CARTAS DESDE LA PRISIÓN DE MARIANA Y CARLOS
“… He olvidado que es
la alegría. Ha pasado mucho tiempo desde que la última sonrisa salió sin
ceremonia de mi alma devastada. Querida madre pienso en ti muy seguido.” George Jackson. Febrero 1965. Tomado de
Cartas de la prisión de George Jackson.
A partir de la
madrugada del 29 de julio en la que Elvis Amoroso, rector del CNE dio como ganador a su pupilo
Nicolás Maduro, el
pueblo salió a las calles a protestar enérgicamente el grosero fraude que se
estaba cometiendo. No era posible que los
millones de votantes por Edmundo González Urrutia se quedaran de brazos
cruzados cuando horas antes habían celebrado
el triunfo mayoritario con las
actas refrendadas por el Plan República.
Era una derrota que estaba avisada, lo que faltaba era que el árbitro electoral lo reconociera como
Presidente Electo para el período 2025-2031.
En ese amanecer se cometieron actos
vandálicos promovidos por colectivos oficialistas y motorizados pagados que entraron a las manifestaciones disparando al
aire y a quemarropa, matando a 28 personas en total. Posteriormente Nicolás
Maduro envió una orden de capturar una cuota de 2.000 personas entre dirigentes
políticos opositores, adultos mayores, jóvenes y adolescentes menores de edad,
sin orden de detención ni culpabilidad y el que se resistiera tratarlo a la
fuerza. Los detenidos fueron conducidos a cárceles de delincuentes comunes,
negados a sus familiares y atropellados sin derecho a protestar. La llamada “furia bolivariana” se desató contra un
pueblo que le había quitado el apoyo popular y aspiraba un cambio en paz. Ese
mismo pueblo que lo había respaldado, pero que ya no lo soportaba, por eso espero pacientemente
el 28 de julio de 2024. Atrás había quedado aquella vieja confrontación escuálidos y chavistas, ahora era
pueblo contra una dictadura que se quería imponer con el fraude y la violencia. Ya no era la llamada
clase media y los “apellidos” opositores al chavismo-madurismo, era la gente de
los barrios y caseríos de todo el país, era el fin de la polarización.
La razia fue brutal y despiadada, sostenida por el Ministerio
Público y su sistema de justicia. Bajo
una modalidad de justicia dictatorial todos
fueron acusados de terroristas, incitación al odio y alterar y destrozar la vía
pública, amenazados con posibles sentencias entre 10 y 30 años, sin poder
nombrar abogados para su defensa privada porque ellos tenían sus defensores públicos.
Albergados como animales en infiernos carcelarios sin agua potable, lugares de
aseo antihigiénicos, durmiendo en el suelo y comida mal preparada y mucha de
ella descompuesta. Las consecuencias pérdida de peso, enfermedades por la
suciedad de los lugares y la contaminación de los baños. Sin posibilidad de
visitas de familiares, caldo de sustancia para pensar en el suicidio, frente a
este agobio.
¿Qué perseguía el ahora
ilegitimo Nicolás Maduro y la asesoría
cubana?: Uno, que la opinión pública se distrajera con la
violación de los derechos humanos
tanto a nivel nacional e internacional y
la libertad de presos políticos a gran
escala, escandalizado como estaba por la presencia de niños presos. Segundo que el Tribunal Supremo de Justicia lo reconociera como Presidente Electo
después de hacer una comedia farseada de revisar las actas y dar los cómputos
definitivos. Tercero, crear un
conjunto de leyes en la Asamblea Nacional como La Ley Antifascista, Consejo
Nacional de Ciberseguridad para controlar las redes sociales, Ley Simón Bolívar para perseguir y
sancionar a quienes no reconozcan al Presidente electo y exijan sanciones
internacionales, Ley contra el odio
ya establecida. Y cuarto crear un ambiente de terrorismo de Estado y miedo en la
población, que paralice y pida hasta
perdón, sobre todo a los jóvenes que están presos, sin derechos políticos y
mucho menos hablar de política en lugares públicos, además de borrar mensajes y
videos que lo puedan comprometer. Está
prohibido hablar de política y mucho menos expresar simpatía por la oposición
democrática que encarna Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.
