jueves, 12 de diciembre de 2024

CARTAS DESDE LA PRISIÓN DE MARIANA Y CARLOS

                 


                               CARTAS DESDE LA PRISIÓN DE MARIANA Y CARLOS


“… He olvidado que es la alegría. Ha pasado mucho tiempo desde que la última sonrisa salió sin ceremonia de mi alma devastada. Querida madre pienso en ti muy seguido.” George Jackson. Febrero 1965. Tomado de Cartas de la prisión de George Jackson.

 


A partir de la madrugada del 29 de julio en la que Elvis Amoroso, rector del CNE dio como ganador a su pupilo Nicolás Maduro, el pueblo salió a las calles a protestar enérgicamente el grosero fraude que se estaba cometiendo. No era posible que los millones  de votantes por Edmundo  González Urrutia se quedaran de brazos cruzados cuando  horas antes habían  celebrado  el triunfo mayoritario  con las actas refrendadas por el Plan República.  Era una derrota que estaba avisada, lo que faltaba era  que el árbitro electoral lo reconociera como Presidente Electo  para el período 2025-2031. En ese  amanecer se cometieron actos vandálicos promovidos por colectivos oficialistas y motorizados pagados que  entraron a las manifestaciones disparando al aire y a quemarropa, matando a 28 personas en total. Posteriormente Nicolás Maduro envió una orden de capturar una cuota de 2.000 personas entre dirigentes políticos opositores, adultos mayores, jóvenes y adolescentes menores de edad, sin orden de detención ni culpabilidad y el que se resistiera tratarlo a la fuerza. Los detenidos fueron conducidos a cárceles de delincuentes comunes, negados a sus familiares y atropellados sin derecho a protestar. La llamada “furia bolivariana” se desató contra un pueblo que le había quitado el apoyo popular y aspiraba un cambio en paz. Ese mismo pueblo que lo había respaldado, pero que ya  no lo soportaba, por eso espero pacientemente el 28 de julio de 2024. Atrás había quedado aquella vieja confrontación escuálidos y chavistas, ahora era pueblo contra una dictadura que se quería imponer con el  fraude y la violencia. Ya no era la llamada clase media y los “apellidos” opositores al chavismo-madurismo, era la gente de los barrios y caseríos de todo el país, era el fin de la polarización.



La razia fue brutal y despiadada, sostenida por el Ministerio Público y su  sistema de justicia. Bajo una modalidad de justicia dictatorial todos fueron acusados de terroristas, incitación al odio y alterar y destrozar la vía pública, amenazados con posibles sentencias entre 10 y 30 años, sin poder nombrar abogados para su defensa privada porque ellos tenían sus defensores públicos. Albergados como animales en infiernos carcelarios sin agua potable, lugares de aseo antihigiénicos, durmiendo en el suelo y comida mal preparada y mucha de ella descompuesta. Las consecuencias pérdida de peso, enfermedades por la suciedad de los lugares y la contaminación de los baños. Sin posibilidad de visitas de familiares, caldo de sustancia para pensar en el suicidio, frente a este  agobio.



¿Qué perseguía el ahora ilegitimo Nicolás Maduro y  la asesoría cubana?:   Uno,  que la opinión pública se distrajera con la violación de los  derechos humanos tanto  a nivel nacional e internacional y la libertad de  presos políticos a gran escala, escandalizado como estaba por la presencia de niños presos.   Segundo que el Tribunal Supremo de Justicia lo reconociera como Presidente Electo después de hacer una comedia farseada de revisar las actas y dar los cómputos definitivos. Tercero, crear un conjunto de leyes en la Asamblea Nacional como La Ley Antifascista, Consejo Nacional de Ciberseguridad para controlar las redes sociales, Ley Simón Bolívar para perseguir y sancionar a quienes no reconozcan al Presidente electo y exijan sanciones internacionales, Ley contra el odio ya establecida. Y cuarto crear un ambiente  de terrorismo de Estado y miedo en la población,  que paralice y pida hasta perdón, sobre todo a los jóvenes que están presos, sin derechos políticos y mucho menos hablar de política en lugares públicos, además de borrar mensajes y videos que lo puedan comprometer. Está prohibido hablar de política y mucho menos expresar simpatía por la oposición democrática que encarna Edmundo González Urrutia  y María Corina Machado.  



