viernes, 24 de agosto de 2018

EL TEATRO DE TITERES O ESA OTRA MANERA DE VIVIR


EL TEATRO DE TITERES O ESA OTRA MANERA DE VIVIR.   Angel Gustavo Cabrera Titiritero y director del Grupo de Títeres “La Gran Zanahoria” 
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A PROPOSITO DEL X FESTIVAL INTERNACIONAL DE TITERES, QUE SE DESARROLLA EN EL ESTADO ARAGUA, REPRODUZCO ESTE ENSAYO ESCRITO HACE ALGUNOS AÑOS ATRÁS, CON MUCHA VIGENCIA PARA LA CRITICA.

“Tiene el teatro dos enemigos, uno de ellos es la falta de capacidad emocionable y audacia creadora de algunos de los que realizan este arte y el otro tipo de enemigo es aquel de los que tienen miedo a esa <<pequeña sirvienta, ágil, desenvuelta y siempre nueva en su oficio>> que es la fantasía y que se encuentra al servicio de todo artista”. LUIS LUKSIC. EL MARAVILLOSO MUNDO DE LOS TITERES.
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Los títeres y las marionetas, sin dejar aparte los detalles filológicos, han llegado a los niños mediante una doble <<caída>>. Sus más lejanos antepasados son las máscaras rituales de los pueblos primitivos. Primera caída: de lo sagrado a lo profano, del rito al teatro. Segunda caída: del Teatro al mundo de los juegos. Esta es una historia que se está desarrollando ante nuestros ojos. ¿Quién se ocupa de mantener despierta esta tradición? GIANNI RODARI. GRAMATICA DE LA FANTASIA
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Guardo como uno de mis mayores tesoros el recuerdo de mi primer contacto con el mundo de los títeres. Fue por allá por los años setenta del siglo pasado cuando conocí a dos grandes titiriteros. Carlos Miranda y su “Gallo Pinto” y Luis Querales y “Los Grillitos”. Eran unos extraordinarios personajes, que venía del mundo de las tablas y optaron por dedicarle gran parte de su tiempo al Teatro de Títeres Itinerante, visitando comunidades, escuelas, plazas u otros lugares públicos. Tenían, este par de titiriteros, un sano humor que desplegaban con maestría en sus presentaciones ante grandes y chicos con obras clásicas del teatro de títeres o inventadas por ellos. Era la magia de los títeres que adquirían vida en sus historias reales y/o fantásticas. Carlos Miranda venido de tierras falconianas, de extensa cultura y profanador  de esos elementos vivos de la cultura popular que tienden a olvidarse. El Grillo Luis Querales, militante de La Causa R, hombre de ideas revolucionarias, un cuestionador del estatus quo. Ambos, ya fallecidos, es quizás lo mejor que le puede pasar a uno cuando se echa la vista atrás de un tiempo que no volverá.

Yo era un adolescente-niño soñador e inquieto, hurgador de cosas nuevas. Y estaba convencido que el mundo de los títeres era excelente para llevárselo a los niños de la comunidad donde residía y sectores circunvecinos. Recuerdo que Carlos Miranda me facilitó el guión de una obra de su autoría titulada: “Pedrito y la Fiebre Amarilla” de lo cual repartimos los personajes, nos aprendimos el parlamento, ensayamos un par de semanas  y le dimos vida y magia a los títeres en escena. Así fuimos aprendiendo este hermoso arte, al calor del llamado ensayo y error. Lo cierto del caso es que esas diminutas figuras que se movían y hablaban en escena gustaban y acaparaban la atención de niños y adultos. Como anécdota recuerdo que teníamos en el grupo tres niños hermanos, sumamente menudos de cuerpo y piernas que hacían los personajes de los zancudos patas blancas, pues bien, en la comunidad empezaron a llamarlo zancudos y tanto fue así que le decían la familia de los zancudos. El teatro de títeres de aquella época de los setenta u ochenta del siglo pasado es una huella imborrable, más cuando ese arte sigue latiendo en mi alma de titiritero.
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Pero lo que me preocupa, para compartir en este breve ensayo, es si el mundo infantil sigue siendo el mismo que yo conocí en mis tiempos de joven quinceañero. Los niños y niñas de hoy en día los veo más entusiastas y compenetrados con un DS, los juegos de computadora y celular que por el teatro de títeres. Con esto no quiero decir que no se sientan atraídos por una función de títeres,  porque estoy convencido que  este antiquísimo arte  perdurará en el tiempo por dos razones claves. La primera que por más mundo cibernético que exista no podrá suplantar la capacidad mágica y lúdica que tiene el arte de los títeres. La segunda  que mientras exista pensamiento y ganas de soñar desde esa infancia que todos tenemos dentro, habrá el mundo romántico de los títeres.

