lunes, 3 de mayo de 2021

EL TUNEL DE ERNESTO SABATO REVISITADO


 

EL TUNEL DE ERNESTO SABATO REVISITADO

 




“… en todo caso había un solo túnel oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo sin límites de los que no viven en túneles;…” EL TUNEL. Ernesto Sábato. 1948.



“…más allá del mundo especializado de la crítica, sus obras siguen interpelando vivamente a lectores que vuelven a deslumbrarse con su radicalidad existencial y la lucidez con que aborda y revela los conflictos más oscuros.”  Diario El Clarín. 30 de abril de 2021. Escritora Argentina María Rosa Lojo.

“EL TUNEL fue la única novela que quise publicar, y para lograrlo debí sufrir amargas humillaciones. Cuanto le debo a aquel escritor francés, Albert Camus, que animó a la editorial Gallimard a que la publicara en Francia y con quien compartiría inquietudes metafísicas y éticas” Ernesto Sábato.

“En la sociedad argentina  estamos registrando un feminicidio cada 23 horas y esto nos interpela como sociedad” Ada Rico. Socióloga. Casa de la Mujer. Febrero. 2021

 


Una  buena novela debe estar escrita en claves que le permitan la universalización del discurso literario, la postura filosófica humanística  los conflictos enigmáticos que atraparan al lector. En esta relectura he descubierto esas claves, más aún incorporo nuevas situaciones que dejan muchas preguntas y que lamentablemente no pueden ser respondidas por el autor,  porque falleció hace diez años, sin embargo están abiertas a los estudiosos de su obra. Por ejemplo siendo la primera novela de Sábato, habla de un personaje imaginario llamado Juan Pablo Castel, que muy bien pudiese ser alguno de los  tantos femicidas que en la Argentina actual se encuentran por doquier, unos presos aceptando su culpabilidad, otros se suicidaron, otros huyen de manera cobarde. ¿Qué es lo que lleva a tantos números de asesinatos? ¿Es un asunto mundial o se puede focalizar en la región  de acuerdo a las estadísticas?;  ¿Es posible que todos los hombres llevemos un femicida por dentro y que siempre lo vivimos atajando para no llegar a un acto de locura que luego tendríamos que arrepentirnos?; ¿Cómo enfrentar este problema desquiciante de la sociedad posmoderna actual  cuando el ingrediente de las redes sociales, si bien coadyuvan en la comunicación, también sus banalidades no ayudan a  profundizar en las distorsiones del comportamiento humano?; ¿Porque la sexualidad genital sigue siendo el caldo de cultivo de jóvenes y adultos que conlleva a cometer actos criminales?; ¿Por qué las apariencias físicas siguen suplantado al ser?; ¿Por qué las conjeturas superficiales llevan a situaciones instantáneas para cometer actos suicidas?  Estas temáticas son dignas de ser analizadas en foros e investigaciones  más profundas.



Lo que sí parece cierto es que en los jóvenes de hoy, potencialmente femicidas, la obsesión machista por la mujer, el sentido de posesión racionalizada y ausente el sentimiento de amor, la visión del desamparo y la futura soledad calculada, la aridez  cultural, contribuye a una actuación desequilibrada y el carácter impulsivo, cegado de odio por sentirse impotente. Lo otro, que hoy sucede, es que ese potencial   femicida, ignora que la mujer ha venido ganando espacios de independencia,  ya no le tiene miedo a su pareja y no vacila en dejarlo en cualquier momento porque sienta que la relación personal esta gastada. De tal manera que la realidad ha superado a la ficción de la novela EL TUNEL. Sin embargo, no olvidemos que esta breve novela fue escrita en 1948 y ha resistido casi siete décadas en seguirse publicando y siendo objetos de análisis. Como señala  un reportaje  en el Diario Clarín con motivo de cumplirse diez años de su muerte: “En muchos colegios secundarios del país se lee a Sábato, sobre todo El Túnel, esa aguda novela psicológica, llena de ironía, pero también de pesimismo. Un profesor de quinto año que da clase en una Institución de Caballito, relata que entre los alumnos El Túnel es su obra preferida”. Clarín. 30 de abril de 2021. Verónica Abdala.