Habiendo hecho este preámbulo contextual, como pedagogo y conocedor de la naturaleza del acto de escribir, me llamó la atención estas dos cartas de dos jóvenes de edades y experiencias de vidas diferentes. Ambos sometidos a la fuerza bruta por agentes policiales no identificados el pasado 29 de julio, sin antecedentes policiales (Estado Carabobo y Caracas), desaparecidos sin información de su paradero y al final  sometidos  al infierno carcelario en las cárceles de Tocorón y Tocuyito. Mariana estuvo presa durante  cuatro meses (97 días con sus  noches, 2.328 largas horas) y Carlos Valecillo, aún no ha sido liberado, pese a un intento  de suicidio.

 

CARTA


DE MARIANA GONZALEZ A SU MADRE.  20.11.24   


Hola mamita de mi corazón espero  estés muy bien. Yo estoy ahí en lo que cabe.  Estoy muy agotada y cansada. Siento que ya no puedo más con este proceso tan horrible mami. Todo lo que yo he pasado por algo que yo no hice. Tú sabes que yo soy Inocente mami me siento muy mal, tengo ansiedad y mucha depresión, me hace tanta falta mí familia y mis sobrinas y tú mi reina que van  4 meses sin estar con ustedes, sin asistir a mis estudios,  sin nada,  me quitaron todo y la verdad yo no merezco esto, en realidad nadie merece esto tan horrible, siento que cada día que pasa se me complica todo más y más, yo no quiero pasar navidades aquí sin mi familia. Todas las noches pido a Dios que me de fuerza y que me ayude. Siento que ya no quiero más y que me quede sin fuerza, sin ánimo y sin ganas de vivir.

 ¿Porque vivir? ¿Para qué?  Si no tengo nada, ni a mi familia conmigo. Los extraño tanto. Además nadie quiere vivir encerrado por algo que no hizo, yo no soy terrorista, yo soy una estudiante de 16 años y Necesito mi libertad. Estar contigo mamita. Te extraño con todo mi  corazón y Te Agradezco por todo lo que has hecho por mí, por tu apoyo  y por no dejarme solita en ningún momento. Te  amo con mi alma porque el alma nunca muere. Eres una gran madre, gracias a Dios por la madre que tengo y la familia que me dio.

I LOVE. No quiero hacerte sentir mal pero si no puedo estar con ustedes no quiero estar con nadie. Prefiero morir y perdóname pero es la verdad, a  veces quiero hacerme daño a mí misma,  ya no puedo más y prefiero matarme antes de seguir sufriendo…”

RECUERDA SIEMPRE QUE TE AMOOO.       MARIANA.

 

 

 


CARTA DE CARLOS VALECILLOS A SU MADRE

“Madre bendición lo siento mucho por hacerte pasar por toda esta situación, no fue mi intención hacerte pasar por este sufrimiento. Te escribo estas cortas letras para pedirte que cuides mucho de mi hijo. Que me lo cuiden entre toda mi familia. Que estudien mucho y que me perdonen todos pero yo no aguanto más esta situación. Me despido de toda mi familia, los amo y desde el cielo los cuidaré a todos. Díganle a mi hijo que nunca los abandonaré. Que siempre estaré en su corazón. Que es lo más grande que me ha pasado, que los amo y que desde el cielo siempre los cuidaré. De nada me vale estar vivo sino puedo disfrutar de mi hijo y de mis seres queridos. Así me despido de este mundo y de todos pero ya no aguanto más estos pensamientos y la decisión de no sufrir más”.                                                                                                                          

Atentamente Carlos Eduardo Valecillo Ramírez.

