“MAKE AMERICA GREANT AGAIN” Y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL
“Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande” Lema de campaña electoral de Donald Trump
“La historia demuestra
que cuando Estados Unidos se distanció de los valores democráticos y de sus
aliados europeos, acabó poniéndose en peligros a sí mismo. Wilson lo comprendió
en 1917, cuando Estados Unidos se sumó a la 1era Guerra Mundial. Roosevelt lo supo
después del Pearl Harbor en 1941, al comprender que defender a Estados Unidos
significaba luchar tanto en el Pacífico como en Europa. Sin el Presidente Reagan y el apoyo
financiero de Estados Unidos, el derrumbe del Imperio Soviético no habría sido
posible. Reagan lo calificó como
<<Imperio del mal>> y lo enfrentó con decisión. Ganamos, y
hoy su estatua se encuentra en Varsovia, frente a la Embajada de los Estados
Unidos” CARTA DE LECH WALESA AL
PRESIDENTE DONALD TRUMP. 01 de marzo de 2025.
“La amenaza rusa está
aquí y afecta a los países de Europa. Rusia ya ha convertido el conflicto
ucraniano en un conflicto mundial. Moscú viola las fronteras europeas para
asesinar a opositores, manipular elecciones en Rumanía y Moldavia, organizar
ataques cibernéticos contra nuestros hospitales y manipula nuestras opiniones
con mentiras en las redes sociales. Esta agresividad no tiene fronteras y
quedarnos como mero espectador sería una locura… La paz no puede ser la
capitulación de Ucrania, la paz puede pasar por el despliegue de fuerzas
europeas en Ucrania como una garantía de frenar la invasión” Presidente
Francés Emmanuel Macron. 5 de marzo de 2025. LA NACION.
¿Cómo entender el mundo
globalizado de hoy?, ¿Qué es lo malo y
que es lo bueno?, ¿El mundo está clamando por
una reorientación de sus valores occidentales o dichos valores ya no
sirven para interpretar la realidad? ¿Cómo descifrar eso que identifican como
el Nuevo Orden Mundial? Estas preguntas y muchas otras se deben estar
haciendo filósofos, líderes mundiales y la elite intelectual del mundo frente a
la versión DONALD TRUMP 2025 y su
visión pragmática que echa por tierra todo el legado histórico de la primera
potencia mundial de occidente, aunque algunos críticos señalan que en parte de
su poder se debe al pasado interventor en otros países y América Latina tiene
una larga experiencia en eso. (Desde la
Doctrina Monroe en 1823). Donald
Trump ha dicho, palabras más palabras menos, que mira hacia adentro para recuperar el orgullo de ser grande, meterle
la lupa a los gastos fiscales, las relaciones de intercambio comercial con
políticas arancelarias más justas, un proceso de reindustrialización que eleve
la producción y una nueva visión geo-estratégica a conveniencia y no en los valores que ha sostenido a lo largo
de su historia.
Después de la caída del Muro
de Berlín (1989) que dividía a las dos Alemania y la conducta de presidente
ruso Mijael Gorbachov en reconocer el
fracaso estructural del sistema comunista y abrir una nueva era
política social y económica denominada Perestroika
y el Glásnot (1991), los Estados Unidos quedaron solos como el
adalid occidental capitalista y democrático,
con influencia y poder de decisión a nivel continental y mundial mientras los
chinos trabajaban de manera silenciosa. Los Estados Unidos fortalecieron
los organismos internacionales como la Organización
de Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), Organización Mundial de la Salud (OMS), Human Rights Watch
(Organización no gubernamental dedicada a la investigación, defensa y promoción
de los derechos humanos), La Corte
Internacional de Justicia (CJI),
y un largo etcétera. Más de veinte
organizaciones internacionales con la participación directa y presupuestaria de
Los Estados Unidos de Norteamérica, sin contar con fundaciones de ayuda, como
es el caso de la Agencia de los Estados
Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que ha causado revuelo por su eliminación ordenada por Donald Trump. Pero la clave es
que por sus primeras medidas y la
filosofía de su equipo está orientado a alianzas con el gran capital y soslayar
políticas sociales tanto a nivel nacional como mundial.
Este giro anti
clásico de Trump ha dado mucho que decir y preocupa en el orden
internacional. Uno, hay una
tendencia disgregadora y laissez faire con respecto al mundo y sus problemas, solo
interesado en resolver algunos conflictos donde está involucrado los Estados
Unidos, como lo es la invasión a Ucrania y el caso del terrorismo de Hamas
contra Israel. Dos: Se pelea con sus
vecinos Canadá y México por el tema de
las tarifas aranceles actuando de manera
arbitraria; Tres, amenaza con
retirarse de organismos internacionales que considera ineficaces, ya se retiró
de la Organización Mundial de la Salud. Cuatro,
una fuerte crítica a los inmigrantes, de manera generalizada, es decir mete a
todos en un mismo saco en sus discursos, despertando un sentimiento xenófobo.
