lunes, 27 de mayo de 2024

RECOGÍ EL BESO ÚLTIMO QUE LA PATRIA ME ENVIABA. JOSÉ RAFAEL POCATERRA. ENTREVISTA

 


“RECOGÍ EL BESO ÚLTIMO QUE LA PATRIA ME ENVIABA… Y LO LLEVO EN LO MAS PROFUNDO DE MI ALMA”

ENTREVISTA INEDITA AL ESCRITOR JOSE RAFAEL POCATERRA.

Conocí a José Rafael Pocaterra una tarde de verano, en Montreal, a donde me llevara más que el deseo de visitar la hermosa ciudad canadiense, el de estrechar la mano del valeroso hijo de Valencia que frente a las tiranías venezolanas mantiene a través de los años la protesta de su pluma, de su conciencia y de su vida. No es casual que su obra MEMORIAS DE UN VENEZOLANO DE LA DECADENCIA esté siendo reeditada y ahora circule por las redes digitales. Es que nosotros los venezolanos pensábamos que las dictaduras siniestras de Castro, Gómez y Pérez Jiménez ya habían cerrado su ciclo histórico para darle paso a la democracia, su institucionalidad y a los procesos políticos ciudadanos. Lamentablemente no fue así y desde hace 25 años estamos padeciendo de una dictadura de índole marxistoide, con la variante de un civil en la presidencia de la República, pero que al final gobierna formando pactos con el sector castrense.



Encontré a un hombre conversador, de muy buena oratoria, respetuoso, amable y dispuesto a responder todas las preguntas que llevaba en mi cuaderno de apuntes.  Me puso algunas condiciones a las que tuve que ceñirme: Tocar solo lo relacionado con su obra más destacada por la vigencia del tema y nada que tuviera que ver con la actualidad; No interrumpir en sus largas respuestas para no perder el hilo y por último no tocar temas de su vida privada actual por cuanto consideraba que eso no interesaba. Bajo esas premisas pasamos tres horas de amena conversa en  su sala de estudio muy acogedora y con varias tazas de café y su tradicional pipa que soporte estoicamente por mi rechazo al humo del tabaco, pero ni modo, era el personaje central y no lo podía incomodar.



AGC: Gran  parte de los historiadores  venezolanos cuando se refiere a la etapa de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez la separan entre positivo y negativo en su ejecutoria pública desde el poder. ¿Qué opinión le merece Ud. este importante asunto?   

JRP: El problema central es más profundo de lo que se piensa. Se cuenta excesivamente con la lenidad de la historia en nuestro país. Es menester que surja a cada momento, renovada y terrible, la eterna verdad; que la sanción, los fueros sociales, los derechos conculcados, dejen de ser una lívida profesión de espectros; y que los trogloditas de hoy no imaginen que han de quedar, con el correr de los tiempos, amparados por ese manto lejano, borroso, impreciso en que se han arrebujado dentro de la historia contemporánea los malhechores de ayer, los conculcadores, los consejeros del despotismo, los responsables que salen a lavarse las manos a todos los pretorios de la humanidad. Más allá de las carreteras que dicho sea de paso fueron hechas por los presos, eliminar caudillos regionales para establecer una sola hegemonía nacional,  están los horrores de esa infernal e inacabable infamia que representó la dominación andina en Venezuela.



AGC: El escritor y periodista Miguel Otero Silva escribe en un prólogo a su obra completa que los bárbaros de Castro y Gómez  entronizados, llegaron a disponer de una corte ilustre de estilistas de la  prosa, celebrados poetas eclesiásticos o seglares, historiadores eruditos, sagaces sociólogos que daba grima. Apenas Rufino Blanco Fombona fue uno de eso  atrabiliario personaje que con mucho mas de mosquetero que de apóstol, tronaba desde el exilio contra los desmanes del implacable dictador. ¿De dónde proviene esa sumisión a estos sanguinarios dictadores y si el tiempo será otro?