No obstante el contraste que deseo puntualizar está  entre aquella época del niño que yo era y la actual. Lo atractivo era los juegos la semana y el avión que se jugaban en el piso, la perinola, volar cometas y papagayos, jugar al rayo con las metras y los trompos. Como olvidar la llegada del Niño Jesús con sus trenes, zarandas, discos de películas tipo diapositivas y carros de pilas. Ese era nuestro mundo lúdico, acompañado de la tv y los comic en blanco y negro del Conejo de la Suerte, Los Picapiedras , Los Supersónicos y tantos otros. De ese mundo tangible nos quedaba la alegría de ser niño y el disfrute educativo de los mensajes subyacentes en valores morales y de solidaridad. Igualmente cuando conocí el teatro de títeres aprendí de él sus moralejas, explicitas o implícitas. Entiendo que esas décadas de los años setenta estaban inscritas en valores y cultura de la civilización moderna. (Respeto, solidaridad, justicia, igualdad, democracia). Recordando a nuestro querido fabulador y cuentista AQUILES NAZOA que decía: Mi  niñez fue pobre, pero nunca fue triste, fue más bien pensativa y serena y en muchos aspectos fue en realidad tan hermosa como la revivo en la memoria. Para poblarla de fantasía, yo contaba con la amistad entrañable de mi abuela que, en su colorido castellano de isleña de El Hierro, sabia contar tan extraordinarias historias… Por mi parte como olvidar a mi madre y mis tíos y sus cuentos de espantos y aparecidos en noches oscuras y con lámparas de kerosene. 
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En época actual, siglo XXI, nuestros niños y niñas tienen frente así un mundo cibernético y tecnológico impresionante que copa todo su interés. Los mundos virtuales ya no son construcción de los pensamientos y memoria de los niños sino que están serializados en una computadora y lo único que hace el niño es incorporarlo a su memoria de corto plazo que se borrará cuando aparezca otro juego digitalizado. Aún más lo único que tiene que hacer es aprender la habilidad de mover los dedos de manera mecánica y las figuras de la pantalla se moverán a su antojo, en una competencia efímera y en desventaja con respeto a la habilidad de la máquina. La revista cultura IMAGEN de septiembre de 1996 en un dossier dedicado  a la  infancia señala este punto de vista lo bastante interesante como para no referirlo: La realidad virtual ha uniformado la imaginación infantil y la computación ha reducido a ruinas a los columpios y los toboganes, cuyos parques de recreación se han mudado a los comederos de hamburguesas. La civilización actual no solo afecta al niño sino a toda la humanidad al dejarse  penetrar en los intersticios de la vida por este modo globalizados tecnocrático. Esos ciber-juegos y toda la red  computarizada matan  paulatinamente  la  fortaleza lúdica, mágica y  llena de fantasía que está registrada en esas edades sensibles del crecimiento humano y disparan un futuro incierto al hombre actual y del mañana. Sin mencionar el daño que ocasiona la tv y la cantidad de horas que pasa un niño frente a ella, con inmensidad de canales y programaciones, sin poder interactuar.  

El teatro de títeres ha cambiado mucho desde que se originó en la prehistoria y las primeras civilizaciones.  La civilización occidental ha recogido su legado incorporándolo a la cultura de los pueblos, por lo que el poeta Federico García Lorca decía: “el guiñol es la expresión de la fantasía de los pueblos y da el clima de su gracia y su inocencia  Debe seguir siendo así,  arte y pueblo deben ir tomados de la mano en sus alegrías y dolores, sonrisas y tristezas.
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El Teatro de Títeres en sus diversas creaciones y presentaciones, hoy más que nunca, debe fomentarse en nuestros niños y niñas. El titiritero profesional puede compartir sus conocimientos y promover grupos de títeres a nivel infantil a través de talleres, de los cuales no todos serán remunerados. La confrontación con el mundo de los ciber-juegos es desigual, pero nuestros recursos son inmensos y el apoyo literario, imaginativo y creativo es ilimitado.   

Finalmente sé que hoy Venezuela atraviesa por una crisis generalizada que pone en peligro la  alimentación y sano crecimiento de toda una generación infantil y adolescente. El teatro de títeres en sus obras debe reclamar mejor salud y nutrición para nuestros niños de parte del Estado Responsable.