“RECOGÍ EL BESO ÚLTIMO
QUE LA PATRIA ME ENVIABA… Y LO LLEVO EN LO MAS PROFUNDO DE MI ALMA”
ENTREVISTA INEDITA AL
ESCRITOR JOSE RAFAEL POCATERRA.
Conocí a José Rafael
Pocaterra una tarde de verano, en Montreal, a donde me llevara más que el
deseo de visitar la hermosa ciudad canadiense, el de estrechar la mano del
valeroso hijo de Valencia que frente a las tiranías venezolanas mantiene a
través de los años la protesta de su pluma, de su conciencia y de su vida. No
es casual que su obra MEMORIAS DE UN
VENEZOLANO DE LA DECADENCIA esté siendo reeditada y ahora circule por las
redes digitales. Es que nosotros los venezolanos pensábamos que las dictaduras
siniestras de Castro, Gómez y Pérez Jiménez ya habían cerrado su ciclo
histórico para darle paso a la democracia, su institucionalidad y a los
procesos políticos ciudadanos. Lamentablemente
no fue así y desde hace 25 años estamos padeciendo de una dictadura de índole
marxistoide, con la variante de un civil en la presidencia de la República,
pero que al final gobierna formando pactos con el sector castrense.
Encontré a un hombre conversador, de muy buena oratoria,
respetuoso, amable y dispuesto a responder todas las preguntas que llevaba en
mi cuaderno de apuntes. Me puso algunas
condiciones a las que tuve que ceñirme: Tocar solo lo relacionado con su obra
más destacada por la vigencia del tema y nada que tuviera que ver con la
actualidad; No interrumpir en sus largas respuestas para no perder el hilo y
por último no tocar temas de su vida privada actual por cuanto consideraba que
eso no interesaba. Bajo esas premisas pasamos tres horas de amena conversa
en su sala de estudio muy acogedora y
con varias tazas de café y su tradicional pipa que soporte estoicamente por mi
rechazo al humo del tabaco, pero ni modo, era el personaje central y no lo
podía incomodar.
AGC: Gran parte de los historiadores venezolanos cuando se refiere a la etapa de
Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez la separan entre positivo y negativo en su
ejecutoria pública desde el poder. ¿Qué opinión le merece Ud. este importante
asunto?
JRP: El problema central es más profundo
de lo que se piensa. Se cuenta excesivamente con la lenidad de la historia en
nuestro país. Es menester que surja a cada momento, renovada y terrible, la
eterna verdad; que la sanción, los fueros sociales, los derechos conculcados,
dejen de ser una lívida profesión de espectros; y que los trogloditas de hoy no
imaginen que han de quedar, con el correr de los tiempos, amparados por ese
manto lejano, borroso, impreciso en que se han arrebujado dentro de la historia
contemporánea los malhechores de ayer, los conculcadores, los consejeros del
despotismo, los responsables que salen a lavarse las manos a todos los
pretorios de la humanidad. Más allá de las carreteras que dicho sea de paso
fueron hechas por los presos, eliminar caudillos regionales para establecer una
sola hegemonía nacional, están los
horrores de esa infernal e inacabable infamia que representó la dominación andina
en Venezuela.
AGC: El escritor y periodista Miguel
Otero Silva escribe en un prólogo a su obra completa que los bárbaros de Castro
y Gómez entronizados, llegaron a
disponer de una corte ilustre de estilistas de la prosa, celebrados poetas eclesiásticos o
seglares, historiadores eruditos, sagaces sociólogos que daba grima. Apenas
Rufino Blanco Fombona fue uno de eso atrabiliario personaje que con mucho mas de
mosquetero que de apóstol, tronaba desde el exilio contra los desmanes del
implacable dictador. ¿De dónde proviene esa sumisión a estos sanguinarios
dictadores y si el tiempo será otro?
