martes, 11 de julio de 2023

VENEZUELA Y LOS VENEZOLANOS EN EL SIGLO XXI


 

VENEZUELA  Y  LOS VENEZOLANOS EN EL SIGLO XXI

AL  PINTOR ZULIANO  LUIS BERMUDES 


 

“La concepción de “lo venezolano” se articula así, desde los comienzos de sus procesos socioculturales más representativos, en la dualidad, signada por el sentido de la ambigüedad entre el espejismo (belleza, originalidad, grandeza) y la contradicción (riqueza que mancha y salva a la vez: por lo que aporta, pero igualmente por lo que posibilita en vicios). Así se escribe la venezolanidad”  Ensayo ESCRITURA Y CULTURA DEL PESIMISMO. Thamara Hannot. Revista SIC. No: 599. Noviembre 1997.



“Este pequeño país, cuya historia llegó a alcanzar en cierto momento proporciones sublimes, se encuentra en 1853 en pleno proceso de descomposición. Todo se empequeñece y corrompe en él. Sus hijos parecen arrebatados por una locura suicida y los más cuerdos de ellos, como el doctor José Vargas, prefieren ir a morir lejos de sus costas”.  GUZMAN BLANCO Elipse de una ambición de poder. Ramón Díaz Sánchez. 3era edición. Caracas 1953. Pag 395. (Cualquier comparación con la realidad es pura coincidencia)



“Lo que inicialmente parecía ser un disparate historicista, se ha revelado como una estrategia ideológica dirigida a despojarnos del orgullo derivado del haber creado, como pueblo (…) el régimen socio-político liberal democrático, nuestra obra fundamental del siglo XX”. En PROSPECTIVA. Germán Carrera Damas. Alfa. 2018. Tomado del Papel Literario de El Nacional. 18 de junio de 2023.

 

Un cuarto de siglo es más que suficiente para desentrañar la naturaleza de este régimen. Ya no hay lugar para imposturas y disimulo,  sencillamente porque el sistema democrático ha venido siendo desmontado y solo quedan un chance de oro, como son las elecciones presidenciales de 2024. La dictadura sabe que perdió la absoluta popularidad en la población y busca las miles de artimañas, trampas y engaños para ver de qué manera le escamotea los votos a la oposición democrática. Como señala el historiador Germán Carrera Damas: “Los venezolanos estamos padeciendo de una empresa de desorientación de nuestra conciencia histórica que no tiene precedente en cuanto a perversidad y malignidad”.





Y yo me pregunto ¿De dónde salieron esta minoría de venezolanos, entre gobernantes, administradores de justicia, burócratas y militares que siguen respaldando al régimen? ¿Qué defienden si ya no hay chavismo ni socialismo del siglo XXI? ¿Cómo puede estar su conciencia al saber que están  entregando su país al eje del mal internacional antioccidental comandado por Rusia, China e Irán?  ¿Con que cara ven a sus hijos, sabiendo que estos veinticinco años se han perdido generaciones enteras de venezolanos, arruinados, empobrecidos, asesinados, torturados y deambulando por las calles de países extranjeros en campamentos y refugios improvisados? ¿Será tan duro su corazón ante millones de venezolanos que ha emigrado para sobrevivir con sus hijos en otro lugar que no sea Venezuela, dejando familiares que no sabe si los volverán a ver? ¿Será que se creen  el cuento de las sanciones cuando su corrupción denunciada por ellos supera los 3 mil millones de dólares? ¿Han pensado que van a hacer  si este régimen   es obligado internacionalmente a respetar la trasparencia electoral con sus resultados adversos, y  no les queda más remedio que entregar el poder ante una perentoria negociación internacional? ¿Pensaran que están a tiempo de arrepentirse para no seguir causándole daño al país? O  ¿tomaran el camino más cómodo de “como vaya viniendo vamos viendo y preparándose para lo peor? ¡¿Y qué significa lo peor?! ¿Respetar los resultados si llegamos hasta allá  o arrebatar entre gallos y medianoche?. Veremos 

 



