PIRATAS DE
PLENILUNIO. NOVELA TOTAL
DE EDISON MARTINEZ
“-Traes la luna pegada
en las espaldas… Parece que viene
persiguiéndote… ¡Buen viaje!… dice concluyente en un tono desinteresado,
tan desenfadado, en el que pareciera no tener conciencia del valor estético de
la afirmación que acaba de hacer” Tomado de Piratas de
Plenilunio. Pág. 11. Autor Edison Martínez, 2022.
“Vienen de regreso en
una nave sin velas ni talismán, conjurando los avatares de una travesía que
habría merecido mejor destino” Tomado de Piratas de Plenilunio. Pág. 15. Autor Edison Martínez. 2022.
“-¿Y mientras tanto
dónde guardo, entonces, los sueños que no quiero que sean una fantasía una vez
que haya pasado el tiempo?- replica Alberto, percatándose ahora, como
quien despierta de un trance, del vaso
de agua todavía reposando en manos de su madre.” Pág.
68. Tomado de Piratas de Plenilunio. Autor Edison Martínez.
“Cada libro tiene su
propia alma, su magia particular para encontrar su lector preciso, inténtalo
conmigo, quizás encuentres en mis libros o en alguno de ellos esa conexión que
antes desconocías”. Edison Martínez. 2025.
Siempre me he preguntado ¿Qué caracteriza a una buena obra
literaria?, ¿Qué es lo que sujeta al lector a mantener vivo su interés de
principio a fin?, ¿Qué hace que una obra, y en este caso una novela, perdure en
el tiempo?. En mi caso voy a tratar de responderla en este breve ensayo a
partir de la novela Piratas de
Plenilunio del escritor Edison Martínez, que para mí reúne las condiciones
de ser una novela total.
El escritor elige el tema que de seguro le ha rondado en su
cabeza por largo tiempo, lo acaricia como el orfebre frente a una joya hasta
que se posesiona de él y empieza a darle forma. Escribe, elige como hacerlo
desde su computadora o en manuscrito,
apuntando escenarios, ambientes, protagonistas, hilo histórico, diversas
atmosferas, realidades que muchas veces le ofrece el mismo entorno. Son
borradores inconclusos hasta que tiene las ideas claras de lo que aspira. Sí es
un tema social significativo bordeará los caminos del problema, sus conflictos,
los vive, los sufre y finalmente lo materializa a través de la escritura,
preguntándose por el orden de la trama que no necesariamente tiene que ser
secuencial. En “Piratas de Plenilunio”
el autor decide comenzar desde el final del viaje, para posteriormente
adentrarse en los subsiguientes capítulos en el alma de la novela. Veamos: Bajo
ese primer capítulo EL REGRESO,
escribe:
“Los pasajeros se han
ido paulatinamente aclimatando, entregados al discurrir de las horas, esperando
el arribo al despuntar el alba a sus sitios de destino. Así lo sorprende un
brinco intempestivo. Los despierta bruscamente como antes. Ha sido un nuevo
reductor de velocidad escondido entre la oscuridad del pavimento y la opacidad
nocturna. Los ha recibido en emboscada al final de una pendiente donde la vía
tuerce su rumbo hacia una curva de regular ángulo, una trampa perfecta para
generar accidentes por su repentina presencia. (…) No imaginan que sería la
antesala de la embestida infortunada que más adelante los detendría.” (Pág. 13) Así logra el autor crear
el suspenso que mantendrá en vilo al
lector hasta que llegan los piratas de la carretera.