JRP: En principio saludo desde acá a ese viejo luchador democrático, aunque fuimos adversarios políticos,  nunca enemigos, porque al final luchábamos por la misma  causa. En relación a su pregunta hay una relación atávica con la sumisión al poder desde los más ilustrados hasta el pueblo llano. El alma  colonial supervive. En Venezuela los “intelectuales” que junto con el encargado de la Presidencia, Gil Fortoul, habían acompañado al entierro de la Constitución Nacional fueron quedando alejados del Gobierno. Así paga el diablo… En relación  a Blanco Fombona estuvo en prisión un año. Sufrió horrores. Un día harto de vejámenes, agarró una escoba, le quito las barbas y le sacudió al primer verdugo una paliza terrible. Juicio, declaraciones y naturalmente, absolución. No se le puso en libertad, se le puso en destierro  a bordo de un vapor  español en  la Guaira. Lo que me parece curioso es que no se le hayan matado. Y si esto puede cambiar en el tiempo, todo va a depender de las próximas generaciones, de la cual yo no estaré vivo. Pero tengo mis reservas. Fijaos sino en el lenguaje oficial de la época: no se aludía al perdón, no, sino a la reconciliación, la de los verdugos con sus víctimas. Se enaltecía el encuentro de la familia venezolana en la llamada reconciliación, intentado reproducir el fenómeno domestico de cada hogar en la forma colectiva: ingratitudes, egoísmos, pequeñeces, hipocresías, difamaciones, miserias, ¡miseria!, ¡podredumbre!, adulación al pariente rico, bellaca indiferencia al de nuestra sangre perseguido o abandonado o proscrito o arruinado, sin perjuicio de si surge mañana irnos a echar en sus brazos por un impulso irresistible de la sangre para <<confundir nuestras lagrimas>>. (El escritor no se detiene y con plena seguridad de sus palabras sentencia): Los que venían del destierro, de  las cárceles, de los ultrajes, se veían obligados a abrazar a sus perseguidores del día antes y a cambiar el beso de Iscariote. Un verdadero derroche de generosidad y de olvido, mucho olvido, olvido  por agua común, el Orinoco vuelto un Leteo, el Leteo en todo: en la bofetada y el escupitajo, en la cautividad, en el crimen… El gran patriota Antonio Paredes estaba enterrado, después que se le hizo una apoteosis y sus deudos pasearon un luto rígido y oficial por toda Caracas.



AGC: ¿Y en su caso particular, puede contarme porque lo detienen en los regímenes de Castro y Gómez, que marcas le dejaron esas prisiones en El Castillo Libertador, el Castillo de San Carlos en el Lago de maracaibo y la Rotunda?