 Los venezolanos de este siglo nos hemos venido acostumbrado a que todo puede pasar. Que más asombro ante la diáspora y la tragedia para millones de expatriados en países hermanos; nuestros niños, jóvenes y adultos que han perdido la vida en el río Bravo (entre México y Los Estados Unidos), en la selva y Tapón del Darien, ruta obligada terrestre entre Colombia y Panamá, en el territorio desolado del Desierto de Atacama para llegar a Chile, etc. La violencia contra nuestros jóvenes con un elevado número de asesinados en las protestas callejeras entre 2014 y 2019, las torturas denunciadas, más de 250 presos políticos con procesos condenatorios suspendidos a falta de pruebas, las acusaciones contra el régimen por crímenes de lesa humanidad en casos demostrados en el Tribunal Penal Internacional y respaldado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y Organizaciones de Derechos  humanos nacionales e internacionales, los caso más emblemáticos de Oscar Pérez, Raúl Isaías Baduel,  Fernando Albán, el Capitán de Fragata Rafael Acosta Arévalo, el indígena Salvador Franco , y un largo etc. Los salarios y pensiones de hambre, la dolarización y el falso eslogan “Venezuela se arregló”. Las incansables protestas de los maestros por mejoras salariales y el uso de su único recurso como es la paralización de actividades escolares indefinida, trabajando prácticamente dos días a la semana, llevando la educación pública a un deterioro impresionante por la indiferencia del régimen , jamás visto, echando por el suelo todo el avance que se había logrado bajo la democracia. Las colas interminables para echar gasolina, ahora dolarizada, en un país donde su industria petrolera trabaja a un cuarto de maquina por su ineficacia, la politización y la corrupción interna. La destrucción ecológica en el llamado Arco Minero del Orinoco, ubicado entre Amazonas y el Estado Bolívar, por la extracción de oro, diamantes, bauxita, coltán y aluminio  con métodos agresivos y tóxicos a la naturaleza. La presencia de funcionarios  cubanos en la asesoría política, militar y de inteligencia, pisoteando nuestra soberanía consagrada en nuestra Carta Magna. Un país repartido entre fracciones de poder, y a cada cual le toca su tajada del plato apetecible en que se ha convertido VENEZUELA, como una  vaca lechera,   a cada grupo le corresponde una teta, la cual debe exprimir para su propio peculio, no importando la ruina del animal, vale decir la ruina de todos los venezolanos, de su economía, de sus instituciones. A quien le importa que nuestra Justicia este corrompida, dolarizada, que cualquier caso ante tribunales pase por el tamiz de las comisiones dolarizadas, y ya es como normal. 



La Venezuela del siglo pasado, en la que yo nací, crecí y llegué a  los setenta años (nací en 1954) era el país que se estaba fraguando en la modernidad, en los valores democráticos y ciudadanos de respeto, honestidad y solidaridad, enseñados desde la familia y la escuela. Era la Venezuela del desarrollo de la pequeña, mediana industria y de la gran industria, del empleo, del trabajo y de la educación como fuente fundamental de progreso para la familia venezolana. Era la Venezuela con sus clases sociales y desigualdades, pero el dinero tenía poder  adquisitivo. Era la Venezuela que gozaba de alternabilidad democrática presidencial y parlamentaria,  que llegó a elegir libremente a sus gobernadores y alcaldes, a través de los partidos democráticos, tanto de la derecha como de la izquierda. La Venezuela que sembró universidades por todos lados y que dio sus frutos con aquella Fundación Ayacucho donde miles de jóvenes universitarios se fueron a preparar al extranjero. La Venezuela con su pujante cultura a todos los niveles y que nos dio grandes creadores como José Ignacio Cabrujas, Jesús Soto, Cruz Diez, Abreu, Salvador Garmendia, Juan Liscano, Pedro León Zapata, Miguel Otero Silva (padre), Ludovico Silva, Juan Félix Sánchez, José Antonio Abreu, Rómulo Gallegos, Eneas Perdomo, Juan de Los Santos Contreras (mejor conocido como El Carrao de Palmarito  y tantos otros que se internalizaron en la idiosincrasia venezolana para darle luz y contemporaneidad al  siglo XX.



