de
todas las imágenes./ Cuando el pueblo tome el poder, veremos qué hacer,/
mientras tanto sigamos en lo nuestro. Tomado de su primer poemario “Canción del soldado justo”. 1961
Nótese que hay tres palabras que definen el texto: fusil-combatiente-poder.
La poesía vista desde el compromiso armado por los combatientes populares hasta
el asalto del poder. Gobernaba el país
Rómulo Betancourt y su política represiva fue cruenta y sanguinaria. Así que
los revolucionarios de ese entonces se plantearon la lucha armada contra el
poder establecido hasta que lo pudiesen derrotar, no había otra salida ni
conciliación posible. Toda la poética de Víctor Valera Mora, en el orden de las
ideas políticas, era como especie de manifiestos subversivos para estimular la
guerra y la confrontación. Veamos este segundo texto:
NUESTRO OFICIO: Por
este empecinamiento del corazón/ en hacerse horizonte por completo:/ nosotros,
que hemos participado/ en los grandes acontecimientos históricos,/ que hemos
ayudado en lo construido/ aún con un poco de tristeza,/ digamos casi mucha,/Guardamos/ toda nuestra
radiante alegría/ para lo que construiremos/ cuando el pueblo llegue./ Podemos
caer abatidos/ por las balas más crueles/ y siempre tenemos un sucesor: el niño
que estremece las hambres consteladas/ agitando feroz su primer verso./ O el
otro, el de la disyuntiva,/ que no sabe si hacerse flechero de nubes/ o
escudero del viento./ Jamás la canción tuvo punto final./ Siempre deja una
brecha, una rendija,/ algo así, como un hilito que sale,/ donde el poeta
venidero pueda/ ir halando, ir halando, ir halando,/ halando hasta el mañana./
Nosotros los poetas de pueblo,/ cantamos por mil años y más. Tomado del
poemario Canción del soldado justo.
1961
He querido transcribirlo completo por sus imágenes tangibles
e intangibles. Pudiese decir que ese poema pertenece al pasado con el “gobierno
revolucionario” que tenemos, pero el poema queda abierto “Jamás la canción tuvo punto final” y el “cuando el pueblo llegue” supongo, con lo que estamos viviendo, que
aún el pueblo no ha llegado con el
hambre, la inseguridad, la carestía de la vida, la falta de medicinas, la
violación a la Constitucion nacional, el fenómeno de la emigración y el exilio de miles de
venezolano, la violenta represión
criminal que vivimos en estos tiempos acumulando más de 200 jóvenes y
estudiantes asesinados por quienes deberían proteger la vida de los venezolanos
como reza la Constitución (Verbigracia 2014/2017).
Livia Margarita
Gouverneur de apenas
20 años, estudiante de psicología, asesinada en la UCV en una protesta en 1961
mereció que el Chino Valera Mora le escribiera un poema llamado LIVIA INCENDIA LA PRADERA, y que
concluye de esta manera: “Pero tu agonía
volcada/ incendia la pradera,/ y hay jóvenes y sombras de jóvenes/ ardiendo por
los montes/ en la inexorable luz de la guerrilla,/ para darnos la oportunidad
de cumplir las canciones y la venganza más terrible.” Pero Livia muy
pudiese ser Génesis Carmona, Geraldine Moreno, Grissel Urquiola, Paola Ramírez,
Andreina Ramírez, Gruseny Canelón, etc. Todos caídos en las manifestaciones de
2014 y 2017. No tenían derecho a la vida esas estudiantes asesinadas? Esto indica claramente que la brecha de
violencia contra el pueblo y sus demandas no se han cerrado.
El pensamiento poético-político del Chino Valera Mora
trasciende la mera literatura para
convertirse en posturas revolucionarias e ideológicas, que en su tiempo estuvieron en boga, (lucha
de clases, socialismo, comunismo, guerrilla, camaradas, revolución, hombre
nuevo, etc.) con una finalidad muy clara, el Chino creía que esos
desenfados, esos arrebatos, esos manifiestos, aupaban la guerra y las
transformaciones sociales. El siguiente poema es categórico.
