ALBERTO FERNANDEZ: ENTRE
DICTADORES TE VEAS
“La Democracia y el
Estado de Derecho son la casa que habitamos, y no admite la existencia de
sótanos en donde caben las peores prácticas y en los que las transparencias
irremediablemente se pierden.” Alberto
Fernández. Prólogo del libro “La
Justicia acusada”. Agosto 2020.
“Se utilizó al sistema
democrático, que estaba herido, se
aprovecharon elecciones, partidos políticos, medios de comunicación, una
industria petrolera para conquistar el poder y luego destruir la democracia y
mutar en un Estado criminal que ha desgarrado a los venezolanos”. David
Smolansky, Comisionado
de la Secretaría General de la OEA para la crisis de migrantes y refugiados.
27 de mayo de 2021.
“La demanda contra
Venezuela ante el CPI que el gobierno argentino le retiro el apoyo, incluye:
131 asesinatos en manifestaciones, 8.292 ejecuciones extrajudiciales, más de 12
prisiones arbitrarias, 289 casos de tortura, 192 casos de violación, al menos 6
casos de desapariciones.” Santiago A. Canton. Director de Derechos Humanos de RFK Human
Rights.
Ciertamente, como dice una canción “la vida te da sorpresas,
sorpresas te la vida”, desde que
llegué a Buenos Aires en marzo de 2020, me causó una impresión muy grata
las intervenciones del Presidente Alberto Fernández, por televisión y sus
declaraciones en los periódicos
nacionales. Se notaba un dirigente político mesurado, de buen tono de voz y
equilibrado. Un cabal demócrata,
enfrentando una pandemia con medidas acertadas y sin aprovechar la
coyuntura para hacer proselitismo político. Siempre he pensado que el rol de un
Presidente de un país es clave para los ciudadanos, sobre todo si estamos
en un país democrático, de lo cual el
presidente no representa los colores de
su partido sino de la pluralidad nacional. Sentía una diferencia de 180 grados
con mi país Venezuela, que atraviesa por la peor situación política, económica
y social, jamás conocida desde que somos República independiente, por allá por
1830. Inclusive, da hasta vergüenza al establecer comparaciones, no solo con
Argentina, sino con los países democráticos de América Latina. Además que veníamos de
cuarenta años de gobiernos democráticos, salvo algunas escaramuzas que no
pertenecen a este análisis. La época de
las dictaduras quedaba para la historia, a diferencia de Argentina que tuvo una
recia dictadura militar desde los años 1976 y 1983. De tal manera que los
argentinos saben lo que es vivir en dictadura con desaparecidos, torturados,
libertades ausentes, persecución y control político.
Pero mi impresión inicial se ha venido derrumbando y lo que
queda es una horrible mueca de un dirigente político parcializado, antidemocrático,
populista, sin autonomía, entregado a los designios de La Campora y de Cristina Kirchner que tienen lazos internacionales con las dictaduras del Continente
latinoamericano, estamos hablando de Cuba y
Nicaragua. Sabe Fernández que hay una gran diferencia entre Chávez y la
dictadura sangrienta de Maduro. Y para sorpresa es que el Doctor Alberto Fernández es profesor de Derecho Penal de la UBA y conoce de
leyes y procesos judiciales en sociedades democráticas. En un prólogo de un
libro señala: “Citando la Reforma de 1994, uno puede pensar entonces que después de tan
traumática experiencia y recuperada la república, la división de los poderes
comenzaría a funcionar a plenitud. Sin embargo esto no ocurrió. La influencia
del poder político sobre el judicial se manifestó una y otra vez, buscando la
legitimación de las decisiones tomadas por el gobierno o la protección de los
funcionarios, cuya conducta era cuestionada.” Alberto Fernández. Prólogo del
libro “La Justicia acusada”. Agosto. 2020. Alberto Fernández se refiere a la
traumática dictadura militar y lo difícil que resultó recuperar la democracia y
todo el andamiaje legal que había que montar para su protección y estar
pendiente de gazapos antidemocráticos, protectores de corruptos, entre otros. Tiene
claro las diferencias antagónicas entre democracia y dictadura y peor aún sabe
que en Venezuela el sistema democrático se perdió definitivamente con Nicolás
Maduro y Diosdado Cabello. Tan es así, que su país desde 2017 suscribió EL GRUPO DE LIMA, Foro Regional de 13
países (Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Paraguay, Perú y otros, los cuales
plantean una salida democrática a la crisis social, política y económica de
Venezuela. Estamos hablando de un Presidente que avaló las acusaciones contra la dictadura de Maduro
por crímenes de lesa humanidad, que actualmente se tramita en la Corte Penal
Internacional de la Haya, y de lo cual reconoce que acompaño a la Alta Comisionada Michelle Bachelet en
el informe que se introdujo en La Corte
Penal Internacional (CPI).
