LA NIÑA VENEZOLANA DEL CHALECO ROJO. CRONICA
“Me voy para darle
bienestar a mis padres y un futuro a mi pequeña hija” Palabras
de despedida de la madre MAYERLIN MAYOR,
antes de marcharse de Venezuela. Jueves
13 de enero de 2022.
“Cuando escuchen que
Venezuela se arregló, piensen en esa niña de siete años que murió ahogada
intentando llegar a los Estados Unidos; piensen en los caminantes que han
deambulado todo un continente o recuerden a los náufragos de Güiria. 6 millones
de personas no huyen de un país que se arregló”. DAVID
SMOLANSKY. Comisionado de la Secretaría General de la OEA para la crisis de los
migrantes y refugiados venezolanos.
El venezolano es del
tamaño del compromiso que se le presente. FRASE POPULAR
Ese 31 de diciembre de 2021 hubo mucho llanto en la casa de
los padres de Mayerlin. Sobre todo al sonar el campanazo que indicaban las doce
de la madrugada, todos se confundieron en abrazos y besos por el año nefasto
que se iba pero con las esperanzas puestas en el nuevo. No porque pensaran que
las cosas se iban a arreglar sino que una de las hijas mayores tenía todo listo
para partir a los Estados Unidos de América, y no la verían por unos cuantos
años, a pesar de la comunicación de redes que hoy existe. Además Mayerlin se
iba con su hija de siete años, Victoria Lugo Mayor, que era la alegría de esa
familia pese a todas las carencias y dificultades.
Esa noche la niña Victoria no durmió por el ruido de la radio
y la algarabía de la gente. En la media noche fue al cuarto y se encontró con
una sorpresa: una hermosa muñeca de trapo envuelta en un regalo y en una bolsa
un chaleco rojo. Salió corriendo a decirles a los abuelos, su madre y tías lo
que le había traído el niño Jesús. Su madre le dijo: “- que bellos regalos, cuida mucho ese chaleco, que con ese nos vamos para
los Estados Unidos la segunda semana de enero”. Todos celebraron
alegremente y se dispusieron a compartir una humilde cena navideña con un arroz
con pollo. No hubo ni hallacas, ni pan de jamón porque la situación no daba
para eso. Pero igual estaban contentos, sobre todo porque no habían sufrido del
Coronavirus. Una de las hermanas expreso
en el compartir: “- Bueno porque este
año 2022 nos vaya mejor a todos, sobre todo a MAYERLIN que se nos va con la pequeña VICTORIA y la vamos a extrañar muchísimo, ya que esa niña es el
centro de esta casa, y Mayerlin ni se diga. Te queremos demasiado” Entre
sollozos y lloros aguantados MAYERLIN
HABLO: “- Bueno familia, ustedes son
lo mejor que me ha dado Dios, gracias por su apoyo y oren por mí y mi hija,
tengan mucha fe que todo va a cambiar porque al llegar allá lo primero es
trabajo y escuela para mi pequeña, y mi
primer sueldo les enviaré dólares para solventar en algo. Y poco a poco nos
iremos todos para allá. Aquí no hay futuro, no hay trabajo, el sueldo es
miserable y mucha gente se está muriendo de hambre, esa es la realidad, pero
palante familia” Se abrazaron y compartieron al ritmo de la gaita zuliana
hasta el amanecer.
MAYERLIN MAYOR, una zuliana de nacimiento, vivió
hasta mayo de 2021 en Coro (Falcón) con su esposo e hija, pero las cosas no
andaban bien en la relación de pareja y decidieron separarse. La situación
económica iba de mal a peor, el sueldo de cuatro dólares mensuales por su condición
de maestra no alcanzaba para nada, la niña estaba perdiendo peso y ella también
porque realmente no se podía comer más o
menos con ese mísero sueldo. De tal manera que con el consejo de amigas y
teniendo unas familias evangélicas en los Estados Unidos que le exhortaban a
irse para allá, tomó la decisión sin ver para los lados. Vendió su casa y
electrodomésticos para reunir el dinero y preparar el largo viaje. Así que los
últimos meses los pasó en la casa de sus padres y hermanos del barrio Felipe Pírela
de la Parroquia Francisco Eugenio Bustamante.
