LA LUCHA DE CLASES EN PLENO SIGLO XXI. Por
Angel Gustavo Cabrera
“Hay que repensarlo todo. Debemos volver a empezar. La noción de
metamorfosis es más rica que la de revolución”. Edgar Morín.
“La izquierda necesita un nuevo paradigma. El marxismo-leninismo ha
fracaso estruendosamente. Rusia se vino abajo, Cuba sobrevive apenas. Fidel
Castro no tiene mensaje para la juventud. Ni la Revolución Cubana tiene
mensaje, no cuenta para nada. Es un anacronismo.” Domingo Alberto Rangel
En aquellos tormentosos años
setenta, siendo un imberbe adolescente,
en las marchas y manifestaciones gritábamos “la lucha es de clases, de pobres contra ricos”. El pensamiento
revolucionario y de izquierda venezolano estaba
impregnado del dogma marxista según
el cual “la historia de las sociedades era la historia de la lucha de clases,
del proletariado contra la burguesía y sus lacayos”. Toda nuestra formación
política era de índole marxista, en lo cual lo más importante era repetir
palabras y conceptos que definían a un militante revolucionario: Plusvalía, explotados y explotadores,
Oligarquía, Burguesía reaccionaria, proletariado,
lucha de clases, División social del trabajo, Socialismo, Comunismo,
Capitalismo, etc. Además teníamos
como referentes a la revolución soviética, china y la más reciente la cubana.
Les rendíamos culto a nuestros líderes y obedecíamos las órdenes del partido como un mandato irrevocable. Eso pasó en la Venezuela de aquellos años, soñábamos con tomar el cielo por asalto,
desatando la violencia armada contra la burguesía y sus gobiernos entregados al
Imperio Norteamericano y tomando el poder político para construir el
socialismo. Eso no fue posible, el proceso armado fue derrotado, y todas las
organizaciones políticas terminaron en diferentes momentos participando en las luchas políticas y
sociales dentro del juego democrático-representativo, pautado en la
Constitución de 1961. Fue así como el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías llega al poder por la vía
electoral y después del fraguado golpe cívico-militar del año 2001 se
declara socialista, forma un partido de tendencia comunista, se erige líder
único desarrollando un culto a la personalidad
que superaba al presidencialismo de los últimos cuarenta años, con una variante al señalar que estaba construyendo el socialismo del siglo XXI y que
era diferente a todas las experiencias conocidas. Sin embargo el accionar
político y económico copió los modelos existentes, tales como expropiaciones,
control de los medios de comunicación,
partido único, estatización de empresas privadas, culto al líder único,
división de la sociedad entre escuálidos y chavistas, persecución y control
político, etc. Se autoproclaman de izquierda y los enemigos los ubicaba en la
derecha. Así que las terminologías marxistas
se presentan en sus discursos y praxis
política de Chávez y sus dirigentes, del cual una de las que más gusta es la
relacionada con las clases sociales y
por consiguiente la lucha de clases. Por supuesto los chavistas aparecen
como los salvadores y protectores del pueblo y sus trabajadores contra sus enemigos,
la burguesía apátrida que odian a los
pobres. Y solo ellos están llamados a defender y luchar por ellos. Todo esto
extraído del dogma marxista-leninista
Hay varias premisas que quiero
analizar, someramente, sobre el tema en
cuestión: Existe una gran diferencia entre la lucha de clases sociales para el
siglo XIX en los orígenes del capitalismo y el siglo XXI. Para aquel entonces
estaba surgiendo el capitalismo y existía una clase obrera súper explotada y
vivía en condiciones miserables, de allí que Marx crea la tesis de la lucha de
clases como motor de la historia. Pero en el transcurso del siglo XX sucedieron
grandes cambios en los países altamente industrializados no solo desde el punto
de vista tecnológico y progresos en las
relaciones patrono-proletariado, sino
que, los trabajadores se organizaron en
sindicatos y movimientos organizados y
conquistaron, a través de sus luchas
importantes reivindicaciones económicas y de trabajo. Y aunque Marx pensaba que
las revoluciones comunistas se darían en estos países, no fue así. La Unión
Soviética, China y Cuba, eran países con economías semi-feudales, con mano de obra campesina y no proletaria,
sin desarrollo industrial y fue allí donde triunfaron las revoluciones
comunistas, las cuales desplazaron a la
burguesía y se instauraron nuevas clases dominantes, conocidas como la
nomeklatura, clase burocrática del Estado que
reprimían a los trabajadores y le
negaban el derecho a organizarse en sindicatos. Recuerdo como en
