domingo, 25 de octubre de 2015

RAFAEL CADENAS: POETA DE LA DESMESURA. PREMIO INTERNACIONAL DE POESIA FEDERICO GARCIA LORCA

RAFAEL  CADENAS: POETA DE LA DESMESURA. PREMIO INTERNACIONAL DE POESIA FEDERICO GARCIA  LORCA




“Que cada palabra lleve lo que dice
Que sea como el temblor que la sostiene
Que se mantenga como un latido”.    Rafael Cadenas  



A este  poeta lo conocí  hace  una década  en un ambiente familiar austero  donde la palabra se sostenía  sin imposturas ni ambages. Su voz tenue y prístina, sin autoridad ni sentencia,  permitía entrever  que estábamos frente a un juglar de siglos pasados, que clamaba por el hombre perdido.  Nadie habló de su enjundiosa  obra  ni adjetivos sobre el  personaje. Él estaba allí  meditabundo, absorto, casi sacramental, como le corresponde a los sabios que no necesitan de posturas ni artificios. Nos habló del país y sus libertades conculcadas, de las amenazas en un futuro inmediato,  de la caída de las ideologías  prisioneras del pensamiento y de los grandes males de la humanidad y sus consecuencias en el planeta. Terminó hablándonos de la poesía y la mayor libertad que siente al escribir desde la existencia,  y una interrogante que nadie respondió porque no era la intención: ¿Qué se espera  de la poesía sino que haga más vivo el vivir?
Posteriormente me dediqué a conocer su obra y  llegué a la conclusión que Rafael Cadenas es un poeta que abraza la naturaleza  del vivir en medio de su complejidad y avatares existenciales. “Lentitud sagrada. Hemos dejado pasar los días desde un vasto olvido. Nos anego la indolencia. Entregamos las armas. El sitio duró poco. Desheredados, el lugar se adueñó de nuestra historia. La volvió espera”. (Tomado del poemario Una Isla).
La poetisa Ida Gramcko escribió hace muchos años sobre Rafael Cadenas, lo que transcribo a continuación : “Concédeme/ la humildad de extraviarme/ sin que el ceño se endurezca” expresa Rafael Cadenas. Pues asumimos la desventaja y a la vez la gracia del vivir, la amargura no ayuda en nada ni viene a cuento. Nuestro cuento es esa humildad que inviste el poeta; la de extraviarse aunque hayamos esgrimido la espada reluciente de la rebeldía y de la creación. Creo que la espada se va tornando cada vez más capaz de soportar, y aunque el cuento sea largo, triunfar. No es la humildad del tonto que se consuela con la suprema voluntad divina sino la del que de continuo hace y rehace su vida con todo riesgo”.
Por su parte, más recientemente (2009)  Arturo Gutiérrez Plaza escribe un párrafo final, introductorio de una selección de poemas, que nos hace conocer más aún al personaje: “Ese reclamo permanente de anteponer la vida a lo literario es el que señalara, en buena medida, el curso de su obra poética: viaje del desborde verbal al ascetismo; de la catarsis y el embrujo de la palabra, al ansiado silencio y el despojamiento. Trayecto entre el estallido y la calma que nos recuerda lo que la física hoy nos predica, y que desde muy antes ha permanecido en el saber religioso de las culturas ancestrales: antes de todo estuvo el misterio de la nada. El mismo Cadena, en el libro sobre San Juan de la Cruz, advierte al señalar los arrebatos que el cientificismo le ha hecho al ser humano y que la ciencia le <<ha devuelto con creces>>,  al reivindicar ese estado de ignorancia fundamental que surge de constatar que <<mientras más se sabe, mayor es la perplejidad>>. Quizás una análoga postura es la que ha determinado su visión de la vida respecto a la literatura, interesándose en esta última, sólo en tanto compromiso con la búsqueda de iluminaciones, de revelaciones que nos ayuden a habitar el misterio de existir”.

Rafael Cadenas proviene de aquella década tormentosa de los años sesenta donde asume compromiso militante con la izquierda, de lo cual se alejó tempranamente con aquel histórico poema “Derrota” el cual apareció en un periódico caraqueño un 31 de mayo de 1963. Cadenas señala: “ese poema tenía que ver con una situación que me deprimía, no con algún logro literario”. Y reitera recientemente que “Hoy difiero de la posición que teníamos. El ‘paraíso’ comunista es un gran engaño”. Alejarse a tiempo le permitió ver realidades sin el filtro dogmático u ortodoxo. Él mismo enfatiza “De la actividad política me aparté hace como cincuenta años, pero uno no puede ser indiferente ante lo que ocurre en su país y en el mundo. “No me interesa la política” es u a frase tonta que se escucha a menudo. Es como vivir con los ojos cerrados, mientras la casa se está cayendo”. En ese sentido hoy tenemos a un poeta que ha escrito  frente a los problemas  ecológicos , los desmanes  de la sociedad de consumo, la quiebra de la lengua y de la cultura, los problemas que ha generado la civilización contemporánea , los regímenes autoritarios y anti democráticos. Con respecto al de su país,  no rehúye ni acomoda palabras que busquen cierto equilibrio: “Lo que pasa en Venezuela está a la vista. El régimen no es democrático, puesto que tiene a sus servicios todos los poderes públicos, los principales medios de comunicación están dedicados día y noche a la propaganda del gobierno y hostiga espacios libres como universidades, periódicos, organizaciones no oficiales. En suma, lo caracteriza desde su inicio un increíble abuso de poder, que es la negación de un socialismo civilizado”.  Cree en un proceso de transición democrático sin exclusión que una a todos los venezolanos para crear un país digno sin mentiras.

El premio de poesía “García Lorca” de la ciudad de Granada  se decidió entre 43 candidatos de 18 nacionalidades distintas que fueron propuestas por 78 Instituciones, es decir en buena lid, como para que no quede dudas. Sin embargo las entidades oficiales de cultura, sus poetas y artistas más renombrados nada dicen. Prefieren hacer mutis por el miedo oficial que les ha secuestrado su pensamiento. O probablemente separen su poesía de su posición política, como si se puede separar fácilmente una cosa de la otra en un personaje integral de la talla de Rafael Cadenas y sobre todo en momentos tan cruciales que vive nuestro país. Recuerdo, para finalizar, los suplicios en vida que sufrió el escritor cubano Reinaldo Arenas y como el régimen fidelista tuvo el descaro de publicar algunas de sus obras después de muerto. Claro los muertos no hablan. Nos seguiremos leyendo.


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