Claro que todo no fue positivo. Las elites políticas y económicas crecieron bajo las sombras de la renta petrolera y en las postrimerías del siglo pasado   se fueros separando  de las demandas sociales, se burocratizaron en los cargos públicos, se corrompieron, no atendieron la necesidad de reformar el Estado democrático,  sus instituciones y partidos políticos  y terminaron perdiendo el apoyo popular. El sociólogo Trino Márquez lo dijo recientemente ante el periodista Napoleón Bravo: “La elite política venezolana no logró entender la crisis política que había en 1989, los precios del crudo se habían estancado en 6 dólares y no entendió lo importante que era la reforma del Estado planteado por La COPRE (Comisión Presidencial para la Reforma del Estado), entre ellas la reforma del Poder Judicial. No entendieron que las decisiones fundamentales no podían ser tomadas por las cúpulas de AD y COPEI, que los empresarios tenían que competir, que las universidades tenían que modernizarse, que los partidos políticos tenían que renovarse. Todo eso fue rechazado por la elite venezolana. Al final se impuso el mesianismo  que ofrecía esos cambios y terminó imponiendo la dictadura más feroz que se conoce desde el siglo XX. En este momento la democracia en Venezuela pertenece al pasado. Hoy,  no hay  medios de comunicación independientes, la dictadura compra conciencia e interviene en  los partidos políticos a su antojo.” Para otros analistas lo que está pasando en Venezuela tiene que ver con su larga historia política llena de traiciones, acomodos burocráticos, saltos de talanquera, discursos demagógicos y manipuladores. Se hace la ley,  pero impera su violación y la trampa. Para el analista político que tiene un programa por las redes, Daniel Lara Farías señala que “Todo esto tiene que ver con la taras o vicios que vienen desde la época colonial: “¿Qué es el  chavismo? (se pregunta y responde): La  que le dio cabida a sus taras:  la de ser rico es malo, creando resentimiento; la viveza criolla  del ponme donde halla; no acepto la opinión disidente; si tengo poder atropello; Licencia para matar; se crea la ley pero también la trampa, etc.  Y señala como ejemplo al Conde del Guacharo y al gordo Juan  Barreto,  ex alcalde  chavista, por sus acomodos con el poder. Y termina con esta perla: El chavismo tomó lo peor de la  sociedad y lo convirtió en un movimiento político, en una organización delictiva y parte de la oposición falsaria y prostibularia le sirvió para su dominación”.



Sin embargo tengo dos interrogantes que resolver. La primera ¿Es solo culpable la elite gobernante y sus acólitos?, y la segunda duda ¿Podemos seguir usando los análisis y enfoques clásicos y tradicionales sobre el venezolano con otros agregados que corresponden a estos veinticinco años de dictadura marxistoide? 

Con respeto a la primera interrogante considero que no,  la condición venezolana la llevamos todos los nacidos en esta patria y por tanto llevamos en los genes lo bueno y lo malo que hemos sido, somos y seremos. Recuerdo que mi hermana Rosalía Cabrera me decía y me lo repetía casi como una letanía: Lo malo del chavismo es que sacó o se alimentó de lo malo que tenemos por dentro. Somos chistosos, nos gusta el chisme, refraneros, hacemos gala de la cultura oral, permisivos, transgresores de las leyes, responsables e irresponsables, quedar bien, aparentar, estar a la moda, impostores, a todo le buscamos un acomodo, personalidades maleables, temperamentales, ingenuos, manipulamos y nos dejamos manipular, copiones, como vaya viniendo vamos viendo, la política se la dejamos a los politicos,  etc. Es posible que algunos de estos términos no sea malo como tal, el problema es cuando lo contextualizamos en la vida cotidiana y lo llevamos al plano político del chavismo-madurismo, como una empresa, como un laboratorio que está en un proceso de deconstrucción que sufrimos todos los venezolanos, tomándole la palabra al historiador Germán Carrera Damas cuando dice que “padecemos de una empresa de desorientación de nuestra conciencia histórica que no tiene precedente en cuanto a perversidad y malignidad”. De tal manera que si esta empresa no es detenida por sus fuerzas democráticas, corremos el riegos de llegar a tres décadas con esta misma forma de gobernar, empobreciendo aún más a  sus ciudadanos y legitimando una manera de ser donde no hay derecho a la crítica, la disidencia como un diferente excluido del rebaño, prohibido hablar de política, un ser mediocre con miedo a opinar con voz propia, con la amenaza de meterte preso. Un pueblo conforme a las dadivas traducidas en bonos, bolsas clap, donde ya no exista el secreto del voto y sobre los opositores pese la espada de Damocles. En conclusión un venezolano sumiso frente al poder constituido, sin alternabilidad democrática.  



