viernes, 20 de mayo de 2022

MORIR EN BUENOS AIRES

 


PEQUEÑAS CRONICAS  /  MORIR EN BUENOS AIRES

Dos jóvenes venezolanos murieron tras sufrir un accidente automovilístico  en la avenida Libertador de Buenos Aires, Argentina,  durante la noche del domingo”. Punto  de Corte. 16 de mayo de 2022.

Un empresario de 57 años se encuentra detenido, acusado de causar el trágico choque frente al Hipódromo Argentino de Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires, donde murieron un joven de 20 años, una adolescente de 15 años y otras nueve personas resultaron heridas. El hombre dio positivo en el test de alcoholemia y está imputado por homicidio culposo. Tomado de Perfil.com 16 de mayo de 2022.

 


Toda muerte inesperada es dolorosa. El asunto está cuando le metes la lupa a los acontecimientos, y se calibra que hay detrás. Al final eso es lo que le da vida a la noticia y queda registrado para la historia de una familia venezolana, de los tantos amigos y conocidos de argentina y venezolanos y de un país que no merece tanta tragedia junta, sobre todo en las últimas dos décadas, que ya parece un cuento trágico, necrófilo,  de nunca acabar.


Una pequeña familia venezolana, radicada desde hace cinco años en Buenos Aires, salió de un urbanismo de la localidad de  Palermo en su vehículo de paseo Ford Ka. Eran seis los tripulantes y se dirigían a la localidad bonaerense de Gerli, donde vive la cuñada de Juan. Sin embargo al tomar la Avenida del Libertador cruce con Ortega y Gasset,   los sorprendió el impacto de una camioneta BMW, conducida por el empresario aduanero  Roberto Juan Patricelli, quien venía en exceso de velocidad y en estado de ebriedad, perdió el control y cruzando el carril de la vía contraria fue a estrellarse contra este vehículo y tres coches más. En el accidente perecieron casi instantáneo por las múltiples fracturas del cráneo Juan Carlos Márquez Meneses (23 años) y su sobrina Yenismar  Márquez Hernández  de apenas 14 años. El padre de la joven, Héctor Alexis Márquez Meneses,  que venía en la parte trasera del vehículo se encuentra en estado de gravedad con respirador artificial y traumatismo de cráneo, por lo que   todavía no se  ha enterado  de la horrible tragedia. Los testigos indican que la camioneta BMW X3 negra cruzo el carril e impactó violentamente contra otros tres autos, una moto y una bicicleta.

 


Juan Márquez es oriundo de Venezuela, Edo Aragua, de la populosa zona de Cagua del Municipio Libertador. Sus padres aprobaron su venida a la Argentina, reunieron algunos ahorros y vendieron algunas propiedades para que Juan se instalara en Buenos Aires con la promesa que acá estudiara y trabajara. Así lo hizo, después de probar suerte en algunos trabajos en negro, logró ubicarse en lo que desea, una empresa pastelera donde se destacó por su pasión al trabajo, su honestidad y su capacidad de servicio. Desarrollo su pasión por la gastronomía y a fines del 2019 obtuvo el título en la Escuela de Pastelería Profesional y continuaba sus estudios de chef. Con sus ahorros y los de la familia logró comprarse un carro de paseo, traerse a sus hermanos y hasta meterse en un equipo de futbol. De esta manera se cumplía aquella expresión que “el venezolano es del tamaño del compromiso que se le presente”. Todo le estaba saliendo bien, a pesar del dolor que le causaba el sufrimiento de su país frente a esa oprobiosa dictadura en contraste con la Venezuela del siglo XX con su democracia y estado de bienestar, aun con sus estrecheces de la que le hablaban sus padres. Él había nacido bajo el régimen chavista-madurista y nunca llegó a conocer esa otra Venezuela.  Juan Márquez, lleno de vida, aspiraba pronto,  irse a Madrid, España, donde estaba su otro hermano y las ofertas eran tentadoras. Esa es la realidad para un migrante venezolano, no conocer límite en su afán de mejorar para él y su familia. Su sobrina Yenismar de apenas 14 años de edad, se vino con su padre hace un par de años y estudiaba en un liceo público de la zona con notas excelentes en su desempeño académico. No tenemos muchas noticias de ella, pero como adolescente tenía toda una vida por delante y sabia, como le habían enseñado su papá y abuelos paternos, que solo estudiando saldría adelante, aunque fuera de su país, y del cual algún día regresaría orgullosa con un título universitario. Ambos eran un par de jóvenes muy sanos y muy queridos, tanto en la empresa pastelera de nombre Maru Botana, como en la comunidad estudiantil y docente del Liceo de Punta Arena.

