EL CAPITAN RAFAEL ACOSTA AREVALO Y LA
DOCTRINA MILITAR CHAVISTA. Angel Gustavo Cabrera.
“La tiranía (…) se
caracteriza por el ejercicio personal del poder, en provecho propio y en
perjuicio de los opositores reacios, criminales sin más para el tirano, que no
admite resistencia a su voluntad. La persecución personal, la privación de los
empleos, la expropiación arbitraria, la crueldad sanguinaria en la represión y
el prodigar las ejecuciones capitales, en secreto con frecuencia, completan el
cuadro de una tiranía típica” Documento
del Movimiento Bolivariano 200. Desde nuestras cárceles de la dignidad, 24 de
junio de 1992. Comandante Hugo Chávez Frías,
Comandante Francisco Arias Cárdenas,
Capitán Ronald José Blanco, Capitán Pérez Sira Ismael, siguen más firmas.
“Artículo 328.- La Fuerzas Armada Nacional constituye una
institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por
el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar
su integridad en el espacio geográfico
(…) En el cumplimiento de sus funciones está al servicio exclusivo de la Nación
y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna…” Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.
“Según la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, la Fuerza Armada no constituye un
cuerpo autónomo, sino un patrimonio de la Nación, subordinado a las autoridades
civiles que por voluntad del pueblo y bajo su control, ejerce el Gobierno”. Raúl Isaías Baduel. BADUEL: TIEMPOS DE GOLPE. Adalberto
Pérez Ramírez. 2006
El pasado domingo 30 de junio Venezuela amaneció conmovida.
La noticia de un nuevo asesinato político corría por las redes sociales como
reguero de pólvora. El Capitán de La
Marina Rafael Acosta Arévalo fue llevado a tribunales en silla de rueda y
el juez de la causa determinó que no podía declarar por su mal estado de salud
y no se le entendían las palabras, por lo que solicitó que fuera llevado al
hospital, donde finalmente murió, a consecuencias de las torturas recibidas en
la Dirección General de Contra Inteligencia Militar, conocida por las siglas DGCIM. No voy a relatar el posible modus
operandi del procedimiento de las torturas porque ya Venezuela lo conoce y no
exponer al morbo tan doloroso caso que algún día tendrán que pagar no solo los
autores materiales sino intelectuales y que el gobierno ya está orquestando que
la responsabilidad recae en dos funcionarios de bajo rango militar, un teniente
y un sargento. Un gobierno verdaderamente democrático desmantelaría esas
estructuras o cuerpos de inteligencia abominables como el DGCIM y FAES, que tienen enormes parecidos con la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez, el
SIFA, la DIGEPOL y la DISIP que funcionaron en los gobiernos de la Democracia
Representativa. Sin embargo, es digno destacar que cuando Chávez llega al poder
(1999) ya se había superado la dura época de presos políticos, desapariciones y
torturas. Inclusive esos organismos represivos de inteligencia estaban
desmantelados. Recordar también que
Hugo Chávez Frías y todos los militares que participaron en las asonadas
militares se encontraban libres y historiales de violencia ni torturas, muy a pesar que
atentaron contra un gobierno democrático y ocasionaron más de 50 muertos en la insurgencia, además
con todos sus derechos políticos y civiles. La diferencia con la actualidad es
obvia.
El Capitán de Corbeta Rafael
Acosta Arévalo de 49 años de edad le había
entregado su vida a la carrera de las armas, gozaba de respeto y decoro entre
sus compañeros, no tenía sanciones militares
y sus ascensos se dieron limpiamente. Tenía esposa e hijos y una gran
familia que lo admiraba por su entrega al servicio de La Marina y sus nobles
ideales democráticos. El pasado 21 de junio fue detenido sin orden de arresto y
secuestrado hasta que el miércoles 26
de junio el Ministro de Información Jorge Rodríguez informó sobre un plan
terrorista contra el presidente Maduro y que ya habían capturado algunos de los
implicados, entre los cuales se encontraba el
Capitán de Fragata Rafael Acosta Arévalo. Lo que no dijo es que en esos
seis días fue sometido a salvajes golpizas y torturas de diferentes calibres,
de tal manera que el día 28 de junio cuando fue presentado ante el juez de la
causa estaba semiinconsciente, sin poder articular palabras y en silla de
ruedas, lo que estimo que debía ser trasladado a un hospital para recibir
atención médica, donde finalmente muere. Es
decir ni siquiera pudo ser imputado por las graves acusaciones que pesaban
sobre él. Como se verá La Constitución es letra muerta y la tiranía de la
que habla el Movimiento Bolivariano 200 en 1992
es aplicada y mejorada en su afán ilegitimo de tener el poder mediante
la fuerza y la represión más bárbara, que se consideraba sería superada. Aquí se violentó no solo todo el proceso
judicial de manera aberrante, sino que dejo ver cómo funciona el poder del
grupo que lo dirige. Una cara hacia afuera y otra hacia adentro. De esta forma
no existe Estado de Derecho, división de los poderes ni Constitución, solo
hay revolución e interpretación capciosa
y manipulada. Soy de los que pienso que mientras estos bárbaros, asesorados y
dirigidos por la elite represiva cubana, estén en Miraflores, no habrá
democracia en Venezuela.
La segunda parte de este artículo tiene que ver con LA DOCTRINA MILITAR CHAVISTA, y como se
empalma con estos hechos a partir de la nueva fisonomía de nuestra Fuerza
Armada. Desde la fundación del Ejército en tiempos de Gómez hasta nuestros días
nunca se había producido un hecho de esta naturaleza. El ex diputado Luis
Manuel Esculpi le decía a Wladimir Villegas que <<primera vez que ocurre
con un oficial superior una actuación condenable y monstruosa como esa, ni
siquiera con el Carupanazo ni el Porteñazo, e incluso con Chávez y su grupo se
le respetaron todos sus derechos en un acontecimiento golpista donde asumieron su responsabilidad>>.
