viernes, 27 de julio de 2018

EN MEMORIA DE EDUARDO RAFAEL TRAS EL PASO DEL TIEMPO




EN  MEMORIA  DE  EDUARDO  RAFAEL  CABRERA  BORGES  TRAS  EL  PASO  DEL  TIEMPO.                      Por Angel Gustavo Cabrera.  




UNA CAMPANA SOBRE EL HORIZONTE

“…Ahora, / en la torre erguida, / bajo las nubes/ la campana se balancea,/  gime, llora el adiós/ y despide al que se alejó de nosotros/ para siempre/ Ya no dormirá bajo el mismo techo de los pájaros./ En otra parte conoce el abismo”.  Poeta Néstor  Rojas.  Los trabajos del tiempo.

AUSENCIA

Habré de levantar la vasta vida/ que aún ahora es tu espejo: / cada mañana habré de reconstruirla./ Desde que te alejaste,/ cuántos lugares se han tornado vanos/ y sin sentido, iguales/ a luces en el día./ Tardes que fueron nicho de tu imagen,/ músicas en que siempre me aguardabas,/ palabras de aquel  tiempo, yo tendré que quebrarlas con mis manos./ ¿En qué hondonada  esconderé mi alma para que no vean tu ausencia/ que como un sol terrible, sin ocaso,/ brilla definitiva y despiadada?/ Tu ausencia me rodea/ como la cuerda a la garganta,/ al mar que se hunde.  Jorge Luis Borges. Obras Completas 

COMEDIA

Si pides el cielo lo pondré a tus pies/ Frases de comedia que nunca diré/ Supe del destino lo que nunca quise hoy/ Mucho has de llorar poco has de reír/ Corto es el camino ya tú lo veras/ Mas resulta fácil en la adversidad/ Somos en la vida polvo nada qué más da/ Y eso es lo que al fin nos separará/ Es inútil que pienses en la felicidad/ Tiene mucho de ausencia, su existencia es fugaz/ Pues está en escena la comedia ya/ Solo  como extra he de figurar/ Sé que se titula sufrimiento terrenal/ Y entre el bien y el mal/ Seguirá el amor.  HECTOR LAVOE.  (Canción encontrada en cuadernos de apuntes ha manuscrito de Eduardo Rafael). 


Este 29 de julio se cumplen 16 años de su trágica partida, allá en la piscina del Olímpico de Maracay  cuando practicaba apnea. Al año siguiente publiqué un libro modesto donde recojo semblanzas de tu breve paso por la tierra (cumplía  la mayoría de edad), recién graduado de bachiller y atleta en formación. En el prólogo, escribe mi amiga, Mery Carrasquero dos aspectos de interés que se transforman en valores sin parangón en el tiempo: “Pensar en cuales de los aspectos de la vida de un joven, con tanto ímpetu, y que cada cosa que hacia estaba llena de sí mismo; son más significativos y relevantes para contar su historia, deja un vacío de ironías y asperezas, pues, lo controversial en que se convierte la muerte cuando llega a temprana edad e irrumpe entre tantos deseos, es difícil de entender para cualquier persona, cuando tiene ante sí tanto talento. (…) Eduardo Rafael alcanzó logros que le permitieron convertirse en el atleta que deseaba, en el joven amante que le permitía su corta edad y en el escritor y poeta inconforme que genera la época adolescente en cada ser humano con este talento”. (Maracay, 29 de Julio de 2003.)

Por ello a dieciséis años no se cura la herida abierta desde ese aciago día que sin despedida ni besos se fue para siempre. Ver y palpar su imagen inerte en aquella fría camilla del hospital es recordar a Romeo cuando su amada Julieta lo descubre en el cementerio privado. Desfilan uno a uno tus escritos irreverentes que quedaron sueltos en las últimas páginas de tus cuadernos, por ejemplo este que se titula Basta Ya: Basta ya de tanta farsa de tanta mentira, aunque haya que seguir mintiendo. Basta ya de tantos disfraces, que aunque vamos quemándolos en cada etapa de nuestra vida, desenmascarándonos días tras otros. Basta ya cuando se debe salir de un disfraz y quemar otra etapa se debe estar cerca y en su momento ya que si no te encierras en él para toda la vida.” Sé que todos ellos expresan algo que nunca llegamos a convérsalos por mis inconstancia e inmadurez de padre, nunca lo  justificaré de mi parte. O aquellos otros donde se expresa esa calidez poética en cartas de amor: Lluvia: Eres lluvia cuando tus labios que son mi delirio tocan los míos, lluvia que moja y empapa mi existir y mi destino de ti, lluvia que al escampar hace renacer un arcoíris de nuestro amor en mi corazón por ti mi vida, lluvia que alimenta el mar de mi amor en donde se reflejan tus ojos. Lluvia que riega nuestro amor que crece sin espinas en la tierra más fértil...” Esa disciplina que tenía para sus ejercicios, su alimentación, su horario para la práctica del triatlón y sus preparativos para competir en aquel campeonato ciclista denominado Reto a la Cumbre hasta Choroni 2002. Recuerdo, como si fuera ayer, que el domingo 28 en casa de la abuela le regalé una franela de la ULA y que jamás la pudo estrenar porque al día siguiente sucedería tan infausto hecho. Y así van desfilando por mi memoria años tras año tantas cosas de mi compartir con él desde que nació hasta verlo espigado ya  adolescente,  que  forman parte de mi vida. Es algo así como dice el escritor colombiano Fernando Vallejo: “Cuando voz te mueras seguirás viviendo en mí que te quiero, en mi recuerdo doloroso, y después cuando yo a mi vez me muera, desaparecerás para siempre”.
Este domingo 29 de julio de 2018 cuando ya agoniza el mes en los albores del día estaré en la Iglesia de siempre, lugar que concurro cada año al lado de familiares para recordarlo y homenajearlo en mi  memoria por lo grande que fue y el enaltecimiento de su espíritu que vaga por el universo. A él le regalo este pobre poema triste  que escribí  hace algún tiempo:

PIEL QUE SE QUEJA/  A Eduardo Rafael, dormido entre las aguas profundas

Llanto sordo/ Mirada triste/ Letanías que se acumulan en el alma/ Solo una mueca de payaso distrae/ Si yo pudiera devolverte la vida hijo/ entregara la mía que poco sirve/ pero no soy Dios/ Soy un simple mortal/ atrapado en el carnaval de este mundo.  











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