JRP: Aunque lo que Ud. me solicita está muy bien registrado en las crónicas  históricas de esa época, además de mi obra “Memorias de un Venezolano  de la decadencia” puedo decirle que fueron dos momentos de un solo proceso de tiranía que se fue instaurando a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Con Cipriano Castro, cuando apenas contaba con 17 años, fui arrancado de la redacción de un periódico valenciano y conducido a las bóvedas del Castillo Libertador. Nuestro periódico, fundado por Tovar García, se denominaba <<Caín>> y el solo nombre se consideró una sátira <<feroz>> a Castro, que acababa de  fusilar al General Antonio Paredes. Con el décimo número se detuvo al fundador, mandándole al Castillo, entonces  pusimos un cintillo  permanente que decía: “En tanto dure la prisión del fundador de esta hoja, quedan al frente de ella los señores Salvador Carvallo Arvelo y José Rafael  Pocaterra”. Nuestro periódico era una simple hoja satírica e irónica que intentaba burlarse del poder, no era un panfleto político. En los calabozos    dormí sin manta en el piso frio, sin alimento, sin luz, con una sed horrible y tenaz del agua que no se tiene. Había ratas negras de ojillos feroces que destrozan la ropa y mordían  a los durmientes. Por la mañana nos daban un tarro  de agua endulzada que llaman café, una arepa como una hostia; al mediodía un plato de masacote de arroz nadando en manteca  de sebo y dos hostias; en la tarde solo un guarapito; un <<lepe>> en la barriga, dos tarros de agua, y hasta el día siguiente. La lata de agua dulce vale un real, quien no lo tenga se friega.  Por cierto que me llamó la atención como algunos presos escribían en las paredes de los calabozos, <<entre  a este calavoso, el día 7 de junio de 1898…>> Es decir que un pobre hijo del pueblo estuvo encerrado allí, un venezolano ignorado que quizás murió dentro de esas paredes. Pero estás son glorias del general Ignacio Andrade, ex presidente de la República, quien vencido y humillado por Castro, lo mandaron a Cuba, representando al gobierno que lo echó de la presidencia. ¡Qué le parece! Esa gente es así. Liberado un año después, en 1908. Con el nuevo usurpador, Juan Vicente Gómez volví a las andanzas periodísticas con el diario humorístico “Pitorreos”  y la noche del 19 de enero de 1919 me conminó a ir a la prefectura y me dijeron al final que estaba detenido por averiguaciones, me acompañaba Coll Nuñez. Además ya habían detenido a los poetas Leoncio Martínez y Francisco Pimentel, conocido como Job Pim. Para hacerte el cuento más corto fui sepultado en La Rotunda cuando el terror gomecista alcanzaba su clima de horror y de ensañamiento.  Me pusieron unos grillos en mis tobillos y me metieron en el calabozo identificado con el número 41. Allí escuchaba el silbido del látigo de Nereo Pacheco, torturador de turno, el quejido de los apaleados, la tos desgarrada de los tísicos, el aullido de los torturadores, el clamor de los sedientos, el rugido de los envenenados, el estertor de los agonizantes, el silencio de los compañeros que morían. En esos calabozos, amigo periodista, se vive un miedo terrible, porque tú no sabes cuándo es tu turno, (se detiene, hay un silencio y el hombre fuerte se siente como disminuido en su sillón, intenta tomar de nuevo la palabra) Me disculpa, debo continuar. Cuantas veces no lloraba por el dolor que sufrían los otros presos en los calabozos, su agonía de muerte y cuando eran sacados por el buzón, una especie de abertura entre las rejas del calabozo donde también se podía entrar. Uno a veces prefería morir, estrellarse los sesos contra aquella pared, rasgarse la carótide con un pedazo de vidrio, desesperaba la sed, las argollas que oprimen el empeine del pie, no poder caminar sino arrastrarse. Al final pensaba todo eso es para atemorizarme, para  amenazarme y obligarme a hablar. …Mejor dejémoslo hasta ahí, dígame que otras cosa desea  saber.



AGC: Que nos puede decir del futuro de Venezuela. Se repetirá esta horrible historia que Ud. vivió y que dejo un documento irrebatible para las futuros generaciones a través de Las Memorias de un Venezolano de la Decadencia. O se habrá aprendido la lección.  ¿Nunca más una dictadura como esta?