La trama de esta novela es como un bordado inconcluso que se
puede tejer o destejer a la vez porque la vida en general y en lo ´particular
nunca es una razón simétrica ni instrumental por mucho que se quiera. Se puede
ser feliz e infeliz en segundos. Los protagonistas de esta novela viven las
cotidianidades, los avatares de su tiempo y es allí donde aparece la magia de
este brillante escritor al realzar la vida en su devenir diario trasponiendo su
imaginación. La descripción del ambiente y personajes en la gracia, ironía y
fluidez de la narración. En el segundo
capítulo LA DIASPORA vemos como pinta el panorama:
“De los amigos de
infancia, en el barrio, quedaban pocos, era frecuente, luego de varios días sin
que nadie lo advirtiera, de repente, percatarse de que Martha ya no atendía en
la panadería, que Alfredo ya no había vuelto a la universidad, que Natalia, con
su paso apurado de tacones y piernas largas, camino a la entidad bancaria donde
laboraba, había desaparecido sin que nadie supiera de ella. Que los nietos de
Rocco, un italiano que vino a Venezuela durante el primer Gobierno de Carlos
Andrés Pérez, Marco y Fiorella, se habían marchado a Italia con sus padres
porque la Pizzería San Rocco había cerrado sus puertas. Que los diques
expropiados en esta ciudad acumulaban a vista de todo despojos y chatarra
ferrosa que naufragaba sin tormenta a orillas del lago. De aquel paraje de
lluvias y sol sin pretextos, de tardes
flameantes que alguna vez fueron destinos ciertos de tantos que llegaron
atraídos por el oro negro acunado en su vientre, quedaba la ruina evidente
paseándose por las calles y avenidas de una urbe a la que el mismísimo Gabriel
García Márquez había dedicado unas breves líneas en sus prometedores años de
impulso como narrador en su obra Cuando era feliz e indocumentado.” A
continuación a su protagonista lo estructura en el marco de un realismo irónico y lúdico: “En seis meses Alberto había perdido siete u
ocho kilos. La camisa en su cuerpo a
veces daba la impresión de que le estuviera colgando, como si anduviera
suspendida en el aire, zarandándosele en atolondrado agite con cualquier
vientecillo repentino…” (Pág. 31) Como un cometa zarandeado por el viento.
En el capítulo de EL
VIAJE aprovechan Padre e hijo para el diálogo de sus vidas, inquietudes e
intimidades que solo interesan a ellos
dos. El recuerdo de la novia y la esperanza del regreso y lo siempre
inevitable, lo político, como uno de los elementos responsables de la
diáspora. Veamos:
“-¿Y cuándo terminará
esto, papá? ¡Es como una locura! ¿No crees? –Insiste Alberto. La plática
lentamente se fue deslizando sobre el ardoroso ámbito de la política, una de
las pasiones de Simón. Su perspectiva cuestionadora de la situación del país
hacia del tema un asunto que podía extenderse por varias horas de charla si
Alberto no era capaz de cambiarlo
-Una pregunta de muy
difícil respuesta, ¡No tengo ni la menor mínima idea! –Confiesa Simón con una
inflexión de risa discreta asomándosele en la cara, mientras buscaba ofrecer
algún argumento razonable-. A ver, para
no dejarte de responder con la mayor claridad posible. Se me ocurre decir, de acuerdo con mi larga experiencia de
mecánico, que esto llegará a su fin cuando los cuatro pistones que mantienen
encendido el motor se terminen de fundir totalmente y, entonces el motor
completo se dañara irremediablemente –detallaba sobriamente moviendo sus manos-
. El miedo, la corrupción, el engaño y
la intimidación son los pistones que lo conservan prendido –concluyó.” Pág. 107. Esta aseveración de
Simón lo aleja del lenguaje panfletario y le imprime una esteticidad muy
original y coloquial.
Por otra parte vemos
al narrador que despliega su
descripción sobre el paisaje, buscando unir territorio con el sentir
humano, en un momento que se produce un torrencial aguacero que obligó al
conductor a orillar y detener el autobús de pasajeros. Veamos
“Esta zona muerde
fronteras con tres estados de la geografía nacional. Es un área de confluencias
cálida, de humedad pegajosa que recibe aquellas sacudidas climáticas por sus
cercanías, en alguna e sus partes, con la costa sueña del Lago de Maracaibo. En
ella se avecina las faldas de la cadena montañosa de los estados Trujillo y
Mérida, con la extensa planicie de la región zuliana por el occidente,
conformándose así un clima tropical de insospechado comportamiento, veleidosamente
susceptible a las precipitaciones y cambios estacionales. Este anticipo de
invierno que los castiga con tanta violencia los acompañará durante buena parte
del largo periplo camino al primero de
los puentes fronterizos: El puente internacional Simón Bolívar.
-¡Coño, está lloviendo
muy duro! – lamenta Simón, cuando el conductor decide detenerse para
esperar mejor tiempo.” Pág.84-85.