Por ejemplo en los Estados Unidos hay entre quinientos mil a seiscientos mil
venezolanos, pues no todos están indocumentados ni todos pertenecen al Tren de
Aragua. Cinco, prioriza establecer una
alianza con Putin y deja en un papel
secundario a la Unión Europea. El
caso del tratamiento que le ha dado a la invasión rusa en Ucrania es
inmisericorde. Quien invadió por sus apetencias imperialistas y fascistas fue
el presidente de Rusia Vladimir Putin en una invasión que busca apoderase de
territorio ucraniano y que al final no
ha tenido éxito en tres años que lleva
la guerra, muy a pesar que solo ha
contado ayuda económica y militar de la
administración Bidem. Al presidente
ucraniano, Volodímir Zelenski,
lo trata como un pariente pobre reclamando sus gastos de guerra y tratando de
ofuscarlo en una emboscada que le tendieron en el Salón Oval de la Casa Blanca frente a los periodistas, además
de acusarlo injustamente de provocar la tercera guerra mundial si no cesaba la
guerra a cambio de nada. Seis,
Pretender apropiarse del Canal de Panamá
con exageraciones en su discursos y desconociendo los tratados firmados por los
mismos Estados Unidos en reconocimiento a los derechos soberanos de propiedad a
Panamá. Además del caso de Groenlandia y
su interés por apropiarse de esos territorios. Siete, La búsqueda de nuevas alianzas estratégicas con dictadores como Alexander Lukashenco de Bielorrusia, Viktor Orbán de Hungría, Vladimir
Putin de Rusia, Kim Joag-un de Corea del Norte. (Simpatía y conversaciones que viene de su primer gobierno). Su accionar no va a estar regido por
principios y valores, sino por lo pragmático. A él no le molestan dictaduras.
En el caso de Venezuela es posible que
quiera salir de Maduro porque nadie lo quiere a nivel internacional y
anotaría una victoria sin precedentes.
El problema es que una incursión de fuerza está cerrada.
El diplomático
estadounidense John Feeley, ex embajador de Panamá y ex Director de Asuntos Centroamericanos y del
Caribe ha expresado con bastante claridad el
asunto con Venezuela en una entrevista con el periodista venezolano
Napoleón Bravo:
“Ojala que en estos
días, Donald Trump amanezca decidido a
apoyar con toda su voz, con todo su poder a Edmundo González Urrutia y a María Corina Machado. Ojala que Richard Grenell, enviado para misiones
especiales, se dé cuenta que el régimen con el que está sonriendo es un régimen
de dictadores desalmados. Ojala que Venezuela pueda recuperar tanto su legítimo
negocio de petróleo pero con respeto a los derechos humanos del pueblo. Si me preguntas si pienso que va a pasar,
no soy tan optimista, hasta qué punto está dispuesto a invertir su poder para tratar
de fomentar un cambio democrático en Venezuela, sin usar el ejército, porque si
bien es cierto que en el primer gobierno señaló que todas las cartas estaban
sobre la mesa, todas las opciones, pero
en este momento no hay apetito aquí en
los Estados Unidos para otra guerra en el extranjero. ¿Qué más podemos hacer? Apretar
más la tuerca a PDVSA, pero eso
no le va a devolver la democracia porque ya sabemos que Maduro y su gente estaba
comiendo caviar durante la presión máxima y van a seguir comiendo caviar
mientras los pobres caminantes están muriendo en el paso del Darien. Yo espero que por alguna razón
desconocida, que no puedo conceptualizar en este momento, logre su libertad”
El mundo actual
necesita de un reordenamiento, nadie lo duda, porque las grandes decisiones de
este siglo XXI así lo exigen. El sistema democrático necesita ser reinventado, reformado.
Estudiar su enorme crecimiento e identificar sus fallas y errores que lo
conllevan al mal. Las burocracias, la corrupción, el populismo, el
clientelismo, la falta de formación y
espíritu democrático, la perdida de la
esencia en los organismos e instituciones internacional para lo que fueron creados, el latrocinio,
etc. Todo esto son respiraderos a los totalitarismos, a la demagogia y a la
mentira ofrecida como verdad. Por ejemplo para que sirven los organismos
internacionales de cualquiera índole si a la final identifican el problema pero
no lo resuelven. Allí están los casos de Rusia, Cuba, Nicaragua y
Venezuela. Por más que se denuncie sus crímenes de lesa humanidad, sus
violaciones a los derechos humanos, siguen campantes como que si nada pasara.