JRP: En principio saludo desde acá a ese
viejo luchador democrático, aunque fuimos adversarios políticos, nunca enemigos, porque al final luchábamos por
la misma causa. En relación a su pregunta hay una relación atávica con la sumisión al poder desde los más ilustrados hasta el
pueblo llano. El alma colonial supervive. En Venezuela los
“intelectuales” que junto con el encargado de la Presidencia, Gil Fortoul, habían
acompañado al entierro de la Constitución Nacional fueron quedando alejados del
Gobierno. Así paga el diablo… En relación
a Blanco Fombona estuvo en
prisión un año. Sufrió horrores. Un día harto de vejámenes, agarró una escoba,
le quito las barbas y le sacudió al primer verdugo una paliza terrible. Juicio,
declaraciones y naturalmente, absolución. No se le puso en libertad, se le puso
en destierro a bordo de un vapor español en
la Guaira. Lo que me parece curioso es que no se le hayan matado. Y si
esto puede cambiar en el tiempo, todo va a depender de las próximas
generaciones, de la cual yo no estaré vivo. Pero tengo mis reservas. Fijaos
sino en el lenguaje oficial de la época: no se aludía al perdón, no, sino a la
reconciliación, la de los verdugos con sus víctimas. Se enaltecía el encuentro
de la familia venezolana en la llamada reconciliación, intentado reproducir el
fenómeno domestico de cada hogar en la forma colectiva: ingratitudes, egoísmos,
pequeñeces, hipocresías, difamaciones, miserias, ¡miseria!, ¡podredumbre!,
adulación al pariente rico, bellaca indiferencia al de nuestra sangre
perseguido o abandonado o proscrito o arruinado, sin perjuicio de si surge
mañana irnos a echar en sus brazos por un impulso irresistible de la sangre
para <<confundir nuestras lagrimas>>. (El escritor no se detiene y con
plena seguridad de sus palabras sentencia): Los que venían del
destierro, de las cárceles, de los
ultrajes, se veían obligados a abrazar a sus perseguidores del día antes y a
cambiar el beso de Iscariote. Un verdadero derroche de generosidad y de olvido,
mucho olvido, olvido por agua común, el
Orinoco vuelto un Leteo, el Leteo en todo: en la bofetada y el escupitajo, en
la cautividad, en el crimen… El gran
patriota Antonio Paredes estaba enterrado, después que se le hizo una
apoteosis y sus deudos pasearon un luto rígido y oficial por toda Caracas.
AGC: ¿Y en su caso
particular, puede contarme porque lo detienen en los regímenes de Castro y
Gómez, que marcas le dejaron esas prisiones en El Castillo Libertador, el
Castillo de San Carlos en el Lago de maracaibo y la Rotunda?
JRP: Aunque lo que Ud. me solicita está
muy bien registrado en las crónicas
históricas de esa época, además de mi obra “Memorias de un Venezolano de la
decadencia” puedo decirle que fueron dos momentos de un solo proceso de
tiranía que se fue instaurando a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Con Cipriano Castro, cuando apenas
contaba con 17 años, fui arrancado de la redacción de un periódico valenciano y
conducido a las bóvedas del Castillo Libertador. Nuestro periódico, fundado por
Tovar García, se denominaba <<Caín>> y el solo nombre se consideró
una sátira <<feroz>> a Castro, que acababa de fusilar al General Antonio Paredes. Con el
décimo número se detuvo al fundador, mandándole al Castillo, entonces pusimos un cintillo permanente que decía: “En tanto dure la prisión del
fundador de esta hoja, quedan al frente de ella los señores Salvador Carvallo
Arvelo y José Rafael Pocaterra”.
Nuestro periódico era una simple hoja satírica e irónica que intentaba burlarse
del poder, no era un panfleto político. En los calabozos dormí sin manta en el piso frio, sin
alimento, sin luz, con una sed horrible y tenaz del agua que no se tiene. Había
ratas negras de ojillos feroces que destrozan la ropa y mordían a los durmientes. Por la mañana nos daban un
tarro de agua endulzada que llaman café,
una arepa como una hostia; al mediodía un plato de masacote de arroz nadando en
manteca de sebo y dos hostias; en la
tarde solo un guarapito; un <<lepe>> en la barriga, dos tarros de
agua, y hasta el día siguiente. La lata de agua dulce vale un real, quien no lo
tenga se friega. Por cierto que me llamó
la atención como algunos presos escribían en las paredes de los calabozos,
<<entre a este calavoso, el día 7
de junio de 1898…>> Es decir que un pobre hijo del pueblo estuvo
encerrado allí, un venezolano ignorado que quizás murió dentro de esas paredes.