En la obra novelística “Piratas
de Plenilunio”, el escritor Edison
Martínez no escatima en ofrecer su desvelo por lo poético que se encuentra
por doquier en el ambiente, bien sea por la musicalidad o por sus vivos colores
artísticos y poéticos. Veamos dos ejemplos citados:
“Al caer la noche, un
cielo estrellado sobre el inmenso fondo negro del infinito se abre como un manto colosal. El tiritar mágico de cada punto de luz
azulada se mueve acompasado como un concierto de intensidades lumínicas. Es
el universo en todo su esplendor el que admiran los ojos, ahora despiertos, de
Alberto y Simón. Guardan silencio, solo contemplan la noche, persiguen los
fogonazos remotos que la mecánica celeste alguna vez indujo a pensar a los
humanos en la creación divina. Extasiados ante la inmensidad nocturna, apenas
intentan hablarse. Nunca antes la habían apreciado en tan formidables dimensiones.
-¡El universo tiene música – exclama
inesperadamente Simón – Fíjate como encienden y apagan cado uno sus farolitos.
Llevan una onda en un compás que no escuchamos…- conjeturaba -. Es una
maravilla que tenemos frente a nuestra vista y está allí para que podamos
disfrutarla con todos nuestros sentidos –continuaba especulando, mientras movía sus dedos como un
director de orquesta, uno de ellos apuntando en un mismo gesto orquestal al
enjambre de minúsculos puntitos de luz del infinito- . Con sus trece mil
quinientos millones de años a cuestas, somos
los únicos seres capaces de apreciarla, de contemplarla intentando desentrañar
esa oquedad sideral. Fíjate que es tan deslumbrante su magnitud que ni
siquiera la palabra universo para significarla podría ser el fruto de una
creación individual- sentenció con inspirada admiración.” Pág. 109-110. Asombra esta mágica
escena del espacio sideral.
El otro elemento del plano artístico pictórico que me
interesa destacar es la valoración que hace el escritor Edison Martínez en la narrativa, intercalando una panorámica
visual en medio de un dialogo común, invitando así al lector a encontrarse con
otro mundo:
“La estampa capturada a
primera vista por algún imaginario espectador mostraría en solitario la pequeña
figura humana vistiendo camisa blanca y pantalón caqui, ocupando el centro del
longevo caserón, sacudiendo reiteradamente el estuche de cigarrillos contra una
de sus manos. Allí un sol ambarino bañando la fachada en resplandor festivo lo
destacaría sobre el bronce apagado de las paredes, cuando una brisa tímida en
súbita aparición, desarreglaría su cabello aindiado bajo el radiante brillo de
aquella mañana. Primer plano
espectacular del palacete diseñado con ventanales y puertas en cada nivel
de construcción, sobre la que se erige a
gran altura un soberbio tejado en ladrillos desgastados, en cuya segunda planta
se asienta un corredor embaldosado conectando todas sus habitaciones. Allí
mismo en su entorno una regia verja color óxido con esmerados diseños de hierro
forjado, la circunda protegiéndola como una fortaleza. La imagen, como inspirada en el alucinante fulgor de las pinturas de
Van Gogh, se despliega espontánea en insurgente momento del azar en que la luz
se descompone en apasionada armonía de amarillos; el Arlés extraviado que
la distraída mirada de Simón atrapa sin querer al empinar su rostro para
responder el llamado de atención. -¡Enseguida voy, Cosme! ¡No te preocupes!” Pág. 200. El Arlés refleja la sencillez y la simplicidad
de la vida vista por el pintor francés y los detalles citadinos en
transformaciones de la naturaleza en primavera, los paisajes llenos de mucho
color luminoso y los hombres trabajando. Además
hay un cuadro llamado El dormitorio en Arlés que presenta una sensación de
reposo y sueño a través de colores vibrantes.