 

Como se puede notar son cartas existenciales, patéticas, autenticas, escritas desde ese sentimiento genuino de la injusticia que se está cometiendo contra ellos. No tocan el tema político para nada porque en el drama que vive está el dolor latente,  no tanto  por las carencias materiales y el sopor antihigiénico, que ya es bastante, sino ver los días pasar y el estado de ánimo casi que desaparece hasta solo ver la muerte como salida. Mariana es una jovencita de 16 años, estudiante del quinto año de bachillerato, llena de ilusiones y sueños como toda joven, acusada sin pruebas por  algo tan grande como terrorista, incitación al odio y destrucción de vía pública. Mariana  solo anhela el calor familiar y el  amor de su madre, entregada a la lucha por su libertad. Al final el sentido de la vida, completamente extraviado o perdido, cuya única escapatoria es la muerte.



En el caso de Carlos Eduardo Valecillo Ramírez, de 34 años fue secuestrado el pasado 29 de julio en Antimano cuando llevaba a una vecina en su taxi a comprar medicinas. Golpeado y amenazado fue trasladado a la cárcel de Tocorón ubicada en la población de Santa Cruz en el Estado Aragua. Su carta es de un humilde padre desprendido de  su hogar, de su hijo y madre, que es la razón de ser. La carta es dolorosa, concreta y renuncia a cualquier esperanza de libertad. Se nota un sentimiento de culpa impreciso y la muerte cercana  como única salida.



No obstante, quedaría incompleto este breve ensayo si no destacamos las declaraciones de las madres de estos jóvenes, pues ello completa el contenido de las cartas.  Veamos las declaraciones de su madre  Jennifer Febles por las  redes sociales: “Mi hija Mariana estuvo todo el día en casa ese  29 de julio, en parte para evitar encontrarse con cualquier protesta o altercado en la calle. En la tarde salió con su novio a  comer perro caliente hasta que fueron interceptados por presuntos funcionarios, unos tipos encapuchados vestidos de civil, los subieron a una camioneta y los golpearon. Trasladados al Fuerte Militar Paramacay, Brigada 41, donde fue sometida a torturas físicas y psicológicas. A mi hija la maltrataron, les pusieron las costillas moradas, tenía chichones por todos lados, le arrancaron las pestañas y la pusieron a dormir en un piso de piedra (declaraciones a Efecto Cocuyo).  En las primeras horas de su detención Mariana vio como los funcionarios militares golpeaban sin parar a su novio. Era una forma de tortura, la idea era obligarla a ella y los jóvenes detenidos en ese lugar a grabar un video en la que asumían la responsabilidad por las protestas ocurridas ese día en Valencia, pero también para que dijeran que habían sido  pagados por factores de la oposición democrática venezolana, algo a lo que Mariana se negaba a pesar de ver en las condiciones en que estaba detenida. Un militar le quitó el teléfono a mi hija, ella tenía fotos privadas, entonces el tipo se la mostró a otros militares y le dijo a mi hija que si se acostaba con él, entonces la ponía en libertad, de lo cual se negó  rotundamente.  Mariana pasó  tres días sin tomar agua y cinco sin comer. Luego cunado la trasladaron al Palacio de Justicia pedía a gritos que no la devolvieran al Fuerte Paramacay.” Finalmente, durante todo el mes de octubre su madre compartió estas denuncias a medios de comunicación pidiendo mantener el anonimato de su hija para evitar represalias y con la esperanza de que esto ayudara a una liberación expedita. Sin embargo esto no ocurrió, por ello es que en una vigilia del lunes 02 de diciembre de 2024 decidió dar a conocer la carta que le hizo llegar su hija. El 4 de diciembre fue excarcelada, luego de un examen forense, demacrada, cansada, enferma. Sin ni siquiera una disculpa por todo lo que le hicieron, no hay responsables por la violación de sus más elementales derechos humanos. Ese es la conducta del Estado Fascista que está en vía de instalarse. No faltaron las medidas de no declarar a la prensa, de dejar la acusación abierta ante los tribunales y la latente amenaza del propio terror sembrado. En  la opinión pública quedó la sensación que su liberación fue para el régimen un asunto de conveniencia política, en el sentido de que una muerte de  una adolescente recluida en una cárcel se convertiría en una acusación más a nivel internacional, ya bastante tenían con la muerte del joven artista de Anzoátegui  Jesús Manuel Martínez, quien murió el 14 de noviembre de 2024 por falta de atención a  tiempo. Para el régimen es cuestión de cálculos políticos y nada más.



