martes, 20 de octubre de 2015

BRAVO POR SVETLANA ALEXIEVICH, PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2015

BRAVO  POR SVETLANA ALEXIEVICH,  PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2015




 Batirse es mucho más hermoso que vencer  /Oriana Fallaci


No deja de sorprenderme esta noticia por las redes sociales, no tanto por el premio nobel, que ya es bastante, sino por hurgar de manera escueta  de quien se trata. Es una  periodista comprometida con su oficio de llevar hasta los últimos extremos sus investigaciones reporteriles y no quedarse en el ego complaciente de las publicaciones, probablemente,  en medios informativos. Esto es de gran aliento para las voces disidentes y valientes que de manera solitaria y sin recursos deciden tomar partido por la literatura testimonial contra los poderes establecidos, esta es otra manera de ejercer el verdadero poder, más allá que el que ofrece el Statu Quo. Veamos solo los títulos de sus obras: La guerra no tiene rostro de mujer (1983); Los hijos del Cinc (1989); Voces de Chernóbil (1987). Y el más reciente Tiempos de segunda mano (2013) que, según nota periodística reconstruye las ruinas sociales y morales de la Unión Soviética.   Siempre he tenido un particular afecto por los periodistas que van más allá de la noticia, que ponen en  riego su propia vida por llegar hasta el fondo de las supuestas verdades oficiales. El caso ejemplar, venido de esos lares lo representa la periodista  y escritora rusa Anna Polikovskaia,  quien señalaba categóricamente “Si uno quiere seguir trabajando como periodista  ha de mostrar un servilismo total hacia Putin. Si no, puede encontrarse con la muerte, una bala, un veneno, un proceso judicial; lo que nuestros servicios especiales (entiéndase policía política), perros guardianes de Putin consideren más oportuno” La fatalidad terminó dándole la razón a esta mujer comprometida con la verdad y la democracia, que en algún momento creyó.
De este lado del mundo poco se sabe de esta periodista y escritora Biolorrusia, ahora, gracias a los adelantos cibernéticos  de la comunicación  podemos enterarnos   rápidamente. Pero no deberíamos esperar que un intelectual gane un premio de esta naturaleza  para saber que existe con una importante obra. Un país donde se respete la diversidad y la crítica sea la regla básica  de una democracia  sus obras ya deberían estar en las mejores librerías del país. Pero no es así cuando los censores culturales del gobierno deciden que se debe importar en materia de libros. Por ejemplo, recientemente estuve en la capital de Colombia y pude adquirir un libro del escritor cubano Reinaldo Arenas que no se consigue en Venezuela ni mucho menos en Cuba por la sencilla razón que Reinaldo Arenas estaba proscrito es Cuba, sufrió prisiones por no soportar la coacción a la libertad de escribir, el odio homofóbico del régimen. Reinaldo pudo burlar  el cerco militar del régimen fidelista publicando sus obras fuera de su país,  finalmente muere exiliado en Miami en 1990. Fue un espíritu libre.
De tal manera que, volviendo a la escritora Svetlana Alexiévich, buscaré  vía Internet  la posibilidad que alguien digitalice sus libros porque creo que lo fundamental de su obra proviene de hechos reales tomados del vulgo,  y ya eso es suficiente,  porque estoy convencido que el  intelectual que no se interne en las voces populares, está como en un nicho con un soliloquio interminable. Son los tiempos posmodernos del siglo XXI.  Edgar Morín señala que “hay más opiniones personales en el interior de una taberna que en un cocktail literario”, más si esas voces son las victimas defraudadas de promesas  y esperanzas. 

Finalmente compartir con mis lectores un pensamiento de esta aguerrida escritora bielorrusa: “Vivo con el sentimiento de derrota de pertenecer a una generación que no supo llevar a cabo sus ideas”  Parece fácil decirlo, pero cuando vez  a tus espaldas  se ven muchas fatalidades y promesas de un siglo que no termina de cerrarse con sus heridas a cuestas, y un mensaje lacónico “Nunca más”.  Angel Gustavo Cabrera.

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