Habiendo hecho este preámbulo contextual, como pedagogo y
conocedor de la naturaleza del acto de escribir, me llamó la atención estas dos cartas de dos jóvenes de edades y
experiencias de vidas diferentes. Ambos sometidos a la fuerza bruta por
agentes policiales no identificados el pasado 29 de julio, sin antecedentes
policiales (Estado Carabobo y Caracas), desaparecidos sin información de su
paradero y al final sometidos al infierno carcelario
en las cárceles de Tocorón y Tocuyito. Mariana estuvo presa durante cuatro meses (97 días con sus noches, 2.328 largas horas) y Carlos
Valecillo, aún no ha sido liberado, pese a un intento de suicidio.
CARTA
DE MARIANA GONZALEZ A SU MADRE. 20.11.24
“Hola mamita de mi corazón espero estés muy bien. Yo estoy ahí en lo que
cabe. Estoy muy agotada y cansada. Siento que ya no puedo más con este
proceso tan horrible mami. Todo lo
que yo he pasado por algo que yo no hice. Tú sabes que yo soy Inocente mami
me siento muy mal, tengo ansiedad y mucha depresión, me hace tanta falta mí
familia y mis sobrinas y tú mi reina que van 4 meses sin estar con ustedes,
sin asistir a mis estudios, sin nada, me quitaron todo y la verdad yo no merezco
esto, en realidad nadie merece esto tan horrible, siento que cada día que
pasa se me complica todo más y más, yo
no quiero pasar navidades aquí sin mi familia. Todas las noches pido a Dios
que me de fuerza y que me ayude. Siento
que ya no quiero más y que me quede sin fuerza, sin ánimo y sin ganas de vivir.
¿Porque vivir? ¿Para
qué? Si no tengo nada, ni a mi familia
conmigo. Los extraño tanto. Además nadie quiere vivir encerrado por
algo que no hizo, yo no soy terrorista, yo soy una estudiante de 16 años y
Necesito mi libertad. Estar contigo mamita. Te extraño con todo mi corazón y Te Agradezco por todo lo que has
hecho por mí, por tu apoyo y por no dejarme solita en ningún
momento. Te amo con mi alma porque el alma nunca muere.
Eres una gran madre, gracias a Dios por
la madre que tengo y la familia que me dio.
I LOVE. No quiero hacerte sentir mal pero si no puedo estar con ustedes no
quiero estar con nadie. Prefiero morir y perdóname pero es la verdad, a veces quiero hacerme daño a mí misma, ya no puedo más y prefiero matarme antes de
seguir sufriendo…”
RECUERDA SIEMPRE QUE TE AMOOO. MARIANA.
CARTA DE CARLOS
VALECILLOS A SU MADRE
“Madre bendición lo
siento mucho por hacerte pasar por toda esta situación, no fue mi intención hacerte pasar
por este sufrimiento. Te escribo estas
cortas letras para pedirte que cuides mucho de mi hijo. Que me lo cuiden entre
toda mi familia. Que estudien mucho y que me perdonen todos pero yo no
aguanto más esta situación. Me despido
de toda mi familia, los amo y desde el cielo los cuidaré a todos. Díganle a mi
hijo que nunca los abandonaré. Que siempre estaré en su corazón. Que es lo
más grande que me ha pasado, que los amo y que desde el cielo siempre los
cuidaré. De nada me vale estar vivo sino
puedo disfrutar de mi hijo y de mis seres queridos. Así me despido de este
mundo y de todos pero ya no aguanto más
estos pensamientos y la decisión de no sufrir más”.
Atentamente Carlos
Eduardo Valecillo Ramírez.