Los otros ocupantes del Ford Ka, Dakhanaith Alexandra Curvelo (31 años) natural de Caracas, quien está a la espera que le realicen una cirugía y Jeins José Marrero Mora (22 años) de la población de Cagua, en franca recuperación.  



Por su parte Roberto Juan Patricelli, de 57 años, es un empresario dedicado al rubro de la gestión aduanera y la logística internacional. El BMW X3 que conducía tiene una historia de multas impagas en territorio porteño, con más de 58 mil pesos adeudados según registros oficiales ligados a su patente. Todas las infracciones fueron por exceso de velocidad e incumplimiento de identificación de conductor, en zonas como Palermo y General Paz. Así mismo, tiene multas en territorio bonaerense: debe 64 mil pesos por los mismos motivos. El Diario Clarín amplia el prontuario ilícito de este empresario: “A nombre de Ropaco SA aparecen 39 infracciones por 724.955,40 pesos en la Ciudad de Buenos Aires y 13 en Provincia por 231.375. Un total de casi un millón de pesos por exceso de velocidad, cruzar semáforos en rojo, estacionar obstruyendo las rampas de la vereda y hasta en “incumplimiento de identificación de conductor”. La gran mayoría de estas infracciones fueron cometidas por una Toyota SW4 blanca, que solía manejar Patricelli y con la que habría protagonizado al menos un incidente de violencia al volante en noviembre pasado”. El Clarín. 16.05.2022.



Hay una frase muy contundente que dice: “Tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe”. Este irresponsable ciudadano ya estaba acostumbrado a manejar como le viene en gana, sin respetar no solo las leyes de transito sino la vida de los demás. Y uno se pregunta ¿Cómo este empresario se acostumbró a la trasgresión de las leyes argentinas en materia de transito? ¿Es que acaso los que tiene poder económico hacen lo que les da la gana, gracias a la impunidad y al dinero? ¿Teníamos que llegar a esto donde dos jóvenes migrantes se les malograra su vida? Y que no tiene el poder de defenderse para que este ciudadano pague por dos homicidios culposo con la pena máxima. Que va  pasar ahora cuando el abogado defensor de este homicida declara que su apoderado “perdió la memoria y que se encontraba muy dolido y sorprendido por los hechos”.  Veamos que va a pasar en los próximos días cuando a los jueces les toque decidir, ¿hacia dónde va a apuntar la justicia?, que no debe ser tan ciega en este caso.






Al final este registro luctuoso con sello venezolano-argentino,  forma parte de nuestra memoria histórica de un ciclo tormentoso  que no termina de cerrarse. Por un momento pensé que abría pasado con esta familia de Cagua si el país ofreciera las condiciones sociales, políticas, educativas, económicas, que teníamos antes que llegara este arrase dictatorial vestido de rojo escarlata. La democracia y sus instituciones se hubiesen perfeccionado, el sistema educativo universitario funcionara, la economía en sus nuevos rumbos productivos y una juventud pujante sacando el país adelante. Jamás nos pasaba por la mente ni esta diáspora de millones de venezolanos en el mundo, ni el hambre espantosa que ha costado la vida de miles de venezolanos, ni la violencia de una dictadura acusada de crímenes de lesa humanidad ante el Tribunal Penal Internacional. Como venezolano que vi a mi madre levantar a una familia de cinco hermanos con trabajo, dignidad y aprovechando las oportunidades de estudio para sus hijo, hoy me duele estar frente a una Venezuela desgraciada, pobre y miserable, gobernada por unos truhanes venidos de no sé dónde, con una generación de políticos serviles, adulantes y entregados a las dadivas del poder. Esa no fue la Venezuela que yo conocí a pesar de sus fallas y entuertos, pero cuanto quisiera volver a ella. Y yo me desvelo con una sola pregunta que es para escribir una obra histórica, una novela, una obra de teatro: ¿EN QUE MOMENTO SE JODIO VENEZUELA?



¿Y de la familia Márquez Meneses que queda?: Una familia destrozada con una herida imposible de cerrar. Unos padres girando con el peso de la vida que les tocó vivir en medio del vacio y la mirada  puesta en Dios. Esta es la Venezuela del siglo XXI que nos ha tocado, ni más ni menos,  aventados al mundo, soportando con estoicismo los avatares, las maldades, las indiferencias, las complicidades, el egoísmo, el halito  de esperanza y la  solidaridad de algunos, en  un túnel donde no se atina a ver los rayos de luz.  

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