RAFAEL CADENAS: EXCELSO POETA DE LA HUMILDAD Y LA HIDALGUIA.
PREMIO CERVANTES 2022
“Me contenta, pero también me asusta porque es una
responsabilidad enorme con relación, no solamente con el idioma, sino a España,
a Venezuela y a la situación en que nos encontramos en este momento. Yo le debo
mucho a España porque los premios me han permitido sobrevivir, ya que la
situación que tenemos es muy limitada. Es un agradecimiento enorme que tengo.
Aparte del honor, está también esa ayuda que nos permite vivir.” Declaraciones a la prensa dada por el poeta
Rafael Cadenas. 11 de noviembre de 2022.
“Su obra es una de las más importantes y demuestra el poder
transformador de la palabra cuando la lengua es llevada hasta el límite de sus
posibilidades creadoras. El poeta hace destilar de las palabras su esencia
deslumbrante, colocándolas en el territorio dual del sueño y la vigilia y
haciendo que sus poemas sean una honda expresión de la existencia misma y del
universo, poniéndolas también en una dimensión que es a la vez mística y
terrenal.” Declaración del jurado del
Premio Cervantes 2022.
ARS POETICA. Que
cada palabra lleve lo que dice. / Que sea como el temblor que la sostiene. /
Que se mantenga como un latido. / No he de proferir adornada falsedad ni poner
tinta dudosa ni añadir brillo a lo que es. / Esto me obliga a oírme. Pero
estamos aquí para decir verdad. / Seamos reales. / Quiero exactitudes
aterradoras. / Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. / Me poseo tanto como a ellas. /
Si no veo bien, dime tú que me conoces, mi mentira, / señálame la impostura, restriégame la estafa.
/ Te lo agradeceré, en serio. Enloquezco por corresponderme. / Se mi ojo,
espérame en la noche y divísame, escrútame, / sacúdeme.” Rafael
Cadenas. Tomado del libro Falsas Maniobras. 1966.
“…y Rafael Cadenas que recibe una ofensa cada vez/ guarda su
corazón entre paredes coronadas/ con pedazos de botellas rotas/ su poesía quema
como la soga de los suicidas/ el libro de los desdichados/ hojas del lumpen mágico
que yo desprendo/ y guardo celosamente y leo en horas de grave silencio. Poeta Víctor Valera Mora. “Con
nombres propios” Tomado del poemario Amanecí de balas. 1971.
A este poeta lo conocí hace más de una década en un ambiente
familiar de la casa de la esposa del poeta Ludovico Silva (ya fallecido). La voz del
poeta Rafael Cadenas tenue y prístina,
sin autoridad ni sentencia, se parecía a un juglar de siglos pasados que
clamaba por la humanidad perdida. No se habló de su enjundiosa obra poética ni
se le rindió culto. Él estaba allí meditabundo, absorto, casi sacramental, como
le corresponde a los sabios que no necesitan de posturas ni artificios. Nos
habló del país y sus libertades conculcadas, de las amenazas en un futuro
inmediato, de la caída de las ideologías prisioneras del pensamiento y de los
grandes males de la humanidad y las consecuencias para el planeta. Termino
hablando de la poesía y la mayor libertad que siente al escribir desde la
existencia, y una interrogante que nadie respondió porque no era la intención: ¿Qué se espera de la poesía sino que haga
más vivo el vivir?
Posteriormente me dediqué
a conocer parte de su obra y llegué a la conclusión que Rafael Cadenas es uno de los pocos
poetas que abraza la naturaleza del
vivir en medio de su complejidad y avatares existenciales. Escribe: “Lentitud sagrada/ Hemos dejado pasar los
días desde un vasto olvido/ Nos anegó la indolencia/ Entregamos las armas/ El
sitio duró poco/ Desheredados, el lugar se adueñó de nuestra historia/ La
volvió espera. (Tomado del poemario
Una Isla. 1958). El escritor Arturo Gutiérrez Plaza escribe: En la poética de
Cadenas encontramos ese reclamo permanente de anteponer la vida a lo literario,
es el que señalará, en buena medida, el curso de su obra: viaje del desborde
verbal al ascetismo; de la catarsis y el embrujo de la palabra, al ansiado
silencio y el despojamiento. Trayecto entre el estallido y la calma que nos
recuerda lo que la física hoy nos predica, y que desde muy antes ha permanecido
en el saber religioso de las culturas ancestrales: antes de todo estuvo el
misterio de la nada. El mismo Cadenas, en el libro sobre San Juan de la Cruz,
advierte al señalar los arrebatos que el cientificismo le ha hecho al ser
humano y que la ciencia le <<ha
devuelto con creces>>, al reivindicar ese estado de ignorancia
fundamental que surge de constatar que << mientras más se sabe, mayor es la perplejidad >> Quizás una
análoga postura es la que ha determinado su visión de la vida respecto a la
literatura, interesándose en esta última, solo en tanto compromiso con la
búsqueda de iluminaciones, de revelaciones que nos ayuden a habitar el misterio
de existir. Es una poética que interpela, que deja una impronta.