el año 1984 los trabajadores polacos tuvieron que organizarse en un sindicato
independiente denominado SOLIDARIDAD en abierta confrontación contra el gobierno
Polaco y la URSS, exigiendo ser reconocidos como sindicato anti-patronal y demandado un conjunto de reivindicaciones. Este
desafío contó con el respaldo
internacional y el rechazo a la
intervención soviética. Esto demuestra que esos países, sus dirigentes
identificados con la causa comunista,
jamás acabaron con las clases sociales y más bien los trabajadores soportaban
regímenes de esclavitud, con ausencia de derechos. Así lo señala Fernando Claudin, un comunista español
de vieja data, decepcionado de lo que sucede en los países del este: “En las postrimerías del siglo XX frente a
la crisis de la civilización capitalista, se observa que han alumbrado,
del Elba al Pacífico, una nueva forma de
esclavitud social, donde los trabajadores están privados, frente a un Estado omnipotente, de todo instrumento legal
de defensa y control. La liquidación de la propiedad privada capitalista no ha
abierto paso allí a la propiedad y gestión social en sentido socialista- sólo concebibles en el marco de una sociedad
organizada democráticamente- sino a un
poder calificado, con acierto, de
<<totalitario>> por detentar el monopolio absoluto de los
medios de producción, de la fuerza de trabajo, de todos los aparatos
económicos, informáticos, culturales, ideológicos; por excluir cualquier tipo
de actividad social independiente, cualquier forma de libertad y democracia. La
facultad de decisión está concentrada en una reducida oligarquía –cuando no es
un dictador carismático – de altos funcionarios del Partico Comunista, el
partido que ha creado y regenta este Leviatán burocrático” Fernando Claudín.
La oposición en el <<socialismo
real>> 1981.
Basta esta larga cita para
demostrar la gran tragedia de los trabajadores y apreciar como la lucha de
clases no se termina con el comunismo. Y mucho más ahora cuando están de regreso hacia el capitalismo
abiertamente.
¿Significa esto que la lucha de clases fue un invento de
Marx que ya no tiene vigencia? ¿Qué papel juegan los trabajadores en la
sociedad capitalista? ¿Han dejado de ser una clase social? ¿Y los empresarios
que rol les corresponde? ¿Qué debe pasar en este siglo?
El siglo XXI tiene unas
características importantes: Primero,
en los países industrializados ya el proletariado se ha reducido por la
tecnificación de la producción y por tanto la demanda de mano obra es calificada; Segundo, la formación de trasnacionales traslada el problema a
países subdesarrollados y de economías que dependen del mercado internacional,
con la presencia de una fuerte mano de obra y grandes masas depauperadas,
ejemplo de Brasil, México, Colombia, Argentina; Tercero, el caso de los países comunistas, ahora capitalistas,
siguen en las mismas condiciones de explotación anteriores, sólo que ahora hay
patronos independientes del Estado. Cuarto, la lucha de clases no se
extinguirá en el mundo globalizado pero tampoco
se plantea acabar con el empresariado burgués,
porque la utopía comunista resulto un fracaso. En todo caso la igualdad
social resultó un mito, lo cual no quiere decir que las luchas de clases se extingan, ellas seguirán marcado el ritmo
dialectico del mundo capitalista, ahora globalizado y Quinto, esa masa depauperada que observo Carlos Marx y Federico
Engels en Alemania y Europa para finales del siglo XIX, en la actualidad, es posible que se manifieste en países del
Continente Oriental y Asiático, y
probablemente las luchas de los trabajadores sea por reivindicaciones ya
conquistadas en muchos países occidentales.
En el caso venezolano el
capitalismo es una realidad tanto del sector privado como del sector estatal,
existen burguesías de ambos lados, que en la actualidad buscan ponerse de
acuerdo en su rol de dominación social. De tal manera que cuando uno escucha a
Diodado Cabello, a Nicolás Maduro, Aristóbulo Isturiz, hablar de lucha de
clases, uno se pregunta ¿A quién pretenden engañar? Si forman parte de una
elite política burguesa, son representantes del capitalismo estatal en
contubernio con un sector de la burguesía criolla.
Creo, para finalizar, que a los
trabajadores del mundo no les queda otra alternativa sino mantener su independencia del patrón, sea estatal o privado, luchar por
sus intereses económicos y sociales sin
dejarse atrapar por los viejos dogmas marxistas. Su futuro lo ubica en grandes
luchas históricas por un nuevo modelo civilizatorio que le corte al capital su
preeminencia absoluta y cese el
industrialismo contaminante del planeta.
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