La novela nos presenta a un antihéroe que narra su tragedia de vida, su subjetividad especulativa y oscura que lo conduce al asesinato de María Iribarne, una mujer sensible, comprensiva, voluble y dispuesta a compartir el drama de los demás sin involucrarse en relaciones convencionales, lo que hace al personaje ser muy libre y enigmática. En cambio el antihéroe de Sábato, Juan Pablo Castell, es un personaje oscuro, nihilista, atormentado, pesimista, misógino, misántropo  y solitario. Castel no se hace responsable de su propia salvación porque deposita en los otros la posibilidad de trascender su angustia existencial. De tal manera que su vida es un infierno y los muros son cada vez más herméticos, como termina la novela. La maestría de Ernesto Sábato en la construcción de este personaje es que el escritor no se involucra, es la tinta que deja correr en un  personaje que deshilacha su historia atroz, no hay sentimientos ni amor sino la frialdad de la razón y el cálculo. Juan Pablo Castel no puede comprender porque el ciego lo califica de Insensato y en la prisión señala: “… he intentado razonar la última palabra del ciego insensato. Un cansancio muy grande, o quizás oscuro instinto me lo impide reiteradamente. Algún día tal vez logre hacerlo y entonces analizaré también los motivos que pudo haber tenido Allende para suicidarse”.




Este interesante personaje que construye Sábato no tiene temor en expresar su verdad, si bien misántropo, ver en él  los defectos, pero a su vez verlo en los demás, cuando señala que “la humanidad me pareció siempre detestable” por ver en el rostro de los demás la codicia, la envidia, la petulancia, la grosería, la avidez, y en general, todo ese conjunto de atributos que forman la condición humana”. Estos rasgos existencialistas y absurdos  van a estar presente en la narración. Otro factor importante de la novela es la comunicación parca, rígida, paralela, como una necesidad de no encontrarse jamás en los diálogos racionales que se establecen. Dicha novela está en la misma línea psicológica de grandes escritores que hicieron del comportamiento humano contemporáneo  su centro de estudio, casos de Frank Kafka, Albert Camus, Thomas Mann,  Vladimir Nabokov entre otros. Y más atrás William Shakespeare, Fiódor Dostoievski, Ernest Hemingway, y tantos otros.




EL TUNEL es la primera novela de Sábato, escrita cuando tenía 37 años, ya se había separado de la física y las matemáticas y empezaba sus contactos en Paris con los surrealistas. Es la novela más popular de su trilogía, la más editada, la más vendida. Sin embargo, revisando algunas críticas a propósito de los diez años de su fallecimiento, se observa un reconocimiento a medias. Por ejemplo el crítico Flavio Lo Presti, en la prestigiosa Revista de Cultura Ñ de Argentina ha escrito sobre  El Túnel y Sobre Héroes y Tumbas,  lo siguiente: “Las dos novelas logran que las acciones que se cuentan ingresen en una dimensión cósmica que nos interpela incluso a pesar de estos <<defectos literarios>> como la cursilería de algunos personajes, el uso de clichés nihilistas, la insistente misoginia, descripciones ridículas y torpezas narrativas”.  Es decir le da poco valor literario, aunque reconoce el tratamiento del tema. Otros le dan un valor psicológico y sociológico, motivado al comportamiento humano de lo que llevamos por dentro. Bastará por saber que nos depara este siglo posmoderno donde el pragmatismo y el racionalismo de vida están desplazando todo esa “cursilería” que inauguro Romeo y Julieta, Ana Karenina, Lo que el viento se llevó, Mujercita y un largo etcétera.



El TUNEL, no es una novela recreativa, complaciente. Desde el inicio de la novela, su desarrollo y su última página sin final,  deja un sabor amargo de encuentros y desencuentros humanos que interpela al lector. Temática que sigue dando que hacer en la vida urbana, en los valores y antivalores de los afectos amorosos, tanto de los adolescentes como de la vida adulta. Incluso su brevedad, apenas 135 paginas, es completa en descripciones, diálogos parcos, sin muchos rodeos, etc. para dejar abierta su interpretación y su vigencia por cambio de épocas. Al final el crítico Flavio Lo Presti se pregunta: “A setenta y más años de su primera publicación, “¿de qué libros argentinos podemos decir lo mismo?”




Ernesto Sábato de despide de la existencia física  en un libro, considerado su testamento, con estas palabras: “Solo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido” *. Sabemos que su profusa obra  estará presente en el devenir de este siglo. 

*Antes del fin. Memorias. Seix Barral Editores. Buenos Aires. 1999. Novena edición.

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