martes, 24 de enero de 2023

 


EL GENERAL MIGUEL RODRIGUEZ TORRES, ENTRE EL PECADO Y LA MENTIRA

“¿Cómo se puede ver, oír, sentir, amar, si uno está lleno de su propio yo, si uno es gobernado por sus apetencias?”      Ernest Shachtel.

“Los grandes asesinatos masivos no habrían podido llevarse a cabo si los inspiradores no hubiesen tenido cómplices y voluntarios emprendedores que lo ayudaran a cometer delitos. En muchas ocasiones dichas personas no se sienten culpables y dicen que cumplían órdenes. La famosa y siniestra obediencia debida que tantas veces hemos escuchado mencionar.”      Fernando Savater. Los diez mandamientos en el siglo XXI. 

“De la enorme documentación recogida por nosotros se infiere que los derechos humanos fueron violados en forma orgánica y estatal por la represión de las Fuerzas Armadas. Y no violados de manera esporádica sino sistemática, de manera siempre la misma, con similares secuestros e idénticos tormentos en toda la extensión del territorio. ¿Cómo no atribuirlo a una metodología del terror planificada por los altos mandos? ¿Cómo podrían haber sido cometidos por perversos que actuaban por su sola cuenta bajo un régimen rigurosamente militar, con todos los poderes y medios de información que esto supone? ¿Cómo puede hablarse de excesos individuales?”   Informe de la Comisión Nacional sobre la desaparición de personas. Nunca Más. Septiembre de 1984. Ernesto Sábato. Argentina.

 



El General Miguel Rodríguez Torres,  antes de subir al avión que lo llevaría a España, dio unas palabras que bien vale la pena analizar: “El único camino que nos queda para hacer de este país, un país del siglo XXI,  es iniciar el perdón y la reconciliación para llegar a abrazarnos todos, unir fuerzas creativas, nuestras fuerzas productivas, y sacar a este país adelante”  (21 de enero de 2023). Que lectura se puede hacer de esta afirmación, que sin inmutarse, con una expresión en su rostro de cordero manso y lavándose las manos como  Poncio Pilatos, dijo antes de partir.



Haciendo un poco de historia, el siglo XX quedó marcado por una generación,  que identificaba el destino de Venezuela con  un sistema democrático moderno y una economía prospera a partir de la riqueza petrolera, como principal fuente de desarrollo, una vez superada las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez. Esa generación es conocida como “La Generación del 28”, que fue la que gobernó durante cuarenta años en el periodo democrático más largo de toda nuestra historia patria. Tuvo sus aciertos y sus errores, pero echó las bases de la modernidad democrática para “la Venezuela  del siglo XXI”,  la cual  no fue posible por la destrucción que ha ocasionado en veintitrés años  la alianza monolítica del chavismo-madurismo en todos los reglones que hacen la vida de un país: Sistema de Justicia, Educativo, Poder Legislativo, Económico, Laboral, de Seguridad Social y Cultural. Y valga decir,  Rodríguez Torres es uno de los históricos del 4 de febrero de 1992 en el intento fallido de aquel golpe de Estado.  De tal manera que me hago una pregunta “¿Cómo echar las bases de un país del siglo XXI con un régimen totalitarista, antidemocrático, corrupto, manipulador, que juega con la miseria del pueblo buscando réditos políticos? ¿Con  sus instituciones democráticas  secuestradas   por un dictador y sus acólitos? ¿Con más de 260 presos políticos entre civiles y militares? ¿Con medio país afuera y otro adentro pasando por penurias inimaginables?  ¿Será posible darse la mano con el dictador con borrón y cuenta nueva? Como lo plantea Rodríguez Torres.