AL ROJO VIVO: Porque
jamás fuimos alegres/ Ningún amor/ pudo hacernos bondadosos/ pero donde está la
causa/ Sean los vientos alisios del sureste/ que barren la extendida piel de
tierra firme/ me niego a creerlo/ Sean bastardo los tres árboles de la sangre/
escupo y niego semejante acusación/ Es el hambre sistemática la ultrajante
pobreza/ la camada de perros que nos patean el corazón/ empujándonos hacia la
miseria más espantosa/ Si ayer éramos pequeños y confundidos/ si fuimos
violentados/ si cuatro años de fuego basta para hacernos hombres/ entonces
somos justos/ y es una locura decir adiós a las armas/ cuando podemos
levantarnos más alto/ que la corona de los déspotas/ por voluntad de esas
mismas armas/ En septiembre de 1964/ Venezuela crepita al rojo vivo/ y el poeta
saluda a sus camaradas combatientes. 1964. Tomado del poemario Amanecí de bala 1964
Hoy esa poética queda como testimonio de una época. Las
revoluciones triunfantes en China, Rusia, Cuba
han devenido en opresiones perpetuas y vueltas al capitalismo. Fue una
época que se interpretó con la ideología comunista de ese entonces y lo que
entiendo es que las sociedades
evolucionan en pensamiento y en acción. El filósofo Edgar Morín señala que “he visto a los comunistas, persuadidos de
obrar por la emancipación de la humanidad de modo que contribuían a la esclavización, y capaces al mismo tiempo
de los peores crímenes al servicio de su convicción, ¿Cómo no ver su
irresponsabilidad y su responsabilidad?”
Se pregunta. De lo que se trata, prosigue más adelante, es asumir la
antropoética que es “La aventura
histórica y antropológica de la moral es la aventura aleatoria, incierta,
inacabada de la universalización del respeto al prójimo y la solidaridad humana”
(Edgar Morín. El Método. Tomo 6. Pág. 177)
Víctor Valera Mora
también tiene poemas de largo aliento que bien pudiesen ser útiles en
liceos y universidades para estudiar la historia política de nuestro
país pasada y presente. Caso de los poemas Yo
justifico esta guerra, que representa un alegato y una esperanza americana:
“Sol del mundo que haremos/ los que van a
vivir te saludan”. Libro de los
Grandes Secretos y Nombres Propios. (Todos
en Amanecí de bala. 1971) Este último tiene la particularidad de la denuncia y el reclamo de actuación y
conducta de políticos, presidentes, poetas reconocidos, artistas, que los
somete al escarnio púbico etc. También nombra a los que desde sus trincheras
abren fuego contra toda la perversidad política de la dominación. En NOMBRES PROPIOS llama al poeta chileno
Pablo Neruda “Puta descocada”, pero dejemos que sea el mismo Chino quien lo
cuente él porque:
“Pablo Neruda recuerda
era la casa de los Otero Silva/ Y Adolfo Rodríguez y yo/ en nombre del pueblo
de San Juan de los Morros señor venimos/ para que vaya allá y diga sus versos/ entonces nos habló de geografía y de
un dinero/ y nosotros le dijimos que todos éramos pobres/ y nos dijo que sin
mil dólares su corazón/ era una piedra sorda y a nosotros/ nos dio mucha pena y
no hicimos escándalo/ y le dijimos que se fuera de aquí/ que ya no lo queríamos
que se fuera/…/ hasta cuando vivirán semejantes putas descocadas.”
Caracas 1965.
Este poema le trajo problemas al poeta ya que la juventud
comunista que le rendía un culto exagerado a Pablo Neruda, se indignó tanto que le tendieron una
emboscada en San Juan de los Morros y le propinaron una golpiza.
Y dejo como inspiración que tal si elaboráramos un nuevo
poema de NOMBRES PROPIOS en esta
etapa, calificada como dictadura militar
disfrazada. La lista sería larga.
El poeta Víctor Valera Mora nunca fue un hombre cobarde,
asumía las consecuencias de sus actos, por eso deja escrito un texto muy breve recogido
en una servilleta que no necesita explicación: “Aquí yace una anécdota/ Fui un hombre/ que me respete/ a mí mismo.”
Chino.