Como se puede notar son cartas existenciales, patéticas,
autenticas, escritas desde ese sentimiento genuino de la injusticia que se está
cometiendo contra ellos. No tocan el tema político para nada porque en el drama
que vive está el dolor latente, no tanto
por las carencias materiales y el sopor
antihigiénico, que ya es bastante, sino ver los días pasar y el estado de ánimo
casi que desaparece hasta solo ver la muerte como salida. Mariana es una jovencita de 16 años, estudiante del quinto año de
bachillerato, llena de ilusiones y sueños como toda joven, acusada sin pruebas
por algo tan grande como terrorista,
incitación al odio y destrucción de vía pública. Mariana solo anhela el calor familiar y el amor de su madre, entregada a la lucha por su
libertad. Al final el sentido de la vida, completamente extraviado o perdido,
cuya única escapatoria es la muerte.
En el caso de Carlos
Eduardo Valecillo Ramírez, de 34 años fue secuestrado el pasado 29 de julio
en Antimano cuando llevaba a una vecina en su taxi a comprar medicinas.
Golpeado y amenazado fue trasladado a la cárcel de Tocorón ubicada en la
población de Santa Cruz en el Estado Aragua. Su carta es de un humilde padre
desprendido de su hogar, de su hijo y
madre, que es la razón de ser. La carta es dolorosa, concreta y renuncia a
cualquier esperanza de libertad. Se nota un sentimiento de culpa impreciso y la
muerte cercana como única salida.
No obstante, quedaría incompleto este breve ensayo si no
destacamos las declaraciones de las madres de estos jóvenes, pues ello completa
el contenido de las cartas. Veamos las declaraciones de su madre Jennifer Febles por las redes sociales: “Mi hija Mariana estuvo todo
el día en casa ese 29 de julio, en parte
para evitar encontrarse con cualquier protesta o altercado en la calle. En la
tarde salió con su novio a comer perro
caliente hasta que fueron interceptados por presuntos funcionarios, unos tipos
encapuchados vestidos de civil, los subieron a una camioneta y los golpearon.
Trasladados al Fuerte Militar Paramacay, Brigada 41, donde fue sometida a torturas físicas y psicológicas. A mi hija la
maltrataron, les pusieron las costillas moradas, tenía chichones por todos
lados, le arrancaron las pestañas y la pusieron a dormir en un piso de piedra (declaraciones a Efecto Cocuyo). En las primeras horas de su detención Mariana vio como los funcionarios militares
golpeaban sin parar a su novio. Era una forma de tortura, la idea era obligarla
a ella y los jóvenes detenidos en ese lugar a grabar un video en la que asumían
la responsabilidad por las protestas ocurridas ese día en Valencia, pero
también para que dijeran que habían sido
pagados por factores de la oposición democrática venezolana, algo a
lo que Mariana se negaba a pesar de ver en las condiciones en que estaba
detenida. Un militar le quitó el
teléfono a mi hija, ella tenía fotos privadas, entonces el tipo se la mostró a
otros militares y le dijo a mi hija que si se acostaba con él, entonces la
ponía en libertad, de lo cual se negó
rotundamente. Mariana pasó tres días sin tomar agua y cinco sin comer.
Luego cunado la trasladaron al Palacio de Justicia pedía a gritos que no la
devolvieran al Fuerte Paramacay.” Finalmente, durante todo el mes de
octubre su madre compartió estas denuncias a medios de comunicación pidiendo
mantener el anonimato de su hija para evitar represalias y con la esperanza de
que esto ayudara a una liberación expedita. Sin embargo esto no ocurrió, por
ello es que en una vigilia del lunes 02
de diciembre de 2024 decidió dar a conocer la carta que le hizo llegar su hija.
