EL REGRESO DE LA MADRE
EN MARIELY BEATRIZ CHACÓN
A todas las madres que han ofrendado su vida, a aquellas que
han visto sus hijos partir sin esperanzas de volverlos a ver. AL MUNDO Y A SU DOLOR. A LA AURORA DEL
MAÑANA SIN NUBES TENEBROSAS QUE SE INTERPONGAN.
El excelso poeta cumanés Andrés
Eloy Blanco (1896 – 1955) escribió un poemario titulado “TIERRAS QUE ME OYERON” (1921), y allí
está uno de los poemas más escuchados de su extensa obra poética: EL REGRESO DE LA MADRE, un canto a la
madre, a su generosidad eterna, a su amor infinito y tierno, a su desprendimiento
firme, a su entrega al hijo que lo necesita. La primera estrofa es elevada:
Cuando falte a mis
hombros, madre mía, la fuerza; / cuando cerca del surco donde me siembren
llegue; / cuando ya hasta el más leve remolino me tuerza / y hasta el peso del
alma me doblegue… / tu recuerdo – ese fardo de diamantes, / seguirá siempre
firme sobre mis hombros muertos, / ¡porque en todas mis penas, tu Amor es un gigante / y el cariño es un
Hércules con los brazos abiertos!
Al enterarme de la
proeza de Mariely Beatriz Chacón, no dejo de encontrar una real similitud
entre el poema citado y esta mujer oriunda del Estado Táchira, tierra de
hombres y mujeres de temple corajudo. Es probable que en esa balsa improvisada
a partir del momento que sufren el naufragio ni siquiera lo pensara en la decisión a tomar. Fueron cuatro días y tres noches
inmensamente largas donde José David de
6 años y María Beatriz de 2 años soportaron calor y humedad, fuego y
deshidratació, con el elixir que le proporcionaba su joven madre, para no
desfallecer totalmente pudieron soportar los días inciertos. Escribe el poeta Andrés Eloy en su poema ANUNCIACION:
“¡Que hermosa estás,
qué hermosa / con los niños abrazado a tu cuello! / ¡Que hermosa de lo grave
que vas, de lo anunciada / de lo sembrado en el presentimiento!
Mariely hablaba con Verónica de Jesús, buscando que el tiempo pasara. Verónica cuidaba sus hijos desde que nació la pequeña María Beatriz, y la amaban tanto como a Mariely. Calmaba la desesperación de los niños, alentándolos a esperar a los otros, entre ellos a su papá Remis, que habían salido nadando a pedir auxilio y pronto estarían de vuelta. Cuando llegaba la noche y el aire fresco, les cantaba canciones para dormir, les hablaba de su niñez y algunas aventuras inventadas. El tercer día sus hijos entraron en crisis y ella sin perder la calma les mencionaba que ahora si estaba segura vendría, la distancia era lejos para su regreso (mentiras blancas para tranquilizarlos) Tenía el presentimiento que no regresaría jamás, recordaba su despedida con un beso en ese momento de azares. Les habló de su abuela y la crianza amorosa y desprendida que les brindó y ahora ella lo continuaba con sus dos grandes amores. Les habló de Dios, ese señor al que había que aferrarse para los milagros de la vida, anunciando que pronto estaría allí en una embarcación nueva para rescatarlos, los invitó a no desmayaran ni perdieran la fe, entonces les interrogaba: ¿Vendrán por el sur, por el este, por el norte o el oeste? ¡Adivinen? . Ese martes, primero les hizo escuchar el ruido de la avioneta en señal de aviso y después casi al mediodía, con voz debilitada les mencionó que escuchaba el motor del barco, que ya estaba cerca, que la dejaran dormir un rato. Mientras tanto calmaba su sed con su pecho, cada uno succionando sus pezones. Al final, un poco antes de llegar el barco de rescate, los afianzó a sus brazos y les dijo: “Ya escucho el barco, ánimo mis amores”, los acaricio mucho y cerró sus ojos, la vida se le fue extinguiendo con una sonrisa que María y José la sintieron en sus pequeños corazones. Dios había salvado a sus dos pequeños hijos en manos de los rescatistas. Lo que vino después ya es noticia que circula por las redes sociales.