Mientras eso acontece,  los venezolanos de la diáspora sufren una reconfiguración étnica según las investigaciones del Profesor, escritor e investigador Enrique Alí González Ordosgoitti: “La reconfiguración étnica es la aniquilación del núcleo central de sentido de una experiencia societal en los diversos niveles posibles de condensación histórica, trátese de una etnia de jefatura, una etnia nacional o una etnia civilizacional”. Más adelante agrega La Venezuela existente hasta 1998 ha dejado de existir y el país ha entrado en un proceso de reconfiguración étnica”. Enfatiza en su enjundiosa investigación, aparecida recientemente en el Papel Literario de El Nacional (21 de junio de 2023) “que la  vuelta masiva a la patria no parece ser a corto plazo, por lo cual hay que prepararse para una sedentarización creciente en los países receptores, además que sirven de apoyo a los venezolanos de adentro” (tipo Cuba). De esta manera, como lo he venido observando, los venezolanos se van adaptando al país receptor, básicamente buscando un empleo o sobreviviendo con las ayudas del Estado foráneo y Organizaciones Internacionales de Derechos Humanos, se establecen con su familia parental hasta donde sea posible, compartiendo sus valores y cultura del país que los recibe. Lo grave es que se vuelven indiferentes a  lo que acontece en su país natal y los hay quienes no desean regresar, así cambie el gobierno. La única conexión es la familia de adentro, pero nada de preocupación por ser agentes de cambio desde el país que los acoge, ni asumir compromisos políticos.  



La segunda interrogante es si siguen siendo útiles los análisis históricos para entender nuestra realidad actual. Por un lado sí, porque es el estudio de nuestra partida de nacimiento y su devenir socio histórico, cultural y político de personalidades que han dejado una honda huella, me refiero a Rufino Blanco Fombona, Mariano Picón Salas, Cecilio Acosta, Fermín Toro, Mario Briceño Iragorry, etc. hasta  los más contemporáneos como Arturo Uslar Pietri, Miguel Otero Silva, Rómulo Gallegos, José Ignacio Cabrujas, etc. No obstante para este siglo XXI, estamos frente a una caja de sorpresas. Hay que meterle el ojo a una nueva antropología conductual o como lo llama el autor citado “reconfiguración étnica”.  De triunfar el chavismo-madurismo a base de trampas y subterfugios en las presidenciales de 2024 tendrán seis años más en su modelo totalitarista y por ende tendrá su  repercusión en la venezolanidad, en la asimilación y acomodo a la dominación, división social más extrema e incondicionalidad políticas con un proyecto de tendencia marxistoide,  muy distinto a la republica liberal democrática, que es nuestra marca de origen como muy bien lo apunta Carrera Damas. De salir derrotados, aun,  con un acuerdo negociado, le corresponderá a la élite política democrática  rearmar y/o edificar todo un proyecto de recuperación democrática e institucional, sobre bases liberales más claras y menos populistas.

Por lo pronto les dejo un pensamiento poético de Rafael Cadenas, muy dado a la coyuntura histórica que estamos atravesando.



“Nuestra marca en este caminar tropezando. Estamos hasta los huesos de tinieblas. La mugre nos sale por la boca. El sucio de los sucios embarra nuestra verdad”   Rafael Cadenas.

1 comentario:

  1. Interesante artículo que logra recoger el análisis del carácter del venezolano en estos tiempos .muy acertada la idea de la configuración étnica , cultural y societaria ,la cual se observa marcadamente no solo en los q están dentro del país,sino los q estamos fuera ,como bien lo señala se observa un reacomodo en los países receptores con todo lo q implica en cauto a desconfiguracion del venezolano.Que nos depara el futuro?q llegaremos a ser como ciudadanos ?hay dos alternativas :potenciar al país con nuestros valores y actitudes o terminarlo de undir.

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