“Así ha ocurrido varias veces en la historia. Lo que fue concebido de
un modo noble y elevado se convirtió en materia tosca. Así Grecia se transformó
en Roma, así la ilustración rusa se convirtió en la revolución rusa” Tomado de
la novela de Boris Pasternack, Doctor Zhivago”
“Alrededor todo fermentaba, crecía y subía como por efecto de la
levadura en la masa mágica de la existencia. El éxtasis de la vida, cual viento
silencioso, en una amplia ola avanzaba, sin saber a dónde por la tierra y la
ciudad, a través de los muros y las empalizadas, a través de la madera y el
campo envolviendo en un estremecimiento todo cuanto encontraba a su paso”
Fragmento de la novela Doctor Zhivago de Boris Pasternack.
“…La época de las causas terminó. Ya no puedes aferrarte a religiones,
ideologías, movimientos, ni siquiera literarios. Se acabaron las banderas. Pero
este desengaño lo libera para luchar en otra clave por lo que religiones,
ideologías, movimientos dicen defender: lo religioso, lo humano, lo valedero.
Esa voz, que parece la del nihilismo, podría ser más bien la voz de la vida que
desea recuperarnos”. Poeta Rafael Cadenas.
“Indudablemente, cada generación
se cree destinada a rehacer el mundo. La mía, sabe sin embargo que no podrá
hacerlo. Pero su tare es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se
deshaga. Heredera de una historia corrupta en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas
enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; en la que los poderes mediocres, que pueden
hoy destruirlo todo, no saben convencer, en que la inteligencia se humilla
hasta ponerse al servicio del odio y la opresión” Albert Camus.
“Las novelas o películas negras, como las tragedias antiguas o
isabelinas, nos hacen descender a nuestros bajos fondos, nuestras <<cavernas
interiores>> donde reina la violencia y la barbarie, o bien proporciona
un vuelo imaginario a nuestros deseos de aventura” Edgar Morín.
Boris Pasternack estuvo hace poco en Venezuela para observar de
primera mano lo que ocurre en Venezuela con la revolución socialista del siglo
XXI y se ha quedado estupefacto entre las similitudes entre aquella vieja
revolución rusa de las primeras décadas del siglo XX y lo que aquí sucede:
Destrucción del aparato productivo con un proceso violento de expropiación y estatización
de un conjunto de empresas privadas , emergencia de una nueva burguesía, visión
monolítica del poder separado entre los llamados chavistas y escuálidos,
negación de derechos políticos a los ciudadanos (caso palpable del referendo
revocatorio), presos políticos por disentir del régimen, criminalización de la
justicia y control de todos los poderes públicos, hostigamiento a la
disidencia, control de casi todo los medios de información, estigmatización de
los sectores opositores y disidentes. Lo que se negaba a creer como Venezuela, que había recibido una montaña de dólares por
venta del petróleo a países capitalistas estuviese sumido en la peor de las
miserias, después de casi dos décadas de revolución, viendo millares de
personas haciendo largas colas de 24 horas para comprar algún alimento. Le
asombraba el proceso de desnutrición y enfermedades en ciernes, un estado
parasito que no supo aprovechar la enorme renta petrolera que le había
ingresado. ¡Dónde estaba ese dinero! ¿Se preguntaba? Al bosquejar datos lo
encontró: Se le había regalado a países amigos para que apoyaran la revolución;
el surgimiento de una nueva burguesía
llamada bolivariana, que había crecido inusitadamente
por la más espantosa corrupción jamás vista en la historia de ese pequeño país,
una clase que se había convertido en burguesa de la noche a la mañana a través
de la apropiación del tesoro público y de los grandes negocios nacionales e
internacionales por la vía del control de cambio, desviación de recursos,
empresas de maletín, cuentas en la banca internacional, uso de testaferros, uso
de dólares preferenciales para luego cambiarlos en el mercado negro. Para esto
utilizaron las instituciones públicas, entre ellas las Fuerzas Armadas y
empresarios mafiosos que prestaron sus bancos para lavar dineros públicos y legitimar la corrupción. Las
redes de la corrupción han conformado un Estado paralelo, más poderoso que el
Constitucional. Mientras esto sucedía el Presidente Hugo Chávez, engañado o no,
se dedicaba a estimular el odio de clases, favoreciendo a un sector emergente,
pseudos empresarios bolivarianos, que
terminaron siendo cómplices en el atraco
a las finanzas públicas. Le inquietaba al escritor ruso como una revolución de
comienzos del siglo pasado identificada con el socialismo, de la cual hoy está
por caminos liberales, acentuada con la caída del Muro de Berlín, se trate de
tomar como modelo inspirador. Reflexionaba como ese modelo que emergió en Octubre de 1917 arrasando con todo, persiguiendo a la
disidencia, destruyendo al capitalismo burgués, terminó fracasando en su
intento dejando una estela de sangre inocente. Y como, después de casi un siglo
se intentaba reproducir con aparentes modalidades en el denominado proyecto de <<socialismo del siglo XXI>> La
conclusión a la que llegaba el afamado escritor, ganador del premio nobel en
1958, era lapidaria: “el anacronismo no
se puede imitar. No pertenece a este siglo y sus resultados son peores que la
enfermedad”. 
