ENTRE
FABRICIO OJEDA Y
FERNANDO ALBAN. Por
Angel Gustavo Cabrera.
“Al día siguiente 21 de junio de 1966, previamente fue
sometido a salvajes torturas y al no poder obtener los resultados deseados,
deciden inyectarle el suero de la verdad (Pentotal #5) para hacerle hablar, al
no lograrlo, lo golpean con más ahínco en la zona del plexo solar, generándole
un paro cardiaco. Intentaron reanimarlo con barbitúricos, pero no pudieron e
idearon la pantomima que Fabricio se había suicidado”. José Luis Alcalá Ojeda. Nieto de Fabricio Ojeda.
“Fue un pase de factura por haberse tomado una fotografía con
Julio Borges, Coordinador Nacional de Primero Justicia. Fue ahogado o asfixiado
con una bolsa de plástico”. Fiscal en el exilio Luisa Ortega Díaz.
“En Venezuela se practica la pena de muerte sin que ella
exista tipificada jurídicamente en la Constitución Nacional ni en código alguno
de leyes que rigen al país. Los cuerpos policiales han matado a miles de
venezolanos en los últimos años, basándose en indicios sobre su presunta
participación en hechos delictivos, o en su presunta vinculación a
organizaciones revolucionarias. Los cuerpos policiales tiene licencia para
matar”. Tomado del Libro DESPUES DEL
TUNEL, escrito por Diego Salazar
(1939-2003).
Vivo pensando en los fantasmas del pasado y como aparecen de
manera tangible en los acontecimientos actuales. Como los que ayer se rasgaban las vestiduras por la defensa de
los derechos humanos, hoy desde el poder
institucional hace una tarea siniestra, igual o peor que del aquel entonces.
Pareciera que el maldito poder político
los une para cometer todo tipo de atrocidades, violentar la verdad,
limpiarse el trasero con la carta magna y pare usted de contar. Pareciera que
estamos condenados a regresar a épocas
pasadas, horribles, de torturas, violaciones a los derechos humanos, crímenes
de lesa humanidad, y lo peor con personajes que ofrecían un futuro esplendoroso, democrático y respeto a la
dignidad humana.(Caso de Tarek William que conocí personalmente en los años
ochenta). Vayamos por parte. ¿Por qué el
título de este artículo de opinión?, ¿Por qué se hace necesario refrescar el pasado en esta hora
menguada?
FABRICIO OJEDA era un periodista de alto renombre,
jefe de la Junta Patriótica contra la dictadura perejimenista, participó en la década de los años sesenta
con posiciones democráticas y revolucionarias contra el régimen opresivo de
Rómulo Betancourt, estuvo en el
parlamento venezolano como diputado representando al partido amarillo Unión
Republicana Democrática (URD). Fue uno de los más destacados parlamentarios que
hizo un pormenorizado análisis de la Constitución de 1961 y sus flagrantes violaciones, instando
al régimen a su corrección. Nada se hizo por lo que tomó la decisión de
abandonar la lucha parlamentaria e irse a la montaña para asumir un puesto de
combate en las filas revolucionarias de la Fuerzas Armadas de Liberación
Nacional (FALN) para combatir a los gobiernos de la falsa Democracia
Representativa. Decía Fabricio Ojeda:
“ Esta lucha armada, que es la esencia
del camino escogido, no es producto solamente de los deseos e inquietudes de
una generación formada en el sacrificio, acrisolada en el combate cotidiano,
sino el resultado de condiciones
objetivas, claras y precisas. Es, ´por sobre todas las cosas, expresión de una
situación insoportable que nadie, ni el más insensible puede mirar con
indiferencia.” Fabricio Ojeda, Trujillo, Cárcel Nacional, agosto de 1963. De esa prisión logro evadirse para
incorporarse de nuevo a la actividad guerrillera, es detenido nuevamente en junio
de 1966 por la policía política del Estado, conocido por las siglas como SIFA (Servicio de Inteligencia de Las
Fuerzas Armadas) y llevado a los tigritos (cárceles muy pequeñas) de la DIGEPOL (Dirección General de Policía).
Posteriormente el 21 del mismo mes la información oficial fue: “¡SE SUICIDIÓ,
APARECIÓ AHORCADO EN LA CELDA DE
RECLUSIÓN!”. La protesta fue generalizada, la nación reaccionó en contra de
ese crimen político y nadie se creyó la versión oficial. Veamos lo que relata
Douglas Bravo en el libro “Conversaciones con Douglas Bravo” del periodista
Alfredo Peña. “Alfredo Peña - ¿En qué se basa para negar que fue un
suicidio? Douglas Bravo responde:
-En primer término el testimonio de su
compañera, Ana Jiménez Arraiz, quien estuvo detenida en una celda al lado del
calabozo de Fabricio. Ella afirmo que fue ahorcado. En segundo término, era un
hombre muy sereno. Había terminado de escribir un libro y preparaba otro. Era
Presidente del FLN. Iba a viajar a Cuba para tratarse una lesión en una pierna
nada grave y a entrevistarse con Fidel Castro. Fabricio no era un hombre para
suicidarse. Había progresado mucho políticamente en los últimos años, capaz de
soportar las torturas y no amedrentarse por la prisión. Eso no fue un suicidio;
¡Fue un asesinato!”