Rafael Cadenas tiene 92 años. Es oriundo de
Barquisimeto, Edo. Lara y desde muy temprana edad combino el acercamiento a la
letra poética con la militancia política militando en el PCV. Sin embargo hay que añadir que desde sus primeras creaciones
poéticas no se planteó emular la lucha política e ideológica sino de índole
existencial. Rafael Cadenas emerge de la UCV,
estudiante de letras, con una posición contestaría y anti dictadura de Marcos
Pérez Jiménez. Esto le lleva al exilio en 1956 en la Isla de Trinidad hasta la
caída de la dictadura. Escribe el poeta Rafael
Arráiz Luccas en la Revista Imagen: “Caída
la dictadura el poeta regresa al país, seguramente se une a sus compañeros de
viaje que ahora ensayan la vía de la lucha armada para derrocar al gobierno de
Rómulo Betancourt”. Sin embargo, aquí se produce un giro importante que va
a marcar tanto su vida como su estilo poético definitivo. El célebre poema Derrota, que según sus propias palabras
no lo considera poesía, sino un texto marcado por la burla, la ironía el desenfado consigo mismo y con una realidad
existencial que le deprimía y que pocos
se atreven a decir. Veamos lo que dice el poeta, extraído de algunas
entrevistas: “¿Usted lo escribió de un solo tiró? Rafael Cadenas responde.- Sí. Entonces lo deje guardado, ni siquiera
lo veía como poema, sino como algo que había anotado de prisa y con dolor. Adriano González León me pidió un poema
para Clarín, un periódico de izquierda de aquella época y no hallaba que
llevarle. Y le dije: tengo éste, pero no lo considero realmente un poema.
Entonces Adriano lo leyó, y me respondió: este poema, Derrota, es el que vamos a publicar. El poema salió <<31 de
mayo de 1963>> en un momento en que la gente sentía mucha desesperación…”
Conversación en Mariara con el poeta
Harry Almela y otros. 1996).
Detengámonos con algunos fragmentos del poema Derrota, para después hacer algunas consideraciones: Yo que nunca he tenido un oficio/ que ante
todo competidor me he sentido débil/ que perdí los mejores títulos para la
vida/ que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme en la
solución)/ que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos/
que me arrimo a las paredes para no caer del todo/ que soy objeto de risa para
mí mismo/ que creí que mi padre era eterno/ que he sido humillado por los
profesores de literatura/ que un día pregunté en que puedo ayudar y la
respuesta fue una risotada/… que tengo vergüenza por actos que no he cometido/
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle/… que me he vuelto el
hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo/ … que me dejo llevar por los
otros/ … que todo el día tapo mi rebelión/ que no me he ido a las guerrillas/
que no he hecho nada por mi pueblo/ que no soy de la FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración sería
interminable/… que en realidad no he podido casarme ni ir a Paris ni tener un
día sereno/.. que he vivido 15 años en el mismo círculo/ que me creí
predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado/ … que no usaré
corbata/ que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación, mi extravió una frescura
nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano/ me levantare del
suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el
día del juicio final.”
Como ya se dijo el poema fue escrito en aquella década
violenta de los años sesenta donde había que tomar partido por algún bando específico,
bien a favor del sistema o contra él. Sin embargo el poeta asume una actitud de
independencia para salir de esa encrucijada y decir lo que piensa. Es un poema
político, humano, irreverente, critico, escrito desde el yo y los otros,
satírico, mordaz y valiente en un momento que había que adecuarse a los
designios del Partido y del Comité Central del PCV. Rompe cadenas y busca en la orfandad militante una conexión
entre el decir y su yo, entre su yo y los otros, entre autonomía y docilidad, entre escrutar al
ser humano y la elementalidad. De nuevo cito al escritor Arráiz
Luccas: “De todo esto creo poder
concluir que en el poema Derrota nuestro poeta se conduce,
aparentemente, entre dos aguas. Por una parte desarrolla el discurso antihéroe,
del derrotado, pero por otra levanta la bandera de la ironía frente a las
victorias que pasan de largo (…) Ríe de sí mismo y ríe de lo que los otros han
tomado por victoria.” Y cierra con esta
interrogante de lujo: Cadenas se niega a encarnar un mito, sus batallas son
interiores, no requieren otro espejo que la prueba de sí mismo, medido por
parámetros propios. Es un derrotado, no un héroe, conoce el fracaso. ¿No será,
entonces, un triunfador?”