La narración anterior no se
corresponde con la realidad, es solo fruto de la ficción, aunque no los hechos descritos sobre lo que acontece en
Venezuela. El lector más avezado se habrá dado cuenta que
Boris Pasternack ya no está en este
mundo, que falleció en 1960 y que dejó un gran legado literario vigente. Tan
solo utilicé este recurso imaginario por cuanto aprecié en la pantalla del televisor el film “Doctor Zhivago”, que se ha convertido
en un clásico del cine mundial y pude comparar los tormentos que atravesó el
pueblo ruso en la histórica revolución bolchevique y lo que estamos viviendo
los venezolanos. Claro está, salvando las distancias de las épocas, pareciera
ser que la partida de nacimiento de las revoluciones socialistas y/o comunistas
tiene su génesis en la escuela
soviética: exclusión, prohibiciones, manipulaciones políticas en nombre de la
ideología marxista, expropiaciones, persecuciones, amenazas, monolitismo,
pensamiento único, partido único, Adoración del Estado, persecución religiosa,
burocracia estatal dominante, vigilancia política, voluntad colectiva, régimen autocrático sin
derecho al voto libre de los ciudadanos. La novela “Doctor Zhivago” fue publicada fuera de la Unión Soviética en
Italia, 1957, y en los siguientes años se convirtió en un best seller,
alcanzando 18 idiomas. En 1958 La Academia Sueca le otorga el Premio Nobel, el
cual en principio aceptó, pero ante las presiones políticas e ideológicas,
además de las amenazas de ser expulsado, termino rechazando el premio.
Igualmente su poesía fue criticada por el estatus quo por que no se
“emparentaba con el llamado <<realismo
socialista>>”. Esta novela, se
puede considerar una novela histórica donde su protagonista no compartía las
ideas marxistas poniendo la revolución rusa y posterior guerra civil como todo
un desastre para su patria, además de hacer referencia a los campos de
exterminio en época de Stalin. Así pues, que trascurre la historia en las
primeras décadas del siglo XX. Desde ese primer intento fallido de 1905 hasta
los prolegómenos del gran terror bolchevique y la II Guerra Mundial. Aunque hay
que reconocer que Boris Pasternack no era un disidente propiamente hablando,
sino propiamente un escritor fuera de la
línea oficial. Finalmente la novela fue
autorizada para su publicación en Rusia para
1988, en la época del glasnost, algo así como una pequeña apertura.
Sin duda alguna resulta una gran
tragedia para los pueblos cuando después de grandes luchas heroicas se logra
alcanzar un nuevo poder con sus banderas y demandas, para luego retroceder a
peores situaciones de las que se debían superar producto de una nueva casta
social dominante más represiva y
autoritaria que la anterior. Rudolf Bahro, un teórico alemán,
escribió en 1977 el libro “La Alternativa”, libro premonitorio de lo que
sucedería posteriormente. Escribía: “…En
consecuencia va dibujándose por todas partes, también en la propia Unión
Soviética, la misma bancarrota ideológica –catastrófica para la estructura de
poder existente- que se hizo evidente en 1968 en la República Socialista Checoslovaca
(RSCh)”. No se logró alcanzar la libertad, la justicia, los derechos
políticos-sociales democráticos y mucho menos la igualdad prometida. Por su
parte Fernando Claudin, el célebre comunista español reitera que “es las postrimerías del siglo XX ya es
evidente que la crisis de la civilización capitalista y las luchas por darle
una salida progresista no han conducido, por ahora, a esa sociedad más humana que llamamos socialista. En cambio, han
alumbrado, del Elba al Pacífico, una nueva forma de esclavitud social, donde
los trabajadores están privados, frente a un Estado omnipotente, de todo
instrumento legal de defensa y control. La liquidación de la propiedad privada
capitalista no ha abierto paso allí a la propiedad y gestión sociales en sentido
socialista -solo concebible en el marco
de una sociedad organizada democráticamente -, sino a un poder calificado, con
acierto, de <<totalitario>> por detentar el monopolio absoluto de
los medios de producción, de la fuerza de trabajo, de todos los aparatos
económicos, informativos, culturales, ideológicos; por excluir cualquier tipo
de actividad social independiente, cualquier forma de libertad y democracia.”
Venezuela está en ese mismo camino lamentablemente. Ojala podamos salir de este
atolladero sin un costo sangriento, aunque la violencia gubernamental se ha llevado unas cuantas almas. 
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