El jueves 13 de enero
de 2022 fue el día elegido para la partida, que a sabiendas de los riegos del
viaje y los peligros que acechan, lo que hubo fue tristeza y llanto, aquello
parecía un velorio. Tanto que MAYERLIN
antes de partir con su hija y la maleta les dijo: “Papá, mamá, hermanos, cambien esa cara que todo va a salir bien, tengo
fe que voy a llegar bien y sé que Dios no me va abandonar. Tengan prendido esos
celulares que voy a estar en comunicación permanente con Ustedes, y cuando
llegue vamos a celebrar aunque sea por wassat.” Se abrazaron, lloraron
hasta que la vieron partir en el autobús. La madre tenía un presentimiento
trágico, pero se lo guardó para sí, solo
le dijo: “- Cuídate mucho hija y protege
mucho a esa niña, Dios las bendiga”
Todo iba bien en el trayecto, salieron por vía terrestre
hasta Colombia (Medellín). El sábado 15 ya estaban en México y el domingo en
San Antonio. El cruce de las fronteras atravesando el rio Bravo, en su parte más
llana, estaba fijado para el lunes 17, pero por algunos inconvenientes se
aplazó para el día siguiente. Ya se había cancelado el monto requerido con los
coyotes y el transporte que la llevaría hasta la ensenada del rio Bravo del
lado mexicano para atravesarlo sin problemas. Su miedo era gigante, le
palpitaba el corazón aceleradamente hasta que una señora que iba a su lado la
tranquilizo diciéndole: “- Tenga
confianza hija, que eso no le hace bien ni a Usted ni a la niña, tranquilícese
que todo va a salir bien.” Ella tomo
un largo aliento y emprendió la marcha sin decir nada. La niña Victoria la
llevaba colgada en sus brazos. Mayerlin comprendió y se llenó de ímpetu y pensó:
“ya lo que queda es nada para llegar, ayúdame diosito. Caminaba lentamente sin
saber que pisaba pero con mucha seguridad y su hija la abrazaba con fuerza
hasta que bruscamente una pisada en falso la hizo hundirse en un hueco
inesperado y la niña se desprendió al ella abrir los brazos para no ahogarse ambas. No poder pedir
auxilio tragando agua y buscando en esas aguas oscuras la razón de su
existencia, la luz de sus ojos. Al momento sintió que alguien la halaba con
fuerza para salvarla pero su pequeña Victoria no estaba con ella, las
corrientes internas se llevaban su frágil cuerpecito. Un joven se percató de lo
que estaba sucediendo y la pudo sacar del rio. Después vendría la crisis de
llanto frente a la inminente tragedia y reclamándole a Dios porque no salvó a
su hija en vez de ella.
Esa tarde 18 de enero de 2022 fue de tristeza y dolor en el
Barrio Felipe Pirela, al llegar la noticia. Mayibeth Mayor, hermana de
Mayerlin, recibió la noticia donde ella le expresaba: “Dejé en el rio la luz de mis ojos, mi hija Victoria se me ahogo”, “yo
quería quedarme allí cuando no sentía a mi hija, pero algo me sacó. Dios me
sacó. Ya yo estaba ahogada, ya yo estaba muerta”. Su madre, abuela de
Victoria no lloró, sino que entró en un mutismo absoluto y se encerró en su
cuarto con dolor y recordando el presentimiento trágico de aquel jueves 13 de
enero. Se interrogó en silencio: ¿Por qué no se lo dije? ¿Pero podría haber
detenido ese viaje? Imposible, todo
estaba en los planes de Dios y del destino.
Ya la madre está en los Estados Unidos pero ahogada en un
dolor y una vaciedad por la ausencia de su pequeña Victoria, la niña del
chaleco rojo, que representaba el porqué de su vida. Otro signo de la diáspora y
esta tragedia que padecemos los venezolanos, tanto los que se van, como los que
quedan sin esperanzas que esta tiranía termine algún día.
NOTA: Al cerrar esta crónica
me entero por las noticias que una pareja de ancianos fueron rescatadas de su
apartamento, de lo cual la esposa llevaba dos días de fallecidas y su esposo de
83 años de edad aún tenía vida. El profesor universitario PEDRO SALINAS fue
encontrado en estado de desnutrición severa y su esposa, Isbelia Hernández,
bionalista, abogado y profesora de la ULA, fue encontrada muerta a su lado. Lo
que asombra es que esta pareja de profesionales destacados, ya jubilados, se
encontraran en ese cuadro. ¿Cómo es posible que llegáramos a esto? ¿Así como esta pareja merideña de reconocida
solvencia moral y ética profesional, cuantos hay de la tercera edad que están
sufriendo y parece no importarle a nadie? ¿A dónde estamos llegando cuando un
eminente ciudadano que ha contribuido al país con sus investigaciones y aportes
ecológicos se está muriendo de hambre?
Obviamente a los delincuentes que tiranizan este país no se les puede
pedir nada, pero a la ciudadanía decente sí. Es necesario reflexionar y hacer
un frente común por la defensa de los derechos
humanos, por nuestros adultos mayores, por los cambios democráticos para
detener estas horas infernales. (la noticia apareció el 25 de enero de 2022 en
todas las redes sociales)