miércoles, 27 de abril de 2016

PRINCE ROGER NELSON: AUGE Y CAIDA DEL ROCK DE ESTADOS UNIDOS. Por Angel Gustavo Cabrera

“Fue un artista revolucionario. Fue un letrista original y un deslumbrante guitarrista su talento era ilimitado.”    MIck Jagger.


“La vida de un genio está conformada por luces y sombras. En la de Prince, los contraste fueron arte.” Víctor Amaya. Crítico musical.


“Como los libros y las vidas de negros, los discos todavía importan” Prince
“Estoy cada vez más convencido de que nuestros principios de conocimiento ocultan lo que, en adelante, es vital conocer”. Edgar Morín. Filosofo.


La muerte de los famosos siempre será noticia mundial, y mucho más ahora que cualquier acontecimiento mundial se conoce en fracciones de segundo en todo el globo.  Ahora es que se va a explotar su figura, su talento y sus excentricidades, sobre todo a nivel comercial. Pasará, sin duda, a esa legión de músicos como Michael Jackson, Jimy Hendrix, Janis Joplin, Elvis Presley, y tantos otros que son eternamente recordados por su fans y los fanáticos de sus grabaciones. Cada uno, en su estilo, en su género musical, en sus irreverencias y desenfado,  dejan una honda huella en esta alocada modernidad y posmodernidad, bien sea como producto o como una crítica al mundo pervertido en que se vive, o ambos,   donde el escape o trasiego puede ser la drogas, los escándalos sexuales, los excesos materiales, el exacerbado egocentrismo.


Las noticias mundiales de corte sensacionalista solo se encargan de informar lo concreto, la narrativa de cómo murió, donde fue encontrado, hurga en el morbo irrelevante, sus éxitos discográficos, mas no penetra en lo profundo de su personalidad, esa dualidad artista-persona que se desdobla entre lo que pide sus seguidores y quien realmente es Prince Rogers Nelson. Probablemente en el tiempo habrá quien se encargue de arrojar luces con acuciosas y fidedignas investigaciones, eso, estamos seguros vendrá, porque no se trata de un músico de pacotilla, sino de un “verdadero talento que no se repetirá en la historia”, según palabras de Víctor Amaya.
Prince Roger Nelson tiene en su haber 40 años de carrera artística, de entrega con devoción, pasión, casi que vida y músico estaban hechos en una sola personalidad e hizo de su territorio en Minneapolis su  base de operaciones y destino único de su música. “Allí construyó Paisley Park, su cuartel general, su fortaleza llena de estudios de grabación, de salas de ensayo y hasta de lugares que sirvieron para hacer alocadas fiestas, presentaciones de discos privadas, conciertos exclusivos, entrevistas insólitas. Allí nació su leyenda. Y allí murió su cuerpo. Hogar y trabajo. Hombre y artista. Todo junto”.  Prince era sumamente versátil, cantante, compositor, multi instrumentista de Rock, Pop, Funk y New Wave. En la década de los noventa emprende una feroz lucha contra su casa disquera Warner Bross por los derechos de autor y tanto es así que sus trabajos musicales no podían reproducirse por Internet a menos que el diera el  consentimiento. Su enorme ego hizo que mucho de sus empleados lo llamaran “Mesías” o “Dios”. Prince fue un irreverente, el cual puso al desnudo lo hipócrita y la mediocridad de los mitos sexuales, de la religión, era un Testigo de Jehová hipersensualizado, su androginia, sus labiales, sus desnudos, sus locuras de su Instagram oficial. Da la impresión de ser un personaje de esos que crea la cultura alienada del rock moderno al estilo de Michael Jackson de los finales del siglo XX, muy distante de aquella vieja época de Los Beatles y toda esa generación de grupos musicales, de los cuales todavía se mantiene en pie The Rolling Stones.
Pertenezco a esa generación de Los Beatles, estuve muy compenetrado con la poética y protestas desenfadadas  de John Lennon y Yoko Ono por un mundo mejor y darle un chance a la paz. Desde este lado del mundo seguí con pasión el mundo contestatario de los hippies, de pelo largo y las demandas del poder joven. Fui fans de aquel famoso concierto en Estados Unidos (1969) de Woostock, conocido con el emblema de la paloma en la guitarra, fueron tres días de paz y amor donde desfilaron figuras reconocidas como Carlos Santana, The Who, Joe Cocker, Janis Joplin, Jimmi Hendrix, Joan Baez, Sangre, Sudor y Lágrimas, Crosby, Stills & Nash, Melanie, John Sebastián, The Family Stone, Ten Years After, y muchos más. Después vendría el famoso concierto en África para denunciar el hambre en Biafra y la muerte de niños por desnutrición,  donde recuerdo que participó George Harrison. Pero el sistema político imperante logró acallar esas voces y convertir en sociedad de consumo a través de la propaganda comercial y capitalista. Después vendrían estas grandes figuras del rock,  con uno de los grandes, convertido en un icono,  llamado Michael Jackson,  conocido como el Rey del Pop, que jamás llegaron  a entrar en conflicto político e ideológico con el Estado Norteamericano.  

Prince Roger Nelson, norteamericano, de 57 años de edad, está cerrando una época en la música moderna y falta, aún por saber,  que traerá los tiempos posmodernos desde este centro de poder mundial, por cierto uno de los Imperios, que conjuntamente con China,  ha comprometido más al planeta con la crisis global y la producción de gases invernaderos,  dañando a la tierra y poniendo en peligro de extinción  a la propia raza humana en los próximas décadas. Ojala que las nuevas tendencias artísticas  y estilos musicales tomen en cuenta estos clamores mundiales y no se encasillen en conductas eminentemente comerciales, consumistas  e individualistas.  

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