Sin embargo observamos que de la noche a la mañana lo vemos prisionero de un sector de la coalición
interna izquierdista, decidiendo traicionar sus propios principios, sagrados del derecho y la
justicia, entregándose a la lealtad de la Vicepresidenta Cristina Kirchner. La irreversible decisión de
retirarse del Grupo de Lima, de eliminar el apoyo a la demanda contra Nicolás Maduro y
dirigentes del chavismo por crímenes de lesa humanidad que se tramita en la
Corte Penal Internacional, a través de sus representantes internacionales, así
lo confirma. La gota que derramó el vaso fue las infelices declaraciones de Alberto
Fernández cuando la semana pasada opino que “el problema de los derechos humanos en Venezuela estaba desapareciendo”.
Estas absurdas declaraciones causan estupor ya que recordemos que los crímenes de
lesa humanidad no prescriben y el INFORME
BACHELET de 2019 no miente, es claro y argumentado al señalar: “ejecuciones
extrajudiciales y torturas, en la mayoría de los casos se sometió a las mujeres y a los hombres
detenidos a una o más formas de tortura o trato o pena cruel, inhumana y
degradante, como la aplicación de corriente eléctrica, asfixia con bolsas
plásticas, simulación de ahogamiento, palizas, violencias sexuales, privación
de agua y comida, posturas forzadas y exposición a temperaturas extremas”.
Investigando la historia de Argentina en relación a la última dictadura militar, vemos que Graciela Fernández
en un artículo de opinión publicado en
el Diario Clarín del domingo 30 de
mayo de 2021 titulado “El caso
Venezuela: ¿Crímenes de lesa humanidad que desaparecen? señala algo
importante como para ver las contradicciones. Ella escribe: “Después de recuperada la democracia, el
gobierno Argentino procedió a juzgar a los máximos responsables del terrorismo
de Estado acusados de haber propiciados o cometido asesinatos, desapariciones,
ejecuciones sumarias, torturas y apropiaciones de niños hijos de algunas de las
víctimas… En 2003 y 2005, durante el gobierno de Néstor Kirchner, siendo
Alberto Fernández su Jefe de Gabinete se invocó la imprescriptibilidad de los crímenes
de lesa humanidad, se anularon los efectos de los procedimientos que los habían
interrumpidos y se reiniciaron los juicios que continúan todavía”. Entonces uno se pregunta a la luz de los
horribles hechos ocurridos en Venezuela: ¿Ya no hay nada que reclamar en
materia de los derechos humanos? ¿Cómo quedan los familiares de las víctimas
como si no fuera pasado nada? ¿Qué sentido tiene entonces las Madres de la
Plaza de mayo? ¿Por qué el sectarismo aberrante de los izquierdistas argentinos
termina imponiéndose? ¿Ya se le olvido su juramento ante la Dama Ciega del
equilibrio de la Justicia en la Academia?; ¿La justicia es para uno y para otros no
existe? El “Nunca Más” es un
latiguillo en la conciencia del Doctor Alberto Fernández.
Le recuerdo al Señor Presidente de Argentina que en Venezuela
sigue incólume la dictadura criminal. Que los actores que provocaron esos
asesinatos e hicieron triza a la Constitución siguen gobernando y que los
motivos por lo cual se produjeron las
protestas desde 2014 en adelante siguen,
más aún han empeorado: Población diezmada, sin comida, la migración crece de
manera exorbitante, los presos políticos siguen en las cárceles sin juicios
preliminares y con acusaciones infundadas, un presidente ilegitimo, usurpador
del cargo con un TSJ impuesto por la dupla
Maduro-Cabello-Padrino. Y para completar una Asamblea Nacional irrita y fraudulenta, sin reconocimiento de los países
democráticos.
Y como colofón ahora se comenta que el Presidente de
Argentina Alberto Fernández está candidateado para ser un representante plural
en la mesa de dialogo dictadura-oposición. Ósea que prácticamente vamos a
seguir en la misma, con la experiencia reciente del papel jugado por Rodríguez
Zapatero. Como dicen el refrán “No
mejora nada el enfermo”. Pienso que
se necesita ser bien lerdo para caer a estar alturas en es esa nueva encerrona
de anti-dialogo. Trampa que seguro está
conectada con la asesoría rusa y cubana, que son unos expertos en montar estas
mesas de dialogo con cartas escondidas.
Vine a Argentina por poco tiempo y calibro el vaivén de su
democracia, sus diatribas y diferencias, la libertad de prensa y expresión, la
división de los poderes. Tanto es así que la posición asumida por el gobierno de Alberto Fernández contribuyo a que
varios diputados de diferentes corrientes solicitaron la interpelación del Canciller Felipe Solá para que explique
los motivos de ese retiro intempestivo. Facundo
Suarez Lastra y Sebastián Salvador,
acompañado de una docena de opositores, sostuvieron que “la medida, encendió las alarmas
de quienes defienden la democracia y al Estado de Derecho como sistema
de gobierno y convivencia en el respeto de los derechos humanos y las libertades
civiles”.
Hay que dormir con un ojo abierto y otro cerrado. Es la sociedad toda quien debe defender su democracia y el respeto a las libertades ciudadanas.
Excelente artículo, bién fundamentado, explicito y al mismo tiempo centrado y concreto. No da lugar a manipulaciones.
ResponderBorrarMuy bueno todo este análisis crítico de las democracias en decadencia de nuestra América
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