Ese llamado NUEVO ORDEN MUNDIAL debe
ponerse de acuerdo sobre las grandes coordenadas que tienen que ver con la
justicia, los derechos humanos, el trabajo, la educación. Debe establecer
parámetros claros sobre qué es lo malo y lo bueno que le
conviene a la humanidad, la llamada libertad tiene que redimensionarse evitando
las medias verdades, la manipulación y las trampas del discurso, el crecimiento
poblacional y las grandes desigualdades clasistas. Desenmascarar a los falsos
movimientos llamados “progresistas” o woke
porque porqué en cada uno de sus enunciados hay un falso sentido de justicia.
Caso del Movimiento Black Mater que
pretende revivir la lucha anti racial y
en lo real pretende crear un odio
destructivo de la civilización. Igual con el movimiento de los LGBT que amparados en una absoluta libertad
sexual y de género, enfrenta valores
morales y éticos de la sociedad moderna occidentales.
Cuando algunos líderes mundiales expresan su preocupación por esa tendencia
egocéntrica, ecuménica, narcisista de Donald Trump, están señalando que existe
un antagonismo entre democracia y autoritarismo, entre un estado de derecho y de justicia y otro que
solo obedece a lo que piensa el líder. Es sumamente tendencioso y grave cuando
el presidente de una gran nación, como es
Estados Unidos buscar el lado de
los autócratas y romper con lo que ya es clásico para esa sociedad. El
sociólogo de la Universidad de Stanford y experto en sistemas autocráticos, Larry Diamond, ha expresado un punto de
vista: “Trump quiere poder, status y riqueza, los tres elementos de
estratificación social ¿En qué
orden los prioriza? Me resulta difícil saberlo. Durante mucho tiempo en su
carrera el poder político era solo algo que soñaba. Lo que buscaba era riqueza
y estatus social, inclusive la celebridad que obtuvo de un exitoso programa de
televisión, El aprendiz. Ahora quiere el poder absoluto. No quiere que se le
controle ni que se le escrute. Trump quiere tota libertad para convertir el
poder en más riqueza para sí mismo.” LA NACION. Jueves 6 de marzo de 2025”.
Es hora de la política,
de los grandes líderes con visión de futuro. Es la hora de profundizar en la democracia, su
naturaleza y su redimensión. Evitar divisiones y extirpar los contrabandos
ideológicos, como las elecciones en Rusia donde siempre va a ganar Putin porque
el sistema corrompido se lo permite, igual que en Nicaragua. Es la hora de los
valores y principios que han sostenido a los Estados Unidos en el sistema
democrático que inauguro Jorge Washington, y que también tiene su relevancia en
naciones europeas y latinoamericanas. Es la hora de mirar hacia adentro,
representado en los valores de la civilización occidental, desde la revolución
francesa hasta nuestros días, corrigiendo lo que haya que corregir. Hacia Rusia
y su dimensión totalitaria, desarrollada
desde el zarismo y continuada con la revolución bolchevique, no hay nada que
buscar, todo lo contrario Vladimir Putin es el enemigo inmediato que con su
poderío nuclear está desarrollando una
guerra invasora violando pactos internacionales, y todo indica que no se va a
detener.
El Diario EL PAIS realiza una entrevista de colección al
excampeón mundial de ajedrez, el ruso
residenciado en New York, Gary Kasparov
y hay una pregunta clave: -En este nuevo
escenario con Trump, ¿de qué es capaz Putin?
-De cualquier cosa, y esto es muy
importante entenderlo: piense en los crímenes más terribles y multiplíquelos
por diez. Prepárese para lo peor. No
se concretamente que hará, pero si lo que tiene planeado, porque lo ha dicho,
lo repite su propaganda: en su mundo, Ucrania no existe, es un puñado de rusos
que hablan un ruso distorsionado. Y esta narrativa comienza en el jardín de
infantes. No creo que haya leído muchos libros, pero es un animal político, y
sabe que no puede haber un Imperio Ruso sin Ucrania. Así que aunque haya un
cese temporal de las hostilidades, no habrá paz duradera. Trump puede soñar con
ella, pero para que haya paz duradera tiene que haber un terreno común. Putin
violará el pacto cuando lo crea conveniente, como lo ha hecho docena de veces.
La guerra contra el mundo libre continuará. Puede que vea a Trump como un idiota muy útil para conseguir lo que
quiere: debilitar Europa, debilitar la OTAN y
que esta vuelva a las fronteras de 1997” Tomado de La Nación de
Argentina 07/03/2025.
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