EN
MEMORIA DE EDUARDO
RAFAEL CABRERA BORGES TRAS
EL PASO DEL
TIEMPO. Por
Angel Gustavo Cabrera.
UNA CAMPANA SOBRE EL HORIZONTE
“…Ahora, / en la torre erguida, /
bajo las nubes/ la campana se balancea,/ gime, llora el adiós/ y despide al que se
alejó de nosotros/ para siempre/ Ya no dormirá bajo el mismo techo de los
pájaros./ En otra parte conoce el abismo”.
Poeta Néstor Rojas. Los trabajos del tiempo.
AUSENCIA
Habré de levantar la vasta vida/ que
aún ahora es tu espejo: / cada mañana habré de reconstruirla./ Desde que te
alejaste,/ cuántos lugares se han tornado vanos/ y sin sentido, iguales/ a
luces en el día./ Tardes que fueron nicho de tu imagen,/ músicas en que siempre
me aguardabas,/ palabras de aquel
tiempo, yo tendré que quebrarlas con mis manos./ ¿En qué hondonada esconderé mi alma para que no vean tu
ausencia/ que como un sol terrible, sin ocaso,/ brilla definitiva y
despiadada?/ Tu ausencia me rodea/ como la cuerda a la garganta,/ al mar que se
hunde. Jorge Luis Borges. Obras
Completas
COMEDIA
Si pides el cielo lo pondré a tus
pies/ Frases de comedia que nunca diré/ Supe del destino lo que nunca quise
hoy/ Mucho has de llorar poco has de reír/ Corto es el camino ya tú lo veras/
Mas resulta fácil en la adversidad/ Somos en la vida polvo nada qué más da/ Y
eso es lo que al fin nos separará/ Es inútil que pienses en la felicidad/ Tiene
mucho de ausencia, su existencia es fugaz/ Pues está en escena la comedia ya/
Solo como extra he de figurar/ Sé que se
titula sufrimiento terrenal/ Y entre el bien y el mal/ Seguirá el amor. HECTOR LAVOE.
(Canción encontrada
en cuadernos de apuntes ha manuscrito de Eduardo Rafael).
Este 29 de julio se cumplen 16 años de su trágica partida,
allá en la piscina del Olímpico de Maracay
cuando practicaba apnea. Al año siguiente publiqué un libro modesto donde
recojo semblanzas de tu breve paso por la tierra (cumplía la mayoría de edad), recién graduado de
bachiller y atleta en formación. En el prólogo, escribe mi amiga, Mery Carrasquero dos aspectos de
interés que se transforman en valores sin parangón en el tiempo: “Pensar en
cuales de los aspectos de la vida de un joven, con tanto ímpetu, y que cada
cosa que hacia estaba llena de sí mismo; son más significativos y relevantes
para contar su historia, deja un vacío de ironías y asperezas, pues, lo
controversial en que se convierte la muerte cuando llega a temprana edad e
irrumpe entre tantos deseos, es difícil de entender para cualquier persona,
cuando tiene ante sí tanto talento. (…) Eduardo Rafael alcanzó logros que le
permitieron convertirse en el atleta que deseaba, en el joven amante que le
permitía su corta edad y en el escritor y poeta inconforme que genera la época
adolescente en cada ser humano con este talento”. (Maracay, 29 de Julio de
2003.)
Por ello a dieciséis años no se cura la herida abierta desde
ese aciago día que sin despedida ni besos se fue para siempre. Ver y palpar su
imagen inerte en aquella fría camilla del hospital es recordar a Romeo cuando
su amada Julieta lo descubre en el cementerio privado. Desfilan uno a uno tus
escritos irreverentes que quedaron sueltos en las últimas páginas de tus
cuadernos, por ejemplo este que se titula Basta
Ya: Basta ya de tanta farsa de
tanta mentira, aunque haya que seguir mintiendo. Basta ya de tantos disfraces,
que aunque vamos quemándolos en cada etapa de nuestra vida, desenmascarándonos
días tras otros. Basta ya cuando se debe salir de un disfraz y quemar otra
etapa se debe estar cerca y en su momento ya que si no te encierras en él para
toda la vida.” Sé que todos ellos expresan algo que nunca
llegamos a convérsalos por mis inconstancia e inmadurez de padre, nunca lo justificaré de mi parte. O aquellos otros
donde se expresa esa calidez poética en cartas de amor: Lluvia: Eres lluvia cuando tus labios que son mi delirio tocan los míos, lluvia
que moja y empapa mi existir y mi destino de ti, lluvia que al escampar hace
renacer un arcoíris de nuestro amor en mi corazón por ti mi vida, lluvia que
alimenta el mar de mi amor en donde se reflejan tus ojos. Lluvia que riega
nuestro amor que crece sin espinas en la tierra más fértil...” Esa
disciplina que tenía para sus ejercicios, su alimentación, su horario para la
práctica del triatlón y sus preparativos para competir en aquel campeonato
ciclista denominado Reto a la
Cumbre hasta Choroni 2002. Recuerdo, como si fuera
ayer, que el domingo 28 en casa de la abuela le regalé una franela de la ULA y
que jamás la pudo estrenar porque al día siguiente sucedería tan infausto
hecho. Y así van desfilando por mi memoria años tras año tantas cosas de mi
compartir con él desde que nació hasta verlo espigado ya adolescente,
que forman parte de mi vida. Es
algo así como dice el escritor colombiano Fernando
Vallejo: “Cuando voz te mueras
seguirás viviendo en mí que te quiero, en mi recuerdo doloroso, y después
cuando yo a mi vez me muera, desaparecerás para siempre”.
Este domingo 29 de julio
de 2018 cuando ya agoniza el mes en los albores del día estaré en la Iglesia de
siempre, lugar que concurro cada año al lado de familiares para recordarlo y homenajearlo
en mi memoria por lo grande que fue y el
enaltecimiento de su espíritu que vaga por el universo. A él le regalo este
pobre poema triste que escribí hace algún tiempo:
PIEL QUE SE QUEJA/ A
Eduardo Rafael, dormido entre las aguas profundas
Llanto sordo/ Mirada triste/ Letanías que se acumulan en el alma/
Solo una mueca de payaso distrae/ Si yo pudiera devolverte la vida hijo/
entregara la mía que poco sirve/ pero no soy Dios/ Soy un simple mortal/
atrapado en el carnaval de este mundo.