JRP: Me pide demasiado, no soy vidente del futuro de Venezuela aunque conozco su historia como la palma de mi mano y algunas cosas se pueden conjeturar. Eso se lo dejo a Ud. joven periodista.  No se olvide que sufrimos 25 años de mansedumbre inaudita con todo el terror impuesto. La psicología del venezolano en estos últimos años es tan compleja, y sobre todo trabajan a nuestra juventud una serie de factores de desintegración y de ideas anómalas tan complicadas que nada ya resulta imposible. Estos mismos que daban vivas a Gómez en febrero, al mes de colgados, vejados y sitiados por hambre, meses después saludaban con el himno de la Patria el cadáver del capitán Mujica. No comprendo. Fíjese Ud. como pasaron los años, las  rebeliones, las batallas y en un cuarto de siglo casi, el rebaño único pudo siempre agruparse, dócil al palo, bajo un <<jefe único>>. Se pelearon los socios, el más zafío triunfó del más arbitrario, quedóse, quedóse, quédose, se fue quedando – en la diestra un garrote, en la  siniestra su intención, que también lo era, y prebendas. Siempre con la  violencia, las cárceles llenas y bajo aquel lema nefasto de “Unión, Paz y Trabajo”.  Cálculos aproximados arrojan la cifra de cincuenta y siete muertos desde 1913 hasta 1918, con un promedio de 65 detenidos por año, es una mortalidad de 20 por 100. En los castillos de San Carlos y de Puerto Cabello las listas de defunciones son considerables. En Puerto Cabello, en las bóvedas, han fallecido los generales Francisco José Monagas y Jorge Bello. Se  suicidó, desesperado, el General Cruz  González. Allí paso más de  ocho o nueve años el general Zoilo Vidal, Alfredo  Arvelo Larriva y muchos otros más. En San Carlos se calculan 225 o 230. Recuerdo a Máximo Zavarce, que tuvo  seis años presos; Venancio Parra, seis años; Julio Castillo, cuatro años; Manuel Angulo, nueve años; Lucio Rosas (colombiano), seis años;  Gilberto de Castro (colombiano), seis años;  Florencio Gómez, seis años; Blas Bazó, siete años; Alfonzo Romero, ocho años; Manuel  Rincón, diez años; Gral. Alfonzo Massini, cinco años; Fernando Márquez, nueve años; Gral. Elbano Tossi y cinco de su familia, cuatro años, marco Tulio Cano, nueve años, y sigue la inmensa lista querido amigo periodista. Esto y más  es lo que no debemos borrar desde aquella brutal represión utilizada en los años 1913 y subsiguientes contra quien disintiera del régimen. Y para cerrar esa era carcelaria, no puedo dejar de nombrar a Román Delgado  Chalbaud, Rafael Arévalo González; Cadete Armando Chávez, Capitán  Rafael Alvarado, Cadete Benjamín Delgado Leffman, el Teniente Leonardo Leffman, el estudiante Francisco Rivas Lázaro, igualmente algunos bachilleres, doctores, y militares que se habían pronunciado contra el continuismo, como Gustavo Machado. El viejo Ducharne, alzado en el Oriente, como uno de los últimos representantes del viejo caudillismo, fue derrotado y muerto en prisión.



AGC: ¿Es cierto que en Maracay había una cárcel, que administraba el propio dictador?

JRP: Si, es cierto, estaba situada frente por frente de la habitación de Gómez, de la cual se cuentan horrores. Pero, indudablemente, en cuanto a inhumanidad del sistema celular absoluto y a crueldad cuasi enfermiza, los jefes  de La Rotunda pueden reclamar siempre  el primer rango en la historia del cautiverio o del secuestro nacional.





Bueno caballero, creo haberle respondido con creces sus preguntas. Tuve que prepararme anímicamente para esta entrevista, porque me había negado conceder más entrevistas,  ya que desde que mataron al Capitán y amigo personal, Carlos Delgado Chalbaud, me retire de la vida política y publica y decidí instalarme en esta mi residencia. Desde acá sigo escribiendo y  colaborando con algunos periódicos del Continente Americano.  

AGC: ¿Unas últimas palabras suyas amigo escritor, periodista, poeta, diplomático y tantos otros títulos que lo acreditan?

JRP: Quiero decirte y que lo sepa el mundo que nunca me avergonzaré de ser venezolano pese a todo, ¡Jamás!, sino de poder dejar de parecerlo en días de semejante, vertiginosa declinación, en todo se deforma, se resblandece, se desdibuja y los hombres de todas las edades y de todas las condiciones diríase víctimas de un delirio tremendo, de una fobia de pavor al pavor. Venezuela, en sus labios tibios que olían a menta y sabían a sal de lágrimas y a amargura  de amor recogí el beso último que me enviaba. Llevo ese beso último de Venezuela en lo más profundo de mi alma.   