En el caso de Carlos Eduardo Valecillos su carta transciende ante la opinión pública el día martes 03 de diciembre de 2024 y pasado tan solo  cinco  días después, el domingo, las redes informan que en la madrugada los presos de la celda compartida  dieron la voz de alerta y auxilio para que el compañero Carlos Eduardo no terminara ahorcado. Ese mismo día su madre, Isabel Valecillos,  y sus hijos se trasladaron a las inmediaciones del penal de Tocorón para ver a su hijo y pudieron obtener la información a gritos de voces de presos del edificio carcelario: “Eso fue esta madrugada, ha sido muy complicado, lo entregamos con signos vitales a enfermería y no hemos sabido nada de él”. Posteriormente los recibió el Subdirector de  la cárcel y les dijo que estaba vivo y se estaba recuperando de ese intento de suicidio, que para poder verlo necesitaba un permiso presidencial. Luego declaró a las redes: “Mi hijo es inocente. Póngase las manos en el corazón como padre de familia Señor Presidente y dele la libertad a mi hijo. Mi hijo no es ningún delincuente ni terrorista. Exijo una Fe de Vida y su libertad, no solamente a él sino la cantidad de muchachos que están ahí, ellos no son ningunos presos políticos, no son terroristas, exijo que le den libertad. El me lo dijo varias veces pero no pensé que lo haría. Así será lo que están  viviendo ellos adentro que ha atentado contra su vida. Y con el son 13 que han intentado quitarse la vida. Yo creo que un ser humano puede vivir un infierno de esta calaña. No está bien, debe hacerse justicia por todos los presos políticos”.



Como se puede concluir, en estos y cientos de caso, los familiares, y sobre todo las madres apelan a los sentimientos cristianos, a la bondad del que manda, en total ausencia de derechos políticos y ciudadanos, como si expresar un apoyo o simpatía política al opositor fuera un delito. Por otro lado hay una frase que se repite con insistencia en la declaración de los familiares: “Estaba en el lugar equivocado” sin  tener en cuenta el libre tránsito amparado en la Constitución. Es  acabar con la espontaneidad de la gente y la libertad está anulada. Es compresible la conducta ingenua de los venezolanos, víctimas del poder y su cara represiva. Los representantes del régimen no tienen corazón y están dispuestos a hacer lo que sea por mantenerse. Frente a esta delincuencia política tenemos una encrucijada histórica que se resolverá en los próximos meses: O se impone una dictadura totalitaria o se abre un camino esplendoroso de libertad, democracia y justicia. Es claro que apostamos por lo segundo.

Y finalmente a estos cientos de jóvenes, generación del milenio,  que han sido víctimas de  atropellos, torturas, tratos criminales, etc. yo, en mi condición de pedagogo  y ciudadano los convocara para resolver algunas interrogantes: ¿Qué siente por Patria Venezolana?; ¿Conocen la declaración Universal de los Derechos Humanos, a la cual Venezuela está suscrita?; ¿Conocen sus deberes y derechos ciudadanos establecidos en la Constitución Nacional de 1999?; ¿Qué es la democracia y  si sienten que los gobernantes son demócratas? Que sienten al escuchar la palabra JUSTICIA.   Al final de este largo debate el sabor amargo y la falta de oxígeno es lo que queda. EN ELLOS QUEDARA UNA MARCA INDESEABLE QUE NUNCA SE OLVIDARÁ.    

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