EDUARDO RAFAEL Y GABRIEL
RODRIGUEZ: DOS GENERACIONES, DOS VENEZUELAS


“El ser humano complejo
reunirá las virtudes de las diferentes edades: conservaría las curiosidades e
interrogaciones infantiles, las
aspiraciones juveniles de fraternidad y autorrealización (más libertad y más
comunidad), la carga de responsabilidad del adulto, el discernimiento de
la madurez, la experiencia de la vejez… No
hay nada más bello y tan legítimo como hacer bien al hombre y debidamente.” Tomado de Edgar Morín. EL METODO. ETICA. Ediciones Cátedra. España. Pág. 110.
Todos los años desde
2002 hasta hoy la fecha del 29 de julio es un día triste para mí a pesar del tiempo
transcurrido (23 años). En la familia estábamos muy contentos porque mi hijo EDUARDO RAFAEL había culminado sus
estudios de secundaria con éxito y ese
día iba a recibir su título de Bachiller de La República, mención Deporte. Nunca
pudo llegar al auditorio y su puesto permaneció vacío, solo una tarjeta blanca
con su nombre, al llamarlo, los estudiantes y personal asistente se pararon y guardaron
un minuto de silencio en medio de una congoja general, nadie recogió su título de bachiller. Eduardo
Rafael descansaba en un ataúd de una capilla velatoria con su familia y amigos
entre llanto y pena. Un día antes había
salido muy temprano de la casa de su abuela en su bicicleta de carrera a
practicar y posteriormente se dirigía al Polideportivo de Las Delicias a
ejercicios de apnea en una de las piscinas del establecimiento. Se estaba preparando
para una competencia deportiva denominada “Reto
a la cumbre” que consistía en un recorrido en bicicleta por las faldas de
la montaña hasta llegar al litoral costeño. Como me enteré después la apnea consiste en
sumergirse al fondo de la piscina, aguantar la respiración por unos minutos y
subir a la superficie. Este ejercicio se hace para aumentar la capacidad
pulmonar, es uno de los más riesgosos
porque aparte de la salud y el chequeo físico, debe hacerse en compañía y nunca en solitario, además mi hijo ya venía
de un ejercicio con su bicicleta por lo que, seguramente, estaba extenuado. Al
final en su última inmersión le faltó oxígeno y prácticamente quedo
inconsciente. Cuando lo auxiliaron era demasiado tarde. Son 24 años de vacío y dolor que se llevan a cuestas entre las auto
culpas y lamentaciones de no haber
estado allí e ignorante de esos ejercicios que hacía. Al final siempre
queda la necesidad de seguir viviendo por los demás y por uno mismo. En nuestra
condición humana y cultural llegar a 18
años con formación y juventud, es tener
el mundo por delante lleno de metas y esperanzas. Y Eduardo Rafael Cabrera Borges (1984-2002) las tenía.
GABRIEL RODRIGUEZ (2008) es un joven bachiller que alterna sus estudios con trabajo,
nació y creció bajo este manto de penurias, necesidades y dolor en que se ha
convertido la Venezuela del siglo XXI.
Recientemente en las redes se hizo viral su carta a manuscrito donde relata las
injusticias que se está cometiendo con él, al privarlo de su libertad sin
escuchar su defensa, típico en lo que se ha convertido la Venezuela actual
donde cualquier organismo policial tiene la absoluta libertad de fabricarte un
expediente con acusaciones falsas y sin que la Defensoría del Pueblo ni la
Fiscalía actúen con celeridad, además de la complicidad de los tribunales.
Dicho joven reitera en la carta que es un estudiante de altas calificaciones y
que espera recibir su título para este
29 de julio de 2025, sin grilletes en sus manos, aún más en plena libertad.
Reproduzco la carta íntegra para dejar una muestra histórica,
escrita por el joven estudiante Gabriel
Rodríguez, en lo que hoy es nuestra
querida patria.