La novela “Piratas de Plenilunio” tiene fuerza
dramática, estilo sencillo sin exuberancias, sentimientos elementales y
primarios lo que precisamente dota a esta lírica de una frescura y
espontaneidad que el tiempo no marchita. Los
personajes los estudia, los escruta y
disecciona con sus fisonomías y particularidades personales, sin detenerse en
sus miserias y oscuridades, quizás tenga que ver con la bondad, afabilidad y
genialidad del escritor, con la excepción de los asaltantes del transporte,
como seres oscuros, planos, sin escrúpulos, ni valores, aunque al final uno de ellos
reflexiona sobre la vida y muerte que termina en la nada, cada quien en su cada cual. Este
último capítulo LOS PIRATAS CREDULOS
el narrador crea una especie de ópera prima o un performance dramático sobre el
polvo grisáceo que contiene el tan ansiado envase que capturo uno de los
delincuentes y que tanto le costó quitárselo al joven Alberto (las cenizas de
su padre) y que al auscultarlo pensaron que era oro en polvo, creando un final impresionante, reflexivo y creyente,
porque al final hasta los agentes de la maldad tiene sus santos y creencias. Veamos:
“-Miren, cada paso que
se da en la vida esta perseguido por la muerte. Por eso todo entre nosotros
está marcado por el eco de ese último momento a punto de atraparnos - manifiesta en azorada meditación,
hundiéndoles las pupilas como queriendo adivinar sus pensamientos - . No le
tengamos miedo, no hay muerte más noble que la conseguida por propia causa. Hoy
nos encontramos con ella tratando de confundirnos, pero rápidamente la
despachamos; aquí llevo lo que al final queda de su emboscada –saca el envase
de su lado y lo levanta señalándolo - : un cilindro vacío y, allá, por obra y
gracia del destino y del Espíritu Santo, el polvo estéril que contenía,
abonando la eternidad – concluye delirante.
Una vez que escuchan la
confesión de Matías (el
jefe), al unísono, compungidos, quizás, o
sorprendidos por el insólito hallazgo, tal vez en emulación automática del
jefe, se persignan con la misma fe devota de cualquier creyente de menores
pecados. Así son ellos, pecadores cobardes al cobijo de la nocturnidad, piratas
de plenilunio, trasgresores de cada noche que, sin importar sus acciones,
encomiendan devotos a sus ángeles guardianes sus desafueros habituales. FIN”. Pág. 234.
Me llamó la atención
como nos presenta el drama de la muerte súbita de Simón y su despedida en el
capítulo ADIOS AL CAMINO DE LOS
LADRILLOS AMARILLOS. Veámoslo:
…”La imagen de Mercedes
le flota en el aire con sus rizos de entonces. La percibe como en sus días de
adolescente con aquel brillo avellanado del par de luceros en su rostro; con
aquella cabellera descorazonándose en dos grandes bucles sobre sus hombros. Es
su voz melodiosa la que escuchaba tarareando los estribillos de Adiós al camino
de los ladrillos amarillos que alguna vez cantaron a dúo. Toda mirada tiene una
historia, encerrando un mundo que, como la voz que se lleva dentro, solo
pertenece a quien únicamente es capaz de sentirla desde el más severo de los
silencios; desde la más incierta de las horas. Allí, despidiéndose en el
misterio de tales segundos, Simón corretea detrás de un perro de pelambre
abundante, acariciándolo mansamente cuando ya lo tiene entre sus manos,
sobándolo con sus dedos, como si
estuviera peinándole el pecho peludo escondido debajo de su lomo negro y brillante.
Es un perro grande y hermoso, disfrutando el alegre afecto del niño que le
persigue en el patio descampado de sus días felices; prado abierto poblado de
abundantes gramíneas, de cuyos frágiles tallos pendían unas mezquinas
florecillas amarillas envueltas en un nudo de hojas dormidas. Una vez que
llegaban a tocarlas, admirado, las veía despertarse de su sueño efímero,
sabiendo que les llamaban adormideras en el mundo infinito de su infancia
traviesa.
-¡Simón Alberto! ¡Simón
Alberto! ¡Muchacho ven a comer! ¡Lávate las manos y sacude los pelos del
perro! - le grita la voz de su madre.” Pág. 211-212. A Simón siempre le gustaron los perros desde
su lejana infancia.
En conclusión estamos frente a una obra magistral, una novela total con una técnica
narrativa fluida, autentica. Una obra muy rica en imágenes, en codearse con la
dramaturgia y la pintura, en un realismo histórico-social que acontece. Y parafraseando a Mario Vargas llosa leer
una buena novela probablemente no resuelve la vida pero como ayuda a ser quien
eres y quieres ser.
Graciss
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