Pero estás son glorias del general Ignacio Andrade, ex presidente de la
República, quien vencido y humillado por Castro, lo mandaron a Cuba,
representando al gobierno que lo echó de la presidencia. ¡Qué le parece! Esa
gente es así. Liberado un año después,
en 1908. Con el nuevo usurpador, Juan
Vicente Gómez volví a las andanzas periodísticas con el diario humorístico “Pitorreos” y la
noche del 19 de enero de 1919 me conminó a ir a la prefectura y me dijeron
al final que estaba detenido por averiguaciones, me acompañaba Coll Nuñez.
Además ya habían detenido a los poetas Leoncio Martínez y Francisco Pimentel,
conocido como Job Pim. Para hacerte el cuento más corto fui sepultado en La
Rotunda cuando el terror gomecista
alcanzaba su clima de horror y de ensañamiento. Me pusieron unos grillos en mis tobillos y me
metieron en el calabozo identificado con el número 41. Allí escuchaba el
silbido del látigo de Nereo Pacheco, torturador de turno, el quejido de los
apaleados, la tos desgarrada de los tísicos, el aullido de los torturadores, el
clamor de los sedientos, el rugido de los envenenados, el estertor de los
agonizantes, el silencio de los compañeros que morían. En esos calabozos, amigo
periodista, se vive un miedo terrible, porque tú no sabes cuándo es tu turno, (se
detiene, hay un silencio y el hombre fuerte se siente como disminuido en su
sillón, intenta tomar de nuevo la palabra) Me disculpa, debo continuar.
Cuantas veces no lloraba por el dolor que sufrían los otros presos en los
calabozos, su agonía de muerte y cuando eran sacados por el buzón, una especie de
abertura entre las rejas del calabozo donde también se podía entrar. Uno a
veces prefería morir, estrellarse los sesos contra aquella pared, rasgarse la
carótide con un pedazo de vidrio, desesperaba la sed, las argollas que oprimen
el empeine del pie, no poder caminar sino arrastrarse. Al final pensaba todo
eso es para atemorizarme, para
amenazarme y obligarme a hablar. …Mejor dejémoslo hasta ahí, dígame que otras
cosa desea saber.
AGC: Que nos puede
decir del futuro de Venezuela. Se repetirá esta horrible historia que Ud. vivió
y que dejo un documento irrebatible para las futuros generaciones a través de
Las Memorias de un Venezolano de la Decadencia. O se habrá aprendido la
lección. ¿Nunca más una dictadura como
esta?
JRP: Me pide demasiado, no soy vidente
del futuro de Venezuela aunque conozco su historia como la palma de mi mano y
algunas cosas se pueden conjeturar. Eso se lo dejo a Ud. joven periodista. No se olvide que sufrimos 25 años de
mansedumbre inaudita con todo el terror impuesto. La psicología del venezolano
en estos últimos años es tan compleja, y sobre todo trabajan a nuestra juventud
una serie de factores de desintegración y de ideas anómalas tan complicadas que
nada ya resulta imposible. Estos mismos que daban vivas a Gómez en febrero, al
mes de colgados, vejados y sitiados por hambre, meses después saludaban con el
himno de la Patria el cadáver del capitán Mujica. No comprendo. Fíjese Ud. como
pasaron los años, las rebeliones, las
batallas y en un cuarto de siglo casi, el rebaño único pudo siempre agruparse,
dócil al palo, bajo un <<jefe único>>. Se pelearon los socios, el
más zafío triunfó del más arbitrario, quedóse, quedóse, quédose, se fue
quedando – en la diestra un garrote, en la
siniestra su intención, que también lo era, y prebendas. Siempre con
la violencia, las cárceles llenas y bajo
aquel lema nefasto de “Unión, Paz y
Trabajo”. Cálculos aproximados
arrojan la cifra de cincuenta y siete muertos desde 1913 hasta 1918, con un
promedio de 65 detenidos por año, es una mortalidad de 20 por 100. En los
castillos de San Carlos y de Puerto Cabello las listas de defunciones son
considerables. En Puerto Cabello, en las bóvedas, han fallecido los generales
Francisco José Monagas y Jorge Bello. Se
suicidó, desesperado, el General Cruz
González. Allí paso más de ocho o
nueve años el general Zoilo Vidal, Alfredo
Arvelo Larriva y muchos otros más. En San Carlos se calculan 225 o 230.