“CARTA AL FISCAL *
Sr. Fiscal, soy un joven
adolescente y me llamo Gabriel Rodríguez.
Soy de Lara, Barquisimeto. Por los momentos me encuentro privado de libertad, algo injusto. Esta es la historia
de mi caso: El día 9 de enero yo me encontraba en el trabajo, ya que soy un
joven aplicado en mis estudios y trabajo. No me encontraba bien de salud ya que
llevaba varios días con malestar, así que salí del trabajo al mediodía y me
dirigí al ambulatorio de Cabudare para recibir asistencia médica. Ese día salí
con mi teléfono, audífonos, cartera y 400 Bs que me habían dado en el trabajo.
Me baje del taxi cerca del Centro Médico y
noto la calle tranquila, como cualquier otro día. Así que seguí
caminando y voy entrando al ambulatorio cunado me sorprenden varios Guardias
Nacionales y me dicen que me detenga y lo hago.
Actué
con mucha tranquilidad, ya que solo me venía a chequear con el médico, pero ellos actuaban de manera
agresiva y me preguntan muchas cosas. Una de ellas era de dónde
venía, para dónde iba y muchas más. Luego
me hacen una requisa y me quitan el celular, los audífonos y sacan mi cartera y
ven mi plata. Dicen entre ellos por qué con esta plata iba a comprar
gasolina para guarimbear. Yo les digo ´no oficial´, esa plata me la gané con el
sudor de mi frente y es por si me toca comprar un medicamento, pero uno de
ellos me agarra por el brazo y me sube en la moto solo por tener un suéter
negro y 400 Bs en efectivo. Luego me llevan al Destacamento de la GNB donde me
obligan a hacer varios videos diciendo que me habían pagado para guarimbear junto
a otro adulto que habían agarrado y yo no lo conocía. Luego escucho a unos de
los guardias diciéndole al capitán ´jefe,
tuvimos que agarrar a este para disfrazar las cosas, ya que no hubo guarimbas
para controlar. No tenía objeto de
guarimbas, ¿Cómo hacemos?´. Y el jefe le dice: ´agarren dos cauchos y sáquenle la gasolina al auto y se la sembramos´.
Yo me quedo asustado en un rincón con malestar. Luego traen los objetos
criminalísticos que ellos sacaron y lo pasaron a la Fiscalía y que habían
agarrado a un guarimbero.
Luego uno de ellos notó mi
malestar y le dije que no me sentía bien. Luego habló con el jefe para que me
trasladen al médico. Llegó la noche y me trasladaron, luego que el médico me
chequeó y notó que de salud no me encontraba bien, ya que tenía mucha fiebre
súper alta y con infección pulmonar no me podían trasladar. Yo soy un chico trabajador con sueños y
metas. A pesar de mi detención seguí echándole ganas a mis estudios y terminé
el tercer lapso con un promedio alto de 18,91 y fui el primero en mi salón.
Todavía
sueño con estar en mi graduación con mis
compañeros, pero no con grilletes en mis manos. Mis amigos y familiares me extrañan. Ya muchos saben de mi caso y
saben que no soy ningún terrorista. Solo soy un buen joven que le están negando sus sueños. Espero
esté al tanto de mi caso y me pueda ayudar. Sin más que decir, gracias por
haber atendido esta carta y saber sobre
mi injusto caso”
14 de julio de 2025.