En el poemario GIRALUNA,
escrito por el bardo Andrés Eloy Blanco, escrito en 1955, tiene otro poema muy
citado y cantando por otros poetas y recitadores. Nos referimos a “LOS
HIJOS INFINITOS” con una estrofa muy significativa
“Cuando se tiene un
hijo / se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera / se tiene al que
cabalga en el cuadril de la mendiga / y al del coche que empuja la institutriz
inglesa / y al niño gringo que carga la criolla / y al niño blanco que carga la
negra / y al niño indio que carga la india / y al niño negro que carga la
tierra.”
Mariely, y Verónica, sentían el dolor por los niños y su desespero ante
ese momento imposible de comprender. No era el momento de dar explicaciones
sino de sobrellevar el momento y mucha esperanza y mucha fe. Venezuela y el
mundo entero conmovido por esta odisea de desprendimiento de la madre y la
continuación de la vida en los hijos tiernos de la infancia.
Más adelante escribe el poeta:
“Cuando se tiene dos
hijos / se tiene la alegría y el ay del mundo en dos cabezas / toda la angustia
y toda la esperanza, / la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega / sin
el modo de llorar el universo / o el modo de alumbrar de las estrellas.”
Venezuela y el mundo
entero conmovido y
atento por esta odisea de desprendimiento en el bravío Mar Caribe, de Mariely, y la continuación de la vida en los hijos
tiernos de la infancia.
Escribe la periodista Ana
Vaccarella un texto hermoso, que vale la pena reproducirlo integro para una
historia valiosa de la mujer venezolana y ejemplo para la humanidad:
Fuiste una Leona
defendiendo a sus cachorros del vasto mar
Cada gota de leche que
les diste a tus hijos te iba restando vida Marieli, lo sabías, pero en tu
corazón no hubo espacio para la duda. Eran ellos o tú
Tampoco dudó tu esposo
David,… en dejarte a ti y a los dos niños en una pequeña balsa donde no había
espacio para él…
Verónica, la adulta que
te hacia compañía, vivió para contarle a la humanidad entera la grandeza de tu
acto.
¡No solo a tus hijos le
distes vida Mariely! Tu historia sacude las entrañas de un país completo, que
hoy entre el dolor y la admiración, amará más a sus hijos. Nos llena de vida
Mariely. ¡Nos aumenta el compromiso de hacer que la vida valga la pena! Nos
sacude con tu hazaña. Eres y serás el más grande ejemplo. ¡Benditos tus senos
Mariely! ¡Bendita tu alma! ¡Bendito tu amor!
MARIA Y JOSE, nombres sagrados para el mundo cristiano, les toca crecer en
un mundo repleto de incertidumbres, les corresponde a ellos y a su generación
salvaguardar los valores más importantes de la humanidad como hombres y mujeres
de bien. Crecerán sin la savia vital que representó en vida su madre y su
padre, pero su ejemplo lo llevaran en el recuerdo eterno.
Algún día, al paso del tiempo, volverán a esas aguas
turbulentas del Mar Caribe y cantaran con el poeta Andrés Eloy Blanco el poema REGRESO AL MAR:
“Vamos de nuevo al mar,
quiero encontrarte
La hora más azul para
besarte
Y el lugar más allá
para quererte
Donde el agua es al par
agua y abismo
En la alta mar, en
donde el aire mismo
Se da un aire al amor y
otro a la muerte.
Andrés Eloy Blanco. Tomado de
GIRALUNA. 1955
POSDATA: Marielys falleció por
deshidratación severa y lactancia prolongada. La madre decidió mantener vivo a
sus pequeños a como diera lugar y los hidrato amamantándolos. Incluso bebió de
su propio orine para hidratarse. Según información forense del Periférico de
Pariata, en La Guaira, explico que la joven madre sufrió un colapso en sus
órganos vitales por falta de electrolitos debido a la deshidratación. (Martes 07 de septiembre de 2021).
Q muestra de amor y entrega nos deja para la reflexión está joven madre.Sus hijos crecerán con la firme convicción de haber nacido de una guerrera q sin duda alguna no será olvidada tan fácilmente.Paz a su alma.
ResponderBorrarLa belleza de la poesía nos muestra la esencia profunda y conmovedora de ésta trágica, valiente y ejemplar historia de la mujer venezolana. Es una manera hermosa y extraordinaria de contarnosla. Saludos!
ResponderBorrarLo guardaré como ofrenda.
ResponderBorrarAgradecida estoy por tan hermoso relato.. gracias..