Está libertad le ha conducido a ampliar sus horizontes como
ensayista, poeta y escritor de nuestra lengua y su conexión espiritual
humanista, además de ser un referente moral y una postura ética y política sin
ningún temor a expresar lo que piensa y siente. Es un hombre de ideario
democrático, que está identificado con las reformas, alejados de las llamadas
revoluciones que terminan convertidas en regímenes totalitarios. Él ha dicho: “hoy prefiero las reformas a las revoluciones
porque –nos lo dicen los últimos dos siglos- estás han fracasado; rechazo el
nacionalismo, esa especie de religión, fuente de conflictos y guerras, que no
sé cómo se han pretendido conciliar con la integración siendo ideas
antagónicas; descreo de lo colectivo, me interesa lo que ocurre entre el
individuo, sin que esto signifique el individualismo; encuentro repulsivo los
fanatismos ideológicos, religiosos, políticos…”(Revista Primicia
Septiembre. 1999). Se separa completamente de visiones caudillistas y
de héroes que terminan oprimiendo a los
pueblos: “¿Quién va a creer hoy en
caudillos, héroes salvadores? Basta echarles una ojeada a la historia para
recordar que le salen muy caro a los pueblos. El costo en vidas humanas es
inmenso, y ninguna idea vale más que una de ellas. Para transformar un país no
se necesita de la violencia.” (Tomado
de entrevista de María Ramírez Ribes. 1998)
Esta llamada revolución chavista de origen cubana que ya
lleva dos décadas agarro a todo por sorpresa, como decir fuera de base. En el
caso de los poetas, intelectuales y
artistas, unos se afianzaron con la dictadura, como es el caso de
Gustavo Pereira, Luis Alberto Crespo, Juan Calzadilla, William Osuna, etc.
Otros terminaron en el exilio como Leonardo Padrón, Carlos Blanco, Asdrúbal
Aguiar, Diego Arria, Cesar Miguel Rondón, Marcel Granier, Miguel Henrique
Otero y un largo etcétera. Y unos pocos
que se quedaron no están agrupados como en épocas pasadas. Rafael Cadenas es
uno de ello, sin acobardarse frente a la ofensiva represiva del régimen ha
declarado en varias oportunidades que en Venezuela no hay democracia sino un
régimen con visos totalitarios. Con ello se ha ganado la soledad y que los
sistemas de la cultura oficial lo ignoren y hasta hablen mal de él, igual como en Cuba. Sin embargo para un poeta
y humanista como Rafael Cadenas, que sufrió la persecución de la dictadura
militar, esto no lo amilana ni lo desvanece, porque conoce a profundidad lo
maquiavélico, manipulador y mañoso de
los hombres que ostentan el poder en Venezuela. “Las palabras justicia, libertad, paz, democracia, Constitución, y las
que el lector quiera agregar, el uso oficial las despoja de su significado. No
hay correspondencia entre ellas y éstos. Se necesita una <<rectificación
de los nombres>> como quería Confucio para devolverle su contenido a
grandes palabras que se han vuelto vacías” Mas adelante la periodista
Elizabeth Araujo le pregunta ¿Una línea de algún poema suyo que pueda describir
la Venezuela actual? El poeta responde: “No
recuerdo ninguno pero hay un verso de Eugenio Montejo que suelo citar: “Este
país que no termina de enterrar a Gómez” Tomado del Periódico TAL CUAL 11
de mayo 2014.
Es impresionante los cambios que da la vida, quienes ayer
estuvieron en la guerrilla, en la lucha político- social, en las posiciones de
vanguardia de la izquierda contra los gobiernos de la llamada “cuarta
república, clamando por libertad, democracia y bienestar social, hoy son los
primeros en negarla con sangre, hambre, represión, persecución, presos
políticos, cierre de los medios a nombre de una pretendida revolución nefasta
que niega hasta unas elecciones transparentes. Por su parte el poeta Rafael Cadenas
con toda una vida en Venezuela, se distanció del comunismo en la década de los
sesenta porque comprendió su intencionalidad totalitaria.
Para finalizar dejo ante ustedes uno de los últimos poemas
que leyó ante un público caraqueño por aquellos años violentos de 2017: “Lo que
queda aquí, / rodeado por Colombia, Brasil y Guyana / frente a ese hermoso e
imponente mar Caribe. / Esto, / este corral al norte de América del Sur. / Esta
republiqueta de vivos, sicarios y malhechores. / Esto / que ya no es país sino
una parodia de República Bananera. / Esto no es Venezuela. / Este pozo de plomo
y sangre, este luto en gerundio, este llanto que no cesa, no es el país del que
nos canta el << Gloria al Bravo pueblo >> / Esto, / este solar de
mansas colas de hambruna / no es la tierra que parió a héroes independentistas.
/ Esto no es más que la república bolivariana de venezuela. Así con minúsculas.
/ Disminuida y empobrecida, / Ensombrecida, envilecida y triste.”
Excelente reportaje, muy completo y bien hilado, merece ser leído por todos.....felicitaciones poeta.
ResponderBorrarLa poesía es la filosofía recogida, con pocas palabras, que se acercan al silencio.
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