*Se refiere al Fiscal
General de La República Tarew William
Saab
Como se puede ver el joven GABRIEL RODRIGUEZ, de 17 años,
es valiente con esta denuncia, de
su puño y letra, en la cual dibuja el panorama de corrupción interna en este
Destacamento Militar, su modus operandi de índole criminal y que la Fiscalía no
puede cohonestar un hecho de esta naturaleza violatorio de las leyes y abrir
una averiguación sobre la conducta de estos guardias nacionales, además cuales
son las prueba acusatorias contra este joven cuando se trasladaba a un puesto
de salud, eso es verificable porque había salido con un permiso de su trabajo,
además donde iba a protestar con esos objetos incriminados porque tenía que
haber un punto de manifestación cerca de su detención, averiguar el supuesto
vendedor de la gasolina cuando está prohibido la venta al detal de gasolina en
las estaciones de servicio. Además que el joven no llevaba ningún recipiente de
plástico para la gasolina. Comprobar la
decencia del joven con familia, vecinos y
centro de estudio, y averiguar si tiene o no antecedentes que lo incriminen. Y por último si Gabriel Rodríguez estuviera
involucrado en lo que se le acusa no escribe una carta de denuncia como la que
escribió de su puño y letra. Lo lamentable es la poca o nada validez
que tiene su valiente denuncia, que en
una sociedad democrática sería un escándalo público porque el daño que se le
está causando a este joven de 17 años es irreparable. Nótese que lleva 7 meses
en cautiverio.
Quise unir estos dos relatos por la coincidencia de la fecha
29 de julio. De aquel 29 de julio de
2002 donde mi hijo Eduardo Rafael
no pudo recibir su título de bachiller
por el hecho trágico relatado y este 29 de julio de 2025 donde el
bachiller Gabriel Rodríguez quiere
asistir a su acto de graduación sin grilletes y en completa libertad ante una
falsa acusación horrible. Son 23 años de
distancia y las comparaciones son tan marcadas entre el pasado y el presente.
Eduardo Rafael tenía 18 años lo que indica que nació en 1984 y creció en valores democráticos,
alternabilidad de los gobiernos, libertad de expresión, división de los poderes
públicos, autonomía del Poder Judicial, etc. Sin desconocer que teníamos
problemas sociales, corrupción administrativa y una gran necesidad de un cambio
político que introdujera profundas reformas en el statu quo, pero nunca a
este orden regresivo que ha degenerado
en una franca dictadura que no solo viola sus propias leyes y la Constitución
Nacional de 1999 sino que ha criminalizado la justicia venezolana, razón por la
cual mantiene a más de 900 ciudadanos presos por supuestas motivaciones
políticas, como si denunciar, manifestar, actuar dentro de la legalidad
jurídica, sea un delito, con falsas acusaciones de terroristas, como se hace
con este joven. Ese no es ni puede ser el país que queríamos
los venezolanos hace 25 años. Queríamos una democracia que se reformara
en paz, y esa sigue siendo la aspiración de millones de venezolanos, tanto los
que hoy estamos afuera, como los que están en Venezuela.
Finalmente pido disculpas por cuanto el lector más informado
podrá alertar que el caso de este joven resulta “banal” frente a las
atrocidades criminales que viene cometiendo el régimen en casi dos décadas,
pero esas denuncias son pequeñas historias que se viven en las extrañas de una cárcel
representado en un joven de 17 años y que nunca se le borrará de su experiencia
vital de vida.
Termino este artículo
compartiendo una reflexión que hacia el escritor, Premio Nobel, Mario
Vargas Llosa* entre aquella Venezuela que él conoció de cerca y la actual:
“Las democracias es hoy
día el único camino con la que podemos dar una batalla realmente efectiva
contra el subdesarrollo, contra la pobreza y avanzar en el camino de la
civilización. Las grandes utopías del pasado han desaparecido, ya sabemos hoy
en día que el estatismo, el colectivismo
¿A dónde conducen? A donde ha conducido
por ejemplo a Venezuela. Un país potencialmente muy rico que está hoy día
literalmente muriéndose de hambre, un país que fue democrático, que a lo largo
de cuarenta años vivió la legalidad, la libertad, la renovación pacifica de sus
autoridades y que hoy día es presa de una dictadura profundamente corrompida y
cuyas políticas han destruido, han deshecho a ese país. ¿Quién quiere que su país
en su futuro sea una nueva Venezuela?”
*Intervención de Mario Vargas Llosa en Chile. Fundación: LA OTRA MIRADA. 2018.