La autenticidad la llevaba en la piel, no tenía dobleces, ni
doble cara, ni posturas. Era incólume con su rostro de timotocuicas, como el
mismo lo decía: “Me llaman chino por mis facciones del rostro pero soy un
timotocuicas. Y esto no era una simple afirmación, es que conjugaba el ser
castellano con la ruralidad y la
indianidad, mezcla de lo oral con lo
popular, por ello el calificativo de “anecdotario” es vital en su poética. Veamos
el siguiente poema y la manera natural del habla popular:
VUELO DE CETRERIA: Me gusta
ser quien soy/ y me gusta ser el muchachote que ve lejos/ y también corroncho
me gusta ser/ y coporo me gusta ser también/ y cuji yaque/ y rio quiero ser/ y
mar ni se diga/ y lenguaje numeroso soy/ y quiero ser cardón/ y tierra negra
quiero ser/ y chiguire de vez en cuando/ y caballo realengo soy/ y viento
alisios seré y quiero ser algarrobo/ y caobo quiero ser/ y barranco viejo soy
también/ y canción y trago largo soy/ y tal vez insecto y una luz brillante
puedo ser/ y bejuco de agua/ y flechador de peces bajo la luna seré/ y si te
digo feita es porque me gusta bastantote/ y si no te diría bella/ y es decir
puros cumplidos/ y fíjate que la gente dice el mundo es un pañuelo/ y para que
tu veas quiero ser soy/ y también el que lía sus amores y parte/ y corazón
apaleado/ y alma desgarrada también. Tomado de su último poemario “Del ridículo arte de componer poesía”
(1979-1984)
Dejo para e final en esta corta aproximación a la obra del
poeta Víctor Valera Mora sus cantos al amor, la mujer, al erotismo sensible.
Aclaro, no porque el poeta lo fraccione en su obra. Quien lo lea detenidamente
se dará cuenta que vida-revolución y desenfado amoroso estaban en casi perfecta
comunión en un solo nombre: Libertad. Cierro, entonces con este modesto
bosquejo y ese poema que lo identifica de palmo a palmo, es como un designio,
un andar definitivo que justifica su presencia entre sus congéneres. A la salud
del chino Valera Mora
.
RELACION PARA UN AMOR
LLAMADO AMANECER: En la
galaxia espiral de Andrómeda existe/ un florido planeta donde los ríos no
ahogan el mar/ donde fuego y hielo queman las contradicciones/ Donde no hay
necesidad de regreso/ Donde 0 x 0 es más que el infinito/ Donde los puntos
cardinales son más de cien millones/ Norte y Lía Sur y Símbalo Espliego y
Araceli/ Miguel y Adriana Orfeo y Atabal Cedro y Valkiria/ Misterio y prodigio
Neón y Asfalto Rosa Ercilia y Dionisius/ Antonio y Elena mis pobres padres
Virreyes de Indias/ Mi viaje a Europa Este y Adelfa Oeste y Clavicordio/ Donde
todos viven en éxtasis/ Donde nada ni nadie es vil/ Donde el sol es anillo y
ritual de bodas/ donde somos ráfagas de luz y nos desplazamos en silbos/ Un
paneta limpio y pulido/ Donde los enamorados viven en palacios flotantes/ Donde
Dios tiene un puesto de revista mal atendido y mata e tiempo/ hablando del
pasado con Buda y Mahoma y el Vendedor de verduras/ de la esquina y la gente ya
los conoce y la gente cuando pasa dice/ << esos cuatro vagos son panitas
burdas>>/ Donde el hijo de Dios y los ángeles del desenfado/ beben el
aire de las avenidas sobre sus motos trepidantes/ Donde no hay academias
militares ni policías ni cárceles ni monedas/ Donde somos sabios Donde somos
buenos/ Donde los últimos insidiosos/ escaparon por un túnel y cayeron al
vacío/ Astro paradisíaco amado y
defendido/ por francotiradores y poetas/ Donde la muerte está de capa caída/
Donde los hombres son gentiles/ Donde las mujeres son ramos de jacintos/ de
labios y de ojos cambiantes de colores/ Un astro moderato cantábile/ Donde la
noche es vino y alegría hasta el amanecer/ Su capital es una ciudad
resplandeciente llamada Estefanía/ Donde tú tienes señorío Donde eres reina/ Ese
planeta es mi corazón errante. Tomado
del poemario Amanecí de Bala. 1871.
SALUDOS.
Maracay 1 de noviembre de 2017.