 


POSDATA: Si bien es una entrevista imaginaria, sin embargo la asumí con profesionalismo y fidelidad con las respuestas, tomadas de los cuatro tomos de MEMORIAS DE UN VENEZOLANO DE LA DECADENCIA, cuya primera edición data de 1937. Ahora estando fuera de mi país, en el año 2024, me las traje consigo de Venezuela y las leí detenidamente tomando notas y subrayando aspectos que me interesaban sobre el  contexto político de sus relatos y la realidad actual. Saber que en nuestras cárceles hay centenares de prisioneros civiles y militares, hombres y mujeres, que privados de su libertad por causas políticas, viven en permanente zozobra, chantajes, amenazas y soportando  torturas. La Constitución Nacional de 1999 es letra muerta, muy a pesar que es la primera Constitución con un capitulo y articulado dedicado a los Derechos Humanos, suscrito a los pactos internacionales. Que tenemos más  de veinte presos políticos que han muerto en las cárceles debido a la falta de atención médica, medicinas, enfermedades adquiridas en el penal, sometidos a suplicios de torturas y tratos crueles inimaginables. Que el sistema de justicia está totalmente corrompido y atado al dictador, de lo cual La Fiscalía y los Tribunales actúan como cómplices y cohonestan o le dan el aval como cosa juzgada. Que han creado todo un sistema de seguridad policial y paramilitar para actuar contra todo aquel que los critique abiertamente y pueda representar un peligro, el SEBIN y la DGCIM, son un claro ejemplo, incluso con formación castrense. Que han creado un nuevo centro carcelario en las afueras de Caracas conocido como El  Rodeo I donde aplican técnicas aprendidas en cárceles de Cuba, Rusia y China, donde los familiares no tienen acceso regular.  Que han creado toda una red pública e institucional para amedrentar, coaccionar e impedir que la gente común exprese su adhesión a una de las candidaturas, que aún inhabilitada, mantiene el apoyo popular in crescendo. Que  en la Asamblea Nacional discuten un paquete de leyes para legalizar más la represión y coartar más la libertad de expresión, como la llama Ley Contra el Fascismo y Ley para controlar y administrar a las organizaciones no gubernamentales.   



¿Cómo es posible que ha vuelta de casi un siglo, se repitan este tipo de atrocidades en un país civilizado como Venezuela? ¿De qué naturaleza  están hechas estas personas que sostiene este andamiaje feroz y cruel? ¿Por qué hay tanto ciudadanos indolentes que se hacen de la vista gorda y viven en su burbuja light, egoístas, mentecatos, y cobardemente ignoran estas realidades? ¿Por qué se identifican con Dios y tiene una llamada fe cristiana que usan a diario para proteger a los suyos y  sus bienes solamente?  ¿Por qué hay personas adulantes del poder y sumisas por un cargo? Hay historiadores que señalan que esas estructuras militares, policiales y de seguridad nunca cambiaron del todo, arrastrando  el talante represivo, sembrado desde su génesis. Me pregunto ¿Qué diferencia existe entre la crueldad de un esbirro de la dictadura de Juan Vicente Gómez, la de Marcos Pérez Jiménez y la del actual dictador?  



Son reflexiones que hago a viva voz porque es posible que esa decadencia de muchos venezolanos es parte de esa Venezuela que hay que extirpar, eliminar, destruir, porque un país de oportunistas, mediocres, medrosos del poder, es un país corrompido que jamás tendrá futuro. A Dios gracias, está resurgiendo otra Venezuela que protesta, que ya ha dicho BASTA  a 25 años de desmanes, atropellos, latrocinio, crimen y hambre.  Esa Venezuela, la del alma  buena, la que no quiere ser más ingenua, la que quiere expresarse democráticamente el próximo 28 julio, es la Venezuela que le pondrá punto final al bandidaje de esta tiranía. Así, solo así, nuestro escritor JOSE RAFAEL POCATERRA, podrá descansar en paz.