FERNANDO ALBAN fue detenido el pasado sábado 06 de octubre al bajarse del avión en el aeropuerto de Maiquetía procedente de los Estados Unidos por agentes del SEBIN. No había razones para
una detención forzada y arbitraria, por cuanto Fernando había salido y entrado
legalmente al país y venía de una actividad internacional de alto
reconocimiento como lo fue de participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas conjuntamente con el
diputado venezolano Julio Borges, ambos militantes de Partido Primero Justicia.
El lunes 08 trasciende por información pública dada por el Fiscal General Tarek William
Saab que el concejal del Municipio Libertador Fernando Albán se había suicidado,
lanzándose del décimo piso del edificio
sede del SEBIN, concretamente desde el baño, al solicitar permiso para hacer
una necesidad fisiológica. No obstante el
Ministro de Relaciones Interiores Néstor Reverol declaraba
que se había lanzado por la
ventana desde la sala de espera en un momento de distracción de los custodios
en el mismo piso diez del edificio del SEBIN. De inmediato se pone en duda
estás versiones no solo porque se contradicen sino por el esquema represivo,
torturador y criminal que ha caracterizado al gobierno de Nicolás Maduro violatorio
de la Constitución Nacional, quien no solo ha resucitado procedimientos de la
dictadura de los años cincuenta, sino que ahora los combina con el laboratorio
cubano para incriminar, perseguir a opositores sin fórmulas de juicios según el
debido proceso y el respeto a los derechos humanos. La
fiscal en el exilio Luisa Ortega declaró que “Fernando Albán fue ahogado con bolsas plásticas al resistirse a
colaborar en la condena a Julio
Borges y posteriormente armaron toda la
trama del suicidio”. Fernando Albán
no tenía antecedentes policiales, era un cristiano entregado a la causa social,
como la popular “olla solidaria”, de
ayuda a los más desvalidos, de hecho presidia la comisión de cultos de la
Alcaldía, militante del Partido Primero Justicia desde hace algunos años. Y la
pregunta que se hace todo el mundo ¿Qué razones tendría para suicidarse? Todas
sus actividades eran licitas. En un país donde se respete el Estado de Derecho,
porque al llegar de New York no fue convocado a una entrevista formal en
cualquier despacho oficial para rendir declaraciones, porque tenía que ser
detenido violando todos sus derechos, acusado, vejado, humillado, incomunicado,
amenazado y hasta torturado. ¿Cómo es que un ciudadano se suicida sin
tener nada que temer?, que viene, nada
más y nada menos, de una Asamblea
General de las Naciones Unidas. Vendría feliz a su país para ver a su familia y
a sus compañeros, seguramente nunca pensó encontrarse con ese aparato siniestro
policial llamado SEBIN, tan parecido a
la Seguridad Nacional que dirigía el esbirro Pedro Estrada.
Entre ambos “suicidios”
como tesis oficial han pasado 52 años, medio siglo, que en cualquier país son suficientes para salir de
dictaduras y construir verdaderos gobiernos democráticos que se respete el
Estado de Derecho y de Justicia. Incluso
se observa que nuestros cuerpos policiales siguen siendo instrumentos de
represión donde se decreta la pena de muerte.
Venezuela no merece este tipo de gobierno que reproduce el pasado y como
decía un analista político hace una combinación fatal: mezcla de militarismo de las otrora dictaduras del cono sur con el
régimen comunista cubano en la preparación de laboratorios sucios y la
propaganda política a favor del régimen, ya Mario Silva en su programa La Hojilla
ha dicho que “Fernando Albán fue mandado
a matar por Julio Borges”. ¿Hasta cuándo durará esto? Esperemos que este hecho abominable estremezca la conciencia de los venezolanos y
nos haga unir a todo los sectores opositores políticos y sociales para buscar
una salida de este régimen oprobioso y miserable.
Finalmente, el
asesinato de Fabricio Ojeda quedó impune y sigue siendo uno de los casos históricos más
emblemáticos de esos tiempos horrorosos en que se estaba instalando la
democracia representativa. Ojala que el caso Fernando Albán no quede impune y
desde la presión ciudadana con una investigación independiente se llegue a desentrañar las autorías del
horrible caso. Paz a sus restos. Queda
una huella de dolor e impotencia por una
valiosa vida que se pierde.