Me preguntaba ¿Dónde está el origen del problema? ¿Cuál es su raíz? Y
resulta que me encontré con un largo ensayo sobre el papel de Las Fuerzas Armadas
desde 1814 hasta nuestros días del historiador y columnista Jorge Olavarría,
publicado en seis entregas en El Nacional a partir del 19 de junio de 2005.
Lamentablemente el historiador murió dos meses antes (19/04/2005) y no pudo ver
publicado su ensayo y mucho menos corroborar sus hipótesis en el continuo
histórico chavista-madurista. Veamos lo que afirma Jorge Olavarría: “Para el
examen de la situación en la cual está el Ejército de Venezuela este mes de
junio (2005) propongo como HIPOTESIS
que el Ejército de Venezuela, el cual en 1998, era profesional, apolítico,
obediente y no deliberante; estaba al servicio del Estado y de sus
instituciones, y no de una persona o de un partido; tenía un adecuado apresto
militar para cumplir con su función disuasiva y su papel de garante de la
integridad territorial, y el cual objetivamente existía en 1998 cuando el
teniente coronel Hugo Chávez fue elegido presidente de la República, ya no
existe. Ha sido destruido. Lo que de él queda está siendo y será desmantelado y
reemplazado por un modelo de Ejército adecuado a la interpretación que el
Presidente hizo de lo que entiende es “la seguridad nacional” y la “defensa
integral” anunciadas en el discurso del 16 de mayo de 2004 y que son –según
Chávez- la base constitucional para la creación de “milicias populares”. El
objetivo final de la transformación que se ha hecho y se anuncia se hará del
Ejército de Venezuela es crear milicias populares para imponer un régimen militarista-populista que
Chávez sostiene está implícito en el Capítulo VII de la Constitución”. Pero aún considero no
está claro si no agrego esta perla,
vigente hoy, y perdónenme el abuso de
una cita tan extensa: “La interpretación
que del artículo del Título VII hizo el Presidente sostiene que la Constitución
lo autoriza a crear una Fuerza Armada inorgánica, invertebrada, al servicio de
su persona y su parcialidad política; formado por milicias populares, cuyo objetivo explícito es “defender la
revolución” con armas de sus enemigos: los venezolanos que son adversarios de
ésta y que son calificados y ahora enjuiciados por ultraje a la Fuerza Armada y
traición a la patria”
Han trascurrido 15 años del discurso histórico de Chávez donde expuso las tres líneas estratégicas de
su Doctrina Militar de Seguridad
Nacional: 1.) la etapa
antiimperialista de la revolución bolivariana; 2.) la acentuación de la doctrina de la unión cívico-militar que
significa el aumento de la militarización del Estado a todos sus niveles y
ramas; 3.) la creación de las
milicias populares, separadas y desarticuladas de las Fuerzas Armadas.
Afiliada, sin disimulo al partido de gobierno. No pudo Chávez desarrollar su proyecto por su
fallecimiento en 2013, pero dejó un terreno abonado con sus acólitos dentro y
fuera de las Fuerzas Armadas. Se puede decir que Cuba ha sido su gran aliado en
asesoría militar para penetrar en la cadena de mando, neutralizar oposiciones y
reeducar a los mandos medios y soldados rasos con la visión antiimperialista y
del enemigo interno. Es tanto el efecto de control y seguimiento que se contabilizan más de 200 oficiales
detenidos. Esto crea una situación de desconfianza y de miedo interno. Cuestión
que no sucedía cuando Chávez era militar activo. El fortalecimiento de la
Milicia Nacional Bolivariana, armada (Maduro aspira aumentar su número a cuatro
millones), como un quinto componente de la FAN, y conectada con los colectivos,
grupos paramilitares, bases sociales, Frente Francisco de Miranda, etc. con
cadenas de mando específicas. La creación de comandos de inteligencia militar
para espiar internamente ha fracturado el espíritu de cuerpo y camaradería y ha
conducido a enfrentamiento internos
perdiéndose el respeto y la doble moral en el trato entre los compañeros. No es
poca cosa la prisión en Ramo Verde del General Raúl Baduel y del Coronel
Rodríguez Torres. Y la exposición al odio público del General ex jefe del SEBIN Manuel Cristopher
Figuera por parte del Gobierno. Esto sin
mencionar el rechazo que causó en la Armada la masacre cometida contra Oscar
Pérez y sus acompañantes, después de haberse rendido. El otro problema de alta
gravedad es la institucionalización de la tortura con la finalidad de obtener
información o crear estado de terror en el detenido. Esto ha sido denunciado
por diferentes ONG de los Derechos Humanos y la Alta Comisionada Michell
Bachelet lo sabe, incluso con testimonios contundentes de militares y
civiles.
Faltaría por saber si el asesinato brutal del Capitán Rafael Acosta Arévalo se
convierte en la gota que derrama el vaso y se le pone un punto final a este ensayo militar doctrinario, regresando a lo que señala el artículo 328 de la CRBV con
respecto al papel histórico de las Fuerzas Armadas. Para que eso suceda tendría
que haber cambios profundos en el estamento militar y desmontar esas
estructuras fascistas, así como las
estructuras de poder, hoy secuestrada por una visión totalitaria, militarizada y de índole marxistoide. Aunque por algún lado
hay que comenzar. ¿SERA POSIBLE? NO LO
SE.