El segundo aspecto más complejo que el anterior es el perdón y la reconciliación nacional. Es fácil decirlo, pero es como un tarugo que se le queda a uno atragantado en la garganta, y más aún si hay tantos dolientes vivos y registros de muerte que tienen dolientes. En el  breve mensaje del General  no aparece por ningún lado el interés de pedir perdón ante las víctimas y familiares que tiene el vivo recuerdo de parientes torturados y asesinados. Solo en la oleada de protesta gubernamental de 2014 culminó con 43 muertos y centenares de presos y heridos, mientras él era Ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz. Se le recuerda por ser el ejecutor represivo en  la disolución de manifestaciones del Estado Táchira y de los campamentos instalado por jóvenes frente a la sede de Naciones Unidas en Caracas. ¿Por qué no se detuvo a pensar en otras soluciones que no fuera la violencia contra seres indefensos?, ¿Por qué no advirtió lo que venía, cuando ya el General Isaías Baduel  lo había advertido frente a Chávez, con la crítica a la reforma constitucional de 2007. Siguió adelante  creando el  SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional),  y no se conoce que este cuerpo de inteligencia haya sido creado con una visión de respeto a los derechos humanos como lo demanda la Constitución Nacional. El SEBIN era y sigue siendo un cuerpo represivo de inteligencia que utiliza diversos métodos de tortura abiertamente criminales para extraer información de los detenidos. Como poder olvidar las torturas aplicadas a Vasco Da Costa, al Capitán de Fragata Acosta Arévalo, al mismo  General Isaías Baduel, y tantos otros fallecidos. El caso de Lorent Saleh, premio Sájarov, es una víctima viviente que escribió recientemente en un twitter: Miguel Rodríguez Torres es un violador de DDHH, es el padre del SEBIN y creador de centros de tortura como La Tumba, lugar donde nos torturaron durante años. Miguel Rodríguez Torres es un criminal que se dedicó a perseguir, torturar y asesinar estudiantes en Venezuela.




 En relación a La Tumba, la abogada defensora de los derechos humanos, Tamara Sujú Roa, denunció en el año 2015 las condiciones en las que estudiantes como Lorent Saleh, Gabriel Valles y Gerardo Carrero se encontraban detenidos en ese lugar por protestar contra el Gobierno venezolano. La tumba es una prisión de siete celdas pequeñas, ubicada en un sótano, cinco pisos bajo tierra, sin luz ni aire natural. Además no hay sonidos, ventanas, luz natural ni ventilación. Solo se escucha el Metro de Caracas, el cual pasa por encima de las siete celdas de dos por tres metros cuadrados, alineadas  de forma continua, por lo que los detenidos no pueden verse. También aseguró que el piso y las paredes eran blancas, las rejas grises con una apertura por donde ingresan la comida y camas de cemento blanco. Por último indicó que los detenidos pasaban las 24 horas del día encerrados, vigilados por cámaras y micrófonos. ¿Cuál es la intención con este modelo  de cárcel?: Reducir el preso a la nada, sometimiento brutal que induce al desespero frente a una luz blanca permanente y una temperatura fría. Causar terror y sensación de que no pasa el tiempo. Es lo que se conoce como la tortura blanca que induce al reo a sujetarse a la súplica, a la delación y dar alguna información si la tiene, con tal de que lo saquen de allí. Este método debe provenir de la estructura carcelaria utilizada en China, Rusia o Irán. O puede que sea un nuevo experimento, propio de mentes macabras. El mismo joven Loren Salet relata en Madrid que tuvo dos intentos de suicidio, frente a la desesperación que le abrigaba.




El perdón y la reconciliación nacional es imposible mientras este incólume la dictadura que la creo, con sus agentes represivos en sus puestos de mando. Solo cuando logremos salir de este régimen violador de la Constitución Nacional y de los Derechos Humanos,  se puede hablar de estos términos que alude el General. Y sin embargo habrá que abrirse un intenso proceso de investigación judicial y penal con tribunales idóneos y ajustados al derecho para que aquellos que sean acusados de haber cometido crímenes de lesa humanidad y aplicar torturas a presidiarios, paguen por sus responsabilidades. No creo que Rodríguez Torres salga ileso. Por lo pronto todos estamos a la expectativa de los resultados de investigaciones bien fundamentadas que en este momento procesan en la Corte Penal  Internacional y las acusaciones contra toda la cadena de mando gubernamental venezolana de crímenes de lesa humanidad.