El 4 de diciembre fue excarcelada, luego de un examen forense, demacrada,
cansada, enferma. Sin ni siquiera una
disculpa por todo lo que le hicieron, no
hay responsables por la violación de sus más elementales derechos humanos. Ese es la conducta del Estado Fascista que
está en vía de instalarse. No faltaron las medidas de no declarar a la
prensa, de dejar la acusación abierta ante los tribunales y la latente amenaza
del propio terror sembrado. En la opinión pública quedó la sensación que su
liberación fue para el régimen un asunto de conveniencia política, en el
sentido de que una muerte de una
adolescente recluida en una cárcel se convertiría en una acusación más a nivel
internacional, ya bastante tenían con la muerte del joven artista de Anzoátegui
Jesús Manuel Martínez, quien murió el 14
de noviembre de 2024 por falta de atención a
tiempo. Para el régimen es cuestión de cálculos políticos y nada más.
En el caso de Carlos
Eduardo Valecillos su carta transciende ante la opinión pública el día
martes 03 de diciembre de 2024 y pasado tan solo cinco
días después, el domingo, las redes informan que en la madrugada los presos de la celda compartida dieron la voz de alerta y auxilio para que el
compañero Carlos Eduardo no terminara ahorcado. Ese mismo día su madre,
Isabel Valecillos, y sus hijos se
trasladaron a las inmediaciones del penal de Tocorón para ver a su hijo y
pudieron obtener la información a gritos de voces de presos del edificio
carcelario: “Eso fue esta madrugada, ha sido muy complicado, lo entregamos con
signos vitales a enfermería y no hemos sabido nada de él”.
Posteriormente los recibió el Subdirector de
la cárcel y les dijo que estaba vivo y se estaba recuperando de ese
intento de suicidio, que para poder
verlo necesitaba un permiso presidencial. Luego declaró a las redes: “Mi hijo es inocente. Póngase las manos en el
corazón como padre de familia Señor Presidente y dele la libertad a mi hijo. Mi hijo no es ningún delincuente ni
terrorista. Exijo una Fe de Vida y su libertad, no solamente a él sino la
cantidad de muchachos que están ahí, ellos no son ningunos presos políticos, no
son terroristas, exijo que le den libertad. El me lo dijo varias veces pero no pensé que lo haría. Así será lo
que están viviendo ellos adentro que ha
atentado contra su vida. Y con el son 13
que han intentado quitarse la vida. Yo creo que un ser humano puede vivir
un infierno de esta calaña. No está bien, debe hacerse justicia por todos los
presos políticos”.
Como se puede concluir, en estos y cientos de caso, los
familiares, y sobre todo las madres apelan a los sentimientos cristianos, a la
bondad del que manda, en total ausencia de derechos políticos y ciudadanos,
como si expresar un apoyo o simpatía política al opositor fuera un delito. Por
otro lado hay una frase que se repite con insistencia en la declaración de los
familiares: “Estaba en el lugar
equivocado” sin tener en cuenta el
libre tránsito amparado en la Constitución. Es
acabar con la espontaneidad de la gente y la libertad está anulada. Es
compresible la conducta ingenua de los venezolanos, víctimas del poder y su
cara represiva. Los representantes del régimen no tienen corazón y están
dispuestos a hacer lo que sea por mantenerse. Frente a esta delincuencia política tenemos una encrucijada histórica que
se resolverá en los próximos meses: O se impone una dictadura totalitaria o se
abre un camino esplendoroso de libertad, democracia y justicia. Es claro que
apostamos por lo segundo.
Y finalmente a estos cientos de jóvenes, generación del milenio, que han sido víctimas de atropellos, torturas, tratos criminales, etc. yo, en mi condición de pedagogo y ciudadano los convocara para resolver algunas interrogantes: ¿Qué siente por Patria Venezolana?; ¿Conocen la declaración Universal de los Derechos Humanos, a la cual Venezuela está suscrita?; ¿Conocen sus deberes y derechos ciudadanos establecidos en la Constitución Nacional de 1999?; ¿Qué es la democracia y si sienten que los gobernantes son demócratas? Que sienten al escuchar la palabra JUSTICIA. Al final de este largo debate el sabor amargo y la falta de oxígeno es lo que queda. EN ELLOS QUEDARA UNA MARCA INDESEABLE QUE NUNCA SE OLVIDARÁ.
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