Recuerdo a Máximo Zavarce, que tuvo seis
años presos; Venancio Parra, seis años; Julio Castillo, cuatro años; Manuel
Angulo, nueve años; Lucio Rosas (colombiano), seis años; Gilberto de Castro (colombiano), seis
años; Florencio Gómez, seis años; Blas
Bazó, siete años; Alfonzo Romero, ocho años; Manuel Rincón, diez años; Gral. Alfonzo Massini,
cinco años; Fernando Márquez, nueve años; Gral. Elbano Tossi y cinco de su
familia, cuatro años, marco Tulio Cano, nueve años, y sigue la inmensa lista
querido amigo periodista. Esto y más es
lo que no debemos borrar desde aquella brutal represión utilizada en los años
1913 y subsiguientes contra quien disintiera del régimen. Y para cerrar esa era
carcelaria, no puedo dejar de nombrar a Román Delgado Chalbaud, Rafael Arévalo González; Cadete
Armando Chávez, Capitán Rafael Alvarado,
Cadete Benjamín Delgado Leffman, el Teniente Leonardo Leffman, el estudiante
Francisco Rivas Lázaro, igualmente algunos bachilleres, doctores, y militares
que se habían pronunciado contra el continuismo, como Gustavo Machado. El viejo
Ducharne, alzado en el Oriente, como uno de los últimos representantes del
viejo caudillismo, fue derrotado y muerto en prisión.
AGC: ¿Es cierto que en
Maracay había una cárcel, que administraba el propio dictador?
JRP: Si, es cierto, estaba situada frente
por frente de la habitación de Gómez, de la cual se cuentan horrores. Pero,
indudablemente, en cuanto a inhumanidad del sistema celular absoluto y a
crueldad cuasi enfermiza, los jefes de
La Rotunda pueden reclamar siempre el
primer rango en la historia del cautiverio o del secuestro nacional.
Bueno caballero, creo haberle respondido con creces sus
preguntas. Tuve que prepararme anímicamente para esta entrevista, porque me
había negado conceder más entrevistas, ya que desde que mataron al Capitán y amigo
personal, Carlos Delgado Chalbaud, me retire de la vida política y publica y
decidí instalarme en esta mi residencia. Desde acá sigo escribiendo y colaborando con algunos periódicos del
Continente Americano.
AGC: ¿Unas últimas palabras suyas amigo escritor, periodista,
poeta, diplomático y tantos otros títulos que lo acreditan?
JRP: Quiero decirte y que lo sepa el
mundo que nunca me avergonzaré de ser venezolano pese a todo, ¡Jamás!, sino de
poder dejar de parecerlo en días de semejante, vertiginosa declinación, en todo
se deforma, se resblandece, se desdibuja y los hombres de todas las edades y de
todas las condiciones diríase víctimas de un delirio tremendo, de una fobia de
pavor al pavor. Venezuela, en sus labios tibios que olían a menta y sabían a
sal de lágrimas y a amargura de amor
recogí el beso último que me enviaba. Llevo
ese beso último de Venezuela en lo más profundo de mi alma.