 Miguel Rodríguez Torres aparece en la actualidad como una  “victima” de la dictadura chavista-madurista, al pasar  cinco años presos en las instalaciones del SEBIN y el Fuerte Tiuna, y de seguro no pasó por La Tumba, su propia creación, porque esa fue hecha para revoltosos y disidentes,  y Rodríguez Torres era una ficha de  la dictadura pro-cubana  que se desvió pidiendo cambios, creando una organización llamada MADDT (Movimiento Amplio desafío de todos). El 13 de marzo de 2018 fue detenido por funcionarios del SEBIN, cuando se retiraba de un acto público en el Hotel President de Plaza Venezuela, Caracas. Se le acusó de espionaje, conspirador e instigar a la rebelión contra la FANB y planificación de actos armados contra la Constitución. Y,  por si fuera poco,  de tener conexiones con la CIA (Agencia Central de Inteligencia).  Procedimiento  de absoluta factura cubana, que a la menor disidencia frente al poder del dictador, le sale vigilancia, persecución y cárcel. Como el caso del Comandante cubano  Huber Matos, quién por expresar una que otra opinión, fue detenido y condenado  en prisión por veinte años (1959-1979), sin derecho a defensa de ningún tipo. En el caso del General Rodríguez Torres, sus captores fueron “benevolentes” y solo duró cuatros años en prisión sin pasar por humillaciones, torturas blancas ni nada que se le parezca. Era un preso de su propia gente. A su salida agradeció a Dios,  la Iglesia, a altos funcionarios de la dictadura como son los hermanos Rodríguez (Vicepresidenta y Presidente de la Asamblea Nacional), a personajes del mundo político opositor como Timoteo Zambrano, Gerardo Blyde y el ex presidente español Jorge Luis Zapatero. Nada de sorpresa de esta oveja descarriada. Para buen entendedor pocas palabras.



Ha trascendido que el Mayor General Miguel Rodríguez Torres es evangélico prácticamente. Y uno se pregunta con ingenuidad ¿Su Dios no es el mismo de la gente que mando a asesinar y a reprimir? ¿No está claro los mandamientos cristianos de No mentiras, No mataras a tu prójimo? ¿Cómo interpretar su fe religiosa y obrar por el bien cuando actúa con odio y alevosía? Pero todos sabemos que en la trágica historia de la cristiandad estos preceptos que emanó Jesús no se cumplen y cada quien los acomoda a su proceder. Más allá de lo intangible de las creencias espirituales  está la realidad por lo cual se le acusa a este General. Que  mienta, que elabore su discurso sofista,  que le convenga a sus carceleros para ganar la gracia de la libertad,  es parte de la mentira, del show, de la manipulación que le sirve más a este régimen criminal que a él mismo. Rodríguez Torres es un cobarde o un convencido de su negra actuación. No lo sé, pero hasta ahora sigue siendo un hombre de este terrorismo de Estado que el colaboró  a montar y que sigue incólume. La realidad está prohibido olvidarla o banalizarla, como muy bien lo señalara Hannad Arendt en el caso del criminal fascista   Nazi Eichman, que ante los tribunales de justicia internacional pretendió aparecer como un simple burócrata, considerando  inocente, alegando que su rol era  poner la firma en un papel y el delito lo cometieron otros. En el caso de Rodríguez Torres las investigaciones no están cerradas, así este gozando del exilio en Madrid y con la desfachatez de decir que “volverá”.



Finalmente dejo ante ustedes un fragmento del Prólogo del  Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, conocido como NUNCA MÁS, presidido por el notable escritor ya fallecido Ernesto Sábato, del año 1984, cuando Argentina recuperó su democracia de la dictadura militar: “En el curso de nuestras indagaciones fuimos insultados y amenazados por los que cometieron los crímenes, quienes lejos de arrepentirse, vuelven a repetir las consabidas razones de <<la guerra sucia>>, de la salvación de la patria y de sus valores occidentales y cristianos, valores que precisamente fueron arrastrados por ellos entre los muros sangrientos de los antros de represión. Y nos acusan de no propiciar la reconciliación nacional, de activar los odios y resentimientos, de impedir el olvido. Pero no es así: no estamos movidos por el resentimiento ni por el espíritu de venganza; solo pedimos la verdad y la justicia (…) para poder vivir con honor y paz.”  Es obvio el comentario de su vigencia  para nuestro país Venezuela.