POSDATA: Si bien es una entrevista
imaginaria, sin embargo la asumí con profesionalismo y fidelidad con las
respuestas, tomadas de los cuatro tomos de MEMORIAS
DE UN VENEZOLANO DE LA DECADENCIA, cuya primera edición data de 1937. Ahora
estando fuera de mi país, en el año 2024, me las traje consigo de Venezuela y las leí detenidamente tomando notas y
subrayando aspectos que me interesaban sobre el
contexto político de sus relatos y la realidad actual. Saber que en nuestras cárceles hay centenares de prisioneros civiles y militares,
hombres y mujeres, que privados de su libertad por causas políticas, viven en
permanente zozobra, chantajes, amenazas y soportando torturas. La Constitución Nacional de 1999 es
letra muerta, muy a pesar que es la primera Constitución con un capitulo y
articulado dedicado a los Derechos Humanos, suscrito a los pactos
internacionales. Que tenemos más
de veinte presos políticos
que han muerto en las cárceles debido a la falta de atención médica, medicinas,
enfermedades adquiridas en el penal, sometidos a suplicios de torturas y tratos
crueles inimaginables. Que el sistema
de justicia está totalmente
corrompido y atado al dictador, de lo cual La Fiscalía y los Tribunales actúan
como cómplices y cohonestan o le dan el aval como cosa juzgada. Que han creado todo un sistema de seguridad policial y paramilitar para actuar
contra todo aquel que los critique abiertamente y pueda representar un peligro,
el SEBIN y la DGCIM, son un claro
ejemplo, incluso con formación castrense. Que
han creado un nuevo centro carcelario en las afueras de Caracas conocido
como El Rodeo I donde aplican técnicas
aprendidas en cárceles de Cuba, Rusia y China, donde los familiares no tienen
acceso regular. Que han creado toda una red pública e institucional para
amedrentar, coaccionar e impedir que la gente común exprese su adhesión a una
de las candidaturas, que aún inhabilitada, mantiene el apoyo popular in
crescendo. Que en la Asamblea Nacional discuten un paquete
de leyes para legalizar más la
represión y coartar más la libertad de expresión, como la llama Ley Contra el
Fascismo y Ley para controlar y administrar a las organizaciones no
gubernamentales.
¿Cómo es posible que ha vuelta de casi un siglo, se repitan
este tipo de atrocidades en un país civilizado como Venezuela? ¿De qué
naturaleza están hechas estas personas que
sostiene este andamiaje feroz y cruel? ¿Por qué hay tanto ciudadanos indolentes
que se hacen de la vista gorda y viven en su burbuja light, egoístas,
mentecatos, y cobardemente ignoran estas realidades? ¿Por qué se identifican
con Dios y tiene una llamada fe cristiana que usan a diario para proteger a los
suyos y sus bienes solamente? ¿Por qué hay personas adulantes del poder y
sumisas por un cargo? Hay historiadores que señalan que esas estructuras
militares, policiales y de seguridad nunca cambiaron del todo, arrastrando el talante represivo, sembrado desde su
génesis. Me pregunto ¿Qué diferencia
existe entre la crueldad de un esbirro de la dictadura de Juan Vicente Gómez,
la de Marcos Pérez Jiménez y la del actual dictador?
Son reflexiones que
hago a viva voz porque es posible que esa
decadencia de muchos venezolanos es parte de esa Venezuela que hay que
extirpar, eliminar, destruir, porque un país de oportunistas, mediocres,
medrosos del poder, es un país corrompido que jamás tendrá futuro. A Dios gracias, está resurgiendo otra
Venezuela que protesta, que ya ha dicho BASTA a 25 años de desmanes, atropellos,
latrocinio, crimen y hambre. Esa
Venezuela, la del alma buena, la que no
quiere ser más ingenua, la que quiere
expresarse democráticamente el próximo 28 julio, es la Venezuela que le
pondrá punto final al bandidaje de esta tiranía. Así, solo así, nuestro
escritor JOSE RAFAEL POCATERRA,
podrá descansar en paz.